Recomiendo:
0

Apagón del régimen franquista, nace la República

Fuentes: Rebelión

Rajoy pasará a la historia como el pequeño Claudio devenido (pese a su maestría escurridiza) en el hombre que apagó la luz. Ya saben aquello de el último que apague la luz. Por eso, como lo sabe, se le ve tan jodido (fíjense bien) y dice esa cosa de pepero: que no hará concesiones… Quisiera que […]

Rajoy pasará a la historia como el pequeño Claudio devenido (pese a su maestría escurridiza) en el hombre que apagó la luz. Ya saben aquello de el último que apague la luz. Por eso, como lo sabe, se le ve tan jodido (fíjense bien) y dice esa cosa de pepero: que no hará concesiones… Quisiera que pasara de él este cáliz.

Le acompañan en la heroica tarea los caciques galianos (gal-cal viva-lo que hicimos tantas veces a los jóvenes, no pa-pa, sino pin pan pun), los nostálgicos de su uniforme falangista que deben tener aún en su fondo de armario apolillado, esos que no llegaron a más grandes cosas que a ser oyentes en el Bildelberg; y algunos catetilos-illas con ínfulas de mandamás que mataron a nuestros abuelos dos veces, que se mean todos los días en las cunetas donde reposan con su dignidad y su lucha por los demás, por el progreso de la humanidad, tantos hombres y mujeres socialistas de verdad, anarquistas, comunistas, gente generosa y digna. De verdad.

Por eso se les ve tan jodidos (fíjense bien). Se les acaba el chollo y no les valen esas regañinas mojigatas y esos apercibimientos y esos modos franquistas de mandar deberes y reconvenir y un segundo, señor Iglesias, que a ver si se le va el santo al cielo. Señora presidenta del Congreso: no somos meapilas ni creemos en santos, sino como Beethoven, en lo que hagamos por nosotros mismos. «¡Oh, hombre, ayúdate a ti mismo!» Somos hijos de la escuela de la Ilustración, no de la suya. Y la exquisitez cínica con que se disfrace la intención no nos conmueve: Hágame un titular. Yo le hago tres: «Están ustedes muy vistos». «Están ustedes acabados». «No nos aburran más».

La vice: El que se pone a dar se pone a recibir. La siempre viva la vida de la diputada ésa que dijo que no saben los jóvenes qué es la política intentando impresionar y el otro y el otro y lo de más allá de Venezuela y fanfarronadas infantiles pandillero-extremistas. Cuarto titular de regalo: «Son patéticos y lamentables». Se oyeron cosas de este estilo en el último debate de investidura y cosas más chorras. Y éramos pocos y parió el verde doncel: Anson o Ansón, (como le mole) amenazando con echar a los espías a quien se mueva, ¡silencio y quietos, coño! -parece decirnos- que ya mando yo mientras miro las piernecitas de la juventud en los concursos de la tele y siento cátedra en Lhardy de lo que debe mover o no los cimientos del Estado. ¡Je, qué bromazo!

Las apariencias engañan. A lo que asistimos no es a la continuidad de nada, es al fin del Régimen franquista y a los primeros dolores de parto de una República necesaria, floreciente, ahíta de abono.

Y todos los que siguen intentando engañarnos, tener un segundo más de «gloria» mientras apoyan contras en Latinoamérica, mientras siguen cometiendo el crimen de lesa humanidad continuado contra la legalidad republicana aquí, contra personas inocentes, contra los parados que somos y sufrimos, contra los niños que no comen como en la época precedente al primer Pablo Iglesias…, están pereciendo y entrando poco a poco en la máquina del compost para abonar, aunque sea con sus mierdas, otro porvenir.

Su tiempo ha pasado y la hoja de ruta la han explicado muy bien los jóvenes descamisados en el Congreso, esos que tanto irritan a los carlistas de las guerras que describió magistralmente Galdós, a los viejos carrillistas que tragaron con la Monarquía y con Martín Villa y arroparon en su seno (por estrategia sería) a los que se criaron a los pechos de la Iglesia de la Cruzada y de los carniceritos de la patria traicionada como ese Arias Navarro.

Por primera vez se ha hablado tan claro por tantos (1) como se necesita en el Congreso, sin ampulosidad, sin remilgos, como requiere una sociedad hecha polvo, esquilmada, robada, violada, que se sostiene gracias a la escasa pensión de la abuela, a la solidaridad familiar, al acostumbrarse otra vez a la desigualdad social brutal, a ver mendigos que no llegan a los treinta y limpiabotas del padre eterno que describiera Max Aub.

Por fin llega la verdadera muerte del dictador Franco. Las bravuconadas de un histriónico Hernando no nos amilanan. Los cabreos de los que pactaron la Transición tan desfavorablemente para los menos favorecidos no nos implican, las palabras de Rufián nos animan, sobre las de los podemitas esperamos que no obedezcan solo a un recuento de intenciones de próximos votos (porque las matemáticas no engañan, ni los sondeos tanto como dicen), y no sean los próximos niños guapos del mañana, otros felipes de la Troika. Habrá que ver… Es verdad que el marketing manda en estos tiempos de mercados y que estamos muy apaleados para creer en milagros; habrá que ver…

Pero lo que está visto, visto está.

Miren señores tan crispados con lo que sucede, tan remilgados con las formas parlamentarias y los modos políticos, tan alarmados porque hay nuevos en los escaños, tan criticones con que se hable de brigadistas o abuelos: se acabaron los modos totalitarios y la contención que tan bien ha venido al Sistema y al Régimen en este país, ese ser políticamente correcto que no ha sido más que callar y otorgar, mirar para otro lado, vivir de rechupete y que ha generado este brillante futuro para las generaciones que les suceden. Dejaron esto hecho un asco, no nos vengan ahora con sermones de la montaña.

Miren ustedes: cuando la guerra de invasión extranjera y colonización nazi mal llamada guerra civil, mejor denominada Guerra de España, que da ahora el derecho a la Merkel de ser nuestra ama y señora (Rajoy la llama a la mínima para darle el parte), yo no había nacido. Cuando en Yalta y Postdam se hizo el reparto y le tocamos a los americanos parece que para siempre de momento y la URSS aceptó, yo no había nacido; cuando asesinaron al Ché que ya estaba haciendo un mercado común cojonudo y un internacionalismo real los que no querían que avanzara eso, yo estaba comulgando aquí, como todos, con ruedas de molino por imperativo franquista y porque era muy niña y no había alcanzado el conocimiento necesario sobre el alcance de estas cuestiones por la ausencia de cultura a la que nos tenían sometidos los reaccionarios genocidas.

Pero cuando los socialistas y comunistas celebraban con Martín Villa los cumples de la Consti (qué guay) y Felipe el encantador de serpientes firmaba la reconversión, echaba gente a la calle, hacía la vista gorda a ese exterminio por el jaco que tantos beneficios pecuniarios aportaba a algunos mientras en los barrios populares, obreros como el mío se moría una buena parte de mi generación, en esos barrios donde sobraban descamisados y pobres; cuando se firmaba la precariedad laboral, la sentencia de exclusión de tantos jóvenes hasta nuestros días y lo del hotel Ermua…, yo ya estaba cubriendo mis primeras noticias y me enteraba de todo; yo ya estaba asombrada de que los que se decían herederos del PSOE de mis abuelos fueran esos traidores. Miré las actas de la política de entonces, de la II República, comprobé (por si la equivocada era yo) a qué se dedicaban esos socialistas de entonces y, efectivamente, con sus líos y sus sombras y sus Casados y sus Prieto y lo demás, los socialistas de entonces no eran estos esbirros del Régimen y de Fraga y CIA, ni los de la corrupción policial ni los de la corrupción económica.

Cuando yo no me reía como algunos de mis colegas sin escrúpulos de los jerséis que le hacía Josefina a Marcelino Camacho, ni de sus discursos criticando a Rambo-Reagan que tan acertadamente pintaban un capitalismo asesino, mugriento, avaro, a lo Trump y a lo Clinton ahora, tan bajo, tan mezquino que ha acabado como dice Chomsky con el sueño americano; cuando no me reía… ya se alumbraban más abrazos del Oso (y no oso ruso, precisamente), más traiciones, más teatrillos, pero también más Memoria, Histórica, más impulso, más vidas de jóvenes jodidos sobradamente que tendrán que coger el toro por los cuernos, más luchas, más república futura.

Miren señores políticos de los años pasados: después de lo que ha pasado aquí (hasta Anguita dijo recientemente que sabían todos ustedes sabían a qué se dedicaba el rey Juan Carlos ¿y qué hicieron para que los supiéramos todos, para desenmascararle y terminar con las tropelías?, me pregunto), nadie tiene la exclusiva de nombrar y homenajear a los brigadistas, de hablar de sus abuelos si le apetece, de expresarse como crea conveniente para decir lo que en el Congreso había que haber dicho mucho tiempo atrás en vez de sestear en los sillones la digestión de restaurantes caros y de tanto postín como ése La Ancha donde se sentaba tan ancho y pancho Carrillo y Cia o Currito, donde se apuntaban a comer boquerones fritos los chicos «socialistas» de Interior para comentar lo de Intxaurrondo mientras las limpiadoras limpiaban la sangre y los restos de uñas arrancadas a inocentes, como se arrancaron a la niñas de Alcaser las vidas.

¡Ay época dorada! ¿Quién va a decir a los que no tienen futuro si no lo luchan, que se callen?: ¿los izquierdistas que presumen de pasado de papá con pedigrí franquista y ahora no quieren que nadie les pase por la izquierda después de heredar sus buenos dineros y casones en las zonas más pijas de Madrid? (2), ¿los de la foto de Azores?, ¿los reyes y sus mancos tantos que metieron la mano en la tajada? ¿los tejeritos? ¿los guaperas de gomina y ricitos al cuello? No caben otros fantasmones ni fanfarrones ni otros 23F con sus esbirros espantosos.

No digerimos ya más malas piedras como todos los que han mandado aquí, nos llevaron a la guerra de Irak, nos coronaron de espinas, nos partieron familias, nos dejaron en la calle, nos echaron del trabajo y de las casas, nos mataron críos, nos aumentaron los feminicidios, nos apalearon mujeres, nos hicieron crecer a los machistas, a los intolerantes, a los trepas, a los sin escrúpulos, a los mercaderes de esclavos, las alambradas, los campos de concentración para seres humanos huidos de sus guerras, nos tiraron bombas, nos ampliaron burdeles, nos introdujeron todas las drogas del mundo, e impulsaron la amoralidad, la nada. Son pasado, señores, son pasado. Y los que callaron o inocentemente no vieron, refunfuñen ahora lo que les dé la gana, no nos van a impresionar.

Miren, los que se llaman de la izquierda, los que se creen ahora más ortodoxos: bienvenidas sus alternativas: si lo que saben ahora algunos ustedes es que se preparan nuevas traiciones y quieren compartirlo con el pueblo, abrirnos los ojos, díganlo sin remilgos, pero no me cabe en la cabeza por qué les molesta tanto oír hablar tan claro en el Congreso, pues las verdades son verdades las diga quien las diga, como no me cabe en la cabeza por qué no hablan más del rey y sus miserias que a todos nos atenazan. Ah, ya, que eso es secundario, ya, porque se trata de la lucha total y el rey caerá por sí mismo. Sí, caerá por aburrimiento del pueblo, que no lo traga y no les hacen ni caso, pero no estaría mal que dijeran algo para variar…

Y si creen que alguien las dicen, esas verdades, solo por estrategia, por marketing, por hacerse con votos y luego van a seguir igual, la misma senda que los políticos de la Transición, pues bien, desenmascaren, presenten su programa-programa alternativo, a ver si lo pillamos, pero, insisto, esas verdades que se escuchan estos días siguen siendo verdades que ya iba siendo hora de escuchar. Y vayan al lío, que hay mucho lío más allá del ruido y de las nueces de tanta batalla de despellejamiento en cada partido y hablen las verdades también del pensionista y de los que no se sienten representados ni por los sindicatos, de la gente que nos quedamos ya de plano excluidos y estamos en el limbo según nos dicen los del Inem. Sí, piensen más en su base y menos en sus sillones, si piensan en todos nosotros, ya les llegará la recompensa. El pueblo les pondrá a todos donde les corresponda.

NO estamos soñando. NO somos unos utópicos chiflados. Van a salir los huesos de Lorca para hacerles poesía, señores de la Transi y del franquismo, va a llegar otra primavera, estamos solo en el invierno frío que han contribuido a traer.

Pero después, después…

No somos unos ingenuos. Después vendrá la lucha social porque vuelve la miseria y es verdad que estamos creciendo los excluidos y es verdad que yo también soy Daniel Blake, como el de Loach.

No somos unos ingenuos, nos intentarán sembrar la hierba bajo los pies los imperialistas que tienen sueños totalitarios, el capitalismo cruel, intentarán comprarnos a los políticos para que nos salgan de nuevo traidores. Y habrá que estar alerta aun con República, claro que sí.

Pero será después, aunque se siembran ya las simientes de las nuevas luchas que traerán nuevas conquistas con nuestro sudor, con nuestras manos.

Por el momento yo recuerdo a Blasco Ibáñez y a la Francia que se quitó de encima a sus coronados y solo saca desde entonces reyes para Carnaval, jocosamente, riendo de esas máscaras. Como dijo el maestro en 1891 en un artículo tan vigente sobre para qué servía allí la monarquía, aquí ha de llegar muy pronto el día que sea para lo mismo: «para excitar el regocijo público» en día de Carnaval después de pasar esta nefasta cosa al «catálogo de nuestros recuerdos».

Por el momento, olvidemos los cantos de las sirenas gordas del pesebre del Régimen, no les hagamos la ola ni la guerra que pretenden estos psicópatas sociales, estos revenidos como el arroz en fallas; ellos ya no son protagonistas, son los enterradores del muerto. Solo merecen el desprecio y la justicia dirá. Que no duden que seguiremos exigiendo: justica, verdad, reparación. Otro país posible, con respeto a las naciones, con bien hacer, igualdad, adelantos y cultura, serán nuestra revancha, su tristeza, y allá se mueran políticamente mordiéndose las carnes con su propio veneno los traidores y las coronas.

Notas:

  1. Exceptúo a Joan Tardá de ERC que siempre defendió la Memoria y habló también muy claro y hasta fue expulsado por ello de la sala de los secretos que están mejor siempre en manos de los franquistas y sus sostenedores y cómplices, de los que callan, luego otorgan. Menciono también con respeto a Iñaki Anasagasti, aun sin compartir lo que representa el PNV, por su gran lucha desenmascarando el pudridero que es la monarquía y la corrupción real, y su trabajo parlamentario.

  1. Recomiendo la lectura del libro El árbol y la raíz de Bartolomé Clavero, honesto y cabal. Y honro a todos los hijos de papá que sí supieron cambiar de vida por otra de lucha a favor de todos, pero de verdad.

Enriqueta de la Cruz es escritora y periodista, colaboradora del Colectivo de militares Anemoi

Nota del Colectivo Anemoi:

Enriqueta de la Cruz ha publicado «El testamento de la Liga Santa», sobre la Transición española; «Nada es lo que parece», sobre las tramas de corrupción política y medios de comunicación»; «Memoria Vigilada», con el robo de niños y niñas en el franquismo como argumento; «El amor es de izquierda», en el que aborda la corrupción, el tráfico de personas, la memoria histórica y el nazismo; y el más reciente «César Navarro, vida y testimonio de un Francmasón» un libro excepcional, como todos los anteriores.

Recomendamos la lectura de la ya extensa obra de esta excelente escritora, auténticamente comprometida con nuestro tiempo. Desde Rebelion en los cuarteles la animamos a continuar su generoso e imprescindible esfuerzo.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso de la autora mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.