Antes de apretar el botón de “comprar” en Amazon piense un momento en el papel que el gigante del comercio electrónico desempeña en la creación del terror en Palestina
En su Prime Day de 2021 [el mayor acontecimiento de ofertas de este gigante digital] Amazon espera superar su previo récord de ventas: 10.400 millones de dólares. Cada vez hay más clientes que se han vuelto críticos del modo en que Amazon trata a sus trabajadores, de su acoso a los sindicatos y su asociación con la policía de inmigración y de aduanas, por lo que algunos han hecho un llamamiento para boicotear estos días de ofertas especiales. Pero lo que tal vez no sepan algunos miembros de Amazon Prime es que la compañía con sede en Seattle también colabora en la ampliación de la ocupación militar israelí.
Al tiempo que se producían los ataques mortales más recientes de Israel contra la Franja de Gaza y el desplazamiento de residentes palestinos en el barrio de Sheik Jarrah en Jerusalén, Amazon Web Services (AWS) y Google han firmado un contrato de 1.200 millones de dólares con el gobierno israelí. El acuerdo, llamado “Project Nimbus” es un proyecto bandera para proporcionar un “ecosistema” de servicios en la nube para el sector público israelí, cuyo principal beneficiario serán sus fuerzas armadas. Ya se ha iniciado la construcción de tres centros de servidores de datos.
Amazon sostiene que el acuerdo impulsará las start-ups innovadoras y “fomentará el desarrollo económico en todo el país”. Lo que no dice es que un objetivo central del Proyecto Nimbus es la seguridad nacional de Israel. El sistema asegura que los datos “permanecerán dentro de las fronteras israelíes”, según el ministro de finanzas israelí, y pretende aumentar la competencia de las fuerzas armadas en tecnologías de inteligencia artificial, como las empleadas en la represión de los activistas palestinos, la vigilancia a lo largo de la frontera con Gaza y el sistema Cúpula de Hierro de Israel.
El servicio en la nube de Amazon también ayudará a la expansión de las colonias israelíes aportando información para la Administración de Tierras de Israel (ILA), la agencia del gobierno que administra y asigna tierras del Estado. Según Human Rights Watch la ILA administra de forma discriminatoria las políticas de la tierra que “sostienen el crecimiento y la expansión” de asentamientos predominantemente judíos, mientras concentra a los palestinos en centros con alta densidad de población en “términos totalmente discriminatorios”.
Desde la guerra árabe-israelí de 1948 que supuso el establecimiento de Israel, 700.000 palestinos han sido expulsados de sus tierras, en un proceso continuo de desahucios y exilio que los palestinos denominan la Nakba, la catástrofe.
Los activistas palestinos consideran que Israel ejecuta su poder no solo por la vía militar, sino también gracias al respaldo internacional de empresas y gobiernos.
Amazon abrió sus primeras oficinas en Israel en 2014, el mismo año que este lanzó su ataque brutal contra la Franja de Gaza en la que murieron más de 2.000 gazatíes. Desde entonces Amazon ha expandido sus actividades en Israel y empleará en los próximos años a miles de personas que tendrán que recibir el visto bueno del aparato de seguridad israelí.
La asociación con Israel es de doble sentido: desde 2015 el fabricante público aeroespacial y de armamento Israel Aerospace Industries (IAI) ha servido a la flota de aviones de carga de Amazon y en la actualidad presta servicio al 80% de los aviones de Amazon. IAI suministra al ejército israelí y está a la vanguardia de los experimentos con “francotiradores-robot” y drones autónomos desplegados a lo largo de la frontera con Gaza. También ha vendido armamento al ejército de Myanmar después de que este iniciara sus ataques contra la minoría rohinyá.
Las compañías tecnológicas estadounidenses llevan años forjando lazos con el sector tecnológico israelí, pero cada vez ponen mayor empeño en lograr contratos lucrativos con el gobierno. Como afirma el grupo activista Trabajadores de Amazon por la Justicia Climática, el Proyecto Nimbus forma parte de un “modelo de militarización” que incluye contratos con el ejército, el Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE) y cuerpos de policía de EE.UU. Estos contratos han proporcionado importantes beneficios para Amazon. AWS, la principal fuente de beneficios de Amazon, fue responsable del 63% de los beneficios totales de explotación de la compañía el pasado año. A su vez, esos beneficios permiten la expansión de la infraestructura logística de Amazon para sus operaciones globales de comercio electrónico.
En 2019 Amazon expandió sus operaciones de comercio electrónico en Israel y ofreció entregas sin gastos de envío para pedidos superiores a 49 dólares. Una investigación del Financial Times descubrió que Amazon ofrecía además entrega gratuita para las colonias israelíes de la Cisjordania ocupada, pero no para los palestinos, a no ser que estos escribieran que su residencia oficial estaba en Israel.
Para los grupos defensores de derechos humanos, se trataba de discriminación, pues esta política legitimaba las colonias israelíes y obligaba a los palestinos a identificarse con el Estado ocupante. Cuando se descubrió el escándalo, Amazon se retractó de la iniciativa.
Los puestos de control israelíes y las “carreteras del apartheid” de Cisjordania ocupada limitan gravemente el flujo de bienes esenciales en una economía ya muy frágil. Dado el limitado acceso de los palestinos a productos básicos, no debería entenderse esta rectificación del rumbo de Amazon como una rama de olivo. Por el contrario, al cooperar con el aparato de seguridad, las relaciones de Amazon con el gobierno israelí le han permitido acceder a un mercado de consumo cautivo sitiado por los muros y por la exclusión.
En mayo, el aumento de la preocupación por “el continuo ataque de Israel a los derechos humanos básicos de los palestinos” motivó a cientos de trabajadores de Amazon a firmar una carta en la que solicitaban que la dirección de la compañía reconociera el sufrimiento de los palestinos y estableciera un marco de derechos humanos para sus operaciones comerciales. A pesar de que el movimiento internacional contra Amazon está cobrando cada vez más fuerza, la oposición al Proyecto Nimbus puede verse obstaculizada por las condiciones del contrato con el gobierno israelí, que impiden que Amazon y Google interrumpan sus servicios a causa de la presión del boicot. Esta cláusula muestra que Israel es consciente de que el movimiento por el Boicot, la Desinversión y las Sanciones (BDS) está teniendo mayor influencia en las empresas relacionadas con los asentamientos ilegales.
Al tiempo que los 200 millones de miembros de Amazon Prime en todo el mundo se hacen cada vez más dependientes de su servicio de puerta a puerta, es preciso recordar que nuestro consumo tiene relación con el papel de Amazon en la ocupación israelí. Personas de todo el mundo han exigido a sus gobiernos que detengan la cooperación con Israel y que boicoteen a las empresas que invierten en la maquinaria de guerra israelí. Hoy en día, enfrentarse con Amazon, que despide y explota a sus trabajadores en el ámbito interno mientras es cómplice del robo de tierras y de la violencia de los colonos en el ámbito externo, es más necesario que nunca. ¡Boicot, desinversión y sanciones contra Israel!
Autores:
Charmaine Chua es profesor de estudios globales en la Universidad de California en Santa Bárbara.
Jake Alimahomed-Wilson es profesor de sociología en la Universidad del Estado de California en Long Beach y coeditor de The Cost of Free-Shipping: Amazon in the Global Economy (Pluto Press, 2020).
Spencer Louis Potiker es doctorando en estudios globales en la Universidad de California en Irvine.
Fuente: https://www.thenation.com/article/economy/amazon-prime-day-israel/
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