Recomiendo:
0

Diez mil metros cuadrados para actividades sociales

Crean un centro social okupado en Gijón

Fuentes: Diagonal

El pasado viernes 11 de julio un grupo de activistas entró en la antigua fábrica de colchones Flex en Gijón, un edificio que llevaba más de diez años abandonado y está situado en el popular barrio de La Calzada. «El nombre del centro social, La reFLEXón es una invitación a la ciudad, a la necesidad […]

El pasado viernes 11 de julio un grupo de activistas entró en la antigua fábrica de colchones Flex en Gijón, un edificio que llevaba más de diez años abandonado y está situado en el popular barrio de La Calzada.

«El nombre del centro social, La reFLEXón es una invitación a la ciudad, a la necesidad de espacios sociales y a la implicación de la gente y las organizaciones en un proyecto autogestionado», dice Roberto S., una de las personas que participa en el proyecto. Hacía mucho que en Gijón no había una okupación destinada a crear un centro social. En los últimos meses se debatía en la ciudad asturiana sobre la necesidad de abrir un lugar amplio que fuera útil para el conjunto de los movimientos y las organizaciones sociales. La tarde del 11 de julio, unas 50 personas entraron a la antigua fábrica de colchones. Media hora después se presentó la policía e identificó a cinco personas que se encontraban cerca del edificio.

Para Roberto, «se echaba en falta un espacio como éste. No había en la ciudad ningún lugar suficientemente grande, no sólo para conciertos, sino para realizar otras actividades colectivas que requieran un espacio amplio. Está el centro social Sestaferia, un local alquilado muy limitado de espacio. A nivel institucional la oferta es muy floja, y hay que pagar por usar los espacios». La última experiencia de okupación en la ciudad asturiana para construir un centro social fue hace diez años, cerca de los astilleros, y fue desalojada de forma irregular por la policía municipal al segundo día. Poco después el edificio fue totalmente derribado.

La nueva okupación, realizada el día en que comenzaba la XXI Semana Negra de Gijón, ha tenido una fuerte repercusión mediática. Todos los medios de comunicación locales se han hecho eco de la noticia, que ha causado mucha sorpresa en Gijón. «Ahora mismo toda la ciudad está pendiente de la nueva okupación. Si hubiéramos querido organizar el impacto mediático de la acción no lo habríamos hecho mejor. Es increíble la atención que despierta. El otro día en una charla sobre el ’68, en el marco de la Semana Negra, el debate giró en torno a la nueva okupación», pero, según Roberto, esto no se traduce todavía en una fuerte implicación de la gente, sino en cierta expectación y miedo. «La gente parece que está esperando a ver qué va a pasar».

La Calzada

El espacio, de más de 10.000 metros cuadrados, repartidos en cuatro plantas, está situado en la zona oeste de la ciudad, en el popular barrio de La Calzada, con fuerte tradición obrera, al igual que el vecino barrio de El Natahoyo, de donde provienen buena parte de los okupantes. «Hay miedo a un posible desalojo sin previo aviso, y las organizaciones sociales tienen pocas esperanzas de que el lugar prospere. Pero está por ver qué ocurre. La propiedad es de una constructora que ya ha puesto una denuncia, y habrá que estar atentos a cómo se desarrolla el proceso», cuenta Roberto. Por ahora el Juzgado de instrucción número cuatro ya ha abierto las primeras investigaciones sobre la okupación. Entretanto, el Ayuntamiento, (gobernado por el PSOE en coalición con Izquierda Unida) «no quiere saber nada, y deja todo en manos del juzgado, no les interesa hablar del urbanismo en la ciudad. El terreno es industrial, pero está pendiente de una posible recalificación», añade Roberto.

Los primeros días han sido para limpiar el edificio e ir acondicionando espacios: se quiere montar una sala de cine y ya hay grupos interesados en organizar distintas actividades, intentando aprovechar la repercusión que está teniendo la okupación, y atraer gente que quiera utilizar el espacio. «Nuestra apuesta es del todo por nada. Nos jugamos el tipo con este espacio, sin saber muy bien qué va a pasar, y cómo va a reaccionar la gente», enfatiza Roberto. «Por ahora hemos conseguido mucha expectación y estamos intentando que la gente reflexione sobre cómo queremos vivir en esta ciudad, cómo queremos relacionarnos, cómo podemos organizarnos. Hasta el momento, reFLEXón esta abriéndose un hueco importante», concluye Roberto.

Por ahora una pancarta cuelga de la fachada, con una leyenda que es toda una declaración de intenciones, «Esti edificiu agora ye del barriu» (este edificio ahora es del barrio).