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Boicot al arte genocida israelí

Fuentes: Gara

No podemos boicotear a algo o alguien sólo porque es israelí». Sería cometer una injusticia, una perversión fascista. Además, sería contraproducente porque se le dificultaría la lucha a la izquierda israelí. Sin embargo, Askapena apoya la campaña «Israeli Boikot Euskal Ekimena» cuyo principio básico, manifiesto y lema es: Boicot total a cualquier expresión israelí. Aunque […]

No podemos boicotear a algo o alguien sólo porque es israelí». Sería cometer una injusticia, una perversión fascista. Además, sería contraproducente porque se le dificultaría la lucha a la izquierda israelí.

Sin embargo, Askapena apoya la campaña «Israeli Boikot Euskal Ekimena» cuyo principio básico, manifiesto y lema es: Boicot total a cualquier expresión israelí. Aunque lemas históricos como el de «obrero despedido, patrón colgado» se acerquen bastante a una reivindicación justa, no se pueden tomar literalmente. Entonces, tiene que haber otras razones que legitimen el boicot a artistas, deportistas, intelectuales, sindicalistas, científicos, empresarios, políticos o simple- mente turistas de Israel, independientemente de cómo cada cual entienda «Estado de Israel, Entidad Sionista, pueblo judío o hebreo, pueblo semita…» y tantos otros conceptos con los que nos han manipulando la historia y la realidad.

Se dice que la música amansa las fieras. ¿Por qué, entonces, nos negamos a perder tiempo en debates sobre justas excepciones e incluimos en el boicot total, sin lugar a dudas, al grupo Mayumana, que estas navidades ha representado su espectáculo, sólo de arte por el arte, en el teatro Arriaga?

Podemos encontrar muchas razones. Mayumana no se posiciona públicamente en contra de las políticas de su Gobierno y no condena los crímenes de su Ejército. Sin embargo, según a quién se dirijan, se presentan como «embajadores de su país, Israel». Sus fundadores reciben elogios por haber sido «especialmente duros» durante su servicio militar, con todo lo que esto puede haber significado para las mujeres, hombres y niños palestinos. No nos podríamos ni imaginar un «Mayumana palestino» haciendo la publicidad de Meca-Cola, que apareciera en la página web de su Gobierno como embajador de Palestina y que se autopromocionara con su participación en las milicias Azedín Al-Kasem de Hamas (­su Gobierno­). Ni siquiera podrían volver a sus hogares en Palestina.

Las razones que valen para Mayumana son aplicables a todos los demás grupos de artistas o depor- tistas, intelectuales, sindicalistas, científicos, empresarios, políticos o simplemente turistas. Pero la inmensa mayoría de las razones para boicotearlos son discutibles y relativas. ¿Quién legitimaría boicotear a los buenos militantes de la izquierda abertzale que fueron obligados a hacer el servicio militar español en el Sahara y no precisamente con el Polisario? ¿Sería razonable una campaña de boicot que incluya a deportistas vascos que juegan en las selecciones españolas? ¿Por qué, entonces, planteamos un boicot total a cualquier expre- sión israelí-sionista sin considerar los derechos y la libertad individual de los israelíes y sin distinguir entre sionistas criminales y civiles normales o israelíes progresistas?

La exportación internacional de la entidad sionista en cultura, arte, deporte e intelectualidad es directamente proporcional a la necesidad de maquillar sus crímenes de lesa humanidad. Si por la TV internacional se revela que los soldados israelíes rompen los huesos de los brazos a jóvenes palestinos con piedras, invierten algo más de dinero en demostrar que Israel es, sobre todo, Noa, Mayumana, Macabi de Tel Aviv… modernos, amantes de la cultura, pacifistas, demócratas… ciudadanos del mundo y no unos fundamentalistas fanáticos terroristas árabes que tiran piedras a sus tanques.

El «Estado de Israel» es un proyecto político e ideológico sionista y, por tanto, racista por definición de la propia ONU, colonizador y genocida desde sus inicios y terrorista en sus métodos para conseguir en Palestina «una tierra sin hombres para unos hombres sin tierra». La sociedad israelí es una sociedad absolutamente militarizada donde «su segu- ridad» justifica desde los asesinatos selectivos con cualquier daño colateral, hasta el robo de agua y tierras, el muro, las colonias, la demolición de casas palestinas… Y la ONU con sus resoluciones de papel mojado y su doble rasero se hace cómplice de este holocaus-to de baja intensidad y lar-ga duración por intereses y dependencias.

Como vascos y vascas queremos mantener limpias nuestras conciencias y ser coherentes. Pero insistir en evitar pequeñas injusticias personales, como las que se cometen irremediablemente con un boicot total a cualquier expresión sionista-israelí conlleva indefecti- blemente ser cómplice (involuntario, por ignorancia, idiotez, comodidad o maldad) de una gran injusticia colectiva como es este holocausto contra el pueblo palestino perpetrado por los sionistas. El niño palestino que tira piedras a los soldados israelíes no distingue entre aquel que es bueno y sólo le dispara por defensa propia, y aquel que le dispara a matar por odio, desprecio o simplemente para hacer tiro al blanco.

Es cruda complicidad con los crímenes de lesa humanidad sionistas el escudarnos en el principio de que «el fin no justifica los medios», cuando el fin israelí es el genocidio y el medio nuestro para terminar con ello es, en todo caso, una pequeña injusticia contra una persona, ya que el boicot no lesiona ningún derecho fundamental.

Si 172 organizaciones sociales, políticas y sindicales palestinas hacen un llamamiento desesperado a la solidaridad internacional para iniciar una estrategia de desinversión y boicot internacional total contra cualquier expresión sionista-israelí, a pesar del sufrimiento y dificultades mucho más injustas que este boicot supone para ellos mismos, no podemos negarnos porque, simplemente, no tenemos una propuesta más efectiva y justa para solidarizarnos. Cualquier intento de matizar, debatir excepciones, justificar limitaciones del boicot es otra expresión más de la típica presuntuosidad eurocentrista que acaba siendo complicidad con el verdugo sionista.

Deberíamos haber conseguido que no saliera ningún artículo ni reseña de Mayumana en ningún medio vasco y que no pudiera realizar ni una sola representación en Euskal Herria, pero no porque sean Mayumana y no se posicionen, no condenen… sino solamente porque son israelíes y, por lo tanto, sionistas, y esto es razón suficiente. Lo que vale para Mayumana vale para todos los demás. No podemos seguir perdiendo el tiempo en debates sobre si es o no justo para Mayumana, o quien sea, que se les boicotee sólo porque son israelíes. Los y las palestinas NO disponen de este tiempo. La entidad sionista-israelí los está matando.