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Argentina y los claroscuros de su gran ilusión petrolera

Fuentes: IPS

Dos torres de perforación en el yacimiento de Loma Campana, en Vaca Muerta, en la Cuenca Neuquina, en el suroeste de Argentina. Crédito: Fabiana Frayssinet/IPS BUENOS AIRES, 5 may 2017 (IPS) – Desde que un informe de la estadounidense Administración de Información Energética (EIA, en inglés) estableció en 2011 que Argentina es una potencia mundial […]

Dos torres de perforación en el yacimiento de Loma Campana, en Vaca Muerta, en la Cuenca Neuquina, en el suroeste de Argentina. Crédito: Fabiana Frayssinet/IPS

BUENOS AIRES, 5 may 2017 (IPS) – Desde que un informe de la estadounidense Administración de Información Energética (EIA, en inglés) estableció en 2011 que Argentina es una potencia mundial en reservas de hidrocarburos de esquisto, la ilusión de un cambio en el destino económico sobrevuela en la mente de muchos habitantes de este país, donde casi un tercio de la población vive en pobreza.

La pregunta que flota en el aire es si es realmente posible que Argentina se convierta en la Arabia Saudita de América del Sur o si todo, en cambio, no es más que una fantasía.

A seis años de la publicación de aquel informe, y aunque Argentina sigue siendo, como entonces, un importador neto de petróleo y gas natural, la esperanza parece intacta para el presidente centroderechista Mauricio Macri.

El mandatario visitó Estados Unidos entre el 25 y 27 de abril e hizo una escala en Houston, considerada la capital petrolera global. Allí pidió a los ejecutivos de las principales compañías energéticas mundiales que realicen las multimillonarias inversiones que el país necesita para explotar sus reservas.

«Argentina está entre los países con mayor potencialidad del planeta. Queremos que las mejores empresas vengan a asociarse», planteó Macri el 26 de abril a los ejecutivos petroleros durante un almuerzo allí, antes de volar a Washington, donde al día siguiente se entrevistó con su homólogo Donald Trump en la Casa Blanca.

«La demora para explotar los hidrocarburos no convencionales en la Argentina son las naturales del proceso desde el punto de vista técnico. La industria del petróleo y el gas se maneja en el largo plazo», dijo Martín Kaindl, directivo del Instituto Argentino del Petróleo y el Gas, un centro de estudios vinculado a las empresas del sector.

«Tenemos que hacer las cosas bien para que esta oportunidad se convierta en riqueza para la Argentina», planteó en diálogo con IPS.

Hasta ahora, sin embargo, lo que parece haber crecido más que las inversiones es el movimiento social que se opone al sistema de fractura hidráulica, utilizado para recuperar el petróleo y el gas de esquisto, por sus consecuencias ambientales.

Los hidrocarburos de esquisto se encuentran a gran profundidad entre rocas, que hay que romper mediante la técnica de la fractura hidráulica, con el bombeo a enorme presión de grandes cantidades de agua, químicos y arena.

Un procedimiento, conocido también por «fracking», su nombre en inglés, que tiene efectos ambientales y socioeconómicos en su entorno, según expertos citados por el movimiento ambiental contrario a la técnica.

Los opositores al fracking tuvieron su mayor éxito hasta ahora el 25 de abril, cuando el parlamento de la provincia de Entre Ríos, en el centro-este del país, prohibió la extracción de hidrocarburos con el sistema de la fractura hidráulica y otros métodos no convencionales.

Se trata de la primera provincia del país en tomar una decisión así, que fue precedida por normas locales de decenas de municipalidades. Entre Ríos no tiene tradición petrolera pero figuraría en los planes de exploración a largo plazo de Yacimientos Petrolíferos Fiscales (YPF), de mayoría estatal.

«Entre Ríos es una provincia que vive fundamentalmente de la actividad agropecuaria y del turismo, en la que existe una tradición de lucha y compromiso ambiental», dijo a IPS el sociólogo Juan Pablo Olsson, quien forma parte del movimiento Argentina sin Fracking.

«No hay que olvidarse que hace pocos años, llegó a haber 100.000 personas en el puente internacional protestando contra las plantas de celulosa», agregó, en referencia al conflicto que se vivió entre 2005 y 2010 con Uruguay, por la construcción de las dos fábricas, debido al impacto ambiental sobre las riberas del río que separa a Entre Ríos del país vecino.