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Semblanza del panorama económico

Brotes verdes podridos

Fuentes: Rebelión

Los economistas afectos al régimen neoliberal, esos que elaboran informes a la medida de quienes los pagan -bancos y cajas de ahorro, financieras, aseguradoras, cámaras de comercio, etc.- y luego son encumbrados a ministerios y consejerías para dirigir los destinos de la economía, se han especializado en ocultar al resto de los mortales el verdadero […]

Los economistas afectos al régimen neoliberal, esos que elaboran informes a la medida de quienes los pagan -bancos y cajas de ahorro, financieras, aseguradoras, cámaras de comercio, etc.- y luego son encumbrados a ministerios y consejerías para dirigir los destinos de la economía, se han especializado en ocultar al resto de los mortales el verdadero calado de la crisis. Es más, desde aquello de «estoy contento de poder decir que hay brotes verdes en todos sitios» que aventuraba Dominique Strauss-Kahn, director gerente del FMI, un optimismo ramplón y embaucador se ha ido convirtiendo en pandemia. Se escudriñan las estadísticas en busca del dato esperanzador: «El aumento del paro en abril ha sido el menor registrado en los últimos nueve meses», sin mencionar siquiera que ya son más de cuatro millones los desempleados; o se felicitan porque la mayoría de los indicadores, a pesar de seguir casi en caída libre, coinciden con los escenarios que ellos han previsto. Vaya mérito.

«Se ha acabado la sensación de caída libre», vaticinaba un atrevido experto del BBVA utilizando tan vacuos argumentos, reforzado por el jefe de los economistas de La Caixa que afirmó que «la economía ya no cae a plomo» . El dato utilizado por el director de la Cámara Comercio de Santa Cruz de Tenerife, Vicente Dorta, para considerar que se puede estar produciendo un «incipiente cambio de tendencia en la evolución de la crisis y que podría reflejar que la recesión económica ha tocado fondo en Canarias» ha sido el repunte del Índice de Confianza Empresarial (ICE) que en Las Islas ha pasado de un alarmante -30.1 a un tranquilizador -28.5. Parece que quieren infundirnos confianza haciéndonos ver que nuestro pesimismo sólo es una anomalía perceptiva, y no producto de la deducción de que esta crisis capitalista está configurando un desolador escenario de pobreza generalizada para las clases populares.

Elena Salgado, Ministra de Economía, achaca estos renuevos verdes de la economía española a las numerosísimas disposiciones implementadas por el Gobierno Zapatero, sin embargo, son muchos los que piensan que esas medidas -el cheque bebé, los 400€, compra de ordenadores y, más recientemente, los 2.000€ para la compra de automóviles- se han ido formulando a salto de mata en función de lo que iba surgiendo coyunturalmente y sin ningún rigor ni conexión entre ellas. Añadamos las sustanciosas inyecciones de capital al sistema financiero que sólo han sido útiles para que los bancos recuperen sus pérdidas, un rescate sin la lógica contrapartida de hacer llegar el crédito a las empresas y las familias. Y todo en un marco de relaciones sociales donde los ERE (Expediente de Regulación de Empleo) se hacen preventivos y sin justificación, las coberturas por desempleo se adelgazan, se suprimen impuestos a las rentas del capital, se privatiza lo poco público que va quedando… Se podría decir que esos brotes verdes ya huelen a podrido.

En Canarias, el acercamiento del Psoe a Coalición Canaria (CC), propiciado por la pérdida de los apoyos parlamentarios del PNV al Gobierno tras el ascenso de Patxi López a la Lendakaritza, ha hecho que aquel hedor se intensifique. Mientras la bancada socialista del Parlamento de Canarias le reprochaba tímidamente en el Debate de la Nacionalidad ser el presidente de un gobierno incapaz, sin proyecto y que no está a la altura de lo que necesita Canarias (sic), Paulino Rivero, destapando el tarro de las esencias del matonismo parlamentario, los desarmó desvelando el pacto al que Ana Oramas, diputada de CC, había llegado en Madrid con el Gobierno Central, consistente fundamentalmente en la actualización del Convenio de Carreteras (Anillo Insular, Vía Exterior y cuanta carretera se ponga a tiro), la aceleración del Plan de Obras Hidráulicas, préstamos ICO para empresarios y autónomos, que las subvenciones al transporte de mercancías alcancen el 100 por 100 de su importe, etc. A esto hay que añadir la reciente exigencia de Paulino de que Madrid suprima las tasas aeroportuarias lo que, en su opinión, contribuiría a que los turoperadores fueran más competitivos y, consiguientemente, capaces de traer más turistas a Canarias… En definitiva, el objetivo es que se potencie aún más el caduco modelo desarrollista que ha configurado la singular realidad socioeconómica isleña: el nirvana del construgobernante ultraperiférico.

Si las escasas medidas estructurales del Gobierno de Canarias contra la crisis pactadas con la patronal -recorte del gasto público, supresión de impuestos, abaratamiento del despido, flexibilidad laboral, etc.- producen urticaria, los argumentos de Paulino Rivero sobre por qué se debe seguir apostando por el binomio construcción-turismo como motor de la economía canaria rozan lo esperpéntico.

En un acto que bien podría estar situado en el Macondo garciamarquiano se inauguraba, a pesar del desplome de su consumo, una nueva fábrica de cemento propiedad de los herederos del que fuera procurador en las Cortes franquistas, Pedro Modesto Campos, situada «estratégicamente» muy cerca de donde quieren construir el Puerto de Granadilla. En tan insólito acontecimiento Paulino Rivero tuvo la oportunidad de expresar con rotundidad su idea de cómo y por qué el turismo que representa el 30% del PIB canario es la única actividad que puede generar empleo y bienestar: «Si vienen más turistas tendremos los hoteles y apartamentos ocupados, pero también habrá más gente consumiendo en los bares y restaurantes, en el comercio, más gente utilizando el transporte… Es decir, se mueve toda nuestra economía». Y añadió inspirado: «Si los establecimientos turísticos tienen buena ocupación y los empresarios obtienen beneficios se introducirán en la renovación de la planta turística y así, con nuestros créditos, estaremos tirando por el sector de la construcción, empezaremos no sólo a parar la destrucción de empleo sino dar un giro y crear empleo tirando del sector de la construcción… También ayudaremos a empresas como esta (Cement Investment S.L) que sirven el cemento al sector de la construcción» . A este cuento de la lechera sólo le falta ponerle la guinda intelectual que se merece, el «Y todo eso, por medio peso» que tan de moda ha puesto Pepe Benavente, icono de la cultura autóctona fabricado por la Televisión Canaria.   

Para qué perder el tiempo, pensará el presidente, estudiando y analizando los datos negativos del comercio mundial, la caída de las exportaciones de los países industrializados, la debacle en la venta de coches, el hundimiento del tráfico marítimo, el espectacular derrumbe de las licitaciones de obra pública… Esas son cosas propias de esos talibanes ecologistas con sueldos funcionariales que tan bien definiera Antonio Plasencia, presidente de la patronal de la construcción y telonero presidencial en el acto de marras. «Lo nuestro» es, simplemente, construir y construir.