LA HABANA, may (Tierramérica) – Cuba quiere recuperar su industria azucarera como parte de los recién trazados cambios económicos y para aprovechar los buenos precios internacionales del otrora principal producto de exportación de esta isla caribeña. Tras una desastrosa cosecha en 2010, Cuba cumplió su meta para la actual zafra con varias semanas de antelación, […]
LA HABANA, may (Tierramérica) – Cuba quiere recuperar su industria azucarera como parte de los recién trazados cambios económicos y para aprovechar los buenos precios internacionales del otrora principal producto de exportación de esta isla caribeña. Tras una desastrosa cosecha en 2010, Cuba cumplió su meta para la actual zafra con varias semanas de antelación, aunque los medios de comunicación oficiales se abstuvieron de brindar cifras. Especialistas estiman en 1,2 millones de toneladas el plan para esta cosecha.
En esta temporada operaron 39 ingenios, una docena de ellos mantuvieron sus chimeneas encendidas en abril y algunos inclusive a inicios de mayo. «Trabajarán hasta que la eficiencia lo permita», dijo a Tierramérica el portavoz del Ministerio del Azúcar, Liobel Pérez. «En sentido general, esta zafra ha sido muy positiva», agregó.
En comparación con el pasado año, el rendimiento industrial y agrícola es mejor, los costos fueron menores a lo planificado y los insumos y recursos llegaron de manera oportuna. «Las potencialidades son grandes. La política ahora es aprovechar al máximo la capacidad instalada», afirmó el funcionario encargado de las comunicaciones.
El sector parece haber tocado fondo. La zafra 2010 fue la peor de los últimos 100 años. En su momento, medios de comunicación estatales culparon del desastre a una mala política de planificación, al voluntarismo y la falta de control, así como al error de comprometer el desarrollo de la industria al moler caña reservada para la siguiente temporada.
En la estrategia para sacar del bache a esta industria que fue la locomotora de la economía, se prevé ampliar las áreas sembradas de caña de las 750.000 hectáreas actuales hasta más de un millón, dijo a Tierramérica un investigador en el tema azucarero que pidió no ser identificado.
«También deben dedicarse inversiones a la reparación de los equipos, cuyo mal estado técnico suele causar frecuentes interrupciones durante la zafra. No hacerlo sería un error garrafal», señaló. En todo caso, este factor se añadió al documento que traza la política económica y social aprobada en el VI Congreso del gobernante Partido Comunista de Cuba, celebrado en abril.
Según el texto, la agroindustria azucarera tendrá como objetivo primario incrementar la producción de caña, y en su desarrollo deberá perfeccionar la relación entre el ingenio, o «central azucarero», y sus productores. En las discusiones, los delegados al congreso insistieron en que se necesita que las áreas cultivadas estén más cerca de las fábricas.
La estrategia incluye diversificar las producciones, mediante la explotación acertada de los ingenios y plantas de derivados, teniendo en cuenta las condiciones del mercado internacional, que también deben estar presentes al fijar precios de compra de caña y azúcar a los productores.
Se prevé aumentar de forma gradual la producción de azúcar y derivados de caña hasta lograr ingresos en divisas que permitan financiar los gastos totales de operación, más el valor de las inversiones que se ejecuten, alcanzando finalmente un aporte neto para el país.
Los planes abarcan asimismo la creación o recuperación de plantas de derivados, priorizando las que destilan alcohol, obtienen alimento animal y bioproductos, en los cuales la industria azucarera ha probado su capacidad.
Otra línea para el desarrollo del sector apunta a elevar la generación de electricidad a partir del aprovechamiento del bagazo y residuos agrícolas cañeros y forestales, creando condiciones para que la industria genere en etapa inactiva, tanto en refinación como en destilación.
Pero cualquier estrategia debe revertir el proceso de descapitalización y desindustrialización cañera de los últimos años, advierten especialistas, pues el sector encierra un importante potencial multiplicador para la economía y se lo debe restituir al lugar que le corresponde con una nueva visión.
Para el economista Armando Nova se necesita construir una agroindustria bioenergética, es decir creadora de fuentes de energía renovable, productora de alimentos y materias primas, generadora de un fondo exportable y con capacidad de sustitución de importaciones.
Informes no confirmados por las autoridades indican que el gobierno planifica convertir el Ministerio del Azúcar en una unión de empresas estatales bajo la cual se reorganizaría la agroindustria, desde la plantación de caña hasta la fabricación de azúcar, y se podría ampliar la inversión extranjera, hasta ahora presente solo en los derivados.
Con la caída de los precios azucareros en el mercado mundial -que llegaron a seis centavos de dólar por libra (0,5 kilogramos) e incluso menos– y la descapitalización de fábricas y maquinaria, Cuba reestructuró en 2002 y 2004 su industria, reduciendo las plantaciones y cerrando más de la mitad de los 156 ingenios que existían por entonces.
Pero los precios internacionales repuntaron en 2010 hasta más de 30 centavos de dólar la libra y ahora se mantienen en algo más de 25 centavos por unidad.
Según cifras oficiales, en los «buenos tiempos» del intercambio comercial con la hoy desaparecida Unión Soviética y sus aliados, las exportaciones azucareras llegaron a sumar unos 4.000 millones de dólares por año.
* Este artículo fue publicado originalmente el 7 de mayo por la red latinoamericana de diarios de Tierramérica.
Fuente: http://ipsnoticias.net/nota.asp?idnews=98147