Traducido para Rebelión por Germán Leyens
Aunque el movimiento de boicot de instituciones académicas israelíes no ha conseguido todavía un apoyo público generalizado en EE.UU., la propuesta de legislación reaccionaria en su contra ha otorgado a la campaña una notoriedad que de otra manera hubiera sido poco probable de lograr.
En diciembre, American Studies Association (ASA) respondió a un llamado de la sociedad civil palestina y apoyó el boicot de instituciones académicas israelíes, un hito para la controvertida campaña de Boicot, Desinversión y Sanciones (BDS), que desde hace poco ha comenzado a hacer avances en EE.UU.
La campaña de Boicot, Desinversión y Sanciones comenzó en 2005 a aplicar presión política y económica sobre Israel para que termine sus violaciones de los derechos humanos y cumpla sus obligaciones según el derecho internacional. El movimiento no violento apunta a terminar la ocupación y colonización de tierras palestinas, reconocer los derechos y la igualdad de árabes palestinos que viven dentro de Israel y obtener respeto para el derecho al retorno de refugiados palestinos residentes en la diáspora como lo garantiza la Resolución 194 de las Naciones Unidas.
Hablando en una conferencia de prensa en Ramala la semana pasada, Omar Barghouti, miembro fundador del comité de la Campaña Palestina por el Boicot Académico y Cultural de Israel, habló de los recientes éxitos. «El movimiento ya ha alcanzado un punto de inflexión. Estamos viendo un crecimiento masivo y acelerado del movimiento de BDS durante los últimos dos meses; esto ha llevado al análisis del establishment pro Israel de que BDS se ha convertido en una amenaza estratégica para el régimen de ocupación, colonialismo y apartheid de Israel.
«Es ampliamente reconocido que instituciones académicas israelíes están ampliamente involucradas en el sistema de opresión y dominación practicado por el Estado israelí», dijo a Truthout, Samia M. Al-Botmeh , profesor palestino de la Universidad Birzeit en Ramala, Palestina. «Universidades e instituciones de investigación israelíes cooperan de cerca con el establishment de seguridad-militar mediante actividades de investigación y pedagógicas. Las universidades israelíes nunca se han disociado del régimen de ocupación, a pesar de las más de cuatro décadas de sistemática asfixia de la educación palestina.»
El apoyo de ASA al boicot sirvió no solo como una recusación a la complicidad de las universidades israelíes en las violaciones estatales de los derechos humanos, sino también como un mensaje al gobierno de EE.UU., que suministra apoyo militar y de otro tipo a Israel. Una declaración en el sitio en la web de ASA también apunta al «impacto documentado de la ocupación israelí sobre los académicos y estudiantes palestinos».
Durante años, el movimiento de BDS permaneció al margen del discurso público estadounidense ya que la crítica de las políticas israelíes era considerada tabú. Sin embargo, recientes eventos indican un espacio creciente para pronunciarse contra la ocupación.
Como la profesora de la Universidad de Nueva York Maria Saldana dijo a Truthout: «El boicot es una señal de un cambio intelectual notable, una demanda de nuestra parte de poder expresar nuestros puntos de vista sobre esta ocupación en particular sin la amenaza de represalias o censura».
Repercusiones
El gobierno israelí conserva considerable apoyo público en EE.UU., y las repercusiones de la decisión de boicot han sido predecibles y feroces. Desde la votación de ASA en diciembre, profesores partidarios del boicot han recibido correos electrónicos insultantes mientras numerosos políticos, periodistas y académicos destacados han condenado el boicot como antisemita y un injusto ataque en particular contra Israel.
En una entrevista con Charlie Rose, el presidente de Harvard Lawrence Summers describió el boicot como «aborrecible» y «antisemita en efecto».
Respondiendo a la acusación de antisemitismo, la campaña estadounidense por el Boicot Académico y Cultural de Israel (USCBI) hizo la siguiente declaración: «Las prácticas de discriminación, ocupación limpieza étnica, colonización ilegal y expansión territorial no se basan en el judaísmo sino en la filosofía política del sionismo y en la pretensión en última instancia a todo el territorio de ‘Gran Israel’ (EretzIsrael) que no tiene ninguna base en el derecho internacional, en la historia política, o siquiera en la mayor parte de las versiones de la tradición religiosa o cultural judía… Por cierto, lo que es realmente antisemita es el intento de identificar a todos los judíos con una filosofía que muchos consideran aborrecible ante las tradiciones de justicia social y universalidad que representa el judaísmo.»
Roz Rothstein, director ejecutivo del grupo universitario StandWithUS no está de acuerdo y declara a Truthout, «El boicot es antisemita en efecto si no en intención. Promueve un doble rasero al mencionar en particular al único país judío en el mundo, exigiendo que cumpla con estándares que no se exigen a ninguna otra nación, difamándolo con falsas acusaciones y culpándolo por sí solo por la falta de paz.»
Kēhaulani Kauanui, profesora de la Universidad Wesleyan en el consejo de la Campaña por el Boicot Académico y Cultural de Israel de EE.UU. habló con Truthout sobre el tema de por qué Israel, en particular, es el objetivo de BDS. Ante todo, señaló Kauanui, Israel recibe 3.300 millones de dólares por año en ayuda y suministros de armas de EE.UU. – que utiliza al servicio de «crímenes de guerra y crímenes contra la humanidad».
«Israel ha violado más resoluciones de las Naciones Unidas que ningún otro país del mundo, y EE.UU. ha protegido regularmente a Israel mediante su poder de veto en el Consejo de Seguridad», agregó. «Y en EE.UU., los sionistas silencian agresivamente y trabajan para censurar (y censuran) discusiones críticas sobre Israel».
La cuestión de boicots
Después de la votación de ASA, el mayor grupo académico en la nación (Asociación Estadounidense de Profesores Universitarios AAUP) se pronunció enérgicamente contra el boicot, señalando que constituye una violación de la libertad académica.
Desde entonces, numerosos presidentes de universidades estadounidenses y académicos israelíes han condenado públicamente la acción, argumentando que el boicot limita el diálogo y ahoga la libertad académica.
Hablando con Truthout, un portavoz del Monitor Académico Israelí (IAM), que monitorea y denuncia la actividad anti-israelí en los campus israelíes dijo: «Adoptamos la posición de la Asociación Estadounidense de Profesores Universitarios (AAUP) y de unos 200 presidentes de universidades en EE.UU. que rechazan el boicot académico como violación de la libertad académica».
Los que apoyan el boicot están en desacuerdo, argumentando que no hace nada para limitar la libertad académica de académicos israelíes individuales mientras aumenta el diálogo sobre el sufrimiento de los palestinos que viven bajo la ocupación.
Como escribió el profesor de estudios estadounidenses Alex Lubin: «La resolución no impide que académicos israelíes asistan a ASA, ni impide que académicos estadounidenses trabajen con académicos israelíes o viajen a Israel. El boicot es una simple declaración que no hace nada para violar la libertad académica -un privilegio del que solo algunos gozan en Israel/Palestina- pero hace mucho por aumentar la conciencia sobre las violaciones muy reales de los derechos humanos y académicos palestinos por Israel.»
Además, según el profesor palestino Samia M. Al-Botmeh, el enfoque en la libertad de acceso a subsidios, redes, becas y otros beneficios para académicos israelíes oculta el hecho de que a los palestinos se les niegan rutinariamente las libertades más básicas.
«Privilegiar la libertad académica por sobre otros derechos, más fundamentales, niega la idea de los derechos humanos universales», dijo Al-Botmeh a Truthout. «¿Cómo puede ser más importante la libertad académica de un sector de la sociedad israelí que el derecho básico a una vida libre y digna para todos los palestinos, incluyendo a los académicos?»
Ley de protección de la libertad
El debate dentro del mundo académico sobre la libertad académica ha sido eclipsado por la introducción de legislación antiboicot en Nueva York y Maryland a principios de este año. La legislación, que castigaría a instituciones que apoyen el boicot, fue retirada después que numerosos educadores y legisladores denunciaron los proyectos como un ataque contra la libertad académica.
Hablando sobre el tema, la profesora de NYU Maria Saldana dijo a Truthout: «Refleja el poder del lobby sionista en Nueva York y en la legislatura estatal. Tuvimos mucho éxito al detener la primera legislación, pero ha sido revisada y presentada de nuevo.»
A principios de este mes, los congresistas Peter Roskam (Republicano de Illinois) y Dan Lipinski (Demócrata de Illinois) presentaron un proyecto similar en la Cámara, la «Ley de Protección de la Libertad Académica». Si fuera aprobada, la legislación detendría el financiamiento del gobierno para cualesquiera instituciones académicas estadounidenses que apoyen el boicot académico de Israel.
«La Ley de Protección de la Libertad Académica representa la primera legislación que defiende Israel contra boicots discriminatorios que impiden en lugar de hacer progresar el proceso de paz y que tratan de negar a israelíes el derecho a libre expresión en campus estadounidenses» dijo el ex embajador israelí en EE.UU., Michael Oren.
Roz Rothstein, director de StandWithUs, expresó el apoyo de su organización a la legislación en un correo electrónico a Truthout.
Sin embargo, esa legislación, que pretende proteger la libertad académica, ha sido ampliamente criticada como violación de la Primera Enmienda, que protege la libertad de expresión – incluyendo la libertad de boicotear.
«Es una amenaza, es obvio; es contradictoria; la utilizan para intimidarnos», dijo Saldana. «Pero también es una bendición. Gracias a esa legislación, hemos obtenido mucha solidaridad de académicos en otras instituciones, individuos que podrán no apoyar el boicot pero a pesar de ello ven en ella solo una evidente represalia y contravención de la libertad académica. Además esta ‘ley’ ha contribuido al conocimiento del movimiento BDS en una medida que era previamente inimaginable.»
El 3 de febrero, la redacción del históricamente pro israelí New York Times publicó una columna editorial condenando la legislación contra el boicot, diciendo que tendría un «efecto escalofriante sobre la libertad académica». Numerosas asociaciones académicas, legisladores y presidentes de universidades se han pronunciado contra la legislación a pesar de que no apoyaban el boicot.
Hablando al respecto, Omar Barghouti dijo: «Ellos (el Congreso) nos hizo un favor. La AAUP ha condenado la legislación. La redacción del New York Times dice que viola la Constitución de EE.UU., y el presidente de la Universidad Columbia, quien dirigió la lucha contra el boicot académico de Israel, ha denunciado la legislación contra el boicot. Ese proyecto de ley abre una inmensa alianza para nosotros con liberales estadounidenses que de otra manera no apoyarían BDS.»
Y mientras el movimiento BDS todavía no cuenta con un apoyo público generalizado en EE.UU., la legislación reaccionaria ha hecho conocer el boicot académico en una medida que era poco probable que alcanzaría.
Como Barghouti dijo esta semana en Ramala, «El intento de suprimir la libertad de expresión en EE.UU., oponiéndose a una táctica, el boicot, que es consagrada por la tradición y utilizada por el movimiento de derechos civiles en EE.UU., a partir del boicot de los autobuses en Montgomery, el movimiento contra el apartheid, etc., es una batalla perdida.»
BDS ha logrado un rápido crecimiento durante los últimos años, y los recientes eventos en EE.UU. no han pasado desapercibidos en Jerusalén.
Hablando ante un grupo de judíos estadounidenses en Jerusalén, el primer ministro Netanyahu dijo que Israel tiene que «deslegitimizar al deslegitimizador… Pienso que es importante que los boicoteadores sean denunciados por lo que son; son antisemitas clásicos en atuendo moderno.»
La semana pasada, máximos funcionarios israelíes realizaron una sesión especial en Jerusalén para discutir la asignación de 30 millones de dólares para combatir BDS, una amenaza que ha sido transmitida a la oficina de asuntos estratégicas, colocando el boicot no violento en la misma compañía que Irán y otras amenazas «existenciales».
Como dijo Omar Barghouti, «Los saltos cualitativos del movimiento de BDS en el último par de meses han creado verdadero pánico en el gobierno de Israel».
Según Middle East Monitor, la sesión cubrió una serie de áreas en las cuales Israel podría combatir la creciente amenaza de BDS. Incluyen un aumento de la acción legal contra organizaciones favorables al boicot, el aliento de legislación antiboicot en capitales amigas, y el aumento de la recolección de inteligencia sobre la gente y las organizaciones favorables al boicot.
Como el jefe de la ONG palestina Network dijo en una conferencia de prensa en Ramala la semana pasada, «Hay una guerra, nada menos que una guerra por parte del lobby israelí y el gobierno israelí contra las ONG palestinas que apoyan el boicot. Están tratando de cortar todas las fuentes de financiamiento, utilizando ‘una guerra legal’ para criminalizar el apoyo a BDS y suprimir la libertad de expresión.»
Hablando respecto a la reacción de Israel en EE.UU., el profesor de la UC Riverside y miembro del Colectivo de Organización de USACBI David Lloyd dijo a Truthout, «BDS es [considerado] ahora una amenaza estratégica comparable solo con Irán. Por lo tanto podemos prever una campaña aún más maligna de represión en los próximos meses que tendrá un efecto muy nocivo sobre las condiciones del discurso público en este país. Pero la probabilidad es que este tipo de reacción represiva sufrirá su propio efecto contraproducente. La coerción no es una manera muy efectiva de enfrentar un movimiento no violento basado en la justicia, revelando la debilidad de los argumentos más que la corrección de lo que quieren decir los oponentes de BDS.»
Mientras aumenta la presión sobre los partidarios de BDS dentro de EE.UU., en Israel y otros sitios, para muchos la extrema reacción es indicativa de la creciente relevancia del movimiento.
Como dijo a Truthout la semana pasada en Ramala el ex candidato presidencial palestino Dr. Mustafa Barghouti, «Pensamos que la severa reacción y furia israelí muestra que BDS ha sido efectivo. Igual como el apartheid en África fue detenido por la resistencia popular no violenta y el movimiento de BDS, estamos viendo el mismo fenómeno en Palestina».
Y mientras la batalla continúa en Jerusalén y Washington, hay quienes son prudentemente optimistas en Palestina.
Tamer, estudiante de la Universidad Birzeit en las afueras de Ramala, dijo a este periodista, «Vemos que nuestra lucha está vinculada al mundo en general. De Ramala, a Tel Aviv a Nueva York. Parece que BDS se está convirtiendo en una parte creciente de ella.»
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Fuente: http://www.truth-out.org/news/item/22217-attacks-on-boycott-divestment-and-sanctions-backfire