Traducido del inglés para Rebelión por Beatriz Morales Bastos
Cuando los historiadores examinen los factores que derribaron en última instancia el imperio estadounidense, uno de los principales factores que se mencionará de manera prominente será el «factor israelí».
Es bien sabido que a través de muchos lobbies y grupos de presión sionistas Israel controla más o menos la política, los medios de comunicación y las instituciones financieras estadounidenses.
No voy a proporcionar datos que muestren hasta qué punto los sionistas penetran y se infiltran en casi cada aspecto de la vida estadounidense. Quienes busquen la verdad acerca del dominio sionista en Estados Unidos pueden acceder fácilmente a estos datos.
En vez de ello, sugiero que los escépticos hablen con algunos de los y las senadoras y congresistas que se atreven a «decir las cosas por su nombre» o que pregunten en privado a algunas personas pertenecientes a los medios de comunicación y al mundo del espectáculo acerca de sus respectivas experiencias en relación al «Lobby».
Sin lugar a dudas escucharán historias que pondrán los pelos de punta y que nunca habrían imaginado que iban a oír.
A finales de los setenta el intelectual judío estadounidense Alfred Lilienthal escribió un libro extremadamente importante sobre el lobby judío que controla el Estados Unidos contemporáneo. El libro se llama «The Zionist Connection: What Price Peace» [La conexión sionista: cuál es el precio de la paz] y en mi opinión es uno de los mejores libros del siglo XX.
La razón por la que menciono el libro de Lilienthal es porque el control sionista de la vida política y de las instituciones estadounidense es hoy más profunda, estrecha y global que nunca. Y no existe el menor asomo de duda de que el constante desmoronamiento de Estados Unidos se debe ante todo a este impenetrable lobby adorador de Israel que utiliza el poder y los recursos de Estados Unidos para servir y promover los objetivos sionistas tanto en Oriente Próximo como a nivel global.
¡¡¡¿Acaso en los noventa, tras la caída de la antigua Unión Soviética, no dijeron los emisarios israelíes a los dirigentes de Asia central y de Europa del este que «controlamos al gobierno estadounidense y [que] el camino hacia el corazón y la mente estadounidense pasa por Jerusalén?»!!!
¿Suena esto anti-semita? Bueno, no estén tan seguros, ¡limítense a escuchar lo que dicen los dirigentes y rabinos sionistas! Quizá cambien ustedes de opinión.
Uno de los actos más sonados y audaces que Israel y sus agentes en Estados Unidos han realizado para destruir Estados Unidos desde dentro ha sido la invasión y ocupación de Iraq por parte de este país. Esta guerra innecesaria y manifiestamente desastrosa fue concebida y planeada por Israel a través de los neocons judíos en su mayoría de Washington, D.C.
Curiosamente, esta criminal guerra no sólo ha matado a más de un millón de iraquíes y a varios miles de soldados estadounidenses, sino que también ha arruinado financieramente a Estados Unidos y ha atestado a la moneda estadounidense, el dólar, lo que parece ser un irreversible golpe fulminante.
No hay ni que decirlo, la actual mega-crisis en Estados Unidos, por una parte, y las actuales guerras concebidas por Israel que Estados Unidos está luchando en muchas partes del mundo, por otra, están inextricablemente unidas. Los dirigentes y políticos estadounidenses no lo reconocerán abiertamente. Pero Estados Unidos no carece de la capacidad mental necesaria para conocer los hechos y descubrir la verdad acerca de la conexión umbilical entre el factor israelí y la devastadora crisis financiera a la que se está enfrentando Estados Unidos en estos momentos.
Lo repito, si lo dudan ustedes, pregunten a quienes se atrevan a hablar en Washington y ellos les dirán lo que no se puede esperar que digan los medios de comunicación controlados por los sionistas. Después de todo, Fox News, CNN, ABC, CBS, NBC, New York Times, Washington Post, LA Times, Wall Street Journal, Time y Newsweek, por mencionar sólo unos pocos de los denominados «establecedores de agenda», no tienen que responder ante el pueblo estadounidense. Tienen que responder ante el lobby, porque si y cuando los altos cargos de estos medios no siguen la corriente son despedidos fulminantemente. ¿Han pensado ustedes alguna vez por qué es más fácil criticar a Israel en Tel Aviv que en Nueva York? ¿Alguna vez han entendido por qué a un político israelí le resulta más fácil arremeter contra su gobierno por sus delitos de lo que le resulta a un alto cargo estadounidense? Hay académicos e intelectuales israelíes que han llamado Israel «un Estado nazi». ¿Puede un profesor o intelectual estadounidense llamar a Israel un Estado nazi y conservar su trabajo?
Ahora Israel ha conseguido que Estados Unidos se hunda profundamente en otra inútil guerra contra el terrorismo, que es en realidad otra guerra sin sentido contra los enemigos de Israel, concretamente los musulmanes, por apoyar la justa causa palestina y exigir la retirada israelí de la tierra árabe ocupada.
Como la guerra de Iraq y la de Afganistán, la aparentemente nihilista guerra contra el terrorismo se está llevando a cabo en favor de Israel porque, a fin de cuentas, en realidad no existe conflicto alguno entre los musulmanes y Estados Unidos.
Sí, se nos dice que los atentados del 11 de septiembre los llevaron a cabo unos cuantos terroristas con nombres musulmanes y que creían equivocadamente servir a la causa palestina y a la causa del Islam matando a personas inocentes.
Pero estos individuos equivocados, si es que en realidad fueron ellos los auténticos villanos (porque hay una cada vez mayor cantidad de pruebas que llevan a las personas honestas a dudar y a preguntarse acerca de la autenticidad de la versión oficial estadounidense a este respecto) sólo representan a una parte muy pequeña del mundo musulmán. Los musulmanes en general no odian a Estados Unidos ni al pueblo estadounidense. La mayoría de la gente no odia a los demás, independientemente de su religión y cultura. Las personas oprimidas albergan rencor respecto a sus opresores sólo a causa de profundos los daños y agravios que les ocasionan.
Por lo demás, estoy seguro de que el cien por cien de los palestinos y musulmanes en general no guardan rencor hacia el pueblo estadounidense.
Por supuesto, los judíos sionistas, algunos de los cuales están distribuyendo ahora DVDs anti-islámicos en Estados Unidos para inculcar odio y miedo hacia el Islam y los musulmanes en el corazón de los estadounidenses para servir así a los intereses israelíes, temen el día en que los aquellos conozcan la verdad acerca de Israel, esto es, que Israel es ni más ni menos que un crimen contra la humanidad y que representa la antítesis suprema de lo que el pueblo estadounidense reconoce y defiende.
Ayer [2 de octubre de 2008] Estados Unidos destinó 700.000 millones de dólares para sacar de apuros a otra maltrecha institución financiera estadounidense.
Me temo que habrá más malas noticias como ésta si Estados Unidos no reclama su libertad respecto a los barones sionistas que han llegado a controlar estrechamente a la clase dirigente financiera estadounidense.
Además, si Estados Unidos decide actuar siguiendo las instrucciones (u órdenes) israelíes y lanzarse a la guerra contra otro país musulmán, Irán esta vez, podemos imaginar la magnitud del desastre financiero y, por lo tanto, económico que le sucedería a Estados Unidos y al mundo.
Hace unos pocos años corría el rumor de que el ex-primer ministro israelí Ariel Sharon, este demostrado criminal de guerra, había dicho a Shimon Peres, entonces ministro de Asuntos Exteriores de Israel, durante un acalorado consejo de ministros: «controlamos Estados Unidos desde California a Nueva York y los estúpidos de los estadounidenses lo saben».
Y aunque no estoy completamente seguro de la autenticidad de esta afirmación, está más que claro que el vergonzoso consentimiento de los sionistas por parte de los políticos estadounidenses, incluyendo los candidatos presidenciales Barack Obama y John McCain y sus candidatos a la vicepresidencia, confirma su veracidad, abierta o no abiertamente.
Hoy Israel está tratando de consumar su odiosa empresa de limpieza étnica en Oriente Próximo utilizando dinero estadounidense y poder estadounidense. Israel luchará contra el mundo musulmán con el último dólar estadounidense y con el último soldado estadounidense.
Por lo tanto, es el momento de que los estadounidenses ordinarios despierten de su profundo sueño para reclamar su país al codicioso sionismo. Por que su futuro está en juego.
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