Estimados Señores: Soy socio de la sección española de Aministía Internacional desde al año 1996. He escrito innumerables cartas a decenas de responsables políticos de diferentes países y algunos presos encarcelados en algunas cárceles del mundo (incluido en una ocasión un preso cubano), por sugerencia de A.I. Soy de los que piensan que el balance […]
Estimados Señores:
Soy socio de la sección española de Aministía Internacional desde al año 1996. He escrito innumerables cartas a decenas de responsables políticos de diferentes países y algunos presos encarcelados en algunas cárceles del mundo (incluido en una ocasión un preso cubano), por sugerencia de A.I. Soy de los que piensan que el balance global de su labor en defensa de los derechos humanos en el mundo es positiva; obviamente por ello sigo siendo socio de esta organización.
Aun así no debo callar que en el caso particular de su postura hacia el gobierno de Cuba creo que ustedes caen en una grave contradicción. La propia Amnistía Internacional en sus informes ha reconocido que una mayoría de presos condenados en Cuba, calificados por A.I. como presos de conciencia, han sido financiados material y/o monetariamente por el gobierno de los EE.UU., gobierno que, como ustedes saben, ha participado en diferentes grados en diversas acciones armadas contra gobiernos cubanos a lo largo de la Historia y que ha declarado unilateralmente a Cuba como «pais enemigo», no obstante no haber recibido nunca EE.UU. ninguna agresión armada por parte del país caribeño. Esta financiación ha sido reconocida además abiertamente por el propio gobierno estadounidense en diferentes ocasiones con el fin declarado de derrocar al gobierno cubano. Como ustedes no ignorarán la normativa internacional considera ilegal la financiación por parte de una potencia extranjera de la oposición interna de una nación soberana. De igual manera considera ilegal el derrocamiento de un gobierino soberano por parte de otro extranjero. Por otro lado, al igual que cualquier otro país del planeta, el Estado cubano ha desarrollado una normativa dirigida a protegerse de esa injerencia, aunque comparada con la de otros países, incluida la de los EE.UU., es incluso más benévola.
Por todo ello es fácil concluir que es completamente contradictorio por parte de A.I. considerar presos de concienca a aquellas personas financiadas por un gobierno extranjero (que se considera unilateralmente, recordémoslo, enemigo) con el fin de derrocar a su gobierno legítimo, transgrediendo con ello no sólo la normativa nacional cubana sino la internacional. Siguiendo la lógica en este caso aplicada, A.I. debería considerar como presos de concienca a todos aquellos condenados en aplicación de normativas similares en el resto del mundo, incluidos los condenados en el Estado español. Por tanto, les solicito, como socio de Amnistía Internacional, que dejen de presentar en sus informes como presos de conciencia a los presos cubanos que reciben financiación extranjera para derrocar al gobierno cubano, puesto que evidentemente no lo son.
Atentamente,
Joaquín Rodríguez Burgos. Socio de la sección española de A.I.»
* Carta enviada a Amnistía Internacional por el autor el 22 de marzo del 2010
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