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La pluralidad de los medios disidentes

Cuba: La libertad de expresión según la revista Nexos en México

Fuentes: La Jiribilla

El periodista cubano y director de la editorial electrónica cubana Cubaliteraria, Julio César Guanche, le solicitó a Nexos un espacio en sus páginas con vista a que los lectores mexicanos pudieran contar con otro ángulo de opinión sobre lo que por entonces sucedía en Cuba. Después de meses de conversaciones y negociaciones con los directivos de la publicación, el silencio ha sido la única respuesta

Una vieja tradición de la llamada prensa libre, aun cuando se trate de publicaciones aparentemente serias, ha sido mirar la realidad de la Isla desde un punto de vista que, por lo general, excluye la visión de quienes viven en ella. Tal fue la posición de la revista mejicana Nexos, que publicó un dossier sobre la Isla en su número 292, de abril de 2002. A propósito de dicha recopilación, el periodista cubano y director de la editorial electrónica cubana Cubaliteraria, Julio César Guanche, le solicitó a Nexos un espacio en sus páginas con vista a que los lectores mexicanos pudieran contar con otro ángulo de opinión sobre lo que por entonces sucedía en Cuba. Después de meses de conversaciones y negociaciones con los directivos de la publicación, el silencio ha sido la única respuesta.

-Para los lectores que no conozcan ese número de Nexos, pudieras decirme a grandes rasgos cuál era la verdad sobre Cuba que en esa ocasión reflejó la revista en sus páginas.

-Ese número se concibió a propósito de la fuerte crisis desatada entre México y La Habana, y a menos de un mes del centenario de la inauguración de la República burguesa en Cuba (20 de mayo de 1902). Allí Nexos reúne un conjunto de trabajos firmados por buena parte de la hagiografía académica y política que normalmente ocupa los circuitos centrales de difusión y publicación internacionales en relación con Cuba. Así, aparecen entre los colaboradores del número Andrés Oppenheimer, Carlos Alberto Montaner, Rafael Rojas, Marifeli Pérez-Stable y Jesús Díaz.

En el editorial con que Nexos presenta el dossier, titulado Cuba, ay, Cuba , se asegura: «Cuba es un lugar obligado de la cavilación histórica, política y moral del mundo iberoamericano». Para Nexos en la Isla coexisten dos naciones: «La Cuba del arranque y la Cuba del aterrizaje de la Revolución». Una Cuba «vive encerrada en el mundo de la fantasía y sigue celebrando logros históricos imaginarios» y otra Cuba «está encerrada en el mundo de la escasez y la opresión, el mundo de su realidad.» La conclusión de Nexos es rotunda: «En Cuba imperan la privación económica y la opresión política. Una dictadura cuarentenaria gobierna a su pueblo del más inapelable de los modos.»

-Las reclamaciones que durante meses les has hecho a los editores de la revista dan casi para otro artículo. ¿Existió alguna vez alguna negación por parte de estos a publicar tu artículo?

Siempre aseguraron que lo publicarían, que el trabajo les interesaba, pero fueron armando una sucesión de justificaciones para no hacerlo. Primero alegaron que, con la extensión que tenía, era imposible publicarlo y era preciso reducirlo a una cifra máxima de palabras -equivalente a dejar el texto en la mitad de su concepción originaria. No obstante, el trabajo fue acortado según su pedido y se les envió. Esto sucedió en septiembre de 2002. Entonces dijeron que la extensión ahora resultaba adecuada y que la junta de dirección de la revista decidiría su inclusión en el próximo número (noviembre de 2002). Luego cesó por parte de Héctor Aguilar Camín, con quien se sostuvo el contacto con Nexos, toda comunicación pese a varios mensajes electrónicos que le fueron enviados. Ya en noviembre, en una llamada telefónica desde La Habana, Aguilar Camín dijo que el texto no podría aparecer hasta el número de febrero, pues preparaban dos ediciones especiales para diciembre y enero. Resultó rigurosamente cierto que estos dos meses fueron ocupados por la revista en celebrar sus 25 años de existencia y sus 300 ediciones, con sendos números de mucha calidad, pero fue rigurosamente falso que el trabajo fuera publicado en febrero, como tampoco lo fuera en marzo ni lo será en el futuro, lo que es de suponer después de observar su estilo de trabajo.

-¿Podrías, en esencia, decirme cuáles eran los puntos de vista que defendías en tu texto?

-Más importante que mi punto de vista es observar la estrategia con que Nexos presenta su discurso. Ella es arquetípica de un modo de intolerancia intelectual que se presenta como defensora de la mayor libertad general. Según sus editores, la selección de los trabajos quiere ofrecer una visión «desde adentro y desde afuera de la Isla» sobre la realidad política del país, con «cubanos que viven y escriben en Cuba; cubanos que viven y escriben fuera de Cuba y autores no cubanos que llevan a Cuba metida en la cabeza y en el corazón». Sin embargo, la revista pudo encontrar a un solo autor para dar voz «al mito» -«a la Cuba de la Revolución»-, y logró en cambio reunir a once escritores para dar cuenta de «la realidad» -«la Cuba de la opresión y la miseria»-. Son dos Cubas según Nexos, pero a una le dedica cuarenta páginas y a la segunda, solo cuatro. Aún con esa aritmética, Nexos no encuentra obstáculo para afirmar que su visión es de «adentro y de afuera» y que examina en su complejidad la Cuba total.

Como afirmo en el trabajo, «más que una visión de Cuba desde dentro y fuera de la Isla, el dossier de Nexos es la recreación puntual de varios enunciados: la naturaleza totalitaria del régimen cubano, el caos económico generado por el socialismo, la represión a que se ve sometida la ciudadanía, el camino hacia la transición, la condición de satélite de la Isla respecto a la URSS, entre otras ideas hace tiempo distribuidas por los discursos contrarios a la Revolución cubana, señaladamente los producidos por Washington y Miami. En su concepción, la idea de Cuba, ay, Cuba, renuncia desde el inicio a cualquier posibilidad de brindar al menos dos visiones. La elección del «lamento», de la «lástima ante la desdicha cubana», como enfoque del dossier obstruye la intención, si la hubo, de examinar en profundidad y equilibrio la Cuba de adentro. Optar únicamente por dos autores residentes en la Isla, excluir de la convocatoria a otros muchos intelectuales cubanos y extranjeros (varios de ellos mexicanos) que también «llevan a Cuba en la cabeza y en el corazón» y apostar sin remordimientos por la falta de diversidad de perspectivas sobre Cuba, garantiza la unilateralidad del análisis pero no la entera legibilidad del tema. El reto de la revista termina trastocado en un largo soliloquio, en el viejo monólogo de la negación.»

En el día de hoy, 191 intelectuales mexicanos firman una carta exigiéndole a Vicente Fox que México desapruebe la condena contra Cuba que Estados Unidos tiene por tradición presentar en la CDH de Ginebra, política a la que llegó, como se sabe después de abandonar su estrategia de apoyo expreso a las dictaduras del mundo entero, y a las que sufrió Cuba en particular, y encontrar en el tema de los derechos humanos un nuevo instrumento para su política exterior. Entre esos intelectuales opuestos a la postura norteamericana, la misma que siguiera el partido de Fox el año pasado y la misma que con mucha fuerza defiende Nexos en sus páginas, están nombres esenciales del pensamiento social latinoamericano, como Leopoldo Zea, Pablo González Casanova, Adolfo Sánchez Vázquez, Víctor Flores Olea y John Saxe- Fernández, por ejemplo, que también «llevan a Cuba en la cabeza y en el corazón» pero cuyas opiniones, al parecer, no concuerdan con la idea que tiene Nexos sobre la libertad de expresión. Respecto a la Isla, no es difícil encontrar dentro y fuera de Cuba a más de un cubano con una visión sobre su país diferente a la propuesta por Nexos, pero a la revista, también al parecer, le fue imposible hallarlo.

El asunto, más allá de la manipulación, involucra una elemental ética intelectual. Presentar como una visión objetiva, mesurada, basada en el «dolor» que les produce Cuba, lo que aparece en las páginas de Nexos, falta a un sentido mínimo de respeto a las reglas del discurso intelectual y, sobre todo, falta a la verdad más rampante sobre Cuba y los cubanos. Pero quizás sea muy ingenuo pensar que a Nexos, y a lo que ella representa, le interese «la verdad sobre Cuba y los cubanos» y le interese más el «discurso intelectual» que la mera propaganda contra la Revolución cubana.

Sobre lo que decías de los puntos de vista del trabajo, estos son dos de sus párrafos :

«La sociedad cubana cambia año tras año. La diversidad de esa sociedad se puede encontrar sin demasiada dificultad en su literatura, cine, música, movimiento editorial, teatro, pintura y en muchos otros escenarios. La publicación en la Isla de textos de autores extranjeros y de cubanos residentes en el exterior, señaladamente algunos norteamericanos, como compilaciones de trabajos coeditadas por Rebecca Scott y Fernando Martínez sobre la raza y John Coastworth y Rafael Hernández sobre las culturas cubana y norteamericana, libros de Aline Helg y Rebecca Scott, artículos en revistas nacionales de Louis Pérez J., Uva de Aragón, Lisandro Pérez, Roberto González Echevarría, Marifeli Pérez-Stable, John Dumoulin, dossiers sobre escritores cubanos de la diáspora, entrevistas con Gastón Baquero, Cachao, José Kozer, Cristina García, Mario Bauzá, Alberto Sarraín, Achy Obejas y un largo y sostenido etcétera habla del valor que se concede a la reflexión sobre Cuba producida fuera de la Isla, sin descalificaciones ideológicas abstractas.

«Una cosa es discrepar de un modelo político y otra negarlo con superficialidad -y a veces con alevosía. Quien haya visto La vida es silbar, Marketing, La noche, un Salón de Arte Cubano Contemporáneo, o quien haya leído cualquiera de los textos de la narrativa cubana de los 90, o de las revistas cubanas de esa década, sabe de la complejidad con que el arte, la literatura y el pensamiento social plasman la realidad de la Isla, pero sabe también que la problemática de esa sociedad es mucho más compleja de lo que la propuesta de Nexos puede explicar. La cavilación histórica, política y moral sobre Cuba puede ir mucho más allá, sin negaciones en bloque ni apologías, sin golpes de pecho ni frases sonoras. El discurso de Nexos -¿debe decirse el «de la realidad»?-, al silenciar la ilusión -la ilusión disidente de cambiar la vida, como quería Rimbaud-, supone la existencia de otra Cuba con quien no quiere dialogar.»

-De hecho, si se tiene en cuenta que tu intención inicial era debatir a partir del mencionado dossier, aun cuando tu réplica se publicara en el próximo número de Nexos sería recibida por el lector de la publicación de manera descontextualizada. ¿A qué crees que se deba esta «elegante» censura de Nexos?

-Que no se haya publicado el texto es parte de la idea inicial con que se concibió el número: «cubanos y extranjeros -podría decirse parafraseando- tendrán en nuestras páginas la mayor libertad para hablar sobre la falta de libertad en Cuba, solo les pedimos que coincidan con nosotros.»

Bien observado, ese mecanismo no es exclusivo de Nexos, funciona por extensión para otros asuntos relacionados con Cuba. Para acusar a la Isla de mantener un régimen totalitario se le priva del acceso a medios institucionales donde hacer valer su discurso -Cuba fue expulsada de la OEA, por ejemplo, y nunca ha sido readmitida en más de cuarenta años, gracias a las gestiones de los Estados Unidos y pese a los reclamos de cancilleres latinoamericanos reunidos en ese foro-; para combatir a la Isla por mantener una «economía centralizada que anula la iniciativa individual» no se usa el «libre mercado» contra la «ineficiente economía socialista» sino una vía tan raigalmente antimercantil como el bloqueo; y así podrían ser varios los ejemplos.

-No obstante, el ensayo «Cuba según Nexos«, será por fin publicado.

-Se publicará en la Isla, en la revista Temas, que se caracteriza por brindar una visión diversa y de calidad sobre Cuba, como han reconocido muchos intelectuales de dentro y fuera del país.

Temas es accesible también desde su sitio web: www.temas.cult.cu

En ese momento ya se había producido la ocupación de la embajada mexicana en La Habana, a manos de un grupo de personas estimuladas por las declaraciones que el ex canciller Jorge Castañeda ofreciera en Miami