Traducido del inglés para Rebelión por Sinfo Fernández
Desde las murallas exteriores de la Ciudad Vieja de Jerusalén, las casas sencillas de piedra y bloques de hormigón del pueblo de Silwan se extienden en cascada hacia al sur, hacia un valle conocido como el Estanque Sagrado.
Los residentes palestinos estaban acostumbrados a vivir a la sombra de la historia y la religión, dada la espectacular forma física de la gran cúpula de plata de la mezquita de Al Aqsa y la imponente presencia cercana del Monte de los Olivos. Pero, últimamente, la historia se ha convertido en una maldición para la mayor parte de los habitantes de Silwan.
» Tenemos cámaras por todas partes vigilándonos día y noche», dijo Yawad Siyam, de 39 años. «Guardias armados israelíes deambulan por nuestras callejas. Las zonas abiertas, los lugares donde jugaba cuando era niño, se han convertido en zonas prohibidas».
La razón es el creciente número de colonos que se han ido mudando a Silwan desde los primeros años de la década de 1990, proclamando tener un derecho bíblico sobre esa tierra. Al menos 50 familias judías, con un total de 250 personas, se han apoderado de casas palestinas desperdigadas por Silwan, convirtiéndolas en un recinto impenetrable sobre el que ondean banderas israelíes.
Apropiaciones semejantes están produciéndose fuera del alcance de la vista en otras zonas palestinas de la ocupada Jerusalén Este. Las organizaciones de colonos, apoyadas por donantes privados extranjeros, confían en hacer así imposible un acuerdo de paz y asegurar que Jerusalén Este no se convierta nunca en la capital de un estado palestino.
Pero sólo en Silwan los colonos han desafiado tan públicamente la ley, reclutando abiertamente toda una colección de entidades oficiales israelíes, desde la Autoridad para las Antigüedades hasta el municipio de Jerusalén.
La absorción de Silwan está siendo planeada y organizada por una oscura organización conocida como Elad que, de forma inusual, ha sido seleccionada por delante de la Autoridad para Parques y Naturaleza para dirigir un importante sitio arqueológico en el centro del pueblo.
Con la financiación facilitada por desconocidos banqueros de Rusia y Estados Unidos, Elad ha transformado Silwan en la «Ciudad de David». Incluso los postes indicadores en la zona ignoran la existencia del pueblo palestino y sus decenas de miles de habitantes.
El corazón de la Ciudad de David es un parque arqueológico que se va extendiendo implacablemente hacia todos los rincones de Silwan.
» Los colonos empezaron a apropiarse de las casas alrededor del sitio», dijo el Sr. Siyam, precisamente la casa de su abuela fue una de las primeras de las que se apoderaron en 1994 tras su muerte. «Entonces se les concedió el sitio principal de las excavaciones, procediendo a construir casas nuevas en el parque. Y ahora están preparando nuevos sitios, levantando más vallas, apropiándose de más tierras y excavando por debajo de nuestras casas».
Muchas de las casas de la barriada donde vive el Sr. Siyam presentan grietas en las paredes, después de que las excavaciones empezaran el pasado año a desenterrar un canal de drenaje que decían pertenecer al período del Rey Herodes. Los vecinos temen que sus cimientos hayan resultado dañados.
Se intentó que la excavación se extendiera a lo largo de 600 metros por debajo de las murallas de la Ciudad Vieja de Jerusalén, pero los tribunales lo impidieron en febrero pasado una vez que se supo que los arqueólogos estaban excavando sin permiso. Sin embargo, Elad ha empezado recientemente a trabajar en otros túneles.
El principal objetivo de la organización es el sitio mismo de la Ciudad de David, sobre la cual obtuvo el control en 1998, tras un turbio acuerdo con la Autoridad sobre los Parques y el municipio de Jerusalén.
Elad ha ido volcando dinero para las excavaciones en la zona, subcontratando a la principal entidad arqueológica de Israel, la Autoridad para las Antigüedades. «Quieren utilizar la arqueología, incluso la arqueología falaz, para proporcionar cobertura a su agenda política de expulsar a los palestinos de Silwan».
» Lo que resulta tan alarmante es que parece que también le están fijando la agenda a la Autoridad para las Antigüedades».
El Sr. Mizrachi y otros dos arqueólogos han estado dirigiendo visitas turísticas alternativas por la Ciudad de David desde el mes de enero, en un intento de desafiar las proclamas de Elad de que han desenterrado el palacio de 3.000 años del Rey David, convirtiendo así a Silwan en capital de un antiguo reino israelí.
Pero los arqueólogos disidentes se enfrentan a una tarea hercúlea. El año pasado, 350.000 turistas fueron conducidos alrededor del sitio por los guías de Elad. Las intermitentes visitas alternativas se sienten afortunadas si pueden reunir una docena de visitantes.
» Si Elad puede convencer a la gente de que este fue una vez el hogar del Rey David, entonces les será más fácil justificar que se apoderen de Silwan y que saquen de allí a la población palestina», dijo el Sr. Mizrachi.
La arqueóloga a cargo de las excavaciones de la Ciudad de David, Eliat Mazar, ha revelado ostensiblemente esas pruebas en unos muros antiguos de piedra que se empeña en que pertenecen al palacio del Rey David.
Pero Rafi Greenberg, profesor de arqueología en la Universidad de Tel Aviv, que estuvo entre los que excavaron el sitio a finales de la década de 1970, denominó como «mala ciencia» los trabajos que están llevándose a cabo bajo la supervisión de Elad».
En otro tiempo, sus preocupaciones fueron amplia y públicamente compartidas por los arqueólogos de Israel. A mediados de la década de 1990, Elad se enfrentó a una batalla legal por haber dañado reliquias antiguas. En 1997, la Autoridad para las Antigüedades le advirtió que no traspasara el parque a Elad. Y en 1998, los arqueólogos de la Universidad Hebrea de Jerusalén presentaron una petición ante el Tribunal Supremo por la mala gestión de Elad del sitio de la Ciudad de David.
Sin embargo, el control de Elad sobre Silwan se ha afianzado y ha crecido la popularidad de la Ciudad de David, mientras las voces disidentes se han ido acallando. El constreñido presupuesto de la Autoridad para las Antigüedades necesita de la financiación de Elad, y los arqueólogos israelíes, que dependen de la Autoridad para trabajar, no se atreven a criticar abiertamente sus implicaciones con Elad.
Ningún arqueólogo habló oficialmente cuando en el mes de junio pasado surgió la noticia de que habían aparecido en Silwan, cerca de la mezquita de Al Aqsa, docenas de esqueletos del primer período islámico y que, sin inspección alguna, habían sido desenterrados y se habían desembarazado de ellos, acerca de lo cual la Autoridad para las Antigüedades admitió más tarde que era «un serio contratiempo», dejándose que eruditos internacionales, incluidos renombrados historiadores y arqueólogos fueran quienes lanzaran una petición solicitando que se le quite a Elad el control del sitio.
El Sr. Mizrachi dijo que a pesar de que el sitio de la Ciudad de David sea uno de los más estudiados en Israel, no hay pruebas físicas que muestren que el Rey David utilizara alguna vez esos edificios. Poco más puede deducirse, aparte de que los restos datan el período cananeo de hace 3.000 años. «Incluso si encontrásemos una inscripción hebrea que dijera ‘Bienvenidos al palacio del Rey David’, eso no justificaría los objetivos políticos de Elad. Los residentes en Silwan y sus antecesores han estado viviendo allí durante cientos de años y no pueden ignorarse sus derechos. ¿Debería entregarse la tierra al Vaticano y desalojar a los israelíes de sus hogares cada vez que se encuentra un sitio cristiano en Israel?
Esos argumentos han caído en saco roto.
Según una serie de reportajes aparecidos en los medios locales, el gobierno, los arqueólogos estatales, el municipio de Jerusalén y la policía están secretamente operando con Elad y con otra organización de colonos, Ateret Cohanim, para extender el control de los colonos sobre Silwan.
Hay toda una serie de sentencias de los tribunales que se retrotraen a más de una década, averiguándose que los colonos habían falsificado documentos para apropiarse de la tierra y propiedades de las familias palestinas y que estaban construyendo contraviniendo las leyes locales sobre planificación. Se han ignorado esas sentencias y la policía y el municipio han continuado con los ilegales desahucios. El gobierno israelí continúa también financiando a los guardias de seguridad que vigilan las ilegales casas.
El mes pasado, Yossi Havillo, asesor legal del ayuntamiento de Jerusalén, señaló que era probable que el rechazo del municipio a respetar una orden de desahucio de hace bastante tiempo contra ocho familias en un asentamiento conocido como Beit Yehonatan «creara preocupación ante un hecho de discriminación, por el cumplimiento del municipio de las órdenes de demolición contra los árabes, pero no contra los judíos».
Se estaba refiriendo en parte a una decisión de 2005, bajo presiones de Elad, que ordenaba la demolición de 88 hogares palestinos en la barriada de Bustan, justo debajo del sitio arqueológico de Elad. Uri Sheetrit, el ingeniero municipal, justificó las demoliciones sobre la base de que era probable que el valle se inundara. Como consecuencia de las presiones internacionales, se suspendieron temporalmente esas órdenes.
No obstante, el municipio sigue apoyando la expansión de los asentamientos en Silwan. En mayo, se empezó aprobando un plan presentado por Elad para la construcción de un nuevo complejo de viviendas, una sinagoga, una guardería, una biblioteca y un aparcamiento subterráneo para 100 coches.
Los concejales también apoyaron la confiscación de las tierras de nueve propietarios palestinos para crear un aparcamiento para la Ciudad de David. En julio, los tribunales anularon la decisión.
El día que el tribunal emitió su veredicto, dijo el Sr. Siyam, la policía asaltó, como acostumbra a hacer, las casas de los palestinos que habían presentado las peticiones y les arrestaron. Parecidos arrestos se habían llevado a cabo anteriormente cuando los vecinos pidieron a los tribunales que pararan las excavaciones que estaban realizándose bajo sus casas.
Mientras tanto, Shuka Dorfman, el director de la Autoridad para las Antigüedades, dijo recientemente a los informadores que estaba en contra de «confundir la política con la arqueología».
Jonathan Cook es un escritor y periodista que vive en Nazaret, Israel. Su libro más reciente es: «Israel and the Clash of Civilisations: Iraq, Iran and the Plan to Remake the Middle East» (Pluto Press) y «Disappearing Palestine: Israel’s Experiments in Human Despair» (Zed Books). Su web en Internet es: www.jkcook.net
Este artículo apareció publicado por vez primera en The National (www.thenational.ae), en Abu Dhabi.
Enlace:
http://www.counterpunch.org/cook09262008.html