Traducido del inglés para Rebelión por Sinfo Fernández
El cielo en Ciudad de Gaza (21 de enero de 2011) Foto: Yasmeen Al-Khoudary
La gente sigue hablando de una nueva guerra. Te cuentan que sus vecinos -probablemente sienten vergüenza de admitir que es su familia y no sus vecinos- han empezado a abastecerse de alimentos y velas en preparación de la próxima guerra. «La gente está realmente aterrada», te dicen, utilizando la palabra «gente» en vez de «nosotros». ¡Todo el mundo -los informes de las noticias y los rumores en voz alta sin fundamento- está diciendo que ya pueden oírse los tambores de guerra, ¿ustedes no?!
Bien, para mí la guerra ha empezado ya, e Israel está actualmente cantando victoria habida cuenta de las conversaciones que nosotros dos estamos teniendo. Hace unas dos semanas pude ver lo que me pareció un piloto israelí confundido volando en su avión F-16 y dibujando círculos en el cielo. La gente lo tomó inmediatamente como una señal, una amenaza, una advertencia de que la guerra se avecinaba. Y se pusieron a recordar los sucesos de 2008, convencidos de que el 27 de diciembre de 2008 un avión israelí, posiblemente el mismo, dibujó idénticos círculos en el cielo y fue entonces cuando empezó la guerra.
Felicitaciones, Israel, por ganar la guerra psicológica contra Gaza. No, no os basta con el honor de ser la única potencia del planeta que tiene como objetivo asediar físicamente a toda una población, sino que también queréis volverla loca. Sólo cuando la gente empezaba a suspirar aliviada y a dar pequeños pasos para recuperarse de la guerra de 2008-2009, empezásteis a diseminar rumores sobre una nueva guerra. ¡Qué estúpidos sois, aunque penséis que estáis ganando!
Claro que alguna gente se está creyendo vuestros rumores y han empezado a comprar suministros para prepararse para la «eventual» guerra y carencia de todo tipo de cosas, desde leche maternizada a medicinas. Sin embargo, ¿habéis oído hablar de una sola familia que esté preparándose para marcharse de Gaza? Esa es una pregunta absurda para vosotros, ¿verdad? ¿Cómo puede alguien cuestionar la posibilidad de escapar en tiempos de temor? En vuestras tradiciones construís y os escondéis en refugios seguros, preparáis planes de evacuación masiva para vuestros ciudadanos y compráis toneladas de máscaras antigás tan pronto como prevéis el lanzamiento de hasta el más pequeño cohete. En nuestras tradiciones, la gente sólo compra velas para iluminar sus casas y harina para cocer pan mientras arrasáis nuestras ciudades hasta los cimientos con vuestro despiadado ejército. No pueden buscar refugios seguros ni disponen de ningún tipo de protección contra el gas, y menos aún contra las bombas de fósforo. Buscan protección en Dios y en su unidad, en su amor, aprovechan la guerra para acercarse más a sus familias o a quienquiera que se encuentre entre ellos, para compartir amor y calor.
¿Sabes, Israel? Me recuerdas la fábula del científico y la rana. Tú -en este caso el científico- ordenas a la rana que salte, y ella obedece. Le cortas las patas delanteras y le ordenas que salte y entonces la rana lucha y trata de saltar. Le cortas las patas traseras y le ordenas que salte pero ya no puede saltar. Entonces anuncias arrogantemente tu gran descubrimiento: cuando una rana se queda sin extremidades, se vuelve sorda y por eso no puede saltar. Sí, la sordera hace que la rana pierda esa habilidad física, no el hecho de que le hayas amputado sus cuatro extremidades… ¿No es eso acaso lo que estás intentando hacer con los palestinos todos y cada uno de los días? Llevas cortando lentamente nuestros miembros durante los últimos sesenta años, uno a uno. Nos has obligado a acostumbrarnos a una vida sin un miembro, sin dos miembros, sin tres miembros, y ahora sin cuatro miembros a medida que pasan los años. Sigues experimentando con nosotros y muestras al mundo que aún podemos saltar. Sin embargo, cuando nos hayas arrancado hasta el último miembro, afirmarás que ya no podemos saltar porque nos hemos quedado sordos. En términos del mundo real: que nos estás culpando a nosotros de la miseria que conforma nuestra vida diaria y dejas tu ocupación, tus guerras, tu asedio y tus despiadados actos fuera de la ecuación.
Podríamos acostumbrarnos a una vida sin miembros, pero eso no significa que perdamos nuestra capacidad para movernos. Nos arrastraremos por el suelo para poder coger nuestra propia comida. Pero vosotros seguiréis siempre siendo el opresor, el enloquecido opresor con falsas teorías científicas, al menos en este caso. Vivir una vida sin miembros significa que vamos a continuar viviendo cualquier tipo de vida mientras estemos en nuestro país, al que legítimamente pertenecemos. Israel, cuando nos arrancas nuestros miembros, perdemos nuestra capacidad para saltar porque nos los habéis arrancado no porque nos hayamos vuelto sordos. Sin embargo, sí que hacemos oídos sordos a vuestras amenazas, a vuestras ilógicas proclamas; porque, francamente, nada de lo que decís o hacéis conseguirá hacernos ni siquiera pensar en abandonar este lugar. Puede que algunos de nosotros veamos en los círculos del cielo un signo de guerra, otros podrían considerarlos una especie de valla de alambre espinoso mediante la que queréis darnos a entender que hasta el cielo tiene límites. Sin embargo, para la rana, los círculos en el cielo son la razón para mantener la cabeza muy alta, mirando al sol, sin que le importen los miembros perdidos.
Yasmeen Al Khoudary es una escritora e investigadora independiente que vive en Ciudad de Gaza, Palestina. Su blog es: [email protected]
Fuente: http://electronicintifada.net/
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