Recomiendo:
1

Entrevista a Anna Teixidor

«Aún tenemos muchos déficits en la detección de la radicalización»

Fuentes: La Marea

Hablamos con la periodista que más a fondo ha investigado el atentado terrorista de las Ramblas, del que ahora se cumplen cinco años.

Anna Teixidor (Figueres, 1978) hacía tres años que se había especializado en yihadismo cuando tuvieron lugar los atentados de Barcelona y Cambrils. Como periodista de TV3 había codirigido varios ’30 minuts’ sobre esta temática, y entrado en contacto con decenas de familias musulmanas que vivían en Cataluña y habían visto cómo alguno de sus miembros se iba a Siria, y en 2016 publicó Combatents en nom d’Al·là (Ara Llibres).

Cuando se producen los atentados, para Teixidor querer saberlo todo será un proceso natural en el que se volcará hasta un extremo que superaba con creces lo que se derivaba de sus obligaciones profesionales. Después de hablar con más de un centenar de fuentes, en 2020 publica Los silencios del 17-A (Editorial Diéresis), libro que ha sido la base del documental de tres capítulos estrenado hace unos meses por Netflix en todo el mundo, 800 metros, en el que también ha estado directamente implicada.

Hablamos con Teixidor, que además de periodista también es profesora del Máster en Prevención de la Radicalización de la UB, coincidiendo con el quinto aniversario de aquel 17 de agosto que marcó un antes y un después en la historia reciente de Cataluña.

¿Por qué Barcelona?

Sabíamos que habría un atentado y que probablemente sería en Barcelona, había muchas señales de alarma y una alerta de amenaza terrorista de 4 sobre 5, pero no por ser esperado fue menos traumático. Estos grupos ya habían puesto a Barcelona en el mapa, esto se ve en algunos vídeos, pero es que en aquellos momentos los Mossos y el Ministerio del Interior tenían identificadas a un centenar de personas que se habían ido a Siria y el número fue aumentando hasta el final de la guerra. Había un núcleo de personas que sentían que tenían que ir en un momento u otro a Siria. Y a veces era gente que venía del mundo de la venta de droga. Recuerdo en un piso de Badalona, hablando con 7 o 8 chicos y todos decían que tenían que irse a Siria, y ya tenían el referente de tres personas que estaban ahí y a los cuales veían en las redes vestidas de militares y cogiendo el kalashnikov.

Y, en cambio, ningún miembro de la célula de Ripoll había estado en Siria ni parecía que hiciera tanto de tiempo que le daban vueltas al tema, ¿no?

Entre mediados y finales de 2014 los hermanos mayores de la célula de Ripoll ya se están conectando a la propaganda de grupos yihadistas, ya se están descargando materiales, e incluso en febrero o marzo de 2015 crean un grupo para hablar del islam con otros chicos de Ripoll y de la zona, en total 15 o 20. Y allí ellos ya explican que se sienten discriminados, hablan de cómo es la religión, cómo tiene que ser, del porqué sus padres no saben más de religión…, es decir, en el mismo momento que nosotros estamos haciendo reportajes por Badalona, Salt, Figueres, Vilanova i la Geltrú o Calafell ellos ya se están haciendo preguntas. Pero esto pasa en todas partes. En Ripoll, Olot, Balaguer… Todos los musulmanes se están preguntando qué está pasando en Siria y si tienen que ir o no.

¿Y esto era detectable?

En aquel momento esto pasaba en círculos muy reducidos, se lo dicen entre amigos. Pero sí que era detectable en un nivel más general. Había imanes que ante la cámara nos explican que el viernes, cuando se acaba la oración, hacen una reunión y que la gente, con unos papelitos, escribe preguntas de forma anónima, y en estas mezquitas los musulmanes ya están preguntando si tienen que ir a Siria o se tienen que quedar. Por lo tanto, el entorno musulmán sabe que hay esta inquietud, sobre todo entre la gente joven, que confía más en el que les llega por las redes sociales que en lo que se dice en la mezquita, porque todo el mundo sabe que ahí pueden haber confidentes de la policía.

Entonces, ¿qué hace diferente lo que ocurre en Ripoll de este runrún que se está cociendo en todas partes?

Hay un agente catalizador, que es el imán. De hecho, cuando se produce el atentado, nosotros pensábamos en otro pueblo, porque había varias células bajo sospecha que estaban siendo investigadas por varios cuerpos policiales. Sabíamos que en algunas poblaciones había grupos pequeños muy sospechosos de radicalización y no sabíamos hacia donde podían derivar.

¿Durante tu trabajo previo no habías contactado con los de Ripoll?

No. Con Ripoll hay un problema. Forma parte del área policial de Girona, pero de Girona a Ripoll hay más de una hora, se tiene que ir expresamente. Desde Vic sí que queda cerca, pero no forma parte del área policial de Catalunya Central y por tanto no se va.

Volvamos al agente catalizador.

Estos chicos, antes de que llegue el imán, ya están consumiendo esta propaganda yihadista, y esto se ha podido ver al analizar sus dispositivos móviles. El imán llega a principios de 2015 y se encuentra un grupo de gente que ya está interesada por este tema. No sabemos si Abdelbaki Se-Satty va a Ripoll porque sabe que hay un grupo de gente interesada o porque alguien le dice que vaya ahí porque es un lugar que está fuera del radar policial, no sabemos quién o qué le envía a Ripoll. El caso es que llega y a mediados de marzo de 2015 se crea el grupo de WhatsApp donde empiezan a cuestionarse cosas, y en el que participan otros chicos de Ripoll que después no tendrán ninguna vinculación con la célula. Pero aquí es donde Es-Satty empieza a sondear a los chicos que van a la mezquita y a encontrarse y tomar el té, y aquí es donde empieza el contacto con Younes Abouyaaqoub y Youssef Aalla, no sabemos con quién de los dos primero, y con Mohamed Hichamy.

Sabemos que hay otros chicos de Ripoll que van a estos encuentros, pero que irán siendo descartados. Y el núcleo duro serán estos tres hermanos mayores con el imán. Entonces, claro, muchos chicos podrían sentirse llamados para ir a Siria, pero hace falta alguien que pula todo el discurso, que vehicule todas las frustraciones que tienes hacia un proyecto concreto y que finalmente todo esto tome forma y se acabe materializando en un atentado. Esta figura clave es el agente de radicalización, que es Es-Satty.

¿Qué sabemos de su vínculo con el CNI? ¿En qué nos basamos cuando decimos que era un confidente?

En el hecho de que, cuando él estaba en la cárcel de Castellón de 2010 a 2014, por tráfico de drogas, recibe cuatro visitas: dos son de agentes de información de la Guardia Civil y dos de agentes del CNI. Son visitas habituales para sondear a internos y ver si pueden ser fuentes más o menos fidedignas una vez salgan de allí. El mismo CNI admite estos contactos, pero no ha aclarado qué tipo de colaboración se acuerda. Yo he localizado a individuos que estuvieron muy cerca de Es-Satty en la prisión y a los que les explicaba estos contactos. Por ejemplo, cuando sale de prisión se va a la mezquita de la Caridad de Castellón y allí conoce a dos conversos, con los que entra en una relación muy franca en su casa, y con los que habla abiertamente de la yihad, de realizar atentados, y allí dice a estos jóvenes que no le molesten, porque va a tener una conversación con estos agentes. Con uno de estos conversos, que aparece en el documental de Netflix, he tenido muchas entrevistas, para ver si estaba diciendo la verdad, e incluso le he llevado al máster de radicalización violenta, y éste lo explica claramente. O sea que Es-Satty ya sale de la prisión con una idea muy clara.

También pude contactar con uno de los compañeros de celda que tuvo el segundo semestre de 2010. Le contacté por teléfono, y decía que Es-Satty no era una persona como cualquier otra, sino que tenía un rol más importante dentro de la prisión, y que le decía que cuando te vengan a ver los de información les tienes que seguir el rollo, porque si no nos expulsarán, y para tener arraigo nos tenemos que quedar aquí. Y entonces ves que todos los compañeros de módulo que tuvo Es-Satty (salen en el sumario) han acabado expulsados de España en un momento u otro, excepto él, que consiguió demostrar el arraigo. Y lo que aconsejaba a este compañero de celda era que si le pedían colaboración, que hiciera este doble juego con la policía española para poderse quedar.

Y, en tercer lugar, por la actividad de Es-Satty cuando se va a Bélgica. Fui a hablar con el presidente de la mezquita de Diegem y este hombre explica (también lo dice en el sumario) que un día entra en la mezquita y ve que el imán está hablando en español. Cuando cuelga, y sin que el otro le pida nada, le explica que está hablando con la policía española porque allí es muy habitual que los imanes hablen con la policía y los servicios secretos. El otro queda muy sorprendido y a partir de esto es cuando se va a la policía para que mire quién es este hombre. O sea que tenemos varios testimonios que van corroborando que él mismo explica que existe esta relación.

O sea que lo que sabemos es que había una relación fluida con el CNI.

Fluida no lo sé, solo que había relación. Y tampoco podemos confirmar o descartar si él colaboraba con los servicios secretos marroquíes, porque sabemos que estos servicios tienen mucha implantación ahí donde hay comunidades musulmanas. Por tanto, esto no se puede excluir, pero no lo podemos afirmar.

O sea que hay bastantes indicios de esta relación, y de aquí algunos llegan a la conclusión que los servicios secretos españoles estaban al corriente de los planes de Es-Satty y que le dejaron hacer porque ya iba bien para desviar la atención del 1-O y que la gente sintiera la necesidad de la protección del Estado. Me gustaría conocer tu opinión sobre esta teoría.

Esto puede ser una hipótesis de trabajo, pero hoy en día no está confirmado, ni tenemos ningún elemento sobre la mesa que nos ratifique esta hipótesis. En el sumario aparecen todas las comunicaciones entre los terroristas, se han podido geocalizar (cosa que se ha hecho a posteriori, a pesar de que algún diario digital haya publicado que se había hecho con anterioridad) y gracias al hecho de que Mohamed Hichamy tenía una aplicación llamada call-recorder muchas conversaciones han quedado grabadas. Lo que pasa es que el móvil de Younes Abouyaaqoub, que sería muy interesante porque probablemente de todo el grupo era quien estaba más empoderado, no lo tenemos. Es-Satty tuvo la habilidad de empoderar mucho a los hermanos mayores. Y los que hacen viajes por el extranjero en momentos claves son los hermanos mayores. Por tanto, no podemos descartar que en alguno de estos viajes este empoderamiento venga de haber establecido contactos con otra gente.

¿Estos viajes cuando se producen?

Hay uno el 11 y 12 de agosto, a Francia, cuando van a ver la torre Eiffel y hacen un reportaje fotográfico, y todavía en los meses previos ya habían ido ahí, y Es-Satty a finales de marzo de 2017 se va dos días entre semana a Bélgica. Es muy curioso, porque allí se ha intentado reseguir sus pasos sin demasiada fortuna, pero cuando regresa sí que se ve claro que se aceleran los preparativos de los atentados. Es decir, cuando él vuelve de Bélgica la decisión ya está tomada.

Pero parece una obviedad que el atentado de las Ramblas fue una improvisación, como consecuencia de la explosión de Alcanar, y que tenían en mente otros objetivos.

Sí, pero cuando uno está radicalizado tiene esto en la cabeza continuamente, no le deja de dar vueltas, mientras reza, lee libros y consume propaganda. Antes de los atentados, esta gente que iba a Siria y con quién yo hablaba me llamaba a cualquier hora del día para hablar. Con esto quiero decir que los miembros de la célula de Ripoll tenían planeada otra cosa, pero seguramente habían pensado en muchos planes b, seguro que se había hablado de lo que harían si fallaba algo. Este converso de Castellón te lo explica. Dice que hubo una temporada con Es-Satty que todo el día era hablar de esto. Y este chico se va un tiempo a Alcanar, en 2016, cuando todavía no estaban haciendo los explosivos, y está con estos chicos, y te explica que todo el día hablaban de esto.

De hecho, ya había un precedente de atentado terrorista con un camión en Niza.

Se ve claro que es a la desesperada y que lo quiere hacer solo para dar ejemplo a los demás de lo que tienen que hacer, porque los demás estaban de camino, y Mohamed Hichamy estaba en la misma carretera que Younes yendo hacia Alcanar. Pero Younes no espera a nadie, da media vuelta y se va hacia Barcelona. Por tanto, estaba muy empoderado y por eso es difícil que no hubieran conexiones internacionales de este atentado.

Lo que se ha deducido es que querían hacer ataques coordinados y/o consecutivos, a la Torre Eiffel, la Sagrada Familia y el Camp Nou. Y lo que dicen quienes entienden de explosivos es que el TATP es tan volátil que quizás no habría llegado ni a la furgoneta. Es cierto que fueron a comprar congeladores, pero habría podido explosionar antes. Y con el calor que hacía en agosto, un viaje tan largo… por eso se ve a un grupo muy amateur. ¿Hasta qué punto esta gente estaban bajo el auspicio de una organización más grande?

¿En otros atentados yihadistas en Europa se ha visto este nivel de amateurismo?

En los atentados estamos muy acostumbrados que el primer y el segundo día hay seguimiento de los temas y que una vez se termina la investigación ya no hay seguimiento, pero en todos los casos –esto lo decía la Dolores Delgado cuando era coordinadora fiscal– siempre se encuentra a una persona que enlaza con otra operación, o sea que hay una red.

¿Y en el caso de Barcelona falta el vínculo?

Hoy en día, la conexión no la sabemos, pero hay estos desplazamientos.

Otro de los debates recurrentes es si se ha investigado lo suficiente o no. A menudo se oye decir que “no lo han querido investigar” porque no se abrió una comisión de investigación en el Congreso, que en cambio sí que se abrió con el 11-M. Pero claro, decir que no se ha investigado cuando ha habido toda una investigación policial y judicial… ¿Cómo lo ves?

Yo me fui a mirar la comisión del 11-M en el Congreso con muchas expectativas. Y también me miré la comisión de investigación del 17-A que se hizo en el Parlament de Catalunya. Y la palabra en ambos casos es “decepción”. Estas comisiones de investigación están hechas por políticos y al final cada partido hace sus propias conclusiones de acuerdo con sus dictados o intereses ideológicos.

Una de las primeras preguntas que te haces como periodista es: ¿quién está detrás de esta investigación? ¿Quién lleva esto? Yo he podido conocer a varias personas que llevaban la investigación policial y he visto a personas muy honestas, que no estaban marcadas políticamente, al contrario, que no querían entrar en ningún tema político. De hecho, en los Mossos hay un protocolo por el que ya está claro quién tiene que ser la persona que lleve la investigación de un atentado terrorista antes de que ocurrra. Y he hablado con esta persona y te explica que después de un año se dio cuenta de que su hijo había crecido. De la intensidad y de cómo se tuvo que volcar en la investigación. Piensa que hay momentos en que hay 200 personas trabajando en la investigación y que se doblan turnos de seguridad ciudadana. Y después esta persona, con todo su equipo, estuvieron trabajando durante los dos años que dura la instrucción. A toda esta gente la veo honesta. No hablo de cúpulas policiales ni de mandos, sino de la gente que hizo la investigación. Y esta gente asegura que han intentado ir hasta el fondo de la cuestión. Durante el juicio vi intereses políticos por parte de alguno de los abogados de las acusaciones, con la estrategia de cuestionar algunas cosas.

La policía no abona la teoría de la conspiración.

No, ni la cúpula policial tampoco, que sí que está marcada políticamente. El mismo Trapero tampoco, al contrario, cuando ha hablado con Javier Martínez y su entorno les ha dicho “no vayáis por aquí”. ¿Que la fiscalía o el juez instructor tenga más o menos interés en investigar algún tema concreto? Pues sí, evidentemente. Con el juez Andreu he hablado bastante y en la última entrevista que hicimos para Netflix decía que creía que no se había cerrado el tema con Es-Satty, y que con el tiempo sabríamos más cosas. Nos sorprendió mucho que dijera esto, y que por lo tanto reconociera que es un capítulo abierto.

¿Tuvieron buena acogida los reportajes de Netflix?

La repercusión es grande, porque se traduce a 50 lenguas y se puede ver en 192 países. Ahora bien, es un tema incómodo, que no ves un sábado por la noche cuando te quieres distraer y por tanto es muy difícil que pueda estar de manera consecutiva entre los documentales más populares de Netflix. Lo estuvo durante los primeros quince días y después fue bajando.

Me refería más a la acogida entre los mismos interesados, puesto que en el reportaje estos interrogantes que alimentan las teorías conspirativas no se destacan mucho.

Se hizo un pase privado con las víctimas y todo fue en positivo y todos estuvieron agradecidos, también Javier Martínez. Porque lo que sienten las víctimas es que se las ha olvidado. Ser víctima del terrorismo es muy chungo, pero una vez ha pasado lo que les da pánico es que todo aquello se olvide. Que se olviden los muertos y que se olviden las personas a las que todavía les cuesta salir de casa por aquello. El hecho de que Netflix les acogiera en una serie documental de tres capítulos, que aquello quede fijado, que lo pueda ver todo el mundo, porque hay muchas víctimas extranjeras, para ellos es un alivio, y por tanto lo vieron en positivo. Diría que los Mossos también, porque es un escaparate internacional y también han salido reforzados.

¿Y la comunidad islámica, supongo que también?

Bueno, las comunidades islámicas de Ripoll no quisieron salir en el reportaje. Y ahora, de cara al aniversario, tampoco quieren hablar. La asociación musulmana Annour [la segunda que contrató a Es-Satty] ha hecho una mezquita nueva, más grande, pero la jornada de puertas abiertas no la quieren hacer hasta septiembre. No quieren que se les estigmatice.

¿Mantienes todavía contacto con la comunidad de Ripoll?

Yo me leí todo el sumario, leí todas las declaraciones y me fui a encontrar con todo el mundo, fui a ver a cada persona, estuviera en Marruecos, Bélgica, Cataluña o cualquier zona de España, pero la parte más importante fue en Ripoll. Allí iba cada semana, sobre todo para conocer a las familias directas, y después para conocer a otra gente de ahí, a ver qué te explicaba. Y sobre todo era esencial ir a encuentros de mujeres en comedores de casa. Lo importante con las personas musulmanas es llegar al comedor de su casa, que te abran la puerta, te inviten a un té y a partir de aquí puedas hablar. El hecho de ser mujer te permite poder entrar en casa de alguien, hablar con mujeres, y como que tampoco está mal visto, también puedes hablar con chicos, aunque es más difícil. Y en Ripoll nadie quiere que se vea que estás hablando con una periodista o alguien de fuera.

¿Tú te presentabas como periodista?

Eso siempre.

¿Y te costó mucho entrar en estos comedores?

Es difícil, porque no puedes llamar la puerta y presentarte. A lo largo del tiempo he podido tener contacto con cuatro de las cinco familias. Hay una que está muy cerrada y ni siquiera quiere saber nada de los servicios sociales. Y también hay diferencia entre quienes tienen los hermanos muertos y quienes los tienen vivos y en la cárcel. Piensa que en Ripoll han sido investigadas una veintena larga de personas que no han sido detenidas, también hermanos y hermanas. Poco antes de cerrar la instrucción todavía se les volvió a llamar ante los Mossos para presionarles, a ver si decían algo que no habían dicho previamente, pero al final todos quedaron en libertad sin cargos. En aquellos momentos todo el mundo vigilaba lo que decía por el móvil, y hubo gente de la mezquita que hizo ver que prácticamente no conocía a estos chicos ni se hablaba con Es-Satty, cuando después, por la triangulación de los móviles, se vio que había tenido mucha relación y tuvieron que rectificar sus declaraciones.

¿Qué hay de la teoría según la cual Es-Satty todavía puede estar vivo?

Aquí todo el mundo busca un chivo expiatorio. Y para la comunidad musulmana de Ripoll, una de las vías de escape ha sido pensar que aquí detrás había el Estado y el CNI, y que los han puesto en medio de un problema que tiene que ver con el independentismo y que ellos no se podían dar cuenta de nada porque esto era un complot que iba mucho más allá. El caso es que en Ripoll no se ha hecho una reflexión clara en el seno de la comunidad sobre lo que ocurrió. La gente joven, que eran amigos de estos chicos, no ha recibido ninguna reflexión sobre el porqué de este imán. Hay amigos de estos chicos, amigos muy próximos, que todavía ahora están muy desorientados, no entienden qué ha pasado, ni por qué si eran tan buenos amigos no les invitaron a participar en todo aquello. Y aquellos días previos vemos que hay al menos tres personas próximas a estos chicos que dejan Ripoll. Uno se va a Alemania y no ha vuelto. Este ha sido sometido a una vigilancia importante. Hay otro que era muy amigo de los más jóvenes que se va a casa de una hermana en Francia. Y hay un tercer chico de 17 años que se va con unos parientes, y la madre no entiende por qué, y después del atentado llama a su madre y le dice que se había ido porque veía y oía cosas que no le gustaban. Pero después, cuando le preguntas qué cosas, dice que veía a Es-Satty medio dormido y que su amigo hacía distinciones entre los musulmanes fieles e infieles…

No parece que esto sea motivo para largarse.

Este chico tiene la particularidad de que toda su formación religiosa la hizo en Marruecos, porque llega a Ripoll con 16 años. Por tanto, está más capacitado para no hacer seguidismo de Es-Satty.

Me parece que no me has dicho si hay alguna posibilidad de que esté vivo.

Yo no lo sé. Pero cuando se hacen las pruebas de ADN no se coge solo un resto humano, sino muchos, y en Alcanar encuentran muchos y los Mossos lo que dicen es que cogieron una túnica que encontraron en el piso de Ripoll y en su furgoneta que tenía en La Ràpita y lo compararon. Los Mossos tenían la duda inicialmente y después de todo esto lo descartaron totalmente. Pero sí que hay algunos elementos, que si quieres hablamos, de cosas que hoy no tienen explicación.

Pues hablemos.

Hay unos testigos franceses que estaban en una casa junto al chalé de Alcanar que tras la explosión ven una furgoneta que se va. Ahora bien, no te saben decir ni el modelo ni el color, ni mucho menos quién había dentro. Los Mossos miraron las cámaras de vigilancia de la carretera, lo que pasa es que estaban en una urbanización aislada, y de la que te puedes ir por muchos caminos, y estoy segura de que esta gente habían calculado ya todos los caminos, porque el converso nos dice que Es-Satty decía que un mujahidin siempre tiene que dormir con el chaleco explosivo puesto por si viene la policía. Por tanto, seguro que sabía todos los caminos en los que no había cámaras de vigilancia.

La segunda cosa es que la furgoneta de Es-Satty se encuentra en La Ràpita. Aunque también puede ser por muchos motivos.

¿Te parece que la radicalización de aquel momento está ahora más atenuada, o esto es un espejismo?

En aquel momento se estaba creando un Estado, el autodenominado Estado islámico, con un territorio, moneda propia… era una causa muy concreta. Esto se ha derrumbado. Y esto ha hecho que el llamamiento hacia un territorio real se haya apagado. También ha habido la pandemia. Pero todavía últimamente en Cataluña ha habido tres detenciones por este tema y de momento no se ha bajado la alerta terrorista de 4 sobre 5, y por lo tanto todavía es una preocupación importante que debería haber en Cataluña. Lo que pasa es que otro atentado tanto puede ser que sea de raíz yihadista como que sea por extremismo de derecha. Hablo a nivel europeo, no solo catalán.

¿Quieres decir que se está detectando que se está radicalizando mucho el mundo de la extrema derecha?

Hay un auge del supremacismo. Hace un par de años hubo una operación en Lleida, con la detención de un grupo que estaba en una masía aislada y que seguía toda la doctrina del nacionalismo blanco supuestamente con base científica. Consideraban que la actual clase política quería perjudicar a los blancos favoreciendo la llegada de la inmigración clandestina.

¿Podrías hacer un resumen rápido de qué errores no se tendrían que volver a cometer?

Lo primero es que ni en Ripoll ni en otros puntos de Cataluña no había ni hay una concienciación lo suficientemente clara de lo que es un proceso de radicalización. Nos pensamos que no va con nosotros. No hay ningún organismo que no sea policial al que pueda acudir un padre, una madre o un hermano para explicar que mi hijo se está radicalizando. Porque si tú vas a la policía y lo denuncias, inmediatamente se abre una investigación, y a veces hay padres, hermanos o amigos que no quieren algo así, lo que quieren es actuar con discreción para que esto no acabe siendo un delito.

¿Los técnicos de integración social no realizan esta función?

La mayoría de los técnicos que había en Ripoll en 2017 han dejado lo que estaban haciendo en aquel momento, por agotamiento emocional, porque la administración no les ha apoyado, porque el dinero que se dijo que se invertiría en Ripoll y su entorno no ha llegado, porque se sienten frustrados… Como mínimo seis han dejado el trabajo o están haciendo otras tareas dentro de la administración, por todo el desgaste de estos cinco años. Dos de las técnicas que más trabajaron han hecho un libro sobre el impacto que aquello supuso para Ripoll, desde la visión de la psicología, y no lo publican.

¿Por qué?

Porque creen que la sociedad hoy no es lo suficiente madura para encarar este debate. Y porque lo han hecho en horas libres, sin el apoyo de la administración. De hecho, la administración no quiere cuestionar en ningún momento el modelo de integración y convivencia que tenemos en Cataluña.

Sigamos con los errores que no se tienen que repetir.

Los que únicamente están haciendo cosas son los Mossos d’Esquadra, que han ajustado protocolos, pero la mirada tiene que ir más allá de los Mossos, aunque ellos ahora introduzcan los educadores sociales, a los que también están formando. Yo creo que la tarea de neutralizar discursos extremistas no lo tendría que liderar la policía, se tendría que hacer desde un organismo civil.

Hay amigos de estos chicos con depresiones profundas y que todavía lloran a moco tendido cuando hablan de ellos. Y hay unos cuántos, de estos que han sido investigados o detenidos, que un año después han colgado la foto de su amigo en instagram diciendo que lo añoraban. A veces nos preguntamos: “¿Cómo puede ser que pasara tan desapercibido?” Es que no pasó tan desapercibido, todo el mundo vio que la gente hacía vida aparte, pero no supieron traducir lo que veían en lo que podía ser. Yo creo que los padres sabían muy poco, pero cuando todo esto pasa ¿qué lectura hacen los padres? Porque ahí también hay hermanos y sobrinos pequeños, y todos viven en Ripoll. ¿Y qué lectura harán estos hermanos y primos de lo que hicieron los terroristas? Todo esto para decirte que sí que era importante trabajar con el entorno.

Has comentado que la administración no ha hecho todo aquello que dijo que haría.

Creo que el 17-A no ha servido para tomar nota de las lecciones que tendríamos que haber aplicado después del 17-A. Han pasado cinco años, pero todavía tenemos muchos déficits en la detección de la radicalización y en los protocolos que se tienen que seguir, porque son excesivamente policiales. Todavía no tenemos suficientes herramientas para detectar estos procesos de una manera discreta, y que la gente pueda tener confianza para pedir consejo sobre ello. Hemos tenido la pandemia, que también ha hecho que estos temas pasaran a segundo plano, y al final del 17-A solo hablamos en agosto, y ahora porque es el quinto aniversario, pero en el sexto o séptimo no sé si hablaremos de esto. Los supervivientes tienen mucho interés en continuar haciendo el acto que hacen en la Rambla cada 17 de agosto, que para ellos es una necesidad, pero por ejemplo este año el Ayuntamiento de Ripoll ya no quiere hacer declaraciones sobre este tema y el de Cambrils ya no lo quería hacer el primer año.

Esta entrevista se ha publicado originalmente en Catalunya Plural. Puedes leerla en catalán aquí.

Fuente: https://www.lamarea.com/2022/08/17/anna-teixidor-aun-tenemos-muchos-deficits-en-la-deteccion-de-la-radicalizacion/