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Cómo ven los kurdos sirios su nueva y precaria situación tras el «ahí os quedáis» de Trump

Fuentes: The Intercept

Traducido del inglés para Rebelión por Sinfo Fernández.

 

 Un combatiente de las Fuerzas Democráticas Sirias habla por radio en un puesto de control cercano a la base del campo petrolífero de Omar, en el este de Siria (24 febrero 2019) Foto: Felipe Dana/AP

Sherin Tamo recuerda cuando los ataques aéreos de EE. UU. machacaban la ciudad siria de Kobane desde el otro lado de la frontera con Turquía. Era septiembre de 2014, y el Estado Islámico en Iraq y Siria (Daesh) había estado asediando la ciudad fronteriza desde tres lados. Turquía se había negado a permitir que los refuerzos cruzaran la frontera, pero dejó que residentes como Tamo escaparan. Desde el lado turco de la frontera fue testigo de cómo el Daesh avanzaba cada vez más en el área de mayoría kurda. Luego EE. UU. hizo su aparición.

El 27 de septiembre, la coalición liderada por Estados Unidos comenzó una campaña de bombardeos masivos, prolongados y letales en Siria sobre las unidades del Daesh alrededor de Kobane, e inició una colaboración con las Unidades de Protección del Pueblo Kurdo, conocidas por sus iniciales kurdas YPG, que llegarían a convertirse en la fuerza más efectiva contra el Daesh. «Cuando escuchábamos los ataques aéreos de Estados Unidos, nos sentíamos muy felices», recordaba Tamo, una residente kurda de Kobane. «Aplaudíamos cada ataque sobre nuestra ciudad pensando: ‘Ojalá que nuestras casas se derrumben sobre sus cabezas'».

Esa asociación parece haber llegado ya a un final tumultuoso cuando la repentina decisión del presidente Donald Trump de otorgar luz verde a una invasión turca del norte de Siria abrió la puerta a una posible, otra más, catástrofe humanitaria. En la última de una larga lista de traiciones estadounidenses hacia los kurdos, un comunicado de prensa de la Casa Blanca emitido el domingo por la noche, aparentemente después de una llamada telefónica entre Trump y el presidente turco, Recip Tayyip Erdogan, dijo: «Turquía va a iniciar pronto su operación largamente planeada en el norte de Siria».  

Manifestantes kurdos sirios en la ciudad nororiental de Qamishli protestan contra las amenazas turcas de invadir la región  kurda (27 agosto 2019). Foto: Delil Souleiman/AFP/Getty Images

La región siria del noreste está administrada por una facción liderada por los kurdos, las Fuerzas Democráticas Sirias, o FDS, que hicieron gran parte del trabajo duro sobre el terreno durante la guerra de coalición liderada por Estados Unidos contra el verse estar ahora solas a la hora de enfrentar una batalla desalentadora contra sus enemigos históricos en el gobierno turco. «Las Fuerzas Armadas de Estados Unidos no apoyarán ni participarán en la operación», decía el comunicado de la Casa Blanca, «nuestras fuerzas, tras haber derrotado al ‘Califato’ territorial del Daesh, no estarán ya en las zonas inmediatas».

El aparente cambio de actitud de EE. UU. -aunque sus contornos exactos no están claros, debido al caos típico de la administración Trump- ha dejado a los antiguos aliados entre los kurdos de Siria con una intensa sensación de temor. Una invasión turca podría devastar la región, remodelar su demografía y forzar un nuevo realineamiento geopolítico entre los kurdos que atrasaría su impulso por la autonomía a los días previos a la guerra civil siria. Al igual que algunos analistas occidentales, los kurdos están preocupados por las consecuencias de seguridad a largo plazo bajo el gobierno turco de facto, sobre todo por cómo el gobierno de Erdogan, con su propia relación complicada con los extremistas que luchan en Siria, pueda negociar con los restos del Daesh.

«Van a destruir nuestra región»

Los kurdos del norte de Siria dijeron que se sienten abandonados por Estados Unidos y temen la posible violencia desatada por una operación turca. «Es una decisión loca permitir que Turquía ataque a Rojava», dijo Mustafa Alali, usando el término kurdo para la región.

Alali, un periodista también oriundo de Kobane, señaló los sacrificios que la coalición liderada por los kurdos ha hecho para combatir al Daesh, citando a unos 11.000 combatientes de las FDS que murieron en la guerra. «Estados Unidos sabe muy bien que si Turquía ataca, va a destruir nuestra región. Saben que esto es verdad», dijo. «Para Turquía, ser kurdo significa ser terrorista».

El gobierno turco ha venido amenazando desde hace mucho tiempo con una incursión en el noreste de Siria, señalando a las FDS, dominadas por los kurdos, como una amenaza debido a sus lazos con el Partido de los Trabajadores del Kurdistán, o PKK, una organización kurda ilegalizada en Turquía que ha liderado durante 40 años la insurrección contra el gobierno turco.

«La gente se siente muy mal», dijo Alali. «No todos esperaban que [Estados Unidos] permitiera que los turcos nos atacaran, especialmente después de lo que sucedió en Afrin con tantos muertos y detenidos». Afrin es una región vecina sirio-kurda que fue invadida por las fuerzas turcas en 2018. Las secuelas de la invasión de Afrin comportaron presuntos incidentes de limpieza étnica dirigidos contra los kurdos, así como contra minorías vulnerables como los yazidíes y cristianos.

«Hemos documentado que facciones respaldadas por Turquía están arrestando arbitrariamente a individuos, saqueando, hostigando y confiscando propiedades sin rendir cuentas por todo ello. Cuando se plantearon estas violaciones en Turquía, hicieron la vista gorda», dijo Sara Kayyali, investigadora siria en Afrin de Human Rights Watch.

Kayyali agregó que otra incursión turca podría empeorar la que es ahora la peor crisis de desplazamiento en el mundo, donde unos 12 millones de seres han sido expulsados de sus hogares: «Siria está sufriendo ya una gran crisis de desplazamiento como resultado de las hostilidades en el noroeste y en Idlib. Es probable que cualquier tipo de inestabilidad agrave esta situación».

Soldados turcos preparan un vehículo blindado en el avance de las fuerzas turcas hacia la frontera con Siria, cerca de Akcakale, en la provincia de Sanliurfa (8 octubre 2019). Foto: Bulent Kilic/AFP vía Getty Images

Cambio demográfico forzoso

Entre otras amenazas, los kurdos del noreste de Siria temen que un programa de cambio demográfico forzado impuesto por Turquía acompañe a cualquier invasión. El gobierno turco no ha ocultado sus planes de reasentar a millones de refugiados árabes sirios en una «zona segura» bajo su control en el norte de Siria.

Turquía alberga a más de 3,6 millones de sirios y el sentimiento antirefugiados ha ido incrementándoe gradualmente, lo que ha provocado incidentes de disturbios y agresiones físicas contra los sirios. Una invasión abriría la puerta para expulsar a los refugiados del territorio turco y enviarlos de vuelta a la frontera, lo que diluiría a la población kurda allí.

«Ha habido millones de refugiados viviendo en Turquía durante años pero la opinión pública está ahora abrumadoramente en contra de su presencia», dijo Mohammed Salih, un periodista kurdo y estudiante de doctorado en la Escuela de Comunicación Annenberg de la Universidad de Pensilvania. «Una invasión turca de Siria abriría la puerta al envío de esos refugiados de regreso. Esto aumentaría las credenciales de Erdogan ante el electorado turco y también daría un duro golpe al YPG y al PKK, al crear una «zona de amortiguación» árabe en el norte de Siria».

Combatientes de las Fuerzas Democráticas Sirias, que contaron con el respaldo de Estados Unidos, vigilan a un grupo de hombres que han de pasar un control y registro después de ser evacuados del último territorio en manos de militantes del Daesh, cerca de Baghouz, en el este de Siria, el 22 de febrero de 2019. (Foto: Felipe Dana/AP)

Reviviendo al Daesh

Además de las amenazas humanitarias y políticas, una gran guerra entre Turquía y las FDS en el norte de Siria podría devolver la vida a la insurgencia en gran medida marginada del Daesh. Miles de prisioneros del Daesh están aún bajo custodia de las FDS, incluidos muchos partidarios de sus partidarios que están en un callejón sin salida en el campamento de al-Hol en el noreste.

Las fuerzas lideradas por los kurdos están esforzándose en mantener el control sobre estos prisioneros, algunos de los cuales son ciudadanos de países occidentales. Si la región se hundiera en el caos, se crearía un nuevo campo de reclutamiento fértil para los extremistas, a la vez que potencialmente permitiría que los miembros de Daesh bajo vigilancia queden libres. El mantenimiento de las cárceles que albergan a unos 12.000 combatientes del Daesh, en declaraciones de un general kurdo a NBC News, se ha convertido en una «segunda prioridad«.

Aunque Trump se jactó de haber derrotado al Daesh -también lo hizo en su declaración más reciente dando luz verde a la invasión turca-, puede estar sentando las bases para el regreso del grupo.

Los temores de un resurgimiento extremista han extendido el rechazo a la decisión de Trump por parte de altos funcionarios estadounidenses de ahora y de antes. Tales temores han sido también repetidos por los movimientos liderados por los kurdos que lucharon contra el Daesh y que están al borde de la guerra con Turquía.

«Todos los civiles están preocupados por el destino de la región; tengamos en cuenta que cualquier desestabilización allí aumentará la fuerza del Daesh», dijo Amjed Othman, portavoz del Consejo Democrático Sirio, el ala política de las FDS. «Los combatientes, así como sus familias, que se hallan en campamentos en el noreste de Siria representan una situación muy peligrosa. En caso de que las FDS se vean arrastradas a un combate militar con Turquía, la presencia de estos terroristas supondrá un peligro para nosotros, la región y para la paz internacional. Estados Unidos está abandonando de hecho la lucha contra el terrorismo».

El general de las FDS que habló con NBC News sugirió asimismo un cambio geopolítico, por el cual los kurdos en el noreste de Siria podrían recurrir al gobierno de Bashar al-Asad para proteger su autonomía de la invasión actual. Cuando se le preguntó si las FDS buscarían ahora aliarse con el gobierno sirio o las fuerzas rusas, Othman dijo: «Nosotros vamos a trabajar con cualquier parte que acepte nuestras demandas».

Desconfianza en los EE. UU.

Sherin Tamo, la mujer kurda de Kobane, dijo que algunos esperan aún que la decisión de Trump de retirar las tropas estadounidenses se revierta rápidamente, como ha sucedido en otras ocasiones en el pasado. No obstante, sus declaraciones ya han sacudido la confianza de los kurdos en Estados Unidos. «La gente de aquí ya no confía en Estados Unidos», dijo. «Creen que Trump es temperamental en sus comentarios. Les hace vivir horas de ansiedad y luego aparece con una declaración modificada u opuesta».

Al igual que muchos otros residentes del norte de Siria, Tamo se enfrenta ya a la agonizante perspectiva de tener que huir de su hogar ante una ofensiva turca. «Estoy entre dos fuegos si Turquía invade nuestras regiones», dijo, «mi deber hacia mi ciudad es permanecer aquí, pero mi deber como madre es salvar a mis hijos».

La ofensiva puede aún evitarse, pero el sentimiento de amargura y traición entre los kurdos sirios, alabados no hace mucho por su obstinada resistencia contra el Daesh, ha dejado su huella.

«Cuando Estados Unidos intervino en la guerra contra el Daesh, no encontró mejor socio que los kurdos. Los kurdos sirios demostraron ser buenos aliados para EE. UU. Y con la derrota territorial del Daesh, creo que EE. UU. ya no necesita a los kurdos», dijo Tamo. «Todo el mundo sabe que las grandes potencias solo defienden sus intereses».

Danny Gold es reportero y documentalista. Centra sus trabajos en el crimen, los conflictos y la política. Fue becario del Pulitzer Center 2018 y sus trabajos más recientes han aparecido en PBS Newshour, The Guardian y Wired Magazine.

Murtaza Hussain es un periodista cuyo trabajo se centra en temas de seguridad nacional, política exterior y derechos humanos. Sus escritos han aparecido anteriormente en el New York Times, The Guardian y Al Jazeera English.

Fuente: https://theintercept.com/2019/10/08/syria-kurds-trump-turkey/

Esta traducción puede reproducirse libremente a condición de respetar su integridad y mencionar a los autores, a la traductora y a Rebelión.org como fuente de la misma.