En 1948, tres años después de la derrota del nazifascismo, la Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) estableció el 10 de diciembre como el «Día Internacional de los Derechos Humanos», con la finalidad de impedir que en lo futuro pudieran repetirse las atrocidades cometidas por los nazis y sus aliados durante […]
En 1948, tres años después de la derrota del nazifascismo, la Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) estableció el 10 de diciembre como el «Día Internacional de los Derechos Humanos», con la finalidad de impedir que en lo futuro pudieran repetirse las atrocidades cometidas por los nazis y sus aliados durante la segunda guerra mundial.
Ese loable propósito de la comunidad internacional no ha podido, sin embargo, cumplirse absolutamente. Por aquí y por allá, con demasiada frecuencia, se cometen violaciones a los derechos humanos. A veces en forma descarnada, pero en ocasiones esas atrocidades son enmascaradas con actos y lenguajes de supuesta y falsa legalidad.
Así me lo comentaba Ailí Labañino en su reciente visita a México. Esta jovencita de 23 años, estudiante de informática en la Universidad de La Habana, es hija de Ramón Labañino, uno de los cinco cubanos prisioneros de Estados Unidos, acusados de falsos delitos y condenados a bárbaras e injustificables penas de cárcel por el solo hecho de haberse infiltrado en las organizaciones terroristas de Miami para conocer anticipadamente los planes de ataques terroristas contra Cuba.
Ailí Labañino vino a México a participar en la ciudad de Tijuana, en la frontera mexicana con EU, en un encuentro con trabajadores mexicanos y estadounidenses, con el propósito de mantener y acrecentar las acciones de los ciudadanos de ambos países en los esfuerzos planetarios por lograr la liberación de los cinco cubanos injustamente encarcelados.
La hermosa, inteligente y culta jovencita me explicó que a propuesta de los delegados de América Latina y Europa reunidos en el VI Coloquio Internacional por la Libertad de los Cinco Héroes y contra el Terrorismo, celebrado en Holguín, Cuba, se decidió realizar una jornada de cinco días por la libertad de los cinco prisioneros denominada «5 Días por los 5».
La fecha de inicio de la jornada, el 10 de diciembre, fue elegida como una manera altamente simbólica de celebrar el Día Internacional de los Derechos Humanos, hoy claramente vulnerados en el caso de los cinco cubanos presos por luchar contra el terrorismo anticubano asentado en EU.
Con serenidad y facilidad de palabra, Ailí me explicó que ya han sido agotados todos los recursos legales en pro de la liberación de los cinco prisioneros. Y que por esta razón sólo queda el recurso de la movilización internacional. Como parte de esta movilización se cuentan las peticiones de diversas personalidades del mundo de la cultura, la ciencia y las artes, de varios Premios Nobel y de decenas de organizaciones sociales alrededor del orbe.
Una de éstas, la celebérrima Amnistía Internacional, emitió apenas el 13 de octubre de 2010 un informe sobre el caso de los cinco, en el que demanda al gobierno de EU que, en caso de que nuevas apelaciones judiciales resulten ineficaces (como efectivamente ha ocurrido), revise el caso y mitigue cualquier injusticia a través del proceso de indulto, clemencia o cualquier otro medio apropiado.
Ailí me reiteró que el presidente Obama tiene pruebas más que suficientes de que los cinco presos son inocentes, que jamás significaron una amenaza para la seguridad nacional de EU, que no tenían armas y que su único objetivo era monitorear organizaciones terroristas con sede en Miami para evitar más muertes de personas inocentes.
La jornada «5 Días por los 5» terminó el martes 14 de diciembre. Miles y miles de personas participaron telefoneando, telegrafiando y enviando faxes o correos postales y electrónicos al presidente Obama demandando la terminación de esta monstruosa injusticia. Ailí Labañino confía en que esos miles y miles de voces sean escuchadas por Barack Obama.