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Considerando la solución de un único Estado

Fuentes: Al Ahram Weekly

Traducido del inglés para Rebelión por Sinfo Fernández

Como consecuencia de la notoria pérdida de tiempo que suponen las negociaciones con Israel, los palestinos de a pie están empezando a considerar un horizonte más amplio con igualdad de derechos para todos.

En vista de que un arrogante Israel no se toma un respiro en la destrucción de la «solución de los dos Estados» y prosigue implacable la expansión de asentamientos en Cisjordania, especialmente en Jerusalén Este, un número cada vez mayor de palestinos, incluidos intelectuales, académicos y la gente normal y corriente están abandonando el objetivo de la «estatalidad palestina». Su nueva estrategia es la creación de un estado democrático, unitario y laico en toda Palestina-Israel, en el cual árabes y judíos puedan vivir en paz e igualdad.

Los defensores de la solución de un solo Estado sostienen que la relativa a los dos Estados está ya finiquitada y que cualquier Estado palestino que pudiera surgir del actual proceso de paz no sería más que un ente deforme e inviable que perpetuaría el conflicto y la violencia en la región. «Un Estado tal constituiría una fórmula segura para guerras futuras, inestabilidad y turbulencias», expuso uno de sus postulantes durante un reciente simposio sobre la cuestión celebrado en Ramala.

Sin duda que el apoyo a la solución de un solo Estado no es nuevo entre los palestinos. Durante muchos años, la Organización para la Liberación de Palestina estuvo pidiendo la creación de un estado laico y no sectario en toda la Palestina del Mandato, donde judíos, musulmanes y cristianos tuvieran garantizados los mismos derechos. Las voces a favor de una patria común árabe y judía en Palestina se dejaron oír entre los palestinos -sobre todo en círculos izquierdistas y comunistas- incluso antes de la creación de Israel en 1948.

Sin embargo, los últimos desarrollos, que demuestran el fracaso de supuestos recientes intentos en aras de la paz llevados a cabo a alto nivel, como el de la Conferencia de Annapolis, unidos a la firme negativa de Israel a parar sus actividades de construcción de asentamientos, más la incapacidad y/o falta de voluntad por parte de EEUU para presionar a Israel y que detenga su expansión colonial, están convenciendo a un sector importante de las elites palestinas de que la estrategia de la solución de los dos Estados es inútil e irreal y va en detrimento de los intereses nacionales palestinos.

Esta semana, un importante líder de Fatah en Cisjordania, Ziad Abu Ein, exigió que se abandonaran los esfuerzos para establecer un estado palestino en Cisjordania, Jerusalén Este y la Franja de Gaza, sosteniendo que ya es demasiado tarde para que los palestinos puedan alcanzar ese objetivo, dadas las realidades políticas y demográficas existentes. «Nuestro pueblo debería estar dispuesto a vivir en paz con los judíos sin fanatismo ni intolerancia, basando esa convivencia en los principios de igualdad, de vivir y dejar vivir, y de mutuo respeto», escribió Abu Ein en un artículo publicado el sábado en una página de Internet que creó para reflejar específicamente estas ideas.

Abu Ein hizo un llamamiento a «las naciones del mundo», a las Naciones Unidas, así como a los judíos israelíes a apoyar y acoger el «deseo de sus hermanos y hermanas palestinas de vivir en paz» en un Estado unitario que se extienda desde el Mediterráneo hasta el Río Jordán. Ese Estado, sostenía Abu Ein, debería verse libre de violencia, racismo y de los esfuerzos de cualquiera de las partes de negar o pisotear los intereses de la otra.

No es seguro que esas ideas de Abu Ein se hubieran acordado previamente con los altos dirigentes de Fatah en Ramala. Sin embargo, resulta de interés que aparezcan en medio de la creciente desilusión de muchos palestinos respecto a las negociaciones de paz con Israel, que hasta el momento no han producido resultado tangible alguno. En efecto, la frustración es evidente a todos los niveles en el interior de Fatah. Esta semana, medios favorables a Fatah citaron «fuentes cercanas a Mahmud Abbas» que expresaban que Abbas estaba ya convencido de la inutilidad de las conversaciones de paz con Israel y que estaba considerando la posibilidad de buscar una alternativa a las mismas.

No se dieron detalles acerca de la naturaleza de esas posibles «alternativas», pero palestinos bien informados predicen que las opciones podrían incluir una decisión de Abbas de dimitir y declarar muerto el proceso de paz, desmantelando la Autoridad Palestina, o abandonando la estrategia de la solución de dos Estados y adoptando una lucha estilo sudafricano para conseguir la igualdad religiosa y racial en un estado democrático basado en la fórmula «un hombre, un voto».

Abbas, consciente de las repercusiones negativas de todo eso en sus relaciones con la Administración Bush, se apresuró a negar la información, diciendo que seguía estando comprometido con el proceso de paz y con la solución de los dos Estados.

Sin embargo, está claro que una cifra cada vez mayor de palestinos no está concediendo ya ni el beneficio de la duda a la estrategia de los dos Estados. Se estimaba que entre un 25-35% de palestinos respaldaban la solución del Estado único. Sin embargo, es probable que ese porcentaje se eleve sobremanera si las conversaciones de paz en curso entre Israel y Abbas permanecen en punto muerto.

Esta semana, una encuesta de opinión dirigida por el fiable Centro para la Política y la Investigación, con sede en Ramala, mostró que si se celebrasen nuevas elecciones presidenciales, Ismail Haniyeh, de Hamas, recibiría un 47% de los votos comparado con el 46% que recibiría Abbas. Esas cifras representan un agudo aumento en la popularidad de Haniyeh. Una encuesta anterior dirigida por el mismo centro y equipo en diciembre, le daba a Haniyeh sólo el 37% de los votos comparado con el 56% para Abbas.

La encuesta indica que la firmeza de Hamas frente al duro bloqueo israelí, así como el continuado fracaso del proceso de paz Israel-Abbas, han llevado a más palestinos a apoyar a Hamas. Por su naturaleza misma, esto supone malas noticias para los partidarios de la solución de los dos Estados.

A principios de mes, en un simposio celebrado en Ramala, varios defensores de la solución de un Estado único presentaron sus puntos de vista. Sostuvieron de forma convincente que, a la luz de las orientaciones políticas e ideológicas que se extienden por la sociedad judía israelí, cada vez es más remota la posibilidad de que Israel se retire a las fronteras anteriores a 1967, renuncie a Jerusalén Este y desmantele las colonias judías más importantes en Cisjordania. Los participantes defendieron que era incluso menos probable aún que Israel vaya a permitir que una cifra importante de refugiados palestinos vuelvan a sus hogares y pueblos natales como parte de un acuerdo-solución de los dos Estados en lo que ahora se conoce como Israel.

Al Ahram Weekly habló con Hazem Al-Kawsmi, uno de los principales organizadores del simposio. Este señaló que la solución de los dos Estados no iba a funcionar, ni ahora ni en el futuro.

«No va a funcionar porque el sionismo no quiere llegar a ninguna solución con los palestinos. Quieren la totalidad de la tierra palestina. Quieren seguir controlando las vidas de los palestinos en cada metro de la Palestina histórica. Quieren controlar el oxígeno que los palestinos respiran, el agua que beben y los alimentos que comen. Quieren controlar las fronteras y proseguir con un gran número de controles y quieren mantener nuestras vidas entre muros, alambradas eléctricas y encarcelamiento absoluto».

Kawsmi dijo que era consciente de que el concepto de la solución de un único Estado era un «anatema» para Israel y para el sionismo.

«En los momentos actuales, Israel no está dispuesto a aceptar solución alguna, ni la de los dos Estados ni la del Estado único. Sencillamente, los sionistas no están preparados para llegar a ninguna solución que traiga la paz a la región. Quieren que la paz sea sólo para los israelíes y que los demás se vayan al infierno. Quieren imponer una situación en la que sólo se respeten los intereses sionistas y no les preocupa en nada la situación de quienes están implicados en el conflicto y viven en la región.

«Así pues, ya que los sionistas no aceptan en estos momentos ninguna solución y no están dispuestos más que a proseguir con sus designios coloniales, ¿por qué vamos a preocuparnos por lo que ellos podrían aceptar o rechazar? Los palestinos, unidos a todos aquellos que defienden la libertad y la justicia por todo el mundo, deberían iniciar una estrategia construida a partir de la solución de un único Estado, y marchar, paso a paso y con confianza, hacia ese escenario.

«El sionismo se acabará un día y esta región será testigo de una nueva era en la que se respetarán los derechos humanos y la justicia se cumplirá. La alternativa a la solución de un único Estado, que es una situación donde ambos pueblos, palestino e israelí, salen ganando por igual, sería iniciar una guerra sin fin a partir de una situación en la que todos salen perdiendo».

Algunos intelectuales palestinos creen que Israel, si llegara a verse forzado a elegir entre el menor de dos males, elegiría la solución de los dos Estados, porque la del Estado único acabaría con el sionismo y reduciría finalmente a los judíos en Israel-Palestina a una minoría numérica. La opción se presenta complicada, a no ser que Israel desee llegar a la solución militar que borre del mapa la causa nacional palestina.

Enlace con texto original en inglés:

http://weekly.ahram.org.eg/2008/889/re61.htm