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Ataques israelíes

Fuentes: Zmag.org

Traducido para Rebelión por Sinfo Fernández

Durante las últimas semanas los televidentes estadounidenses han estado consumiendo sin descanso imágenes de Terry Schiavo mientras yacía en su cama en estado vegetativo. Se vieron escenas de protestas en el exterior del hospital y gran número de entendidos en política corrieron a hacer análisis y a dar su opinión en diversos programas de medios de comunicación. La gente salió a la calle en multitudes para condenar la eutanasia de una mujer que ha permanecido en estado vegetativo durante quince años. Mientras que los estadounidenses se veían inundados por el circo mediático montado alrededor del caso, la inimaginable tragedia de cientos de miles de personas por todo el mundo no merecía ni una palabra de esos mismos medios de comunicación.

Durante esos días, organizaciones internacionales como Naciones Unidas han informado que mueren alrededor de 30.000 personas a diario por carecer de agua y comida. Además, muchos miles más mueren también de forma cotidiana a causa de enfermedades que podrían tener tratamiento. Aparte de la mortalidad motivada por la pobreza, en casi todos los continentes nos encontramos con terrorismo de patrocinio estatal implementado por sus militares o por grupos de milicias.

El aumento de ataques contra palestinos no combatientes, tanto por parte de los militares como de los civiles israelíes que están residiendo de forma ilegal en la Cisjordania palestina, movilizó mi interés. Aunque normalmente el conflicto israelo-palestino ha venido ocupando un segmento regular en los programas de noticias estadounidenses, durante la pasada semana casi no se dio información alguna. Un amigo me dijo: «Debes estar encantado de que las cosas estén tranquilas en Palestina – parece como si se estuviera en el camino de la paz». Es habitual asumir que paz y «calma» es la norma en lugares que no están siendo objeto del interés de los medios de comunicación. Desgraciadamente, tal aserto está muy lejos de la verdad. A continuación quiero relatar algo sobre la violencia desencadenada los pasados días en Cisjordania contra palestinos y contra observadores internacionales de derechos humanos. La mayoría de esas historias no han sido recogidas por los medios de comunicación y por ello planteo la pregunta: ¿Por qué los medios cubren casi cada incidente de violencia contra los israelíes (tanto civiles como militares) pero no es así cuando las víctimas son palestinas?

Como han informado numerosas páginas de internet palestinas e internacionales sobre derechos humanos y algunos periodistas extranjeros, han aumentado los ataques de civiles israelíes armados contra civiles palestinos desarmados. Por ejemplo, el viernes 25 de marzo, grupos armados de colonos talmúdicos israelíes del asentamiento de Yitzar (en las afueras de Náblus, en el centro de Cisjordania) atacaron el pueblo palestino de Asira Al-Qibliya. Los colonos israelíes, con máscaras negras y chillando, entraron en las casas, arrojaron piedras a través de las ventanas y golpearon a los palestinos.

Colonos enmascarados israelíes estuvieron también atacando pueblos en la zona de Hebrón. El 24 de marzo, milicias de colonos israelíes atacaron a varios pastores y a activistas internacionales por la paz (incluidos dos estadounidenses) que estaban simplemente tratando de documentar los ataques mientras que los militares israelíes no hacían nada para detener a los colonos. «KL» un activista del Movimiento Internacional de Solidaridad (ISM, en sus siglas en inglés) escribió sobre el incidente:

«Tres jóvenes soldados salieron de sus vehículos y se quedaron a nuestro alrededor sin hacer nada a pesar de que les pedimos ayuda repetidamente cuando los colonos empezaron a darnos patadas y golpes. Ni siquiera cuando un hombre adulto se lanzó sobre nuestra amiga estadounidense y le dio varios puñetazos en el rostro, cuello y pecho, acudió alguno de los soldados para ayudarla. Y tras la agresión, el soldado decidió ayudar al hombre agresor a encontrar sus gafas. Retrocedimos hacia el pueblo con los pastores, mientras que los chillones colonos intentaban sobrepasar a los soldados. Telefoneamos a la policía tan pronto como vimos salir a dos jóvenes de una furgoneta y nos sorprendió positivamente que prometieran venir con rapidez. Yo había oído decir que, a menudo, la policía, por miedo, no controla las situaciones en que hay colonos implicados. Mi positiva impresión de la policía israelí no duró mucho. Tuvimos que hacer varias llamadas hasta que finalmente aparecieron una hora y media más tarde. Intentamos explicarles lo que había ocurrido, pero pronto se acercaron de nuevo los colonos en coche y empezaron a gritar en hebreo a la policía. Antes de que nos diéramos cuenta de lo que ocurría, la policía había cogido nuestros pasaportes, los colonos se habían ido a casa y nosotros íbamos camino de la comisaría». (Electronic Intifada, 1 de abril de 2005).

Se ha informado a los activistas internacionales de derechos humanos que no se les va a permitir regresar a la zona. Por otro lado, los enmascarados colonos israelíes acusaron a los dos activistas de haberles golpeado.

También en el área de Hebrón, los habitantes del pueblo de Yatta descubrieron que colonos israelíes habían colocado comida y gránulos envenenados en tierras palestinas. El hecho fue investigado y confirmado por el equipo de Trabajadores Cristianos por la Paz, que manifestaron que muchos animales han muerto a causa del veneno y otros han enfermado.

A un nivel diferente, muchas ciudades y áreas, como el campo de refugiados de Balata, han sido invadidas y han sufrido acoso por parte de los militares israelíes. Son habituales las incursiones militares diarias en zonas residenciales palestinas. El resultado es el miedo constante a actos violentos o arrestos injustificados.

Con situaciones de ese tipo produciéndose a diario, es sorprendente que la mayoría de los palestinos hayan mantenido su compromiso con la no violencia como opción de resistencia. Durante la pasada semana se celebraron también una docena de marchas de protesta y de manifestaciones en Cisjordania.

El miércoles 30 de marzo, en conmemoración del «Día de la Tierra Palestina», tuvieron lugar una media docena de manifestaciones. Hannah Mermelstein, una activista que vive en Boston, escribió sobre una marcha en Salfit en la que ella y otros activistas internacionales participaron:

«Marchamos con ‘Mujeres por la Vida’ -un grupo de mujeres de Salfit que en parte se ha formado para oponerse a la inminente construcción del muro de separación en esta región- hasta un valle contaminado llamado Wadi Qana. Rodeado de asentamientos y puestos de control, este pueblo fue evacuado en los años ochenta y la mayor parte de la tierra y del agua han sido robadas o completamente contaminadas por las aguas residuales de los asentamientos».

El gobierno israelí está haciendo todo lo que puede para arrancar a los palestinos de su tierra en beneficio de los civiles israelíes. La pasada semana se descubrió que el gobierno israelí está inmerso en un proceso de construcción de otras 3.500 casas en Cisjordania. Autorizadas por Ariel Sharon, esas casas estarán localizadas entre Maaleh Adumim y el Este de Jerusalén. El proyecto ha sido planeado para hacer menos viables las reclamaciones palestinas sobre Jerusalén. Aunque Israel invadió y se anexionó Jerusalén en 1967, la comunidad internacional ha rechazado aceptar su legalidad. Mientras aplauden los «valientes movimientos» de Sharon para sacar a 5.000 colonos de la Franja de Gaza, los dirigentes estadounidenses han prestado poca atención al rápido crecimiento y desarrollo de asentamientos en la Cisjordania palestina. En efecto, se ha decidido ampliar el asentamiento Gush Etzion en Cisjordania a fin de acoger a los colonos que están siendo evacuados de Gaza.

La construcción y ampliación de asentamientos van en contradicción con la respaldada a nivel internacional «Hoja de Ruta». Más deprimente es el hecho de que George W. Bush ha realizado recientemente repetidas declaraciones defendiendo que los grandes bloques de asentamientos en Cisjordania tienen que ser aceptados como una realidad en cualquier futura negociación por la paz. Esta declaración política va en confrontación directa con el Derecho Internacional y la IV Convención de Ginebra, que afirman que un poder ocupante no puede transferir su propia población al territorio que está ocupando.

Junto con la expansión de asentamientos, Israel continúa construyendo el controvertido «muro de separación» en la tierra palestina por toda Cisjordania, anexionando de forma efectiva miles de acres (*) para el Estado de Israel. Aunque ese muro es considerado ilegal por el derecho internacional, continúa levantándose a un ritmo cada vez más veloz. Durante unas cuantas semanas se ha estado construyendo el muro que bloquea la entrada norte a Belén. El muro ha aislado de Belén a varias familias palestinas dejándolas en «tierra de nadie», ya que no son ciudadanos israelíes y ahora no pueden acceder a las áreas palestinas. El muro ha destruido también miles de olivos y otras propiedades agrícolas.

De esa forma, no sólo se continúa construyendo el muro en tierra palestina, empobreciendo cada vez más a su población originaria en beneficio de un grupo étnico seleccionado, sino que una incontrolada violencia ha proseguido día a día, procedente tanto de los colonos israelíes como de sus militares, contra palestinos desarmados y no combatientes. Por supuesto, tampoco debemos olvidar los cientos de bloqueos de carreteras y las docenas de puntos de control militares en Cisjordania que impiden que la gente pueda asistir al colegio, ir a su trabajo o visitar a sus familias.

Desde luego, los medios de comunicación son en general cómplices de esas situaciones ya que no informan de manera crítica. La mayor parte de la información proviene del gobierno israelí mismo y hay muy pocos reporteros que salgan del territorio israelí o de Jerusalén. Durante mis tres visitas de seis semanas a Cisjordania, apenas encontré periodistas extranjeros. Esto no debería sorprendernos. Israel impide de forma regular que los periodistas (así como también ciudadanos extranjeros y trabajadores de los derechos humanos) viajen a zonas palestinas. Israel cree que parte de su guerra con los palestinos es una guerra de relaciones públicas. Los funcionarios israelíes hablan abiertamente en la actualidad de la necesidad de controlar la forma en que aparece el conflicto en EEUU y en Europa. La gente que obtiene su información sobre este problema en los principales medios de comunicación de EEUU y Europa, nunca podrá entenderlo. Si no se busca información en medios alternativos que recojan realmente los sucesos que allí se están produciendo, la mayor parte de la gente en «occidente» confundirá el conflicto como una «guerra entre dos pueblos» o «la respuesta israelí a la violencia palestina», sin entender el hecho fundamental de que el pueblo palestino vive bajo una ocupación militar brutal por parte de un ejército extranjero – una ocupación que en el momento actual es la de mayor duración en la historia.

(*) 1 acre = 4.042,85 metros cuadrados

Texto original en inglés: www.zmag.org/conflict/showarticle.cfm?SectionID=107&ItemID=7572