Siria vive desde el 2011 un conflicto sangriento en el que sus fuerzas armadas se enfrentan a organizaciones terroristas y a milicias de la oposición. Hasta hace poco, el presidente de Siria, Bashar al Asad, y su gobierno estaban a punto de colapsar, pues la mayoría de las ciudades, la infraestructura industrial más importante y […]
Siria vive desde el 2011 un conflicto sangriento en el que sus fuerzas armadas se enfrentan a organizaciones terroristas y a milicias de la oposición. Hasta hace poco, el presidente de Siria, Bashar al Asad, y su gobierno estaban a punto de colapsar, pues la mayoría de las ciudades, la infraestructura industrial más importante y los principales centros productores de petróleo de ese país estaban bajo control de los grupos terroristas y las fuerzas opositoras. Por otra parte, el Ejército Sirio estaba desgastado, de sus 325.000 miembros no quedaban más de 100.000. La intervención rusa en el conflicto, mediante la aviación y el asesoramiento militar, revertió la situación, pues contribuyó a interrumpir o a eliminar los flujos de abastecimiento de recursos a los terroristas; además, fueron liquidados miles de extremistas. A partir de entonces, la autoridad gubernamental creció y ahora controla el 98% del territorio sirio.
Además de Rusia, el Gobierno de al Asad cuenta con el apoyo militar de Irán, el grupo libanés ‘Hezbollah’ y los chiíes iraquíes. Rusia en reiteradas ocasiones ha subrayado que su objetivo no es apoyar al líder sirio sino ayudar a Siria a combatir contra los terroristas y evitar su desintegración. Pese a que Rusia retiró la mayor parte de sus fuerzas de Siria, su presencia es un factor decisivo del conflicto.
Hasta hace poco, lo que pasaba o debiera pasar en el Medio Oriente lo decidía EEUU, ya sea en Washington o Bruselas, aunque siempre bajo su égida, así era el mundo unipolar. Pero ahora, la ciudad de Sochi se ha convertido en el Yalta del Medio Oriente. ¿Qué pasó? Pasó que durante dos horas se mantuvo allí una reunión cumbre entre el presidente ruso, Vladímir Putin, y Hasán Rohaní y Recep Tayyip Erdogan, sus homólogos de Irán y Turquía; también participaron los ministros de Exteriores y los titulares de Defensa de los tres países. Putin aseguró que «los esfuerzos de Rusia, Irán y Turquía evitaron la disolución de Siria» e informó sobre sus negociaciones con Bashar al Asad, particularmente sobre la disposición del presidente sirio, ahora que la operación militar está a punto de completarse, de pasar a procesos políticos, realizar reformas constitucionales y elecciones en Siria.
Luego de la reunión, los tres mandatarios «expresaron su apoyo al amplio diálogo sirio con la participación de todos los segmentos de la sociedad siria» y se pusieron de acuerdo en que Siria debe conservar la soberanía y la integridad de su territorio; en que, bajo control de la ONU, se debe organizar elecciones para que sea el propio pueblo sirio el que determine los cambios que deben darse en las estructuras estatales de su país, que convierta a Siria en un Estado Federal multinacional donde se respete el derecho de todas las minorías nacionales; en que se debe hacer todo lo posible para involucrar a otros países y organizaciones, tanto regionales como internacionales, en el incremento sustancial de la ayuda humanitaria a la población siria, en desminar su territorio y preservar su patrimonio histórico y cultural. Debatieron también sobre la indispensable restauración de la infraestructura económica, comercial, industrial, agrícola y social de Siria.
Para disminuir la tensión política en Siria, los tres presidentes apoyaron la idea de la celebración, de ser posible en Sochi, de un Congreso de Diálogo Nacional Sirio que reúna a los delegados de los diferentes partidos políticos, la oposición interna y externa, los grupos étnicos y profesionales. Para terminar con la actual catástrofe humanitaria, causada por los grupos extremistas del Estado Islámico, EI, se pusieron de acuerdo en cooperar y reforzar la lucha contra el terrorismo que termine con el Daesh -agrupación que tiene un presupuesto de 2.3 mil millones de dólares, fue creada hace unos diez años por Al Qaeda en Iraq y es desconocido el número de sus miembros-, el Frente Fatah al Sham -uno de los grupos más agresivos entre los opositores al gobierno de al Asad, se llamaba antiguamente Frente Al Nusra; nació a principios de 2012 sobre la base de la agrupación siria de Al Qaeda y sus militantes llevan a cabo atentados suicidas, represiones salvajes contra la población civil y los soldados capturados. Su número de militantes es comparable al de Daesh- y demás grupos terroristas internacionales. Se espera que los antedichos acuerdos, entre las autoridades actuales y sus opositores, permitan encontrar la solución pacífica del conflicto sirio, para que, según Putin, «el destino de Siria sea determinado por los propios sirios, tanto por los partidarios de las autoridades actuales como por los opositores». Agradeció a Irán y Turquía por los combates de envergadura que evitaron la desintegración de Siria y señaló que gracias a estos esfuerzos…
«se logró evitar la desintegración de Siria, su usurpación por los terroristas internacionales y la catástrofe humanitaria… Se intercambiarán opiniones sobre cómo dar un impulso potente a la solución política sobre la base de la resolución 2254 del Consejo de Seguridad de la ONU… Este documento prevé la puesta en marcha de un amplio diálogo sirio con la participación de todos los grupos de la población: étnicos, confesionales y políticos… El pueblo sirio debe determinar por sí mismo su futuro, acordar los principios del sistema estatal… El objetivo de nuestra iniciativa es convocar aquí, en Sochi, al Congreso del Diálogo Nacional Sirio… Quiero destacar sobre todo el rol de los presidentes de Turquía e Irán, porque si no fuera por su postura, habrían sido imposibles el proceso de Astaná, el cese de hostilidades y la creación de zonas de distensión en Siria».
Rusia, Turquía e Irán actúan como garantes del alto el fuego declarado en Siria a finales de 2016.
Hasán Rohani, cuyo gobierno proporciona a Siria asesoramiento militar y asistencia humanitaria en la lucha contra los grupos terroristas, anunció que «las bases de Daesh en Siria e Irak fueron destruidas en su mayoría» y agradeció a «los soldados del islam, los diplomáticos del país, el Gobierno y la nación, las Fuerzas Armadas, así como a los pueblos de Irán, Irak, Siria y el Líbano, porque pusieron fin a un grupo que no trajo nada más que el mal, la adversidad, las matanzas y la barbarie… Se trató de un paso oportuno dado en un momento oportuno… Nuestros tres países instan a todas las naciones del mundo a brindar apoyo al establecimiento de la paz en Siria y a la creación de las condiciones para el regreso de los refugiados sirios y la recuperación económica del Estado sirio… La República Islámica de Irán luchará contra el terrorismo junto con el pueblo y el Gobierno de Siria… El terrorismo no puede ser un instrumento para ningún país, el terrorismo bajo cualquier condición puede convertirse en una amenaza para los Estados» e hizo un pedido para que las fuerzas extranjeras no se asienten en el territorio de Siria sin la autorización del gobierno sirio.
El ministro de Relaciones Exteriores de Irán, Mohamad Yavad Zarif, declaró que la cumbre histórica en Sochi tiene por objetivo ayudar al pueblo sirio a garantizar una paz justa y duradera, «no se necesitan palabras vacías ni trucos… cuando uno está ocupado trabajando efectivamente para la paz y contra el terrorismo».
El Ministerio de Defensa de Rusia informó que durante las conversaciones se debatió la situación actual de Siria y se dio apoyo al proceso de solución política de la crisis en la nación árabe. Los jefes de los Estados Mayores de las Fuerzas Armadas de Rusia, Irán y Turquía acordaron incrementar el nivel de coordinación para terminar con las agrupaciones terroristas que quedan en Siria.
Antes, Turquía pensaba que era inevitable el derrocamiento de Bashar al Asad, pero modificó su política hace un año, cuando dejó de insistir en la dimisión inmediata de al Asad y aceptó que permaneciera en el poder, por lo menos durante el período de transición. Turquía es un país fundamental para resolver el conflicto sirio y muchos de sus puntos de vista coinciden con los de los demás países. El problema kurdo es su gran problema, puesto que se opone a la creación de un Estado kurdo independiente, razón por la que el presidente Erdogan no se puede marginar de las negociaciones sobre Siria, donde la creación de un Estado kurdo sería un elemento motivador para los kurdos turcos. La participación de Turquía en estas negociaciones es importante tanto para su política interna como para la internacional y es apoyada por la mayoría de la población turca, que también desea mantener buenas relaciones con todos los países de la región, especialmente, con Irán y Arabia Saudita.
Para Turquía, EEUU comete un grave error al cooperar con la Unión Democrática, Partido kurdo sirio, y su brazo armado, las Unidades kurdas de Protección Popular, YPG, que es la columna vertebral de las Fuerzas Democráticas Sirias, dirigidas por EEUU. Según Ankara, el YPG está vinculado al PKK, Partido de los Trabajadores de Kurdistán, considera da terrorista por Ankara, y con los movimientos vinculados con el clérigo Fethullah Gulen, al que Erdogan acusa de haber organizado la intentona golpista de 2016. Turquía espera que EEUU cese el apoyo militar al YPG y retome la cooperación «con su verdadero aliado», sostuvo el primer ministro turco, Binali Yildirim.
El ministro turco de Relaciones Exteriores, Mevlut Cavusoglu, informó que había trasmitido a Washington «nuestra incomodidad con respecto al suministro de armas al PKK». Trump, que está decidido a «traer la paz al desastre que heredó en Oriente Medio», habló con el Presidente Erdogan y le reafirmó el compromiso de luchar no solo contra el EI sino contra «todas las organizaciones terroristas», incluida el PKK. Sin embargo, Washington no confirmó que se haya tocado este tema durante la charla entre Erdogan y Trump.
Según Recep Tayyip Erdogan, Turquía, Rusia e Irán deben desarrollar las relaciones en todos los ámbitos y «brindar apoyo a este proceso político libre y a gran escala dirigido por el pueblo sirio, hecho ya confirmado por las resoluciones del Consejo de Seguridad de la ONU».
La oposición moderada de Siria es otro factor importante de esta crisis, su núcleo, el Ejército Sirio Libre, logró aglutinar a casi todas las fracciones antigubernamentales. Esta oposición está respaldada por el Reino Unido, Catar, EEUU, Francia, Turquía y Arabia Saudita, que le suministran armas, equipamiento y vehículos. La oposición moderada se ha fragmentado en numerosos grupos separados, que actúan de manera independiente sin coordinar sus acciones entre sí. Tras la aparición de Daesh y el Frente Fatah al Sham, tanto la oposición moderada como el Ejército Sirio Libre dejaron de existir como grupos armados independientes con mando centralizado. Por el momento, la mayoría de sus unidades luchan bajo el control de Fatah al Sham.
Los kurdos sirios representan alrededor de 10% de la población total de Siria, residen principalmente en el norte del país y están fogueados por el conflicto. Empezaron su lucha entre las filas del Ejército Sirio Libre, pero poco después decidieron actuar de manera independiente. En el 2016 anunciaron la creación de una región autónoma con su propio gobierno, parlamento y fuerzas de orden. El Partido de la Unión Democrática y el Consejo Nacional Kurdo son las principales estructuras militares y políticas kurdas, cuyas numerosas unidades de autodefensa popular constituyen su principal brazo armado.
En agosto del 2016, el Ejército de Turquía inició la operación contra Daesh y otros grupos terroristas, bautizada como Escudo de Éufrates. Damasco calificó la operación turca de violación a su soberanía, mientras que el Pentágono la elogió, lo que estaba lejos de la realidad, pues se rompía la cooperación entre los dos aliados de la OTAN. El ‘Wall Street Journal’ escribe: «Mientras la Casa Blanca estaba preparando un plan secreto para unir sus fuerzas especiales con las de Turquía, Ankara apretó el gatillo para poner en marcha la misión de manera unilateral, sin avisar previamente a las autoridades de Washington». La decisión de Turquía fue un nuevo reto para EEUU, debido a que «dos de sus socios más importantes dentro de la campaña contra Daesh, los kurdos sirios y Turquía, se pusieron a pelear entre sí»; lo que es un nuevo elemento de tensión en las relaciones bilaterales entre Washington y Ankara, luego del fallido golpe de Estado del 15 de julio en Turquía.
Lo anteriormente visto demuestra que el gobierno de Putin es un capaz de realizar los mayores logros políticos del Medio Oriente, tomando en cuenta los intereses de todos los involucrados y cumpliendo con las leyes internacionales, que demandan el respeto a los derechos de los pueblos, por pequeños que estos sean. El mundo cambia, y cambia para el bien de todos sus miembros.
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