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Atentado en Barajas

Cerrar viejas guerras, abrir nuevas luchas

Fuentes: eutsi.org

El proceso de paz suponía para muchas la posibilidad de cerrar la lógica militar del conflicto vasco y sus perniciosos efectos: su vanguardismo desmovilizador, su eterno empate en sufrimiento… para abrir nuevas luchas. Cerrar una vieja guerra para abrir nuevas luchas. En ese sentido rechazo el atentado de Barajas, como una forma de volver al […]

El proceso de paz suponía para muchas la posibilidad de cerrar la lógica militar del conflicto vasco y sus perniciosos efectos: su vanguardismo desmovilizador, su eterno empate en sufrimiento… para abrir nuevas luchas. Cerrar una vieja guerra para abrir nuevas luchas. En ese sentido rechazo el atentado de Barajas, como una forma de volver al pasado o de retrasar el futuro.

Ahora toca, como ayer, continuar con la movilización social a favor de la democracia en Euskal Herria. Apoyar el proceso de paz exigiendo al gobierno español medidas valientes y democráticas. Pero, también, hacer crítica política a la lógica militarista de ETA y avanzar en las nuevas luchas desde una lógica antiautoritaria.

Euskal Herriak bizi behar du (Euskal Herria necesita vivir)

 

Cuando hace unas semanas escribí el artículo titulado «Alerta Euskal Herria» me sumaba a numerosas voces que advertían del estancamiento del proceso de paz y, como consecuencia, de la posibilidad de su ruptura.

Hay que ser claros; la razón del estancamiento era, como podía ver cualquier observador objetivo, la falta de actuaciones por parte del gobierno español (es sabido que un proceso de paz es cosa de dos) una inactividad enmascarada de retórica optimista; y, también, la falta de acuerdo de los partidos vascos a la hora de establecer de una vez la mesa de diálogo multipartito.

En aquel artículo se decía que, al margen de los posibles acuerdos previos entre ETA y el gobierno, en nuestro país continuaba un estado de excepción de facto que limitaba seriamente las garantías democráticas mínimas propias de las democracias formales. Así siguen las cosas y, con atentado o sin él, hemos de seguir denunciando esta situación, injustificable desde todo punto de vista que no sea la política genocida (sí, genocida) propugnada por la ultraderecha española. Denunciándola y movilizándonos contra ella.

El sacerdote irlandés Alec Reid (uno de los negociadores del proceso de paz en Irlanda) declaraba a la televisión pública vasca que no se puede prometer a una organización como ETA o IRA que abandone su guerra a cambio de poder participar en política, y también de cambios en la situación de los presos, y, luego, estar nueve meses (por lo menos) sin hacer nada de eso (ni siquiera un gesto) y pretender que el alto el fuego se mantenga. ETA, como organización militar que es, piensa en términos militares y sus actuaciones se parecen a las de cualquier facción militar en los cientos de conflictos armados que sacuden el mundo (incluidos los gobiernos y ejércitos oficiales) unas actuaciones donde los civiles son cada vez más los principales perjudicados: los famosos «daños colaterales»(uno de los eufemismos más horribles del Estado-Guerra) que siempre son los más desfavorecidos, lo mismo en Irak que en Barajas. De igual forma, en las guerras actuales, los límites legales se desvanecen cada vez más, sobre todo desde que USA hizo añicos la legalidad internacional con la invasión ilegal de Irak. Así que no es de extrañar que ETA rompa su propia legalidad y no avise de la ruptura del alto el fuego.

Ahora bien, creo que la inmensa mayoría de nuestro pueblo no está en absoluto de acuerdo con esa lógica militar. Algunos lo llevamos diciendo hace mucho y lo seguimos diciendo ahora . El proceso de paz suponía para muchas la posibilidad de cerrar la lógica militar del conflicto vasco y sus perniciosos efectos: su vanguardismo desmovilizador, su eterno empate en sufrimiento… para abrir nuevas luchas. Cerrar una vieja guerra para abrir nuevas luchas. En ese sentido rechazo el atentado de Barajas, como una forma de volver al pasado o de retrasar el futuro. Supongo que para muchos en ETA la incipiente movilización social en el país vasco, y también en el estado español, a favor del proceso de paz era mera «pijería» pacifista comparada con la capacidad de presión de 500 kilos de explosivo. Si no es así no se entiende este atentado justo ahora. Antes de las elecciones, perjudicando posiblemente a Zapatero, pero, sin duda, también a Batasuna cualquiera que sea la marca electoral que hubiera podido presentar. Es decir, lógica militar por encima de la política y de la movilización social. Si vis pacem para bellum.

Y, mientras, los vascos/as cada vez más desengañados (mucho menos interesados por la política que, por ejemplo, catalanes o madrileños, sobre todo los jóvenes, el 70% pasa de política) más precarizados, sin acceso a la vivienda… Nuestra tierra invadida por el cemento especulador, nuestra burguesía frotándose las manos y un nuevo esclavismo surgiendo por doquier con los emigrantes. ¿Cuándo vamos a dar prioridad de una vez a esas nuevas luchas? Incluida, por supuesto, la defensa de la identidad vasca. No podemos esperar más. La lucha por el estado vasco independiente socialista y euskaldun no puede ser la prioridad, no puede ser excusa para no priorizar nuestros problemas cotidianos, ya no. No podemos seguir utilizando la independencia y el socialismo como eslóganes fetiche. El único estado vasco viable es uno integrado en la Unión Europea, y eso es, no lo olvidemos, la «Europa de los mercaderes». ¿Qué nos importa a nosotros? Que lo defienda la derecha vasca, que defiendan ellos sus intereses, nosotros tendremos que defendernos de unos y otros. Como personas, como trabajadores y como pueblo. Sumémonos a las nuevas luchas que por todas partes plantan cara al neoliberalismo desde Oaxaca a París. Para hacerlo tendremos que cerrar la vieja guerra que, cada vez más, impide las nuevas luchas. Para cerrar la vieja guerra tendremos que superar la lógica militar y empezar a pensar en otra lógica, la de las nuevas luchas: horizontalidad, democracia popular, participación… lo contrario de lo que ha hecho ETA con este atentado.

Ahora toca, como ayer, continuar con la movilización social a favor de la democracia en Euskal Herria. Apoyar el proceso de paz exigiendo al gobierno español medidas valientes y democráticas. Pero, también, hacer crítica política a la lógica militarista de ETA y avanzar en las nuevas luchas desde una lógica antiautoritaria.

Euskal Herriak bizi behar du (Euskal Herria necesita vivir)

* Juan Ibarrondo es miembro del comité de redacción de eutsi.org