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¿Pandora?... perdón, esto es Palestina

Avatar en Palestina

Fuentes: Rebelión

Revisado por Caty R.

«Puede que sonría, pero en lo profundo de mis ojos quedará siempre la sombra del último ciprés todavía en pie entre los escombros de mi pueblo sumergido dentro de un silencio amargo ¿Habrá fragmentado la historia un país como lo ha hecho con el mío?» (Salim Jabran)

Un palestino y su hijo entre los escombros de la casa familiar/ Carla Fibla

Avatar es una película de ciencia ficción estadounidense, ambientada en el futuro.

Su argumento se desarrolla en Pandora, una luna del planeta Polifemo habitada por una raza llamada na’vi, portadora de un desarrollo superior en cuanto a evolución ética-moral, opuesta y diferente a la de los terrícolas, que solamente cuentan con un desarrollo superior en cuanto a tecnología y poder armamentístico, y con la que estos terrícolas, debido a su nulo y/o escaso desarrollo moral, se encuentran en conflicto debido a que uno de los clanes na’vi está asentado alrededor de un gigantesco árbol que cubre una inmensa veta de un mineral muy cotizado y que supondría la solución a los problemas energéticos de la Tierra: el unobtainium.

Un marine que se quedó parapléjico es seleccionado para participar en el programa Avatar, un proyecto que permite que el sistema cognitivo de los terrícolas se incorpore a unos cuerpos artificiales de na’vi, en Pandora, para que así la comunicación con los nativos resulte posible. El militar que dirige la invasión en Pandora convence al marine para que le proporcione información sobre los nativos. El marine se da cuenta de que éstos jamás renunciarán a su tierra, haciendo inevitable una masacre con el único objetivo de usurpar la riqueza de su tierra.

La producción de James Cameron Avatar se lleva reproduciendo en este mundo desde hace siglos. Son las grandes potencias imperiales las que explotan territorios ricos en recursos naturales sin tener en cuenta a las poblaciones autóctonas que allí se encuentran establecidas. Son estas invasiones y usurpaciones las que generan la violencia y por ende la ausencia de paz en la tierra. Ya que, obvia y naturalmente, los habitantes de estos territorios se resisten a perder su patria y entregarla a los nuevos colonos extranjeros.

Algo similar viene sucediendo con Palestina desde hace decenios, durante los cuales los colonos sionistas se han venido estableciendo en distintas zonas de la Palestina histórica o del 48, frente a las necesidades y derechos de los autóctonos. Así, mientras los fuegos artificiales retumbaban en los cielos del mundo anunciando el año nuevo, en la Franja de Gaza los niños palestinos lo que veían en lugar de fuegos artificiales eran misiles, bombas de racimo, F-16, disparos de uranio empobrecido, cañones, fusiles M16 y tanques como regalo de las fuerzas de ocupación sionistas-israelí a la población civil de la Franja de Gaza, cuyo único pecado es querer habitar sus tierras y recuperar su patria. http://alseher.blogspot.com/2010/02/protesta-avatar-en-palestina.html

Ya es hora de que James Cameron, o cualquier otro director de Hollywood, decida hacer una historia tal como sucede en nuestra realidad presente, con el extranjero-europeo-sionista-israelí invadiendo y destruyendo Palestina (y si hubiese sido aún más explícito, tal como las películas que hasta el día de hoy continúa realizando y proyectando Hollywood en torno al pasado Holocausto de la Segunda Guerra Mundial), se hubiese constituido en un hecho relevante situar nuevamente el cine en beneficio de la defensa de otro holocausto, con la diferencia de que el holocausto palestino dura desde hace 62 años lento y silencioso con la complicidad mundial. De esta manera no habrían hecho falta tantos efectos especiales, ya que las bombas de fósforo son suficientes. Pero el temor a ser tildado, con el 99,99% de probabilidad, de «antisemita» por los mismos kázaros-europeos, usurpadores de la Palestina histórica, impiden que un director no palestino, posea el valor de realizar una película actual y explícita, (como La lista de Schindler o La vida es bella) dándole importancia a la historia y dolorosa realidad, tal cual es hoy, en la actualidad y no en la fantasía o ciencia ficción.

Avatar es una buena producción cinematográfica, resulta una lástima que no sea una simple película de ciencia ficción, sino que realmente se constituya en la vivencia cotidiana de un pueblo que resiste y se niega a ser expulsado de su tierra ancestral: Palestina.

Nelly Marzouka es psicóloga clínica y política de la Universidad de Chile y colabora habitualmente en la revista online psicolatina.org, revista electrónica internacional de la Unión Latinoamericana de Entidades de Psicología

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso de la autora mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.