En los últimos días un temporal de frío y nieve azota el desierto Jordano. Los miles de sirios refugiados en el campamento de Zaatari, sobre todo, ancianos y niños pueden morir congelados sino cambia la meteorología. El invierno en el campo de refugiados de Zaatari promete ser masacrante, las víctimas de la guerra en Siria […]
En los últimos días un temporal de frío y nieve azota el desierto Jordano. Los miles de sirios refugiados en el campamento de Zaatari, sobre todo, ancianos y niños pueden morir congelados sino cambia la meteorología.
El invierno en el campo de refugiados de Zaatari promete ser masacrante, las víctimas de la guerra en Siria tendrán que aguantar las bajas temperaturas que en algunos casos pueden llegar a los 3 o 4 grados bajo cero. Estamos hablando de un clima bastante riguroso pues el campamento se halla situado en una zona esteparia. Han empezado las lluvias y los vendavales que llegan a alcanzar los 80 kilómetros por hora. Ayer, miercoles 9 de enero el campo de Zaatari se ha inundado completamente. Desde hace dos días que no para de llover. ¿Quién va a venir al rescate de miles de personas? No hay medios, todo es infructuoso si mañana no sale el sol.
Principalmente, la población más vulnerable, como son los ancianos y los niños sufrirán graves consecuencias al no estar debidamente protegidos y carecer de calefacción. Muchos de los casi 60.000 refugiados apenas cuentan con jaimas de poliester y todavía no han recibido los contenedores metálicos mucho más resistentes a los rigores invernales. ¡Atención! Están en peligro de muerte.
Llegamos aquí hace unos días en compañía de un destacado grupo de internacionalistas que han venido a solidarizarse con los refugiados de la sangrienta guerra civil siria. Un violento temporal castiga la práctica totalidad del país y se teme lo peor.
Como podemos observar en el vídeo que hemos grabado la mayoría de los refugiados es gente muy humilde, que lo ha perdido todo y que carece de patrimonio para poder sobrevivir dignamente.
Este es un crimen contra la humanidad. El ejército sirio no sólo bombardea y masacra a la población civil, sino que les inflinge un castigo colectivo igual al que cometen los sionistas con los palestinos en los territorios ocupados. Dejar sus casas, sus tierras, sus medios de sustento para agonizar tiritando de frío en tierra extraña. La comunidad internacional calla, guarda un silencio cómplice como aconteciera en su día con Gernika, Srebrenika, o Sarajevo. Luego se rasgarán las vestiduras y vendrán los golpes en le pecho y las caritas de hipócritas arrepentidos.
Este grupo de internacionalistas de países como Holanda, Colombia, Argelia y Francia han venido a brindarles solidaridad, y, ante todo, denunciar al mundo una espantosa tragedia que está a punto de consumarse.
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