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El limbo fiscal de los juegos de azar en el Estado español

Blanqueo, los millonarios compran suerte

Fuentes: Diagonal

El ‘Gordo’ no reparte suerte sólo en los barrios obreros. El lavado de dinero a partir de boletos premiados es una práctica tan extendida como beneficiosa para quien quiere defraudar al fisco. ¿Le ha tocado el Gordo? Felicidades. ¿No es el caso? Al menos le queda el consuelo de que nadie se pondrá en contacto […]

El ‘Gordo’ no reparte suerte sólo en los barrios obreros. El lavado de dinero a partir de boletos premiados es una práctica tan extendida como beneficiosa para quien quiere defraudar al fisco.

¿Le ha tocado el Gordo? Felicidades. ¿No es el caso? Al menos le queda el consuelo de que nadie se pondrá en contacto con usted para molestarle. Los bancos no se pelearán por ofrecerle vajillas ni sartenes, no aparecerán viejos conocidos para proponerle negocios ruinosos y tampoco vendrá un individuo oscuro, también llamado intermediario, a ofrecerle un suculento trato. Éste consiste en que, a cambio de ese boleto, usted recibiría un maletín repleto de billetes de 500 euros y un pellizco adicional de un 10% o un 20% del total del premio, o bien un pingüe sueldo para toda la vida. Lo más seguro es que, aunque no haya ganado, usted ya sepa por qué les interesa tanto cerrar el acuerdo: el supuesto benefactor tiene dinero que lavar, el acertante tiene algo que le interesa, una millonada limpia de la que Hacienda no verá un euro.

Una flor entre trillones

Restaurante Celebrity, Castellón de la Plana, noviembre de 2008. A los postres, el President de la Diputació, Carlos Fabra, se levanta para brindar ante un grupo de fieles que le han organizado un homenaje. Después de anunciar que quiere legar a su hija Andrea la presidencia de la Diputació, a Fabra se le ocurre otra broma de mal gusto. En la mente de todos está un montaje fotográfico en el que aparece su cara en lugar de la del alopécico protagonista de la propaganda de la Lotería de las navidades pasadas. Envuelto por los vahos alcohólicos y el aroma de los cafés, al president se le ocurre una frase que ha dado la vuelta a Internet: «He comprado el 27.931 y si me toca me sacaré la pirula y mearé en la sede de Izquierda Unida».

Como ha señalado a DIAGONAL Marina Albiol, diputada de la coalición en las Cortes valencianas, Fabra achaca el montaje a Esquerra Unida del País Valenciá, a pesar de que puede ser obra de cualquiera que sepa usar Photoshop: «A raíz de que le tocara un premio de la Lotería del Niño en enero, empezaron a hacer una serie de chistes en la provincia sobre la inmensa suerte de este señor», señala Albiol. La diputada anuncia que en la sede de su coalición le estarán esperando «en vista de que hay muchas probabilidades de que le vuelva a tocar un premio». Y es que, en los últimos años, aquel al que Mariano Rajoy calificó como un «ciudadano ejemplar» ha sido agraciado al menos tres veces en esta clase de sorteos.

En el sorteo del Niño al que hacía referencia Albiol, Fabra recibió un premio de dos millones de euros. Se da la circunstancia de que el president está siendo investigado por presuntas irregularidades fiscales.

La estadística dice que es más fácil morir atravesado por un rayo que acertar de una vez la combinación ganadora de la primitiva, pero a Juan Antonio Roca, el supuesto cerebro del escándalo urbanístico de Marbella, tampoco le afectan este tipo de cálculos. Como él mismo se encargó de señalar en su proceso judicial, a Roca y a algunos miembros de su familia les ha tocado «unos 80» premios en la Primitiva, la Bonoloto o las quinielas. En el juicio contra Roca, un grupo de matemáticos estableció que las posibilidades de que alguien tuviera tanta suerte eran de una entre 43 trillones. Durante el proceso se demostró que Roca había comprado billetes premiados a través de una trabajadora de una agencia inmobiliaria de Murcia.

El Gordo y el fisco

La compra de premios es un mecanismo que nace a la vez que el concepto de lavado de dinero. Los primeros en utilizarlo fueron mafiosos estadounidenses que cambiaban boletos premiados en las carreras de caballos por dinero proveniente de actividades ilegales como la venta de drogas y la prostitución. El proceso por fraude contra Al Capone multiplicó esta práctica, cuya ventaja con respecto a otros métodos de blanqueo de capital reside en la relación con Hacienda. Por un pequeño porcentaje, el comprador canjea una importante cantidad obtenida de forma ilícita a cambio de dinero limpio y exento de obligaciones tributarias.

En el Estado estas operaciones suponen aproximadamente un 43% de «ahorro» para el comprador. El Sindicato de Técnicos del Ministerio de Hacienda (GETSHA) explica que, conforme a la Ley, «los agraciados por el Gordo y demás premios están exentos de tributación, por lo que no deben abonar cuantía alguna a Hacienda».

La detención del ex concejal de Urbanismo del pueblo de los Alcázares, Alfredo Blanco, concejal del PSOE en esta localidad murciana, por parte de la Brigada de Blanqueo de Capitales cuando intentaba comprar un décimo premiado, es una de las excepciones a la impunidad generalizada en torno a esta práctica.

Otro boleto, en este caso, fantasma, apareció en julio relacionado con el caso del ex alcalde de Seseña, el socialista José Luis Martín Jiménez, por las concesiones a Francisco Hernando el Pocero. Jiménez explicó en los juzgados de Illescas que había cobrado un premio de la ONCE por valor de 144.000 euros, algo que la fiscalía consideró «increíble», entre otras cosas porque Jiménez no declaró en su momento haber sido agraciado en aquel sorteo.

Pero lo habitual es que el billete aparezca en la Declaración de la Renta correspondiente y que la transacción pase desapercibida ya que la venta de un boleto premiado no es ilegal y, una vez llevada a cabo, es difícil comprobar si el intercambio se ha producido con dinero negro. A pesar de esto, generalmente, sospechosos como Fabra, Roca o el jefe del clan de los ‘Charlines’, aducen que son aficionados a los juegos de azar o que algún amigo o cliente les ha regalado un boleto que ha sido premiado con posterioridad. Las consecuencias para quien vende el premio pueden ser peores porque se encuentra con una cantidad de dinero difícil de justificar en una hipotética inspección. El Sindicato de Técnicos de Hacienda pone el ejemplo de un contribuyente con unos ingresos brutos anuales de 30.000 euros, que resultara agraciado con un premio de 300.000 euros y que «movido por su ambición, decida vender su billete a un defraudador por 350.000 euros». Éste puede acabar pagando más de 175.000 euros al Fisco, una sanción de casi el 50% del premio como resultado de la suma de la cuota y de la sanción impuesta.

Si usted juega un décimo, la probabilidad de que haya resultado premiado en el Sorteo extraordinario de Navidad es de una entre 85.000. El Estado recauda aproximadamente 3.300 millones de euros y reparte premios por el 70% de esa cifra, es decir, unos 2.300 millones. De entre el millón de participaciones sólo hay unas pocas que recibirán un buen trozo de los premios. Ya lo sabe, si tiene una es posible que reciba esta semana la visita inesperada de alguien que le hable en nombre de un personaje con una potra extraordinaria.