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Carta abierta a Alfons Quintà de una «malalta real»

Fuentes: Rebelión

Estimado Sr Quintà, Siento no haber podido responder antes a su interesante artículo en el que habla de mí («Els antisistema com a enganyifa pura») http://www.emporda.info/catalunya/2010/10/12/antisistema-enganyifa-pura/93797.html ya que estaba, como cualquier «malalta real», en el hospital con una infección de riñón, complicación no muy rara en una enfermedad inmunológica como la yo «digo que tengo», […]

Estimado Sr Quintà,

Siento no haber podido responder antes a su interesante artículo en el que habla de mí («Els antisistema com a enganyifa pura») http://www.emporda.info/catalunya/2010/10/12/antisistema-enganyifa-pura/93797.html ya que estaba, como cualquier «malalta real», en el hospital con una infección de riñón, complicación no muy rara en una enfermedad inmunológica como la yo «digo que tengo», que dice usted, como es el Síndrome de la Fatiga Crónica/Encefalitis Miálgica. Ahora estoy en mi situación habitual, como los casi 100.000 catalanes y catalanas que tienen el SFC: encerrada en mi casa, entre la cama y el sofá, con el trancazo eterno de esta enfermedad y en lista de espera de dos años para ver a uno de los pocos especialistas en el SFC/EM en la sanidad pública catalana. Si quiere saber más sobre la realidad de esta enfermedad que usted afirma que yo «digo que tengo», le invito a leer un poco en www.ligasfc.org o http://www.rebelion.org/noticia.php?id=84752 o http://equipoaquo.com/pdf/manual.FM_SFC_SQM_Dic09[1].pdf
Nunca está de más que un periodista busque un poco en Google antes de escribir.

Pero veo, maravillada, que en realidad, usted, aunque no se informe antes de escribir un artículo, ¡lee a Hölderlin! (Me pregunto si lo ha leído en esta excelente edición: http://books.google.es/books?id=oe5n_Vsp12oC&printsec=frontcover&dq=h%C3%B6lderlin+valverde&source=bl&ots=uNjDLWowan&sig=5JUI8YaO9o1eKY-SWHnd6_5h5Xk&hl=es&ei=X_LPTNWnFMOj4QbEheSmBg&sa=X&oi=book_result&ct=result&resnum=1&ved=0CBYQ6AEwAA#v=onepage&q&f=false – el apellido del traductor y escritor no es una casualidad).

La mágia de la poesía se debe, en parte, a lo que proyectamos en ella cada uno. Para usted el «infierno en la tierra» son los antisistema. Eso dice mucho de usted y de su probablemente cómoda vida que quiere usted proteger de los que cuestionan el orden de las cosas y de los que quieren aliviar un poco el sufrimiento que existe este mundo.

Para mí el infierno en la tierra es el maltrato que reciben las personas con enfermedades invisibles, que no sólo incluye la falta de servicios sanitarios públicos en Catalunya, también el cinismo, la incredulidad y las burlas como las vistas en su artículo. El infierno en la tierra es la falta de solidaridad y comprensión que hay, aquí, a casa nostra, con las mujeres enfermas, esas a las que se les dice que lo suyo es mucho cuento. El infierno en la tierra son todas las situaciones de injusticia, de opresión y de crueldad. El infierno en la tierra debe ser (aunque ese es un infierno que yo no conozco) el no estar trabajando para cambiar esta sociedad neoliberal tan brutalmente cruel. Puede ser que ese sea el infierno en el que usted ha decidido habitar.

Pero Hölderlin también tiene poemas que hablan del cielo en la tierra. Y yo tengo el privilegio de conocer ese trocito de cielo. Mis compañeras y compañeros que tienen SFC, o que tienen niños con SFC, que siguen viviendo y luchando por cambiar este sistema que les da la espalda, que les trata de vagos, que no les da ayudas económicas ni de ningún tipo, esas personas, viviendo en la pobreza con su valentía, su dignidad rebelde, su apoyo y su solidaridad, son el cielo. Porque lo importante no es si nosotros somos antisistema o no: lo importante es entender que el sistema es anti-nosotros, anti-humano, anti-bienestar y querer cambiarlo. Y también el cielo en la tierra son todas las personas okupas, discapacitados, activistas, jacobinos, feministas, y tantos rebeldes más que se aseguran de que los cínicos y los poderosos sepan que no les creemos. A todos esos creativamente rebeldes estoy muy agradecida por acompañarme en este viaje en el que estamos todos.

Yo me tomo la libertad, Sr Quintà, de invitarle a salir de su particular infierno enfermizo y a ver lo que nos queda por hacer: ir construyendo ese otro mundo que es posible. Sí, otro mundo es posible aquí y ahora y, en el fondo, nuestro querido Hölderlin lo sabía.

Sinceramente,

Clara Valverde Gefaell

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso de la autora mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.