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La “mayoría silenciosa” del president Mas

Como en los viejos tiempos

Fuentes: Rebelión

Sin tener información contrastada no creo equivocarme de mucho, ni de poco, si conjeturo que la suma de los asistentes a todos los mítines y encuentros de todas las formaciones políticas que se presentan a las elecciones municipales en la ciudad de Barcelona el próximo 22 de mayo fue ayer domingo, 15 de mayo, menor, […]


Sin tener información contrastada no creo equivocarme de mucho, ni de poco, si conjeturo que la suma de los asistentes a todos los mítines y encuentros de todas las formaciones políticas que se presentan a las elecciones municipales en la ciudad de Barcelona el próximo 22 de mayo fue ayer domingo, 15 de mayo, menor, mucho menor, que el número de asistentes a la manifestación convocada bajo el lema: «democracia real ya» y las consignas y reivindicaciones anexas: contra la dictadura de los mercados; le llaman democracia y no lo es; responsabilidades penales para los responsables de la crisis; las agencias de rating como ejemplo del latrocinio institucionalizado; la vivienda es un derecho constitucional y no una mercancía en mano de corporaciones sin alma, y así siguienso, y siempre de manera razonable y justa.

Tampoco creo transitar ninguna senda de desacierto y errores si apunto que el número de asistentes a todos los mítines que se van a celebrar durante la campaña en todas las ciudades de Catalunya, no sólo en Barcelona, será menor, o igual si he tenido algún desliz en algún cálculo, al de los asistentes a la admirable manifestación del sábado 14 de mayo contra los recortes en educación, sanidad y en sectores afines, y a favor de un Estado de bienestar que practique realmente, sin postrarse a los pies de los poderosos, una política de distribución de ingresos y medios, de apoyo real y efectivo a los sectores más desfavorecidos y de lucha contra las enormes desigualdades que vertebran aceleradamete nuestras sociedades.

De la primera de ellas no ha habido hasta la fecha ningún comentario institucional. De la segunda sí, y no por parte de cualquier responsable. El mismísimo president Mas habló de ella ante sus fieles en un mitin que celebró su formación este fin de semana de Sant Cugat, uno de los pocos feudos municipales de su organización, de Convergència, y la Unión Católico-cristiana del pro-nuclear Duran i Lleida.

¿Y qué dijo el President? Pues ni más y menos que por encima de los manifestantes del 14 de mayo y de sus demandas estaba la mayoría, que acaso fuera silenciosa pero que en definitiva era mayoria y esta era la que contaba. Como en los viejos y olvidados tiempos. No se trata para el president de discutir si lo que los manifestantes reclamámabos estaba apoyado en sólidas razones y aquello que, en principio, es la finalidad esencial el Derecho, la justicia, sino de apelar al conformismo social, a lo peor o más cómodo de nosotros, a los últimos resultados electorales autonómicos, señalando a un tiempo, sin decirlo explícitamente, que quien calla, otorga, y que, por tanto, esos millones de personas que no se manifestaron el 14 de mayo apoyaban de hecho la política de recortes de la Generalitat que, una vez más, se presenta como necesaria, urgente e inevitable. Ideología neoliberal en el puesto de mando: no hay alternativa: Miss Thatcher -en nuestro caso, Mas y Mas-Colell- 30 años después.

Ni que decir tiene que muchos ciudadanos que no pudieron asistir a la manifestación del 14 de mayo no abonan ninguna senda de recortes y, a un tiempo, ninguna política de ampliación de los privilegios fiscales de minorías sociales ya muy favorecidas. Tan elemental, Watson estimado, como que esas mismas fuerzas que descalifican o quitan todo el valor que pueden a las manifestaciones sociales usan, sin enrojecer, el mismo argumento movilizador cuando se trata de hablar de asuntos nacionalistas o de criticar recortes de reformas estatuarias, conscientes por otra parte, participan en el juego, que más que mayorías silenciosas son, en numerosas ocasiones, mayorías silenciadas: quien se mueva ni sale en la foto ni lo va a tener fácil para tener una existencia social no heroica si no tiene algun colchón social.

Entonces sí, si el tema de la hora es el poder y las atribuciones nacionales, sí que cuentan las manifestaciones y sus demandas. Para lo otro, en cambio, no, para otro lo que aparentemente cuenta son las personas que por dificultades irresolubles, por pasividad, por creer inútil la protesta, por ausencia de organización, a veces incluso por temor, no participaron en actos tan necesarios como el aire que respiramos, malinterpretando sesgadamente su no presencia en actos ciudadanos de lucha y resistencia.

No es improbable, es una línea que parece ir dibujando el horizonte de nuestra época, que esa misma supuesta mayoría de la que ha hablado el president Mas un día le haga ver, por si tiene alguna duda, que no lo creo, que tiene mucho que decir y que el silencio, en ocasiones, no es no saber qué decir sino síntoma de griterío que va incubándose, de millones de voces, apagadas hasta ahora, que están levantándose poco a poco desde tsunamis de indignidad para reclamar sus derechos sociales más básicos, más esenciales. Nunca una mayoría prudente, demasiado prudente tal vez, ha estado más a punto de lanzar al aire verdades imprescindibles como puños.

Ni nos doblegaron, ni nos domesticaron ni lo van a conseguir. Eso fue lo que nos enseñó aquel maestro de todos llamado Marcelino Camacho.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.