«Nosotros triunfaremos porque cuando un pueblo se coloca formidablemente amenazador para reclamar sus derechos, siempre ha vencido». Carlos Manuel de Céspedes Todos los días estamos inmersos en la historia o andamos con ella entre pecho y espalda, con la acción y el pensamiento. Y es que la historia fluye al igual que la vida, desde […]
«Nosotros triunfaremos porque cuando un pueblo se coloca formidablemente amenazador para reclamar sus derechos, siempre ha vencido». Carlos Manuel de Céspedes
Todos los días estamos inmersos en la historia o andamos con ella entre pecho y espalda, con la acción y el pensamiento. Y es que la historia fluye al igual que la vida, desde el ayer al hoy, y desde el hoy al futuro.
Por esta razón, al adentrarnos en la historia, quiérase o no, se interactúa, se intercambia, se dialoga, se pregunta o se responde, de la manera más variada, según las capacidades, posibilidades y propósitos de cada ser humano. Por tanto, más que intentar asomarnos a la historia como espectadores, se debe penetrar en ella hasta sentirnos como coetáneos activos del tiempo en que se incursiona.
En ocasión de este 10 de octubre, inicio de la primera guerra de la independencia en 1868 bajo el liderazgo de Carlos Manuel de Céspedes, debe enfatizarse que la revolución cubana de hoy es una continuación de la iniciada en aquella fecha, y que ha tenido una trayectoria de etapas sucesivas con un ideario patriótico genuino de cubanía. De ahí que en este largo proceso histórico se manifiesten rasgos comunes que nos permiten valorar la consecuencia y coincidencias de los propósitos cardinales para hacer posibles la libertad, la justicia y la independencia del pueblo cubano. Por esas razones somos herederos de ideas y principios que han devenido parte consustancial de la existencia de los cubanos.
Considero que siempre será ocasión propicia para dar los pasos por los caminos de la historia, guiados por inquietudes que buscan el encuentro con una respuesta verdadera, un juicio definitivo y una defensa irreductible. De esta manera es que he llegado a concebir esta conversación contemporánea con Céspedes, en que mis preguntas tienen una respuesta cabal y contundente por este gran héroe. Y son respuestas textuales de ayer, válidas y necesarios hoy, pero vigentes siempre.
Carlos Manuel de Céspedes, iniciador de la guerra de los Diez Años, primer Presidente de la República de Cuba en Armas y Padre de la Patria, fue una personalidad rebelde, culta y con una profunda visión sobre política nacional e internacional de su tiempo. Y esas y otras cualidades virtuosas, las constataremos a través de esta entrevista imaginaria, pero que cuenta con la realidad que le imprimen las ideas preclaras de Carlos Manuel de Céspedes en relación con la lucha por la independencia del pueblo cubano y la actitud renuente del gobierno de Estados Unidos respecto a este asunto. Así, pues, demos paso a esta conversación contemporánea con el Padre de la Patria.
W- Céspedes, Ud. es uno de nuestros primeros próceres – por algo le reconocemos como el Padre de la Patria – que avizoró los designios imperiales de los Estados Unidos con respecto a Cuba. ¿Pudiera referirnos sus ideas sobre este particular?
CÉSPEDES- .… Por lo que respecta a los Estados Unidos tal vez estaré equivocado; pero en mi concepto su gobierno a lo que aspira es apoderarse de Cuba sin complicaciones peligrosas para su nación…; este es el secreto de su política y mucho me temo que cuanto haga o proponga sea para entretenernos y no acudamos en busca de otros amigos más eficaces o desinteresados…
W- ¿Qué posición Ud. considera que debe prevalecer en el pueblo frente al acoso a su independencia plena?
CÉSPEDES- Nuestro propósito invariable sean cuales fueren las circunstancias es no aceptar de España más capitulación que la absoluta independencia de Cuba, así como de cualquier otra nación que medie o se interese por Cuba. Morir todos o ser independientes, sin alterar esta resolución ninguna condición humana.
W- ¿Cuál es su concepción sobre la lucha de nuestro país?
CÉSPEDES- Jamás pensé que del extranjero les enviaran soldados ni buques de guerra para conseguir su nacionalidad. Cuba sabe que la libertad es el pan que los pueblos tienen que ganar con el sudor de su frente, y ella sabrá ganarlo porque su propósito es inquebrantable.
W- Creo que Ud. sufrió una gran decepción por la actitud de los Estados Unidos respecto a su posible colaboración con los esfuerzos independentistas de Cuba. ¿Pudiera ofrecernos sus consideraciones?
CÉSPEDES- No era posible que por más tiempo soportásemos el desprecio con que nos trata el gobierno de los Estados Unidos, desprecio que iba en aumento, mientras más sufridos nos mostrábamos nosotros. Bastante tiempo hemos hecho el papel del pordiosero a quien se niega repetidamente la limosna y en cuyos hocicos por último se cierra con insolencia la puerta… no por débiles y desgraciados, debemos dejar de tener dignidad.
W- Céspedes, ¿cuál podrá ser su mensaje a los gobernantes norteamericanos, que han sido tan contumaces desoidores de los reclamos y posiciones de nuestro pueblo?
CÉSPEDES- A la imparcial historia tocará juzgar si el gobierno de esa República ha estado a la altura de su pueblo y de la misión que representa en América; no ya permaneciendo simple espectador indiferente de las barbaridades y crueldades ejecutadas a su propia vista por una potencia europea monárquica contra su colonia… sino prestando apoyo indirecto moral y material contra el oprimido, al fuerte contra el débil, a la monarquía contra la República… al esclavista recalcitrante contra el libertador de cientos de miles de esclavos.
No obstante, la República vencerá…, el pueblo de Cuba lleno de fe en sus destinos de libertad y animado de inquebrantable perseverancia en la senda del heroísmo y de los sacrificios, se hará digno de figurar, dueño de su suerte entre los pueblos libres de América… nuestro lema es y será siempre: independencia o muerte. Cuba no sólo tiene que ser libre sino que no puede ya volver a ser esclava.
W- A pesar de las experiencias vividas, Ud. jamás ha dado muestra de pesimismo. ¿En qué se fundamenta ese sentido optimista de la victoria de nuestro pueblo?
CÉSPEDES- Nosotros triunfaremos porque cuando un pueblo se coloca formidablemente amenazador para reclamar sus derechos, siempre ha vencido; nosotros triunfaremos porque los soldados de la gran idea han llegado en todas las épocas y en todas las naciones al templo de la libertad con los pies descalzos y ensangrentados sí, pero con la frente ceñida por la diadema de las victorias.
Estimados lectores, esta es una muestra del pensamiento del hombre acaudalado que un día puso los intereses de la patria por encima de las riquezas materiales propias, y conquistó, a fuerza de heroísmo, sacrificio y estoicismo, una riqueza moral y espiritual muchas veces superior, que sintetizó en unas pocas palabras de compromiso en el momento de ser electo como primer Presidente de la República de Cuba en Armas: «ser heroicos y ser virtuosos». Que las hizo razón de ser durante el período de cinco años en que ocupó la presidencia. Que las defendió con su vida al caer en combate el día 27 de febrero de 1874, en San Lorenzo, Sierra Maestra.
Aquellos actos e ideas tuvieron continuidad bajo el liderazgo de José Martí para reiniciar la lucha por la independencia de Cuba, con la guerra proclamada en 1895.
Y esos actos e ideas continuaron su marcha indetenible en la historia de Cuba, bajo la dirección de Fidel Castro, al iniciar y desarrollar la guerra de liberación definitiva en 1956 en la Sierra Maestra.
¡Qué suerte hemos tenido los cubanos por haber sido coherentes y consecuentes en apreciar y defender los valores y los principios a lo largo de la historia y, en particular, los destinos de la nación frente a la actitud de los Estados Unidos para impedir nuestra plena independencia, y , con ello, cumplir el viejo sueño americano de apoderarse de Cuba y uncirnos a su dominio imperial.
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