Los nazis practicaban el tiro utilizando de dianas las cabezas de niños rusos colocados tras una tapia. El fascismo sionista no quiere quedarse atrás y sus soldados y oficiales practican su puntería con niños y niñas palestinos. Parece haberla tomado con los escolares, a juzgar por los que matan en el camino a o de […]
Los nazis practicaban el tiro utilizando de dianas las cabezas de niños rusos colocados tras una tapia. El fascismo sionista no quiere quedarse atrás y sus soldados y oficiales practican su puntería con niños y niñas palestinos. Parece haberla tomado con los escolares, a juzgar por los que matan en el camino a o de la escuela, o incluso dentro de ella. Así, la niña palestina Imán al Hams caminaba el 5 de octubre de 2004 hacia su escuela de Rafah, al sur de la franja de Gaza. Los soldados pensaron que los libros, cuadernos y lápices de la mochila podían ser armas letales y dispararon sin previo aviso contra la niña. Murió en el acto. El capitán R (pues el ejército israelí, como el gringo, no da nunca el nombre de sus criminales) se acercó a la niña y vació el cargador de su arma en el cuerpecito de Imán. Además de los disparos que el oficial israelí le asestó en la cabeza inerte, el cadáver de la niña recibió 18 disparos más.
Ghadir Mujimar y Raghda al Usar, ambas de 11 años, murieron también de unos balazos mientras estaban sentadas en sus pupitres. Los portavoces de estos soldados valientes justifican sus crímenes con la excusa de que podrían portar armas.
¿Es éste el cacareado coraje y precisión de los milicos profesionales de Israel? ¿A tal extremo llega el miedo que encoge sus corazones sin sangre?