«En 1944, durante la lucha contra Hitler, el Partido Laborista británico aprobó un plan para expulsar a los palestinos de Palestina que se asemejaba a los primeros planes de Hitler (hasta más o menos 1941) en relación con los judíos. Este plan fue aprobado bajo la presión de los miembros judíos de la cúpula del […]
Del libro Historia judía, religión judía. El peso de tres mil años. Autor: Israel Shahak. Prólogos de Edward Saiod y Gore Vidal. Edita Machado Libros.
Recuerde esta fecha: 2 de Noviembre de 1917, se han cumplido este mes 102 años desde que Balfour, Ministro de Exteriores inglés, en representación de la monarquía, le firmó su Acuerdo de entrega de Palestina a Walter Rothschild, representante de la Federación Sionista en Inglaterra. Ese crimen se realizó definitivamente con la votación en la ONU de la partición territorial de Palestina a favor de la empresa neo colonial sionista, resolución 181, 29 de Noviembre de 1947, desde esta última fecha han pasado 71 años. Los nuevos opresores de Palestina, como corresponde a su interés en cumplimiento de su proyecto, no han tenido ni una pizca de humanidad, la expulsión del Pueblo Palestino ha sido la principal tarea y hoy continúa siéndola. El ente ha declarado que el territorio conquistado es únicamente para «judíos». ¿Pero qué clase de «judíos»? Según Joachim Prinz, rabino sionista que posteriormente habría de emigrar a Estados Unidos, donde llegó a ser vicepresidente del Congreso Judío Mundial y una luminaria en la Organización Sionista Mundial (así como gran amigo de Golda Meir), publicó en 1934 un libro especial, Wir Juden (Nosotros judíos), para celebrar la llamada Revolución Alemana de Hitler y la derrota del liberalismo, –en el que brindaba por la toma del poder del nazismo, y por cómo el nazismo anulaba la asimilación y los matrimonios mixtos como opción para los judíos- entonces escribió: Queremos que la asimilación sea sustituida por una nueva ley: la declaración de pertenencia a la nación judía y a la raza judía. Un estado erigido sobre el principio de la pureza de nación y raza solo podrá ser honrado y respetado por un judío que declare que pertenece a su propio grupo. Habiéndolo declarado él mismo, su lealtad hacia un estado jamas podrá ser defectuosa. El estado no puede querer a otros judíos más que a aquellos que se declaren pertenecientes a la nación judía.
La población palestina que resiste en su país es considerada como seres subhumanos y de segunda clase, sin reconocimiento nacional y con escasos derechos, pudiendo ser expulsada cuando a los sionazis les convenga una casa, un espacio territorial, o una riqueza de cualquier tipo que se encuentre en el lugar. Con su deshumanización los sionistas ocupantes han sido empleados por su empresa en la preparación de bandas terroristas que han intervenido en Siria, en Irak, en todo Oriente Medio, y como declara el autor de Historia judía (Israel Shahak): El Estado de Israel cumple ahora en relación con los campesinos oprimidos de muchos países -no solo en Oriente Medio, sino mucho más lejos- un papel que no se diferencia demasiado del que tenían los judíos en la Polonia anterior a 1795: el de administrador de un opresor imperial. Es característico e instructivo que el papel fundamental de Israel al armar a las fuerzas del régimen de Somoza en Nicaragua, y a las de Guatemala, El Salvador, Chile y demás, no haya suscitado ningún debate público extenso en Israel o entre comunidades judías organizadas de la diáspora. Incluso el asunto más limitado del oportunismo -si la venta de armas a un dictador carnicero de guerrilleros y campesinos tiene interés a largo plazo para los judíos- pocas veces se cuestiona.
Un ejemplo de hoy mismo que muestra los intereses del sionazismo con respecto a España: Eli Hazan, director de relaciones internacionales del partido gobernante en Israel, Likud, el de Benjamin Netanyahu, expresó su apoyo a los ultraderechistas españoles a través de Twiter a las 11.07 de este sábado- El tuit fue borrado después ante el aluvión de críticas que suscito en las redes sociales. En el terreno político más amplio el genocidio sionazi cimenta las nuevas leyes internacionales, las leyes que el neoliberalismo viene implantando en otros ámbitos se basan en la fuerza de los hechos mediante la violencia de todo tipo, la guerra híbrida, el ataque a todo lo que represente el mundo con Derechos para las naciones, para los pueblos, la imposición, el dominio o la destrucción absoluta, el desafío y la burla constante por medio de hechos y discursos de la igualdad, de los Derechos Humanos, de la mínima justicia. Dueños de los medios de difusión articulan en el lenguaje de los diferentes sectores sociales la normalización de su genocidio y son presentados como «demócratas». Así lo hace el ente israelí, lean las palabras de su dirigente Avi Dicter sobre la que llaman Ley Nación: Aprobamos esta ley para evitar que Israel sea un país para todos sus ciudadanos.
Siguiendo a la declaración de la llamada Ley Nación, el otro lado del ente sionazi, EEUU, dio por válida la declaración de Jerusalén como capital sionista, contra toda legalidad, con el mundo en contra, con la tierra echada por sus medios propagandísticos a los ojos de la gente, y seguidamente EEUU-Israel presentó un nuevo plan para la zona y le han llamado Acuerdo del siglo, que conlleva la expulsión definitiva del Pueblo Palestino en cumplimiento de su máximo objetivo. Lo último que se ha sabido al respecto de ese plan es una denuncia presentada por el profesor David L. Philipps, coautor del Proyecto Empresa Palestina con Haytan Manna, Presidente del Instituto Escandinavo de Derechos Humanos, en la que declaran que el llamado Acuerdo del siglo promovido por Kushner, yerno de Trump, para la expulsión definitiva del Pueblo Palestino de su país, no es más que una copia modificada del proyecto que ellos elaboraron en el 2010. Kushner presentó a los gobiernos en la región el Acuerdo del siglo para preservar al ente neocolonial. Las modificaciones a las que se refieren los autores del Proyecto Empresa Palestina, declaran que se dirigen a la eliminación de la parte referida a la creación de un Estado Palestino y a la implementación de medidas para su desarrollo. En la denuncia contra Kushner se dice que éste robó el trabajo de otros, eliminando cualquier referencia al Derecho Internacional, incluidas las Resoluciones de la ONU sobre la cuestión palestina y la referencia a la creación de un Estado palestino. Peor aún, dividió al pueblo palestino en dos categorías: refugiados sin derecho a regresar y residentes sin nacionalidad ni ciudadanía.
La monarquía inglesa con su gran burguesía acordó con el sionazismo su negocio para la región de Oriente Próximo, después el negocio en su parte principal ha pasado a las corporaciones estadounidenses, y hacen de comparsas los restantes países, que negocian con el ente sionazi y le secundan con inacción su boicot a la Ley Internacional y al derecho del Pueblo Palestino. Hay que aprender de la Historia, y a la luz de ella observar los acontecimientos de nuestros días para saber lo que nos espera y qué se debe hacer.
Recuerde la fecha: 2 de Noviembre de 1917. Desde entonces hasta hoy, todo ha sido y es, la guerra de los sionazis, del ente israelí, para expulsar de Palestina al Pueblo Palestino.
Ramón Pedregal Casanova es autor de los libros: Gaza 51 días, Palestina. Crónicas de vida y Resistencia, Dietario de Crisis, Belver Yin en la perspectiva de género y Jesús Ferrero, y, Siete Novelas de la Memoria Histórica. Posfacios. Presidente de la Asociación Europea de Cooperación Internacional y Estudios Sociales AMANE. Miembro de la Comisión Europea de Apoyo a los Prisioneros Palestinos. Miembro del Frente Antiimperialista Internacionalista (FAI).
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