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Ariel Sharón, el mejor soldado

Fuentes: Rebelión

Kybia  En 1953, Ben Gurión antes de su renuncia a los cargos de primer ministro y ministro de defensa, mientras gozaba de una licencia, ocurrió el «Caso Kybia». Interinamente ocupó el cargo de Primer Ministro Moshé Sharett y el Ministro de Defensa reemplazante fue Pinjas Lavón, ambos nombrados por recomendación del «viejo». La situación política […]

Kybia 

En 1953, Ben Gurión antes de su renuncia a los cargos de primer ministro y ministro de defensa, mientras gozaba de una licencia, ocurrió el «Caso Kybia».

Interinamente ocupó el cargo de Primer Ministro Moshé Sharett y el Ministro de Defensa reemplazante fue Pinjas Lavón, ambos nombrados por recomendación del «viejo».

La situación política de Israel en el contexto internacional era muy mala, a los ojos de sus dirigentes. Estados Unidos tenía una agria disputa con Israel. En julio, el ministerio de relaciones exteriores pasó a funcionar desde Jerusalén, cosa que irritó al secretario de estado John Foster Dullas, además de los comienzos de los trabajos de desvío de las aguas del Río Jordán en contra de las recomendaciones de EEUU.

Moshé Sharett, según lo publicado por él mismo en su diario personal, hizo pública su disconformidad con el nuevo ministro de defensa y con el nuevo comandante en jefe del ejército, Moshé Dayán oponiéndose al proyecto de los trabajos sobre el río Jordán.

En la noche del 12 de octubre de 1953, infiltrados (según fuentes israelíes) llegaron a la población de Iahud, en el centro del país tirando una granada dentro de una casa habitada por una señora y sus cuatro hijos, matando a ella y dos de sus pequeños.

Ese día Ben Gurión recorría el norte del país, en donde se desarrollaba un ejercicio de maniobras del ejército. Junto a él se encontraba Pinjas Lavón, el comandante del ejército Mordechai Macklef, y su segundo Moshé Dayán. Cuando les llegó la noticia, los cuatro realizaron una reunión improvisada junto al jeep en el que viajaban. En esa reunión hablaron sólo tres de los presentes. Ben Gurión que siempre adoptaba una posición estrictamente formalista, escuchó las opiniones de sus acompañantes y no abrió la boca. Formalmente estaba de vacaciones.

En la reunión se decidió realizar una operación de represalia, y que debería ser la más grande realizada por el ejército hasta dicha oportunidad.

Se decidió que la población elegida fuese la aldea jordana de Kybia, próxima a la línea de armisticio, y cercana a la zona que decidieron que los infiltrados habrían atravesado la noche anterior. Kybia era una aldea con una población de 1500 habitantes, y alrededor de 250 casas, muchas de ellas de dos pisos.

Se decidió enviar una unidad que hiciera volar algunas decenas de viviendas, dado que la represalia debía ser contundente. Se calculó que las víctimas del ejército jordano rondarían entre 10 y 12 y que habría víctimas civiles.

Moshé Dayán viajó a Tel Aviv, a las oficinas del comando del ejército a preparar la orden de la operación. Poco tiempo antes el ejército había tenido una operación militar donde sufrió un revés en donde murieron una docena de soldados israelíes. En función de esto publicó un comunicado en donde decía: «La única causa posible de incumplimiento de una operación es cuando la unidad tenga más del 50 por ciento de víctimas. Todo comandante del ejército que no cumpliese el objetivo y que no tenga la mayor parte de su unidad, o al menos el 50 por ciento de víctimas, será relevado de su función».

El plan de acción estableció que había que atacar Kybia y explotar unas cuantas decenas de casas. Al mismo tiempo había que realizar ataques a las aldeas vecinas, a efectos de evitar que lleguen refuerzos jordanos. También estableció que asignaba la operación a la comandancia del centro del país. En dicha comandancia la orden fue agravada al establecerse que debían, además, provocar víctimas entre la población civil.

El cuerpo de paracaidistas fue designado para cumplir la tarea. Por la tarde fueron citados varios comandantes de dicho cuerpo y al comandante de la columna, Arieh Efrat se le asignó que tomara parte de la acción. Efrat declinó la propuesta aduciendo que su unidad no estaba totalmente preparada para ese operativo. Un joven oficial de la unidad 101 interrumpió en la conversación proclamando que él iba a hacerse cargo de la unidad a pesar de que ésta no tuviese la preparación necesaria. Dicho oficial era Ariel Sharón.

Cuando Moshé Sharett salía de una reunión ministerial, Pinjas Lavón le informó, casi como quien no quiere la cosa que «se está a punto de realizar un hecho en respuesta…». Sólo le informó que es lo que se iba a realizar.

Esa noche los jordanos publicaron un comunicado que repudiaban el hecho ocurrido en Yahud y que iba a hacer todo lo posible para evitar actos como este en el futuro.

Sharett telefoneó a Lavón y le recomendó no realizar la operación. Lavón le respondió que el realizaría «lo recomendado por Ben Gurión».

Casi en simultáneo, el comandante en jefe de la Legión Arabe, el general Club, declaró que estaba dispuesto a realizar todo lo posible para descubrir a los perpetradores del atentado.

Sharett volvió a comunicarse con Lavón y éste le respondió que decidió realizar lo que Ben Gurión había propuesto. Este último posteriormente negó haber decidido algo al respecto.

El primer ministro interino escribió una carta a Ben Gurión quejándose que nadie toma en cuenta su opinión y le solicita que retome la conducción del gobierno.

En el momento que escribía esta carta la Unidad 101 se concentraba en el bosque de Ben Shemen, cercana a Kibya, en donde Dayan entró en detalles del plan de Sharón y entendió que éste estaba decidido a cumplir la orden a cualquier precio. Dayán le recomendó que si veía que el asunto se ponía difícil que se contentara con volar unas cuantas casas y que volviera.

Sharón en su arenga ante los soldados les dijo: «No volvemos hasta que la operación fuese hecha hasta el final».

La hora de la operación fue establecida para las 9,30 de la noche. Las fuerzas que se dirigían a Kybia estaban cargadas con 600 kilogramos de explosivos. En el camino fueron descubiertos por guardias jordanos que abrieron fuego. A pesar de esto, la Unidad 101 continuó su caminó y tomó la aldea. 12 soldados jordanos cayeron.

En ese momento comenzó la huida de los habitantes (hombres, mujeres y niños) a las localidades vecinas. En poco tiempo Kybia quedó despoblada. Durante tres horas los soldados colocaron explosivos en las casas sin que se revisara si había gente dentro. En los pisos altos permanecían aterrorizados decenas de ancianos, mujeres y niños. Se llegaron a explotar 45 casas.

A su regreso Sharón informó que los jordanos tuvieron 12 víctimas. Dayán le mandó un mensaje escrito: «No hay otros como ustedes».

Cuando los jordanos entraron a la aldea encontraron bajo los escombros 70 cadáveres, en su mayoría mujeres y niños.

El 18 de octubre volvió Ben Gurión de su licencia y dirigió la reunión de gabinete del gobierno. Cuando uno de sus ministros (Jaim Shapira) le preguntó si sabía acerca del operativo contestó: «Yo estuve de vacaciones y nadie debe preguntarme si se debe hacer un operativo de represalia o no. Si hubiese sido consultado hubiera dicho: hacer» .

 

Sabra y Shatila

El ataque israelí al Líbano en 1982 estuvo relacionado, de acuerdo a los informes oficiales a la existencia de las «organizaciones terroristas palestinas» en el sur libanés.

En realidad no fue fruto del intento de asesinato del embajador israelí en Londres. Tampoco fue consecuencia de la necesidad de responder a ataques con katiushas o a agresiones de artillería de los palestinos hacia el territorio de la Galilea en Israel, por la sencilla razón que no existieron. Esta situación se había mantenido casi durante un año, desde el acuerdo indirecto logrado entre palestinos e israelíes, con intervención americana. Arafat había logrado tras un gran esfuerzo que las distintas organizaciones palestinas cumplieran con lo pactado.

Desde el punto de vista israelí esto significó una situación desastrosa. Pensaron que si Arafat logró mantener el acuerdo de alto el fuego en esa etapa, sería probable que se pudiera lograr un acuerdo más amplio en el futuro. El ataque israelí al Líbano vino justamente a impedir esta última posibilidad. El fuerte bombardeo a Beirut luego del atentado a Shlomo Argov, el embajador en Londres, estuvo destinado a provocar que la OLP reaccionara disparando artillería sobre el norte de Israel. De esta manera logró la excusa para poder atacar al Líbano.

Lo extraño de la situación es el carácter unilateral de la decisión: invasión a un país en donde no existen conflictos con él, con quien no existían relaciones diplomáticas y al solo efecto de expulsar a la OLP. Todo esto sin que el gobierno libanés tomara parte de esa guerra.

Esta situación es la que creó dentro de gran parte de la población israelí, y por primera vez en su historia militar, una gran oposición a los objetivos y forma de desarrollo de los acontecimientos. Fue realizada en forma bien visible, a través de la prensa, en el parlamento, con manifestaciones masivas y huelgas de hambre. A medida que avanzaban los días en la invasión y el ataque, más fuertes se hicieron las críticas.

La oposición no fue solo de la población en general, sino que dentro del mismo ejército se manifestó a través de la renuncia de oficiales de primera línea a sus cargos en el transcurso de los combates, además a la deserción de soldados pertenecientes a la reserva.

Esta fuerte oposición llegó a su expresión más alta en la gran manifestación que se realizó en Tel Aviv cuando se llegó a conocer acerca de la masacre de Sabra y Shatila. Esta fue planificada hasta en el más mínimo detalle, y comandada por Elie Hobeika, miembro del cuerpo de inteligencia de las falanges. El plan de acción fue aprobado por Sharón, en carácter de ministro de defensa y por el comandante del distrito norte de Israel. Muchos oficiales israelíes trabajaron en dicha planificación para permitir el acceso de las fuerzas libanesas a los campos de refugiados palestinos una vez que la parte de Beirut occidental fuera dominada.

Dos días antes de la masacre, al atardecer del 14 de septiembre, se reunieron Sharón y el comandante del ejército Rafael Eitán para coordinar el operativo. El 15 Israel bombardeó Beirut y acordonó los campos de palestinos.

El proceso de bombardeo a los campos de Sabra y Shatila comenzaron la puesta del sol del 16 de septiembre y se prolongaron por 36 horas. El ejército israelí, que acordonaba los campos, proveía de apoyo logístico a los libaneses, facilitándoles bulldozers y disparando durante la noche morteros de bengala para iluminar los campos. Al segundo día las fuerzas libanesas recibieron más municiones y las tropas fueron reemplazadas por soldados frescos.

El sábado 18 por la mañana el ataque llegó a su climax. Miles de pobladores palestinos fueron asesinados.  

El ataque al Líbano significó un cambio en relación a los conflictos anteriores, léase 1967 ó 1956. El gobierno estuvo preparando psicológicamente durante un año a la población, ocultando las verdaderas razones de este ataque. El gobierno tenía noción de lo oposición que podría tener dicha acción en la población, inclusive dentro del propio gobierno. Los objetivos se lograron de acuerdo a lo planeado, mientras se daban falsos informes de lo que ocurría en el frente de batalla, mientras se arrastraba al gobierno a autorizar en forma retroactiva las decisiones operativas que se tomaron en el estrecho entorno de Begin y Sharón, y las más de las veces decisiones tomadas sólo por Sharón.

A diferencia con la invasión a la Península de Sinaí, en donde el objetivo estratégico fue territorial, en el Líbano la meta a alcanzar era el derrocamiento de un gobierno o el establecimiento de un orden constitucional diferente.

Existieron otras diferencias: por un lado el ocultamiento sistemático de lo planeado y realizado al sistema político pero principalmente por el tratamiento brutal, vengativo y terrorífico sobre la población palestina. Se intentó quebrar la influencia de la OLP sobre la población palestina en Israel y en los territorios de Cisjordania y de la Franja de Gaza ocupadas por Israel en 1967.

Durante el año que precedió al comienzo de los combates permanentemente tanto el gobierno como los jefes de las fuerzas armadas, hicieron lo imposible por desprestigiar a la OLP tratándolos de lacras humanas, asesinos, violadores, infrahumanos, animales de dos patas, corruptos y miedosos. En cada uno de sus discursos, Begin, Rafael Eitán (el jefe del ejército) resaltaban esos conceptos, demonizando a la población palestina aduciendo que se habían apoderado de una tierra indefensa y débil del Líbano.

Esto dio los argumentos para dejar de lado por parte de Israel todo tipo de contemplación hacia un país vecino, el dejar de lado los factores y opiniones internacionales. Esto expresó el pensamiento en Israel, que tiene el poder de imponer su voluntad a los países de la zona, establecer las reglas de juego en la región, imponer un nuevo orden en Medio Oriente bajo la hegemonía israelí.

La toma de conciencia de estas posibilidades al alcance de Israel, se acentuó con la asunción de Ariel Sharón como ministro de defensa. Y no es casualidad, que fuese éste quien entendiera por primera vez el potencial que se encontraba bajo su control. El entendió la relación de fuerzas militares en la zona, entendió que las grandes potencias no iban a entrar en conflicto con alguien que les cuida sus intereses, a lo cual se le suma sus grandiosos planes de la influencia israelí a nivel mundial.

El ataque al Líbano, el bombardeo al reactor atómico iraquí realizado tiempo atrás, la anexión definitiva de las alturas del Golán pertenecientes a Siria y capturadas en 1967 y la posibilidad de actuar libremente en el espacio aéreo del Líbano, le permitieron incrementar la idea de la capacidad ilimitada agresiva de Israel.

Es indiscutible que esto fue desarrollado por la personalidad de Ariel Sharón, en donde la necesidad compulsiva de demostrar a sí mismo y los demás que no existen límites a obtener sus objetivos por medio de la fuerza. Cuando su concepción se traduce al aspecto político, surge la política de la fuerza pura, que viene a doblegar al mundo cercano y lejano, a voluntad del Estado de Israel.

Pero no todo el crédito de todos los actos criminales es para Ariel Sharón.

El Líbano es desde los comienzos del Estado de Israel, es un tema central en su concepción sionista.

En 1948, las fuerzas de la Haganá comandadas por Igal Alón ocuparon parte del distrito de Marjayun y Bint Jubayl con el objetivo de controlar el río Litani, pero la presión internacional hizo que tuvieran que retirarse. En 1967, Israel conquistó las alturas del Golán y con ello se apoderó de las cabeceras del río Banias y del río Jordán. En 1978, en la «Operación Litani» logró el control del río Wazzani, que afluye al Jordan, y del río Hasbani. En 1982, hizo lo mismo con el río Litani. Sólo para dar algunos ejemplos y sin detallar las permanentes agresiones israelíes. En 1979, se logró formar una fuerza aliada a Israel, a cargo de mayor Saad Haddad, con la idea de que junto a Camilla Chamoun formasen una fuerza independiente de la influencia Siria y palestina.

Esta línea de acción se podrá comprender cabalmente leyendo la siguiente nota enviada por Ben Gurión a Moshé Sharett.

A Moshe Sharett Primer Ministro

Sdeh Boker 27 de febrero de 1954

Desde mi renuncia a integrar el gobierno he decidido en mi corazón desistir en intervenir y expresar mis opiniones en cuestiones políticas corrientes, para no hacer dificultosa la acción del gobierno en este camino. Si ninguno de ustedes tres me hubieran llamado, tú, Lavón y Dayán, no hubiese tenido por mi parte, expresado una opinión acerca de lo hecho o de lo que se debería haber hecho. Pero como ustedes me lo han solicitado,, me veo en la obligación de complacer vuestros deseos, especialmente el suyo como deseo de Primer Ministro, me permito a mi mismo volver sobre un tema que usted no aprobó a discutir nuevamente, y es el tema de Líbano.

…..Está claro que el Líbano es el eslabón más débil de la Liga Arabe. Las otras minorías en los estados árabes son todos musulmanes, excepto los Coptos. Pero Egipto es el más compacto y sólido de los estados árabes y la mayoría consiste de un solo bloque, de una raza, religión y lenguaje, y la minoría cristiana no afecta seriamente su política y unidad nacional. No así los cristianos en el Líbano. Ellos son mayoría en el Líbano histórico y esta mayoría tiene una tradición y una cultura diferente de aquellos de los otros componentes de la Liga. También dentro de los amplios límites (este fue el mayor error de Francia cuando extendió los límites de el Líbano), los musulmanes no son libres de hacer lo que desean, inclusive si son ahí mayoría (y yo no conozco si ellos son, finalmente, una mayoría) por miedo a los cristianos. La creación de un Estado cristiano por lo tanto, es un acto natural, tiene sus raíces históricas y encontrará soporte en amplios círculos en el mundo cristiano, tanto católicos como protestantes. En tiempos normales esto sería imposible. Primero y principalmente por la falta de iniciativa y coraje de los cristianos. Pero en los tiempos de confusión, o de revolución o de guerra civil, las cosas adoptan otro aspecto, e inclusive el débil se declara en ser un héroe. Tal vez (nunca hay certezas en política) ahora es el tiempo de tratar acerca de la creación de un Estado cristiano en nuestro vecindario. Sin nuestra iniciativa y sin nuestra vigorosa ayuda esto no será realizado. Me parece a mí que esta es la tarea central – como mínimo una de nuestras obligaciones, de nuestra política exterior. Esto implica en estos tiempos, energía y significa el deber de invertir en eso y debemos actuar con todos los medios posibles para provocar tan radical cambio en el Líbano. Sasson… y nuestro otro arabista deben ser mobilizados. Si dinero es necesario, ningún monto de dólares se debería ahorrar sería gastado en vano. Nosotros debemos concentrar todos nuestros esfuerzos en este tema… Esta es una oportunidad histórica. Perderla sería imperdonable. No hay chances contra las grandes potencias en esto… Todo debiera hacerse, en mi opinión, rápidamente y a todo vapor.

El objetivo no será alcanzado por supuesto, sin la restricción de los límites libaneses. Pero si nosotros podemos encontrar personas en el Líbano o de su exilio que estuvieran listos a movilizarse para la creación de un Estado maronita, los límites extensos y una gran población musulmana no harán uso de eso y no constituirían un factor de disturbios.

Desconozco si tenemos gente en el Líbano – pero hay varias vías en el cual el experimento propuesto puede ser llevado a cabo.

D.B.G. (27 de febrero de 1954)

Después que Ariel Sharón entrara en estado vegetativo, Israel realizó, en 2006, un nuevo ataque criminal al territorio libanés, en donde Hezbollah demostró su superioridad en la defensa del territorio libanés.

Los lineamientos políticos globales no se han modificado. Pero a diferencia de las veces anteriores, el mejor soldado sionista ya no estaba.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.