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Análisis de clase de los resultados de las elecciones al Parlament de Catalunya

Fuentes: Rebelión

  El pasado día 1 de noviembre tuvieron lugar las elecciones al Parlament de Catalunya, y al margen de los análisis monocordes imperantes en los medios pro-liberales, los socialistas honestos de todo signo (no confundir con los militantes de un partido llamado PSOE), nos hallamos ante el deber y la necesidad de realizar un análisis […]

 

El pasado día 1 de noviembre tuvieron lugar las elecciones al Parlament de Catalunya, y al margen de los análisis monocordes imperantes en los medios pro-liberales, los socialistas honestos de todo signo (no confundir con los militantes de un partido llamado PSOE), nos hallamos ante el deber y la necesidad de realizar un análisis de clase de los recientes comicios catalanes.

Para empezar sería bueno recordar que, aunque el sistema político que tenemos lo llamen democracia, en realidad es una democracia bastante poco democrática y perdonen la redundancia. El sistema electoral catalán ni siquiera está regido por una ley electoral y se basa en una disposición transitoria de finales de los setenta. En ella, se especifica que las circunscripciones son las provincias (basado por tanto en la tradición franquista) y la ley de distribución de voto, la ley de Hont. Esta ley es un insulto al pueblo porque premia a los dos partidos mayoritarios, haciendo que sus escaños «cuesten» menos (en número de votantes) que los del resto de partidos. Esto a fin de cuentas, hace que los partidos con mayor número de votos tengan una representación en el Parlament mayor y no proporcional a la voluntad popular*. De todos modos, recordar que esta ley es la que rige también el funcionamiento de las elecciones estatales.

 

Centrándonos en los recientes comicios destacar varias anomalias de dificil explicación:

  • Pasqual Maragall, presidente en funciones y ex-líder del PSC fue el único candidato socialista que consiguió ganar por dos veces en número de votos al omnipotente CIU en toda la historia desde la recuperación del autogobierno catalán. ¿Por qué quitar a una persona con tantas posibilidades y de repetida valía (al menos desde el punto de vista electoral)?

  • Los comicios se realizan miércoles y para mayor extrañeza, el 1 de noviembre, día en que muchas personas creyentes o no, van al cementerio a recordar a sus seres queridos fallecidos. No parece un día en que la ciudadanía se vaya a sentir muy animada para ir a votar. ¿Por qué?

  • De repente, CIU, de la noche a la mañana, pasa de criticar los Presupuestos Generales del Estado del señor Solbes, a votarlos confiadamente cuando el PSOE necesitaba de su apoyo para conseguir aprobarlos ante la posible negativa de la izquierda. ¿Buena fe?, ¿Casualidad?

 

A las 00:02 h del día 2, con el 100 % escrutado se vislumbra que la participación ha sido la segunda más baja de todas las elecciones catalanas con un lamentable 56’77%. Una abstención que beneficia como siempre a la derecha que siempre va a votar.

Los medios de desinformación masivos (propiedad de los grandes magnates) nos hablan del auge de CIU, la debacle (real) del PSC, del «numantino» y magnifico aguante del PP, de la irrupción del partido Ciutadans de Catalunya mientras que apenas señalan el incremento de ICV-EuiA (Iniciativa per Catalunya-Verds) y la verdadera resistencia de ERC que sólo ha perdido 2 escaños después de todo lo que les ha caído encima. Pasemos pues, a analizar uno por uno los resultados de los distintos partidos con representación parlamentaria, poniendo especial atención al número de votos que es lo que genuinamente representa la voluntad popular (un voto equivale a un ciudadano, no por obvio deja de ser interesante recordarlo):

Convergència i Unió
(48 escaños):

Pierde apoyo popular. Pasa de los 1.024.425 votos de las elecciones del 2003 a 928.511. Pierde por tanto, 95.914 votos. Interesante forma de «subir» un partido. Por mucho que todos los políticos, incluidos el señor Artur Mas, lamenten la altísima abstención es obvio que les ayuda. Algunos sectores de la izquierda que apoyaron el cambio del 2003 (con una participación mayor pero no para tirar cohetes, del 62’54 %) o la expulsión del partido nacionalista conservador después de 23 años, se hallan desmoralizados por la escasa (y además ocultada por los medios) labor social del tripartito «catalinista y de izquierdas». CIU después de una campaña en la que ha tenido a la práctica totalidad de los medios de comunicación catalanes a favor incluido el clásico pro-PSOE-PSC «El Periódico de Cataluña» que incluso regaló con el diario el polémico DVD anti-tripartit, no ha conseguido ni la mayoría absoluta, ni la mayoría de derechas con el PP ampliamente criticada pero no por ello menos factible. Si bien es cierto que, gracias al hundimiento real del PSC, los convergentes han conseguido ganar en todas las provincias y lo más llamativo (para ellos) en la propia ciudad de Barcelona (otrora bastión socialista).

Su electorado está compuesto por centristas conservadores y liberales de clase alta catalanoparlantes, también clases medias conservadoras. En Tarragona y sobretodo en Lleida y Girona por clases rurales tradicionalistas y pequeños caciques rurales, sobre todo ligados más a Unió (el partido más conservador y parecido al PP de la coalición que es CIU).

Partit dels Socialistes de Catalunya
(37 escaños):

Hundimiento paulatino del PSC pudiera ser que acentuado por el escaso carisma de su candidato, su falta de oratoria y su nivel hablado de lengua catalana (entre el electorado socioconvergente puede incidir aunque de modo leve). Pasa de, atención, 1.031.454 a 789.767 votos. Se han evaporado respecto al 2003 la abrumadora cifra de 241.687 votantes, casi nada. De todos modos, y aún reconociendo el menor tirón de Montilla respecto a Maragall, la crisis estructural del PSC viene de lejos, ya que lleva perdiendo votos desde 1999 en que alcanzó su máxima con el actual presidente en funciones del 37’8% de los votantes respecto al actual 26’8%. El partido, otrora referente de los trabajadores de Catalunya, se va hundiendo y perdiendo su relevancia ante una ciudadanía que lo situa cada vez más en el centro del espectro político ( según el último informe del Institut d’Estadística de Catalunya, los catalanes le daban un 4’50 al PSC entendiendo que 1 era la extrema izquierda y 10 la extrema derecha). Cada vez, hay más trabajadores decepcionados con las políticas social-liberales cuando no directamente neoliberales de algunos sectores del PSC.

Esquerra Republicana de Catalunya
(21 escaños):

Para desgracia de muchos que deseaban ver la debacle del partido independentista, este no ha sucedido, si bien han perdido 130.257 votos, y pasan de 544.324 a 414.067, los republicanos se consolidan claramente como 3ª fuerza catalana a considerable distancia del PP (la 4ª fuerza). Se consolida por tanto, como Carod-Rovira y los suyos querían, un espacio de izquierda nacional netamente diferenciado de los demás. A ello, ha ayudado el hecho de su consecuente actitud en el gobierno tripartito, su grado de democracia interna (con su tradición asamblearia real que lo hace de los más democráticos del Estado, sino el que más). Después de innumerables presiones de la patronal española, de los sectores más españolistas del PSOE e incluso de la patronal catalana y parte del empresariado internacional con su flujo de dinero constante a los medios de manipulación masiva para destruir al partido republicano, éste ha resistido de manera más que decente, consolidándose como un partido decisivo a la hora de formar gobierno.

Después de años de independentismo excesivamente burgués y alejado de los problemas de las clases populares del ex-líder Àngel Colom, el partido republicano supo recuperar la mejor tradición socialdemócrata (auténtica) de su mítico líder Lluís Companys (asesinado por los franquistas en 1940). De esta forma, el partido independentista (desde mediados de los noventa solamente), ha sabido atraerse a sectores de la clase media de tradición izquierdista, republicana y catalanista que han visto como ERC se preocupaba de sus problemas o al menos de una parte de ellos. Su notable labor municipalista y el alto grado de cumplimiento de sus promesas electorales han hecho a este partido republicano (conviene recordarlo) merecerse el respeto y la confianza de cierto importante sector de las clases medias catalanas sin olvidarnos de la clase media-baja y media-alta (la que paga sus facturas).

Partit Popular de Catalunya
(14 escaños):

Baja un escaño, pasa de 393.499 a 313.479, pierde un total de 80.020 votantes. El Partido Popular mantiene su fiel electorado compuesto en su mayoría de emigrantes de otras zonas del Estado con ideología españolista derechista y que en su mayoría se negaron incluso a aprender català como segunda lengua después de establecerse en Catalunya. Muchos de ellos, clase trabajadora fuertemente alienada o pijos catalanes con negocios fuertemente relacionados con capital español y/o internacional. Su pérdida de votos se debe a que una parte de su electorado menos derechista ha votado a Ciutadans de Catalunya, el nuevo partido del Parlament.

Para que los amigos lectores no residentes en Catalunya y/o alejados de su realidad nacional baste decir, que entre los jóvenes nadie que sea del PP se atreve a confesarlo en público a no ser que vaya a una universidad privada y bastante cara. Ser o votar al PP en Catalunya es algo que se vive en secreto. La imagen imperante de este partido es nefasta y el catalán medio lo coloca casi en la extrema derecha ( en el citado estudio, le otorgarían un 8’10, siendo 5 el centro y 10 la extrema derecha).

Iniciativa per Catalunya Verds – Esquerra Unida i Alternativa
(12 escaños)

Los auténticos ganadores de la noche o al menos los mayores beneficiados. Suben 3 escaños, pasan de 241.163 a 281.474, osea suben 40.311 votos. Partido de eurocomunistas y ecosocialistas por lo menos nominales. Realmente es un partido de praxis socialdemócrata en el mejor de los casos que hacen de su etiqueta de ecologistas poco más que un slogan. De todos modos, fue uno de los contrapesos de la izquierda junto con ERC en el tripartito evitando las iniciativa más neoliberales del PSC. Ello se demostró cuando en el Referéndum para la Constitución Europea (Tratado Europeo), tanto Iniciativa como ERC pidieron el voto negativo en oposición a sus posiciones neoliberales y unificadoras culturales.

Iniciativa ha subido sobretodo por el voto más de izquierdas de descontento del PSC y no tanto por sus méritos en el tripartito, si bien Joan Saura (su líder) es uno de los políticos mejor valorados actualmente en Catalunya. De hecho Saura, fue el que más hincapié hizo durante la campaña respecto a uno de los principales problemas de los catalanes (y los españoles) como es el acceso a la vivienda. En sus mítines más izquierdistas prometió luchar contra la especulación inmobiliaria y erradicarla. Aun así, el partido tiene una imagen ligeramente más a la derecha que Esquerra en Catalunya, posiblemente porque su discurso ecosocialista no se plasma o no lo perciben así los trabajadores y las trabajadoras del Principado. Su apoyo se basa en antiguos comunistas, estudiantes de clase media altermundistas y catalanes de mediana edad socialdemócratas keneysianos junto con voluntarios de ong’s como Intermón-Oxfam, Amnistia, etc…

Ciutadans – Partit de la Ciutdadania
(3 escaños)

La gran sorpresa, según «los medios del pensamiento único», de las elecciones. Ciutadans es un partido autodenominado antinacionalista y de ideología difusa, si bien parece que se decantan por el centro reformista (¿el de Jose María Aznar?). Su discurso es populista. Tocan temas que interesan a las clases populares como la vivienda y lo mezclan con el supuesto autoritarismo lingüístico existente en el Principado cuya máxima expresión para ellos sería el proceso de inmersión lingüística que se da en los institutos públicos en el que todas las asignaturas a excepción de «Lengua Castellana» son en català. Para este partido ello es abominable y conviene eliminarlo. Su antinacionalismo catalán (nada objetan al español o castellano), les lleve a querer suprimir el día de la Diada de Catalunya el 11 de septiembre, festividad nacional de los catalanes y símbolo de la conciencia de resistencia nacional contra las tropas absolutistas de Felipe d’Anjou (el primero de la dinastía reinante de los Borbones). Desean substituirlo por el día de Sant Jordi por su contenido cultural, de fiesta de los libros.

Realmente, Ciutadans es un partido de un círculo de intelectuales que viven en el «Mundo de Nunca Jamás» y que perciben la realidad social que les rodea por medio de los titulares de los períodicos del pensamiento único. Su apoyo se basa en la clase media y media-alta liberal que proviene de fuera de Catalunya o que tiene padres que en su mayoría aprendieron (si es que lo hicieron) el català a regañadientes y no han superado un rencor producido por un nacionalismo contrario y mucho más poderoso, el nacionalismo castellano o también llamado erróneamente español.

Es de notar que sólo sacaron escaños en la circunscripción de Barcelona (donde más inmigración del resto del Estado hay) y que dentro de la ciudad de Barcelona, recibieron el apoyo de los barrios más acomodados donde reside la burguesía liberal como es el caso del distrito de l’Eixample o más fuertemente Sarrià-Sant Gervasi. Este partido con sus formulas provocativas (como su cartel de propaganda donde salía su candidato practicamente desnudo) y vagas promesas izquierdistas, recuerda el papel ejercido por Lerroux en la II República. Lerroux fue un provocador pagado desde Madrid para separar a la clase trabajadora emigrada desde otros lugares del Estado respecto a la clase trabajadora de orígen catalán como bien subraya el profesor Domenech en su libro «El eclipse de la fraternidad». Su método puede parecerse peligrosamente al de Lerroux, es decir, populismo, provocación y transfondo conservador. Veremos donde quedan las propuestas más izquierdistas del partido (como ciertas propuestas referentes a la democracia participativa) en su praxis parlamentaria. Recordar que determinados comentaristas de la ultraderechista COPE avalaban su candidatura. Al menos, su presencia servirá de refresco y acicate para escuchar debates sobre temas complicados o políticamnte incorrectos en el Parlament, que de otro modo sería difícil que se produjesen.

Conclusión

Ahora llega el momento de los pactos. El empresariado tanto español, catalán como internacional, saludaría con simpatía un gobierno de coalición CIU-PSC, la llamada sociovergencia. Un pacto a la alemana que dejaría al PSOE muy tranquilo con apoyos futuros de CIU en Madrid a la par que se reiría fuertemente de la voluntad popular y del propio sistema democrático al unir opositores (al menos teóricos) de la arena política catalana.

Por otra parte, tanto ICV-EUiA como el PSC (al menos inmediatamente después de los resultados), parecen apostar claramente por la reedición del Tripartit. Sin embargo, ERC aún no ha dejado entreveer por donde irá, si bien se antoja difícil un pacto entre CIU-ERC debido a que ofendería al empresariado catalán del que CIU depende y tensaría demasiado las relaciones entre el gobierno de España y el de Catalunya. Por otro lado, ERC está ofendida por el trato recibido por el PSC cuando la expulsó del gobierno por negarse en un gesto absolutamente democrático a ratificar el Nou Estatut de Catalunya pactado en Madrid, almenos de modo simbólico entre Zapatero y Artur Mas.

Por tanto, la voluntad no coaccionada del PSC votaría por la reedición del Tripartit y seguramente Esquerra también lo haría, a no ser que CIU ofreciese la presidencia a ERC y éstos a su vez, la promesa de limpiar un futuro gobierno de los elementos más izquierdistas de la formación republicana como el ex-conseller Bargalló.

En cuanto a la participación, hay que destacar que Cataluña se sitúa como una de las Comunidades Autónomas más abstencionistas del Estado y no precisamente por su falta de conciencia política sino más bien por su desencanto con la política institucional. Prueba de ello, es que según la citada encuesta realizada por el Institut d’Estadística de Catalunya, un 7’1 % de los catalanes y las catalanas se autodefinen de extrema izquierda y el catalán medio se diefine claramente de centro-izquierda. Esto quiere decir que hay un gran desencantamiento con respecto a la izquierda institucional y por ello partidos extraparlamentarios como el POSI (trotskista) o el PCPC (comunista) han crecido ostensiblemente aun siendo claramente minoritarios.

Por tanto, nítido desencatanmiento por parte de la Catalunya de izquierdas con la izquierda institucional y por tanto: beneficio para la derecha. Desencantamiento respecto a una izquierda parlamentaria que no resuelve ( y casi ni habla de) los problemas de la clase trabajadora como el acceso a la vivenda, la precariedad laboral, la pérdida de poder adquisitivo de las rentas del trabajo mientras suben como la espuma las rentas del capital especulativo (véase inmobiliarias y promotoras, fondos de pensiones, etc…) y financieros (banca en general) y ve como el tejido industrial catalán desaparece mediante las deslocalizaciones y el saqueo general de las multinacionales o la llegada de inmigrantes empobrecidos de otros lugares del mundo y la creación de alarmantes bolsas de pobreza que casi rondan el 20% de la población catalana. Un nuevo movimiento social de izquierdas representativo de todas estas preocupaciones tendrá que llegar y hacerse un hueco en política, o bien los partidos de la izquierda parlamentaria hacer suyos de una vez por todas los verdaderos problemas de la clases populares.

Enlaces para ampliar información:

http://es.wikipedia.org/wiki/M%C3%A9todo_d’Hondt

http://www.eleccions2006.com/web/inicio.htm

http://www.convergencia.org/

http://www.unio.org/actualitat/index.asp

http://www.socialistes.org/home/

http://www.esquerra.cat/

http://www.joansaura.cat/

http://www.ciutadans-ciudadanos.com/index_CA.php