Israel dejó de renovar los visados de trabajo para el personal internacional de la Oficina de Derechos Humanos de la ONU, obligándoles a abandonar el país.
Las sedes de la Oficina de la Alta Comisionada de la ONU para los Derechos Humanos (ACNUDH) en la Franja de Gaza y Cisjordania se están vaciando de integrantes de su personal internacional, con ciudadanía de países extranjeros.
Israel no les está renovando sus visados de trabajo y por eso se les está obligando a abandonar el país. Se trata de un acto de bullying diplomático. Su propósito es silenciar y paralizar cualquier oposición internacional a la ocupación y la colonización, y presentarla como antisemitismo.
El bullying es nuestra marca registrada. Es la de los matones santurrones y temerosos de Dios que descienden de las colinas y los asentamientos coloniales de Cisjordania −los favoritos del establishment israelí− y atacan a los recolectores de aceitunas y pastores palestinos. Son la fuerza auxiliar de la “Administración Civil” [el gobierno israelí en el territorio ocupado], las “Fuerzas de Defensa de Israel” [el ejército] y las “honorables” colonias, y están oficialmente autorizados para llevar a cabo la tarea de expulsión.
Los hooligans del Comité de Asuntos Exteriores y Defensa del Knesset [Parlamento], la Administración Civil y la ONG Regavim [organización racista y agresiva de colonos] están siempre buscando y persiguiendo todo proyecto humanitario financiado por Europa en el territorio palestino ocupado para destruirlo. Y los matones bien vestidos del Ministerio de Relaciones Exteriores están, en efecto, expulsando a los empleados internacionales de Naciones Unidas.
En febrero, el entonces Ministro de Relaciones Exteriores Yisrael Katz prometió llevar a cabo un acto de represalia contra la Oficina de la ACNUDH −en la forma de congelar los vínculos− porque se atrevió a publicar una lista (incompleta) de empresas y corporaciones principalmente israelíes (y algunas extranjeras) que están metidas hasta las orejas en el proyecto de colonización israelí en Cisjordania. Para cualquiera que se preguntara qué significa “congelar los vínculos”, la respuesta llegó cuando el ministerio no extendió los visados para el personal de la ACNUDH.
Katz hizo una promesa, y el Ministerio de Relaciones Exteriores, encabezado por el ex Jefe de Gabinete y miembro de Azul y Blanco [la coalición de Benny Gantz] Gabi Ashkenazi, está cumpliendo esa promesa.
Como informó el jueves pasado el portal Middle East Eye, nueve integrantes de la oficina de la ONU ya han dejado el país: la fecha de vencimiento de sus anteriores visas de trabajo se acercaba, pero sus pasaportes, que como de costumbre habían sido enviados al Ministerio de Relaciones Exteriores para su renovación, regresaron intactos, sin sello de prórroga. Los visados de otros tres integrantes expirarán pronto, y tres más que se suponía iban a incorporarse y presentaron solicitudes de visado no han recibido respuesta.
El 29 de junio el Ministerio de Relaciones Exteriores atacó a la Alta Comisionada de Naciones Unidas para los Derechos Humanos, Michelle Bachelet (ex presidenta de Chile), porque se atrevió a criticar los planes de anexión de Israel. Según un comunicado del ministerio, “No es la primera vez que la Alta Comisionada Michelle Bachelet politiza su oficina contra Israel, de manera unilateral.”
La declaración también mencionaba que ya en febrero, “Israel anunció que congelaría sus lazos con la Alta Comisionada, debido a su actitud unilateral y discriminatoria hacia el Estado de Israel.” La anexión no es una cosa política, por supuesto; tampoco el plan oficial urdido por el Primer Ministro Benjamín Netanyahu que fue pospuesto, ni el no oficial que Israel continúa implementando de facto todo el tiempo. Sólo la oposición a ellos es política. En otras palabras, prohibida.
¿Acaso otros países que se molestan por vuestras críticas actúan como lo hace Israel?, le pregunté al vocero de la OACDH, Rupert Colville. Me respondió que, en ocasiones, los visados de trabajo de uno de los empleados no se prorrogan, pero “no tengo conocimiento de ninguna situación realmente comparable en ningún otro lugar, en que todos los visados presentados para renovación no son renovados.”
Para enfatizar el absurdo, Colville añadió: “Y esta es una situación única, en tanto que la oficina y el personal no funcionan en Israel propiamente, pero necesitan visados israelíes para entrar y salir del territorio palestino ocupado.”
Uff, esa ONU: no reconoce a Cisjordania como parte de Israel. Reconoce a Israel dentro de las fronteras anteriores al 4 de junio de 1967. Tan antisemita.
Según su sitio web, la OACDH es el único organismo con un “mandato internacional” para monitorear e informar públicamente sobre la situación de los derechos humanos en el territorio palestino ocupado. Su oficina principal está en Ramala y tiene sucursales en Jerusalén Oriental, Gaza y Hebrón. Las aproximadamente 25 personas ‘locales’ (principalmente palestinas y unas pocas israelíes) empleadas por la organización continúan su labor. De todos modos, debido a las restricciones del coronavirus, el personal no ha frecuentado las oficinas en los últimos meses y se ha comunicado en línea.
Pero, con o sin Zoom, se supone que la presencia de personal internacional en el país debe proporcionar una mejor protección a quienes la necesitan, así como aprovechar su experiencia acumulada en cientos de otros lugares del mundo.
¿Es realmente necesaria la expulsión efectiva de trabajadoras/es internacionales? ¿Tiene el Ministerio de Relaciones Exteriores información que nosotros no tenemos? ¿Conoce a alguien en el mundo que haya decidido finalmente utilizar la información incriminatoria contenida en los informes de la ACNUDH, que justifique por ello amenazar a ese organismo, de la misma manera que el vocero de la coalición oficialista en el Knesset Miki Zohar amenazó al Procurador General Avichai Mendelblit[1]?
Si tan solo el bullying fuera un indicio de que los estados miembros de la ONU comprometidos con el Derecho Internacional se han cansado de un Israel que coloniza, destruye y expulsa… Si pudiéramos decir que los informes de la Alta Comisionada de la ONU tienen filo y que ahora hay alguien que finalmente está a punto de clavarlo en la criminal arrogancia de Israel…
Pero desgraciadamente
ese no es el caso. Durante 30 años de “negociaciones de paz” Israel ha
demostrado sin lugar a dudas que su única intención es seguir reduciendo los
‘pedazos de territorio’ de los palestinos, mientras la mayoría de los países
del mundo −encabezados por Occidente− prefieren el camino seguro que eligieron
hace tiempo: la condena verbal cada vez que se informa de una nueva construcción
en las colonias. Y al mismo tiempo, continuar con sus excelentes lazos
económicos, científicos, culturales, amistosos y militares con Israel.
Publicado en Haaretz el 19/10/20. Traducción:
María Landi.
[1] El parlamentario extremista del Likud Miki Zohar amenazó al Procurador General Avichai Mendelbit con que, si no renuncia y retira las tres acusaciones en curso contra Netanyahu, hará públicos audios que lo incriminan. (N. de la T.).