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Cuba festejó con más dignidad, trabajo y logros en salud

Fuentes: La Arena

El 1º de enero se cumplieron 54 años de la revolución cubana. Y en medio de un bloqueo yanqui que no afloja, la patria de José Martí festejó ese aniversario con una marca excepcionalmente baja de mortalidad infantil.

Todo depende de quién cumple años. Cuba es como los niños, que quieren ser grandes y se ponen años o al menos quieren cumplirlos cuanto antes, a diferencia de los adultos o mayores que querrían sacárselos y a veces se los disminuyen, no sólo las féminas. Esto viene a cuento de que en este aniversario de la revolución cubana, producida el 1º de enero de 1959, los medios cubanos hicieron hincapié en que comienza el año 55 de ese fenómeno. Otros analistas dirían «cumpleaños número 54».

Para decirlo más claramente. Los cubanos no se detienen en el año cumplido de su revolución sino en el que comienza, uno más de esa serie extraordinaria comenzada cuando «los barbudos» del Movimiento 26 de Julio encabezados por Fidel Castro bajaron victoriosos de Sierra Maestra, tomaron primero Santiago de Cuba y unos días más tarde La Habana. Para entonces el dictador Fulgencio Batista y su corte de corruptos y parientes se había tomado el avión rumbo a República Dominicana, con todos los billetes y joyas que pudo robarse. Esas ratas y asesinos que huían tenían plena conciencia de que no se venía un cambio cualquiera sino una revolución verdadera. Y querían estar lo más lejos posible. Otros responsables de tanta entrega, latrocinio y crímenes contra la población, en particular desde el golpe militar del 10 de marzo de 1952 en adelante, no fueron tan rápidos. Fueron juzgados y varios fusilados por la justicia revolucionaria.

Esos centros militares de la tiranía fueron reconvertidos a escuelas y centros escolares en la nueva Cuba, tal como sucedió con el cuartel Columbia y el más conocido Moncada, al que habían intentado ocupar Fidel y sus muchachos un 26 de julio pero de 1953.

Esa transformación radical de la vida isleña se ha mostrado una vez más en este 54 aniversario y comienzo del año 55, según se prefiera contar. Es que se ha festejado el quinto año consecutivo en que el índice de mortalidad infantil permaneció por debajo de la marca, de por sí muy baja, del 5 por cada mil niños nacidos vivos. Fue de 4,5 en 2012, para ser más exactos, con la provincia de Sancti Spíritus llevándose el podio nacional con una marca de 2.8. Otras cuatro provincias le pisaron los talones en esta noble emulación socialista, que nada tiene de la competencia bestial y adinerada que caracteriza al capitalismo. Ellas fueron Artemisa, con 3,8; Holguín y Cienfuegos con 3,9, y Granma, con 4,1.Para remarcar, en 26 municipios, de los 168 existentes, hubo mortalidad infantil cero. La estadística fue ofrecida el 1º de enero del 2013 por la Dirección Nacional de Estadísticas del MINSAP (Ministerio de Salud Pública).

Esos guarismos ubican a la isla socialista como la que ostenta el mejor índice en esta materia tan sensible para la calidad de vida de sus habitantes, mejor incluso que Estados Unidos (ver aparte, «Tasas de Mortalidad Infantil en las Américas).

Muchos festejos

La abrumadora mayoría del pueblo se mantiene alineado junto a la revolución y a su dirección histórica, ahora con Fidel Castro en un rol de dirigente que no se ocupa de los asuntos cotidianos del Estado y el Partido Comunista de Cuba. Desde su enfermedad en 2006 en forma transitoria y desde 2008 elegido por la Asamblea Nacional del Poder Popular (Parlamento), quien ocupa ese lugar es Raúl Castro, su hermano y también joven atacante del Cuartel Moncada y la campaña de la Sierra Maestra.

No se trata de un mero apoyo sino de un pueblo con activa participación. En el proceso previo al VI Congreso del PCC, su documento fundamental, «Proyecto de Lineamientos de la Política Económica y Social del Partido y la Revolución», fue debatido por casi 9 millones de personas. Hoy el censo nacional arroja una población total cercana a los 11.2 millones de habitantes. Más de tres millones de cubanos y cubanas tuvieron intervenciones en las reuniones preparatorias de ese evento, realizado en abril de 2011.

En este aniversario de la revolución hubo recitales, festivales y bailes por toda la isla, con conjuntos consagrados como los de Juan Formell y los Van Van. Este último fue nominado este año al premio Grammy Latino, por su obra La Maquinaria.

En los más de 160 municipios y en una docena de barriadas habaneras, la música y el baile estuvieron presentes en las plazas y paseos, y no sólo con la actuación de artistas de primera línea como los nombrados, sino también de formaciones locales. El 6 de enero se repetirá este festival de la música, con orquestas juveniles.

Alguien podrá decir que tanta alegría y pachanga son producto del ADN de la cubanía. Puede ser. Pero sin la revolución cubana y su etapa socialista desde abril de 1961, sorteando tantas pruebas y sacrificios impuestos por el mal vecino, aquella felicidad no tendría tanto volumen ni expresividad.

Dicho de otro modo, en la cadena del genoma cubano se reconoce un nuevo elemento constitutivo, desde 1959. Tiene barba y una oratoria especial, así como una gran inteligencia. Los que lo han estudiado sostienen que es único, una opinión con la que coinciden, paradojalmente, los especialistas de la CIA, obsesionados en asesinarlo y fracasados al cabo de 638 intentos.

Este 1º de enero hubo sí un motivo de tristeza y preocupación de las autoridades cubanas: las complicaciones de salud de su íntimo amigo Hugo Chávez, llegado a La Habana para operarse por cuarta vez de cáncer. Al día de hoy provocan muchísima inquietud las infecciones respiratorias que padece tras esa operación. Cuba era una fiesta, menos en el Cimeq, donde se hizo la intervención médica, y en el Palacio de la Revolución.

Mucho que rectificar

Las autoridades cubanas, del gobierno y el PCC, de sus organizaciones sociales y políticas, de sus amplios medios culturales, de sus Fuerzas Armadas Revolucionarias, etc, están muy lejos de pensar que todo está muy bien en el país. El mencionado VI Congreso partidista y las sucesivas reuniones de la Asamblea Nacional han puesto de relieve que -sobre todo la dirección política- tiene muy claro que están recién comenzando una profunda reforma económica y social. Y si bien se aprecian los primeros resultados positivos, al punto que han previsto para 2013 un crecimiento del Producto Bruto Interno del 3.7 por ciento, con algunos renglones de la economía que aumentarán más incluso, eso no les hace pintar un panorama color rosa.

La reforma emprendida busca mejores resultados económicos, más producción de alimentos, ahorros de energía y recursos humanos, achicar la planta estatal de empleados promoviendo otras economías cooperativas, privadas y cuentapropistas, etc.

El ministro de Economía, Murillo, informó que ya hay 400.000 personas realizando unas 180 actividades por cuenta propia reconocidas en Cuba. En octubre de 2010 este segmento contaba con 155.000 ciudadanos. A su vez esas nuevas actividades van a tener que pagar impuestos, una costumbre inexistente en un país con Estado muy benefactor.

Valorando los aspectos positivos del trabajo, el presidente afirmó en la sesión de clausura de la VII Asamblea Nacional, en diciembre pasado, que se marchaba «con paso seguro».

Pero esa misma intervención tuvo pasajes muy autocríticos. Por caso, Raúl Castro afirmó: «una de las principales insatisfacciones sobre el plan del presente año radica en la falta de integralidad que ha caracterizado la ejecución del proceso inversionista, el cual no obstante sobrepasar en un 15 por ciento al 2011, se incumple en un 19 por ciento». Añadió: «las causas, debo decirlo crudamente, no son nuevas, son las mismas que se han identificado hace muchos años: deficiente preparación previa, atrasos en los suministros, baja productividad y déficit de fuerza de trabajo, con el consiguiente incumplimiento de los cronogramas pactados y la posposición de la puesta en explotación de importantes objetivos productivos». «Es preciso rebasar el inmovilismo, la superficialidad y la improvisación que persisten en la mayoría de nuestras inversiones y ello deberá caracterizar la conducta de los cuadros de dirección en todos los niveles del Estado, el Gobierno y el Partido», concluyó el jefe de Estado.

En referencia a los cambios de mentalidad pendientes de realización, el presidente llamó a «romper la colosal barrera sicológica que resulta de una mentalidad arraigada en hábitos y conceptos del pasado». Semejante crítica y autocrítica no existen en otros gobiernos del mundo. Son una hermosa rareza de Cuba y un rasgo original de su revolución, que le permite reinventarse y sobrevivir, cuando desde el imperio la dan por finiquitada o moribunda.

Fuente: http://www.laarena.com.ar/opinion-cuba_festejo_con_mas_dignidad__trabajo_y_logros_en_salud-87375-111.html