Traducido para Rebelión por Ana Sastre
viernes, 2 de enero de 2009 La «historia» de mi padre
Gaza está repleta de historias. Los vecinos de mi pariente, 3 niños, fueron asesinados hoy mientras jugaban a las canicas en la puerta de su casa. Otro pariente lejano fue asesinado en su casa. Todos ellos han muerto para hacer de Israel un lugar más seguro.
Mi padre está poniendo su granito de arena compartiendo su historia personal con el mundo entero.
Ayer, habló en la emisora de NPR, WUNC, de Carolina del Norte. Intervino en la Historia con Dick Gordon. Puedes oírle compartir su fascinante experiencia aquí, una historia no muy distinta a la del abuelo de mi amiga Laila Al-Arian, publicada hoy en the Nation.
Moussa El-Haddad vive en Gaza con su esposa. Las bombas han sido arrojadas a menos de 100 metros de su casa. Hace dos noches, estaba sentado a su escritorio y las reverberaciones de una bomba cercana le tiraron de la silla. Le cuenta a Dick Gordon cómo es su vida ahora que su ciudad se encuentra en estado de sitio y le habla sobre las esperanzas de que con la nueva administración estadounidense se aprueben nuevas políticas para esta conflictiva región.
ENLACE A LA ENTREVISTA COMPLETA LINK TO THE FULL BROADCAST, que incluye las imágenes que mi padre tomó de la mezquita cercana a su casa y de la cola que se forma a las puertas de la panadería.
Nota: después de la entrevista de mi padre, el presentador se sintió obligado a entrevistar a un residente de Sderot (ya que, después de todo, la «historia» estaría incompleta sin el otro punto de vista). Acabó entrevistando a una mujer americano-israelí que residió en Gush Qatif y que ahora vive en Sderot. Ella recuerda con nostalgia los maravillosos días pasados en Gaza (en complejos paramilitares fortificados ilegales) y afirma que le gustaría volver a vivir de nuevo cerca de sus «vecinos árabes» allí (???). Después, pasa a quejarse de lo poco protegida que se siente y afirma que no se siente realmente segura en ningún sitio (intenta explicar eso a los residentes de Jabaliya, Anita). Lo que realmente me molestó de esta situación es que en ningún momento se le preguntó por el asalto de Israel sobre Gaza, ni por las obvias equivalencias morales y políticas implícitas.
http://www.thenation.com/doc/
Vivir y morir en Gaza
Por Laila Al-Arian
2 de enero de 2009
El domingo por la mañana encontré una nota escrita por mi amiga en Facebook en la que me decía que la Fuerza Aérea israelí estaba atacando el barrio de mi abuelo en Gaza. Safa, que vive cerca de mi abuelo en un «Asqoola» súper poblado de Ciudad de Gaza, relató las angustiosas horas que vivió aterrorizada por lo que ella denominó «el horrendo sonido enloquecedor, ominoso e incesante» de los helicópteros Apache sobrevolando su cabeza. «Fuera de mi casa, que está cerca de dos de las universidades más grandes de Gaza, cayó un misil sobre un gran grupo de jóvenes, estudiantes universitarios», escribió Safa durante el fin de semana. «Les habían advertido que no formasen grupos, puesto que eso los convertiría en un objetivo más fácil, pero estaban esperando los autobuses que los llevarían a casa. Siete de ellos fueron asesinados».
Mi familia había estado intentando hablar con mi abuelo desde el sábado, después de que Israel diera inicio a la ofensiva contra Gaza. Pero no hemos podido localizarlo, algo que no es demasiado sorprendente, puesto que muchas líneas telefónicas han sido cortadas. «Permanezca a la espera», es todo lo que oímos. Una directiva informatizada de la compañía telefónica, que va ganando estridencia a medida que se repite una y otra vez. «Permanezca a la espera». Mi madre cuelga con frustración, incapaz de calmar su ansiedad o despejar su mente de los peores augurios.
Mi abuelo se trasladó a Gaza hace cinco años, después de vivir por todo Oriente Medio durante casi cincuenta años. Todos nosotros sabíamos que sólo era cuestión de tiempo que regresara a su tierra natal. Nació en Ciudad de Gaza en 1933. Su padre y su madre murieron de cáncer cuando él tenía sólo cinco años, por lo que fue criado por sus hermanas mayores. La Gaza que él conoció durante su infancia sufrió una gran transformación tras el asentamiento de Israel en 1948. Tras su expulsión forzosa de pueblos y ciudades del país, cientos de miles de palestinos llegaron a oleadas a la diminuta franja costera. La mayor parte de los refugiados pasaron a depender de la asistencia prestada por el recién creado Organismo de Obras Públicas y Socorro de las Naciones Unidas para sobrevivir, y resultaba muy difícil encontrar trabajo. Mi abuelo se vio obligado a trasladarse a otros países árabes para sacar adelante a su joven familia. En 1958, se casó con mi abuela, una refugiada de Jaffa cuyo padre, un policía, había sido asesinado por paramilitares sionistas diez años antes. Mi abuelo se trasladó con ella y con su hijo de un año a Arabia Saudí, donde se convirtió en profesor de árabe.
Abandonar su amada Gaza fue muy doloroso para mi abuelo, pero no le quedó más remedio. Como nunca se le permitió convertirse en ciudadano de ninguno de los cuatro países árabes en los que trabajó y vivió, mi abuelo nunca se sintió realmente «en casa». En su mente, no fueron más que paradas transitorias, lugares de descanso provisionales en su camino al Regreso. Ahorraba todo lo que podía de su exiguo salario para reunir dinero suficiente para llevar a su familia a Gaza durante el verano. Tras varios años de vivir modestamente, pudo comprar un cuarto de acre de tierra en la costa de Gaza cercana al Mar Mediterráneo.
Mi abuelo estaba sentado en una cafetería con un grupo de amigos en la ciudad costera de Jeddah, en Arabia Saudí, cuando oyó que Israel había tomado Gaza en la guerra de junio de 1967 (la Guerra de los 6 días). Su rostro palideció y se desmayó de la impresión sufrida. La ocupación del ejército israelí significaba la pérdida de Gaza. Pero en la práctica, la noticia tuvo otro efecto catastrófico: las autoridades militares israelíes decretaron que todo palestino que no estuviera en Gaza antes de la guerra, no sería reconocido como residente de la franja.
Mi abuelo se convirtió en ciudadano estadounidense en 1999. Cuando aprobó su examen de ciudadanía, su conocimiento de la historia americana era tan profundo como el mío. Tres de sus hijos se habían trasladado aquí unos años antes y allí formaron sus familias. Aunque mi madre le rogó que se quedara a vivir aquí con ella, el sueño de mi abuelo de regresar a Gaza nunca le abandonó, y fue precisamente su estatus de ciudadano estadounidense el que le ayudó a convertirlo en realidad.
Cuando por fin se traslado a Gaza, mi abuelo cambió. Dejó su impenitente hábito de fumar sin parar y adoptó la costumbre de vivir al aire libre, plantando un jardín en el patio. Bebió té de menta en el viñero de su sobrino y comió frutos de las higueras con las que había soñado durante años. Pero también se sintió consternado por los cambios que observó. Su ciudad natal estaban tan superpoblada que los árboles habían sido talados para dejar sitio a los edificios. Con más de 10.000 habitantes por milla cuadrada, se había convertido en la ciudad más densamente poblada del mundo. (Teniendo en cuenta el entorno superpoblado de Gaza, resulta difícil comprender cómo alguien puede argumentar que el bombardeo aéreo israelí se centra exclusivamente en los «objetivos de Hamas».)
Mi abuelo no había pertenecido en su vida a ninguna facción política, pero como muchos gazanos, tenía la esperanza de que la elección de Hamas devolvería una apariencia de paz y orden. Los oficiales de la Autoridad Palestina habían sido perseguidos con alegaciones de corrupción desde que comenzaran a gobernar Gaza y Cisjordania en virtud de los acuerdos de Oslo de 1993. Para muchos gazanos, la Autoridad Palestina y sus acólitos no eran mejores que gángsteres.
Con el bloqueo draconiano impuesto por Israel sobre Gaza como castigo por la elección de Hamas con el respaldo por EE.UU. y Europa, la vida de mi abuelo volvió a transformarse. La medicación para tratar su diabetes comenzó a escasear y debido al desabastecimiento de gas y electricidad su familia se vio obligada a usar primitivos quemadores de queroseno para cocinar. Las panaderías tuvieron que empezar a hornear el pan con forraje para animales y las plantas de tratamiento de residuos dejaron de funcionar a medida que el combustible se terminaba, obligando a la autoridad competente del suministro de agua a verter millones de litros de residuos al Mar Mediterráneo. La electricidad escaseaba y los hogares recibían una media de seis horas de electricidad al día. La tasa de desempleo se disparó hasta alcanzar el 49%. Debido a los cierres de la frontera, los sobrinos de mi abuelo, que trabajaban en el sector de la construcción en Israel, se quedaron sin su fuente de ingresos. El bloqueo de Israel provocó la hambruna lenta de toda la población y las tasas de desnutrición superaron el 75% entre los 1,5 millones de habitantes de la franja. Como ocurre en la mayoría de las situaciones de sitio, los niños fueron los que más sufrieron las consecuencias del hambre y de las enfermedades.
Mientras los misiles llueven sobre Gaza, no dejo de imaginar lo que piensa mi abuelo. La mayor parte de la infraestructura civil del territorio, incluidos los cuarteles de policía, las universidades, las mezquitas y los edificios residenciales, ha sido diezmada. En el campo de refugiados de Jabalya, cinco hermanas, la más mayor de 17 años y la más pequeña de 4, fueron asesinadas el lunes mientras dormían en sus camas, cuando un ataque aéreo israelí destruyó una mezquita situada al lado de su casa. Sus padres contaron a los reporteros que pensaban que estaban seguros, ya que las casas de culto nunca habían sido objetivos militares. El cementerio en el que enterraron a las niñas estaba atestado, por lo que enterraron a las cuatro en tres tumbas. Un portavoz de las Naciones Unidas dijo que la matanza es un «ejemplo trágico de que este bombardeo se está cobrando una cantidad ingente de víctimas civiles inocentes». El desconsolado padre expresó el sentir de muchos de los habitantes de Gaza en una entrevista interview concedida al Washington Post. «No tengo nada que ver con ningún partido político palestino. No tengo nada que ver con Hamas ni con nadie. Sólo soy una persona normal». Unos días después del ataque, me enteré de que las niñas eran parientes de nuestros amigos de Florida.
Le pregunté a mi madre por qué mi abuelo no salía de Gaza mientras las puertas siguieran abiertas. Por qué no abandonaba el asedio antes de que su vida se convirtiera en una pesadilla insoportable y antes de este último bombardeo. «Porque es allí donde tiene sus raíces», me dijo. «Toda su vida ha echado de menos su tierra. En Gaza están enterrados sus padres. Y es allí donde quiere morir».
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Acerca de Laila Al-Arian
Laila Al-Arian es periodista freelance y coautora, con Chris Hedges, de Collateral Damage: America’s War Against Iraqi Civilians (Nation Books), basado en su artículo publicado en Nation en 2007 «The Other War» («La otra guerra).
sábado, 3 de enero de 2009 El plan israelí para derrocar a Hamas y restituir a Abbas
Un extracto de un artículo escrito en JTA (Jewish and Israeli News – Noticias judías e israelíes)… en el que se resumen las valoraciones del Consejo de Seguridad Nacional Israelí para 2009:
«Ocurra lo que ocurra, dice el NSC, Israel debe continuar presionando y debilitando a Hamas. Si la actual tregua entre Hamas e Israel en Gaza se rompe, el NSC recomienda a Israel que ponga en marcha una operación generalizada para derrocar a Hamas en Gaza. Si eso significa volver a ocupar Gaza y, de ser así, durante cuánto tiempo, el NSC no lo especifica… Para mantener a Abbas en el poder y mantener en vigor la solución de los dos estados, el NSC recomienda que Israel evite la celebración de elecciones en Palestina».
La ruptura de la tregua el día 4 de noviembre fue, por tanto, la forma que tiene Israel de mantener en funcionamiento la maquinaria de este enorme y macabro juego: el derrocamiento de Hamas y la restitución del impotente Abbas en Gaza para que el «proceso de paz» pueda conservarse para siempre en formaldehído.
Los portavoces israelíes en Aljazeera y la CNN han confirmado este punto, diciendo que «los dirigentes palestinos legítimos están en Cisjordania» y que deben regresar a Gaza y que, si se presenta la ocasión, les facilitarán este regreso.
Así que, el plan es: destruir la infraestructura y los edificios gubernamentales, sembrar el caos y un vacío político; restituir a Abbas y a sus secuaces como subcontratistas de la ocupación.
Jonathan Cooke señala en un artículo reciente publicado en EI: «No debe sorprender que Israel… haya asesinado a un número considerable de policías civiles, los garantes de la ley y el orden en Gaza».
COMIENZA LA OFENSIVA TERRESTRE EN GAZA
Acabamos de volver de una protesta celebrada en Durham… antes de irnos, mi padre me llamó para decirme que la invasión terrestre era inminente, y que una bomba había destruido un mezquita cercana asesinando a 11 civiles.
Ahora nos informa de que la invasión terrestre HA COMENZADO. Todo el mundo se está preparando.
Nos ha dicho que Israel ha destruido 3 centros de JAWAL (el proveedor de telefonía móvil), por lo que muchos teléfonos móviles, incluido el suyo, han dejado de funcionar, aunque sí se mantienen las líneas telefónicas fijas.
Me dice que un edificio situado detrás de la casa de mi tío en Ciudad de Gaza ha sido destruido y que está ardiendo en llamas. En él había un orfanato.
Mi madre dice que no me va a engañar… que está aterrorizada.
Están lanzando bombas incendiarias y bengalas para iluminar el cielo. Por todas partes vuelan folletos propagandísticos que informan a la gente de Gaza que «ellos eligieron a Hamas y Hamas les ha abandonado»; que «Hamas les conducirá a la catástrofe», un texto superpuesto a la imagen de un edificio bombardeado; y les insta a «tomar las riendas de su destino» y a llamar al número de teléfono indicado o enviar un correo electrónico con información; se recomienda llamar «en secreto» (gracias por el consejo). Israel también está retransmitiendo noticias en la cadena de televisión al-Aqsa TV.
Mi padre me dice que las calles de Gaza están «oscuras como la boca del lobo».
Para más noticias, consultar mi página de Twitter: www.twitter.com/Gazamom
También se pueden ver las fotos de Sameh Habeeb en: http://www.digitaljournal.com/
Estado de ánimo en estado de sitio
Ayer, me pregunté qué le habría pasado al pájaro newly acquired bird de mi padre, el que le compró al granjero que cuida el terreno de mi madre en el sur de Gaza.
Temí que la pobre criatura muriera de un ataque al corazón. Mi padre me aseguró que estaba bien… pero que en lugar de gorjear las melodías habituales que le han hecho famoso, ahora sólo profiere «bum, bum».
domingo, 4 de enero de 2009 Bombas racimo, uranio empobrecido y fósforo blanco contra Gaza
Los residentes de Gaza llevan días informando de que el ejército israelí está descargando una cantidad de fuerza inusitada y sin precedentes contra ellos, pero también nos hablan de los nuevos tipos de armamento utilizados. Esto no sorprende a nadie… Gaza siempre ha sido el «terreno de pruebas» de Israel, desde el gas neurotóxico nerve agents utilizado en Khan Younis en 2003 hasta los «ataques aéreos fantasma» con estampido sónico. Ahora, se habla de bombas racimo, uranio empobrecido y fósforo blanco. Y estas son sólo las armas que la población ha podido identificar, aunque corresponsales de la CNN apostados cerca de las fronteras también hablan de nuevos tipos de explosiones.
Médicos noruegos afirman que algunas de las víctimas que han sido heridas desde que comenzaran los ataques de Israel sobre la Franja de Gaza el día 27 de diciembre tienen rastros de uranio empobrecido en sus cuerpos, según Press TV.
También existen informes que señalan que el ejército israelí está utilizando bombas racimo en la zona norte de la Franja, así como fósforo blanco, un arma incendiaria utilizada por los Estados Unidos en Irak (lo que explicaría las enormes explosiones en forma de llamaradas nunca vistas en Gaza).