Recomiendo:
0

Cuba: los retos del color

Fuentes: Rebelión

A modo de introducción Sin dudas la problemática racial presenta sus peculiaridades para Cuba y en el resto de los países del Caribe Insular, que se diferencian o presentan similitudes a partir de las propias raíces del proceso de colonización europea. [1] Sin embargo, no es interés nuestro dentro del breve espacio de este ensayo […]

A modo de introducción

Sin dudas la problemática racial presenta sus peculiaridades para Cuba y en el resto de los países del Caribe Insular, que se diferencian o presentan similitudes a partir de las propias raíces del proceso de colonización europea. [1]

Sin embargo, no es interés nuestro dentro del breve espacio de este ensayo vérnosla con problemas tan complejos que ameritarían un trabajo mucho más largo, por cuanto ello nos llevaría hacia asuntos muy escabrosos desde el punto de vista teórico-metodológico, que nos proponemos tratar a fondo dentro de un posterior ensayo.

Por ello, ahora hemos preferido concentrar nuestra atención en la idea siguiente: en el Caribe Insular, aun el racismo y la discriminación hegemonizan el contenido de las relaciones sociales.  [2] Los pueblos caribeños, en particular las islas, han tenido que librar una cruenta lucha para preservar y desarrollar su identidad cultural y racial, en contextos socioeconómicos nacionales que en general, les resultan muy adversos.

En Cuba, sin embargo, una Revolución nacional liberadora, que escogió por: voluntad popular, varias veces ratificada, el camino del socialismo, con un proyecto social emancipador y de un sentido humanitario a toda prueba, ha hecho avanzar hasta planos antes insospechados la lucha contra toda forma de discriminación y por la justicia social. Tal es lo que Cuba puede ofrecer al Caribe Insular.

No obstante, a pesar de todo lo que se ha avanzado, aún los prejuicios raciales, el racismo y la discriminación racial no han desaparecido del ámbito de las relaciones sociales en Cuba. Como para demostrarnos fehacientemente que no basta con un proceso humanista, liberador-radical y anticapitalista como el vivido por Cuba por más de cuarenta años, para liquidar el racismo.

¿Tiene entonces el Caribe insular algo que ofrecer a Cuba en la lucha que esta debe librar aún por superar definitivamente el racismo? Pienso que es posible responder afirmativamente, siendo esa precisamente la hipótesis de este ensayo: el Caribe insular tiene algo importante que ofrecer a Cuba en el plano de la relación entre identidad nacional e identidad racial, en el contexto de la relación raza-nación.

Etnicidad raza y color de la piel en Cuba

Cuba, a diferencia de otros territorios del Caribe insular, no cambió de «dueño» durante la etapa de la colonización. España la descubrió y fundó en ella su colonia, de la que no se deshizo sino por la fuerza, ante el empuje neocolonial de una tercera potencia, (Inglaterra también se la disputaba) después de haber librado tres guerras por las aspiraciones cubanas de independencia. Por lo cual, la Isla atravesó todo su periodo colonial bajo una sola metrópoli.  [3]  

Se puede decir que a pesar de la influencia, sobre todo económica y cultural norteamericana sobre la Isla, especialmente a partir de mediados del siglo XIX, fue España, como metrópoli, quien modeló a Cuba, aunque esta última nunca haya visto a España como su modelo.  [4]  

En lo relativo a la cuestión racial, la experiencia norteamericana no tuvo una influencia importante en Cuba, al menos durante toda la etapa colonial, no así después de 1898, en que el impacto del racismo norteamericano tuvo una mayor influencia. Resultado del papel que Estados Unidos desempeño en la reconstrucción y remodelación económica, política y cultural de la Isla. [5] Periodo dentro del cual se manifestó con particular fuerza que Cuba se remodelaba bajo las condiciones de dos triángulos concéntricos, formados, el primero, por España ( la metrópoli atrasada ), Estados Unidos ( el paradigma de la modernidad ) y Cuba ( la Isla destrozada por la guerra ); dentro de lo cual, la influencia de un triangulo interno formado por tres vértices raciales : el racismo heredado de España, el modernizado por Estados Unidos y la herencia racista del hacendado cubano blanco, modelaban definitivamente como serian las relaciones raciales durante la republica que emergía para entonces.

Sin embargo, a pesar de su impacto imperial, «…el sistema racial en Cuba, no fue un producto directo de la influencia de los Estados Unidos. Con una diferencia significativa, en Cuba, la línea que separa a los negros y mulatos de los blancos, está basada en un ancestro africano «visible», no en la «regla» de una gota de sangre negra…» [6]

La nación cubana se forjó entonces bajo el impacto del modelo de colonización que España implantó en la Isla, caracterizado entre otros, por un monopolismo a ultranzas del comercio, un abierto sistema represivo que contrastaba a veces, con el existente en otras islas del Caribe anglófono y una exclusión, casi absoluta del negro en particular, para acceder a los cargos y posiciones de jerarquía, tanto en la economía como en la política. Aunque, en el orden de otras relaciones sociales, digamos, las culturales y religiosas, los españoles fueron menos in tolerantes que la colonización inglesa, así como las relaciones implantadas por Estados Unidos después. Por ejemplo. [7]

Tampoco dentro de Cuba se repitió el esquema clásico propio de las naciones europeas.

Los orígenes del pueblo cubano, como expresa el profesor Torres-Cuevas:

…se nos presenta bajo la imposibilidad de reducirlo a los esquemas y conceptos, clásicos. Este no se formó siguiendo la evolución lineal de una etnia y su cultura. Contra todo modelo, no resultó el producto del tránsito de determinada gens, a la tribu, al pueblo y a la nación. Por el contrario, es el resultado de la presencia en un mismo territorio de etnias y culturas provenientes de diversos continentes (y del resto de las islas del Caribe), que cambiando aquí sus rasgos primigenios e interactuando entre sí, se integran en un nuevo complejo etno-cultural. [8]  

En tal contexto, resulta fundamental entender el fenómeno de la criollización, que desempeñó una función determinante en la formación de la nación cubana. Fenómeno que tuvo su nudo más complejo en el proceso de criollización del negro traído de África por la fuerza.  [9]  

Como a su vez expresa el profesor Jesús Guanche:

El etnos-nación cubano es el resultado histórico-cultural y poblacional de los conglomerados multiétnicos hispánico, africano, chino y antillano, principalmente, que se fusionan de manera compleja y disímil desde el siglo XVI, hasta crear una identidad étnica nueva, basada en la formación: de una población endógena, con capacidad auto reproductiva propia, no dependiente de las corrientes inmigratorias que le dan origen en su decursar histórico, lo cual posee un conjunto de características…  [10]  

Las variables más arriba señaladas son sumamente importantes, porque tipifican a Cuba dentro de un conjunto de principios metodológicos fundamentales, que le son muy propios, para analizar su problemática racial.

No se trata sólo de las diferenciaciones introducidas por las peculiaridades de la colonización española, en relación con la cuestión racial, comparado con las excolonias inglesas o francesas, sino más que ello, se debe a que en Cuba cuajó un etno-nación, producto de un complejo proceso de integración, que trajo como resultado una sociedad uni-étnica y multirracial, con una gran diversidad cultural.  [11]  

Cuba fue formada por inmigrantes, pero no es hoy una sociedad de inmigrantes. Coincidieron en ella varias etnias, pero no es multiétnica. En Cuba no existen minorías. [12] Estas últimas pudieron tal vez mantenerse segregadas, pero terminaron por fundirse con el resto de la población cubana, proveniente de las inmigraciones originales. Hablamos de japoneses, chinos, yucatecos, jamaicanos haitianos, antillanos en general y otros europeos. [13]

El modo en que se formó el pueblo cubano, contenido fundamental de la nación, constituye un fenómeno básico para explicar las peculiaridades que la problemática racial adopta hoy en el caso de Cuba. Lo cual también dota a los científicos que se ocupan del tema de un conjunto de principios metodológicos y teóricos, que los independiza y peculiariza a la hora de abordar la experiencia cubana.

Estas particularidades forman de hecho la esencia misma, de por qué al tratar el tema racial en Cuba no son válidas, al menos en sus rasgos primigenios y determinantes, la experiencia europea, ni la norteamericana, e incluso en algunos rasgos importantes, tampoco las del Caribe anglófono y francófono.

Pues como bien expresa Don Femando Ortiz:

…Toda la escala cultural que Europa pasa en más de cuatro milenios, en Cuba se ha experimentado en menos de cuatro siglos. Lo que allí fue subida por escalones, aquí ha sido a saltos y sobresaltos…  [14]  

En Cuba se formó una nación, con características propias, que la sitúan en un marco teórico-metodológico especial para el estudio de la cuestión racial. Caracterizada ella por una intensa mezcla, en la que las diferencias de color, muchas veces no conforman rasgos compartidos, estos últimos no son similares para colores y matices diferentes, pudiendo encontrarse todo asistemicamente mezclado.

Pero además, Cuba también, por más de cuarenta años, ha atravesado por una experiencia nacional liberadora, que logró hacer avanzar mucho al país dentro de las tendencias raciales integracionistas, que ya se habían puesto de manifiesto en el contexto de su devenir histórico como nación, sobre todo con las Guerras de Independencia, desde mediados del siglo XIX.  [15]  

Por ello, el concepto de raza en Cuba resulta ser en extremo engañoso, desde el punto de vista del tratamiento de la cuestión racial en la actualidad. De modo que el factor racial no constituye el rasgo principal del etno cubano, sino sólo su aspecto externo (biológico). Lo cual no quita que esa construcción sociocultural impuesta, nos persiga y aún esté dando quehacer dentro de la sociedad cubana actual.

Esta construcción la impuso una estructuración social, bajo condiciones de administración colonial y supremacía blanca, que desde el principio planteó el dominio y el sojuzgamiento interno y externo, como marco en que se estructuró la nación cubana, siempre como un proceso sin concluir, hasta que el triunfo revolucionario de
1959, inauguró la fase histórica de emergencia definitiva de la nación.

A diferencia de lo que tiene lugar en los Estados Unidos, donde por lo general, la discriminación se ejerce sobre la base del componente negro en la sangre, en Cuba, ello no tiene la menor importancia. El prejuicio se ejerce sobre la base de la apariencia, de lo puramente externo, y no del componente genético. Lo cual hace parecer más fácil el caso de Cuba, pero no lo es, dado que la carga subjetiva que todo ello lleva implícito, es demasiado fuerte y resistente a su eliminación, sobre todo subjetiva.

La llamada burguesía cubana, formada y penetrada por el racismo colonial primero y él norteamericano después, fue la que prestó siempre mayor atención a los instrumentos del llamado racismo biológico y de la seudociencia sobre la raza.  [16]  

Además, desde una perspectiva genética, el colonizador español, a pesar de ochocientos años de dominación de los llamados moros, no asumió nunca sus ancestros africanos, su mezcla. Esa actitud vergonzante, bastante mantenida hasta hoy, fue heredada y trasmitida por generaciones dentro de la burguesía criolla cubana y a la clase medía blanca (casi la única existente), y a toda la población cubana, lo cual explica, en parte, muchos de los prejuicios raciales y actitudes discriminatorias existentes aún hoy en Cuba, sobre todo dentro del grupo racial blanco, aunque trasladada también al resto de los grupos sociales.

Luego, tal vez sea ésta la variable más compleja a tomar en consideración. Sobre todo, por su importancia para entender la situación actual, dentro de una Cuba con un etno-nación consolidado, dentro de un gran complejo de matices y rasgos físicos, compartidos no pocas veces con independencia del color de la piel, a todo lo cual genialmente don Fernando Ortiz llamó, el «Ajiaco».

Como enfrentar el hecho de que aún dentro de esa realidad exista todavía discriminación racial. Sin dudas, hay que enfrentarlo no como blanco, negro o mulato, sino como nación. ¿Pero está ello en contradicción con que ese enfrentamiento se produzca desde la reafirmación de la identidad racial? ¿Se necesita la reafirmación de esa identidad racial para luchar contra el racismo? [17]

Se trata de preguntas a las que pretendemos dar respuestas más adelante. Muy complejas y bastante polémicas, por cierto. Porque se refiere a un tema que la tendencia predominante ha sido a escapar de su tratamiento.

 La discontinuidad en el pensamiento sobre la relación raza-nación

La Guerra de 1868-1878, puso sobre la mesa el asunto de la abolición de la esclavitud como no se había logrado hasta ese momento en Cuba. [18]  

 

El independentismo, resultó ser siempre, desde su surgimiento, la corriente política más fuertemente partidaria de la abolición de la esclavitud en Cuba.  [19]  

 

Ya en el contexto histórico influido por la abolición de la esclavitud (1886), la Guerra de 1895-1898, continuó fortaleciendo, bajo el pensamiento martiano, las tendencias a integrar a la lucha al negro y al mulato, que ya habían aparecido hacia mediados del siglo XIX.

 

En las contiendas independentistas muchos negros y mulatos, por conciencia, involuntariamente o a veces como única alternativa, quedaron enrolados dentro de un proyecto emancipador que entonces fracasó.

 

Las aspiraciones de los negros y mulatos a lograr su identidad y un lugar en la sociedad, como resultado del proceso nacional liberador, en el que masivamente participaron, se frustraron, junto a la frustración de la independencia. La intervención norteamericana en 1898 eliminó esa posibilidad, dando solución a su favor a las alternativas políticas, que hasta entonces habían sido debatidas dentro de la sociedad cubana.  [20]  

 

Los negros y mulatos, dentro de la lucha independentista nunca alcanzaron, salvo muy contadas excepciones, personalidad propia y fuerza organizativa para luchar por sus reivindicaciones. Todas sus aspiraciones, estuvieron ligadas finalmente al proyecto nacional liberador y cuando este fracasó, fueron los negros y mulatos los que quedaron en las peores condiciones. Recién salidos de la esclavitud muchos, sin riquezas y sin educación en su inmensa mayoría y sin tierra, la gran masa de los negros y mulatos pasaron a ocupar el último escalón de la sociedad cubana.

 

Incluso, la gran mayoría de los negros y mulatos fueron después despojados de sus derechos, discriminados y explotados, en muchas ocasiones, por los mismos con que se habían unido para pelear contra el régimen colonial español, blancos en su inmensa mayoría.

 

A partir de entonces, los negros y mulatos fueron vigilados con especial atención, esgrimiéndose contra ellos el calificativo de antipatriotas, o de racistas, cada vez que hacían alguna reclamación.  [21] Reanimándose con ello continuamente el «miedo al negro» que había nacido a partir de finales del siglo XVIII con la Revolución Haitiana de 1791 a 1804.

 

El último intento real, por lograr un espacio político, económico y social para negros y mulatos, terminada la contienda independentista, lo realizaron Evaristo Estenoz y Pedro Ivonnet, dos exoficiales del Ejército Libertador, fundadores del denominado Partido Independiente de Color en 1908. Pero fueron aplastados sangrientamente, durante la llamada Guerrita del Doce, [22] por miembros del antiguo Ejército Libertador, devenidos en ­ esbirros del entonces presidente José Miguel Gómez, es decir, por los mismos con los que un día batieron armas contra el Ejército Colonial Español, los que también en ese momento los acusaron de racistas y de querer implantar en Cuba una república negra.

 

Es decir, bajo la misma acusación, ya los negros y mulatos habían sido masacrados durante los acontecimientos de la llamada Conspiración de La Escalera (1843-1844).

 

Luego, la acusación de racistas que se ha esgrimido siempre que los negros y mulatos han tratado de sacar a flote el problema de la discriminación racial, tiene un trasfondo histórico muy fuerte y extenso, que sólo en los años recientes ha comenzado a ser superado. [23]  

 

Sin embargo, a diferencia de lo ocurrido en el Caribe anglófono y los Estados Unidos, no hubo un movimiento de importancia en cuanto a abogar por un panafricanismo, el separatismo o el retomo a África. La historia particular de los negros y mulatos cubanos, no generó con fuerza aspiraciones de esta naturaleza. [24] En general, los negros y mulatos cubanos, prefirieron siempre luchar dentro del contexto de la nación y de la patria.

 

El acontecimiento, de la Guerra del Doce, no puede ser catalogado de otra cosa que de una masacre de negros y mulatos, en su inmensa mayoría inocentes, que frustró toda aspiración de éstos a lograr verdaderos espacios de reivindicación política y económica dentro de la sociedad republicana.

 

Pero los potenciales espacios de reivindicación económica y social para los negros y mulatos se redujeron aún más. Entre 1882 y 1930, se produjo una «favorecida emigración de españoles hacia Cuba», que puede ser considerada como un intento de recolonización, junto a un proyecto de blanqueamiento, que fortaleció la hegemonía blanca ya existente, afectando seriamente a negros y mulatos en el acceso a los empleos y mejores posibilidades de vida. [25]  

 

Muchos de los negros y mulatos, intelectuales sobre todo, vinculados a estos hechos, tenían ya claridad en que la nación estaba primero y muchos de ellos habían luchado por la nación, pero otros (en su inmensa mayoría blancos) se la habían repartido como botín de piratería, dejando a la masa mayoritaria de los ex miembros del Ejército Libertador sin siquiera un empleo decoroso. Como si fuera poco, no querían darles el derecho de representación política-electoral, usando como instrumento a la llamada Enmienda Morua. [26]

 

Durante los años cuarenta del siglo XX, especialmente a raíz de los debates de la Constitución, parecía que se lograría una Ley contra la discriminación y una distribución racial más equitativa de los puestos de trabajo, según compromisos establecidos por los artículos 20 y 74 de la Constitución de 1940. Pero todo ello quedó en el saco sin fondo de la burocracia parlamentaria del momento.

 

«La fundamental reivindicación del negro era que se le incorporara a la nacionalidad cubana, haciendo constar en articulo que la Republica de Cuba estaba formada por ciudadanos de todas las razas.Por su parte, Juan Marinello decía: Un estado cubano que se pueda decir democrático sin rubor no puede seguir viviendo esta farsa grotesca de aparecer en nuestra representación como un pueblo de blancos cuando no somos tal cosa». [27]

 

Un grupo de intelectuales negros y mulatos luchó desde la prensa, los sindicatos, los clubes y las sociedades fraternales, para lograr mejorar la situación, pero muy poco se obtuvo desde el punto de vista real. [28] Aunque en el plano subjetivo ello fortaleció la conciencia, también entre muchos blancos, de que la nación para seguir adelante, necesitaba dar solución al racismo y la discriminación que este trae aparejada.

 

Cuando llegó el año de 1959, la inmensa mayoría de los negros y mulatos, aún tenían una alternativa propia para luchar por sus reivindicaciones, aunque no estaban suficientemente organizados como para tratar de evitar, o al menos debatir, el silenciamiento que sufrió el tema racial, sobre todo a partir de 1962. El ambiente político tampoco parecía propicio para sacar a relucir el tema. Los negros y mulatos habían luchado arduamente por sus reivindicaciones, se habían organizado para ello, ligados a otras organizaciones, e incluso poseían una contraideología para enfrentar el racismo. Sin embargo, a partir de principios de los años sesenta todo ello se consideró como innecesario, pues la revolución asumía la defensa de negros y mulatos dentro de su proyecto humanista. Proyecto que se hizo sentir inmediatamente en una mejoría sustancial de las condiciones de vida para toda la población pobre del país y de la masa fundamental de negros y mulatos dentro de ellos. [29]

 

Pero en el orden del debate político promovido por el propio Fidel Castro, se produjo un viraje, entre el enfoque dado al tema por la dirección de la Revolución el 22 de marzo de 1959 y lo que ocurrió después. El tema racial devino en un tabú. [30] Se produjo el silencio. Este tema quedó subsumido dentro del tema más general de la lucha contra la pobreza, la discriminación y la búsqueda de la justicia social. Estas últimas se enfocaban globalmente, por lo que entonces lo específico de la situación del negro y el mulato desaparecía, no así la de la mujer. Finalmente el color de la piel, no llegó a ser una variable específica a considerar dentro de la política social de la revolución. [31]

 

El periodo de 1961-1986, fueron años en los que negros y mulatos en Cuba arribaron a un grado de conciencia muy alto, que se correspondió con el proyecto como nación y el nivel de enfrentamiento político con la contrarrevolución en esos años. Pero al mismo tiempo, se rompió la continuidad de su pensamiento como grupo racial, pasando a un grado de conciencia y de subjetividad presionados por el enfrentamiento político con los Estados Unidos. Lo anterior no les permitiría comprender que habían diluido su identidad como negros y mulatos dentro de un proyecto social, desde el cual tendrían aún que luchar mucho, para lograr los espacios que les corresponden.

 

Ese nivel de conciencia, que priorizó a la nación por encima de la conciencia del grupo racial, debe servir también para comprender los límites, cuya trasgresión perjudica el avance del proyecto social, única garantía de que el problema racial se solucione. Pero también debe servir para comprender los límites de un proyecto nacional, que aún no ha sido lo suficientemente radical y por tanto capaz de solucionar la discriminación racial, lo cual hace irreal tratar de convertir el tema racial en un tabú. Cuba es la prueba más ejemplarizante de que el tema racial no puede ser silenciado. [32] Aportando esa experiencia, a los que crean que basta con derrotar al capitalismo y desplegar una política social humanista, para alcanzar derrotar al racismo.

 

Desde el plano de la subjetividad, la solución del problema está en grado importante en que negros y mulatos en primer lugar, combinen ambas conciencias (la de sentirse cubanos y la racial), como las dos caras de una misma moneda, la nacional y la de pertenecer a un grupo racial determinado. [33]

 

El negro y el mulato deben preservar y desarrollar la conciencia de que lo son, de lo contrario no van a tener fuerzas ético-morales e ideológicas suficientes para combatir contra el racismo que les afecta en sus individualidades y como grupo, perjudicando también de este modo la fortaleza del proyecto social de la Revolución.

 

El mito de la «igualdad racial», convirtió en un insulto el que los negros y mulatos se reivindicasen como tales, aún dentro de una conciencia de nación ganada por parte de ambos.

 

Los negros y mulatos deben defender y desarrollar ante todo su identidad de ser cubanos (porque también hubo quienes deseaban arrebatarles la nación devolviéndolos a África), pero deben mantener y desarrollar también su identidad racial. [34]

 

La conciencia racial en un país como Cuba, no puede ser diluida dentro de la conciencia nacional. Ello ha sido una insuficiencia sociopolítica, que lleva implícito el peligro de una disfuncionalidad dentro del proyecto social de la Revolución. [35]

 

La funcionalidad del proyecto social de la nación cubana tiene que ser lograda sobre la base de la unidad dentro de la diversidad. Partiendo, sobre todo, de la diversidad existente, para comprender a fondo los caminos que nos lleven hacia la verdadera igualdad.

 

Lo contrario es una falsa concepción y una actitud idealista, frente al fenómeno de cómo alcanzar la igualdad, que no se corresponde con la lucha de un país en revolución, tratando de superar la multifacético y reproducible herencia del colonialismo.

 

El negro y el mulato deben tener conciencia de que lo son, pues esa es la única forma en que pueden luchar contra los estereotipos raciales negativos, los prejuicios, el racismo y la discriminación que aún subyacen dentro de la sociedad cubana. [36] Autoasumirse es condición indispensable para luchar por una identidad nacional que es de hecho multirracial. En esto último la ignorancia sería un peligro y la inocencia no sería una virtud. Si esa dialéctica se trata de eludir o es frenada artificialmente, la lucha se va a dar de todas maneras y tal vez incluso, con consecuencias muy negativas para el consenso nacional ante el proyecto social. Porque la propia revolución ha dotado a negros y mulatos masivamente, de la capacidad de librar la lucha anticolonial y sería paradójico, que la propia revolución, pretendiera frenarlos. No hay que temer a la desigualdad, sino conocerla a fondo, mucho menos ocultarla, pues ello, finalmente, deviene en un peligro real para alcanzar la igualdad social.

 

Al mismo tiempo, desde una perspectiva individual, cada persona que lucha por mejorar no lo hace en abstracto, sino desde su condición social. Ello contribuye a la sociedad y a la autoestima del grupo, y también a la construcción de los paradigmas que son tan importantes en las múltiples batallas a librar para alcanzar la superación de todas las formas de discriminación.

 

El grupo racial blanco también necesita de esa conciencia, aunque por lo general no es discriminado, no es el doliente directo, más allá de que el desarrollo de una nueva conciencia social haya logrado introducir en el una fuerte ética antidiscriminatoria. Pero para el negro y el mulato se trata de algo vital. Al blanco le cuesta más trabajo adquirir esa conciencia, porque no choca directamente con la discriminación. ¿Cómo inculcarle al blanco, entonces, que él también desempeña un papel importante para que el negro y el mulato no sean discriminados?

 

Lo contrario de lo aquí expresado, trae consecuencias muy negativas desde el punto de vista social, porque cualquier negro o mulato, aún en la Cuba de hoy, que pretenda olvidar que lo es, o que pretenda asumirse como lo que no es, puede quedar defraudado por la realidad y esa frustración lo puede llevar al racismo, adoptando así la actitud de discriminar a los que lo discriminan, vía por la cual el problema no tendría solución.

 

Dialécticamente hablando, el hecho de que la tendencia dentro del problema racial en Cuba haya sido hacia la integración, también ha tenido sus inconvenientes. Porque el slogan de «todos somos iguales», fue parte también de la hipocresía y la demagogia republicana frente al racismo. El hecho de que la Revolución, durante muchos años, haya dado el asunto como resuelto, declarando un lago período de silencio, en realidad, ha tendido a crear más problemas que los que ha resuelto, si es que ha resuelto alguno. [37]

 

Tal vez si la sociedad cubana hubiera logrado continuar al rimo de la primera mitad de los años ochenta, el problema racial no hubiera brotado. Pero la crisis económica de los años noventa, que dura hasta hoy, lo hizo emerger. Lo sacó a la superficie con la virulencia y el impacto psicosocial propio de las cosas, que consideradas como resueltas, realmente no lo están.

 

Pero en definitiva, no debemos sentirnos frustrados en nuestras aspiraciones porque lo antes dicho haya ocurrido. Todo lo contrario, si el asunto de la discriminación racial no estaba resuelto, es mejor que brote ahora, porque socialmente hablando, enemigos ignorados, o solapados en la oscuridad, son casi imposibles de vencer.


 

 Un asunto a superar

 

El racismo, consustancial a una sociedad que había surgido con la opresión de un grupo étnico sobre otro, dio lugar a prejuicios donde se unen y confunden lo socioeconómico y lo racial, y relaciones sociales muy marcadas por él. [38]

 

La propia dinámica social, signada por un proceso de lucha de negros y mulatos por sus reivindicaciones sociales, varias conspiraciones antiesclavistas, la paulatina formación de una masa de negros y mulatos libres,el llamado blanqueamiento, el cimarronaje y tres Guerras de Independencia, en los marcos de un sistema colonial que aceptaba la compra de su libertad por el esclavo y una cierta convivencia con las culturas venidas de África, generaron un proceso lento y doloroso, pero continuo, de integración racial de la sociedad cubana, que no ha concluido aún.

 

Tal vez sea Cuba uno de los pocos países del mundo, donde los negros, blancos y mulatos comparten más espacios comunes en el orden geográfico, cultural y político. Donde la mezcla es la regla, acelerado ello por una Revolución radical y extraordinariamente humanista, que declaró la guerra a la discriminación de todo tipo, a la pobreza y a la desigualdad, hasta el mismo borde del igualitarismo.

 

No es difícil aceptar, de que tal vez Cuba sea el país donde más se ha hecho y continúa haciendo contra la discriminación, por la igualdad y la justicia social.

 

Pero la tendencia evidente a la integración racial y social en general, amplificada por la Revolución, ha operado también como una «cierta trampa», que ha sido resultado del idealismo de considerar que el racismo, los prejuicios y la discriminación racial ya habían desaparecido, o que al menos estaban desapareciendo a un ritmo mayor del que en realidad estaba ocurriendo. Muchos factores actuaron durante más de cuarenta años en Revolución, para hacemos creer que esa lacra del racismo podía desaparecer tan rápido. Pero a partir de la segunda mitad de los años ochenta la situación comenzó a cambiar dramáticamente. [39]

 

En medio de las nuevas condiciones, generadas por la crisis económica del periodo que comenzó especialmente hacia la segunda mitad de los años ochenta, es evidente que son negros y mulatos los que más han sufrido.

 

Éstos últimos, desde 1959, habían sido muy defendidos por el Estado, lo cual les infundía una extraordinaria capacidad y confianza, porque nunca antes los negros y mulatos habían podido tener a un Estado que los representara y un gobierno que bregara por sus intereses. Junto a ello, la nueva conciencia ético-moral que emergía de los cambios políticos y socioeconómicos ayudó mucho. Pero cuando la crisis económica llegó, entre los negros y mulatos se encontraba aún la masa fundamental de los que más lejos estaban todavía de alcanzar un proyecto de vida. Porque en nuestra historia, la pobreza también ha sido blanca, pero la riqueza, casi nunca fue negra o mestiza.

 

El color de la piel, no puede ser olvidado, es una herencia de la esclavitud muy fuerte, de obligada consideración.Tratandose de una sólida variable de diferenciación social.

 

Sin embargo, parece haber existido al respecto cierta «resistencia», que ha impedido, o al menos ha obstaculizado, los estudios sociodemográficos, en los que el color de la piel, haya sido considerado como variable rectora. [40]

 

Cuba, país multirracial, ha recogido con cierta sistematicidad información sobre el color de la piel de sus habitantes, desde años tempranos de su historia censal hasta: hoy, pero estos datos no han permitido hacer muchos estudios de fondo.

 

Como resultado de varios factores ya explicados, a lo largo de este ensayo, el negro y el mulato en Cuba, no poseen la conciencia «racial» que aún necesitan para luchar por su lugar dentro de la sociedad cubana.

 

Es cierto, que mirada de conjunto, la sociedad cubana y sus instituciones, en especial el Estado y el gobierno, defienden los derechos de negros y mulatos en la Cuba de hoy. Pero no hubiera sido nada negativo, que ellos mismos, por sus propios medios y esfuerzos, luchasen también, en estrecha coordinación con la estructura institucional cultural y política del Estado, por eliminar esta lacra de la sociedad, como parece estarse abriendo paso muy lentamente aún, en los últimos años.

 

Una dinámica social, respecto a la cuestión racial, como la más arriba considerada, lleva implícita la necesidad de una comprensión a fondo, de que conciencia racial en negros y mulatos e incluso cierta institucionalidad de esta conciencia, no llevan aparejados necesariamente división social. Lo que sí lleva implícito una afectación muy seria a la unidad nacional lograda, es que los estereotipos raciales negativos, los prejuicios raciales, el racismo y la discriminación, que ellos traen aparejado, puedan continuar ampliando su espacio dentro de la sociedad cubana actual y llegar incluso a reinstalarse en su macro conciencia social.

 




 

* El autor es doctor en Ciencias Económicas y Doctor en Ciencias profesor Investigador .Miembro de la Academia de Ciencias de Cuba. Miembro de la UNEAC.

 

[1] La primera fase de formación de la llamada Frontera caribeña, se caracterizaba por el dominio absoluto de España, situación que se mantuvo hasta el primer tercio del siglo XVII. Pero en la segunda etapa, otras potencias europeas, disputaron a España las riquezas del Nuevo Mundo y el Caribe se dividió, se balcanizó, ya que numerosos territorios caribeños pasaron a ser colonias de Inglaterra, Francia, Holanda, Dinamarca y Suecia.

 

Otros modelos coloniales introdujeron las diferencias, en relación con Cuba, que hoy nos encontramos. (N. del A.)

 

Ver: Digna Castañeda, revista Temas, no. extraordinario 12-13, 1998. p. 77.

 

[2] Se trata de islas con un alto porcentaje de afro descendientes. Ver: Kevin A. Yelvington, «The Anthropology of Afro-Latin America and the Caribbean : Diasporic Dimensions.» Animal Reviews, Tampa, Florida, 2001, p. 246.

 

[3] Como se sabe, hacia 1860, ya Cuba tenía relaciones económicas con los Estados Unidos más fuertes que con España, pero esta última continuaba controlando a Cuba fuertemente en el orden político, sin hacer concesiones a la nación norteamericana. Esta última nación, contribuía a su vez a que España mantuviera el dominio sobre Cuba, hasta estar en condiciones de arrebatársela. (N. del A.)

 

[4] Precisamente uno de los fenómenos político-ideológicos más complejos de la historia cubana, es que su modelo de modernidad, nunca fue España, sino los Estados Unidos y otros países europeos. La influencia cultural estadounidense fue sustancial como resultado también de los cubanos exilados en los Estados Unidos. (N. del A.).

 

[5] Para Ampliar ver: Louis A. Pérez Jr. «Ser Cubano: identidad, nacionalidad y cultura».Editorial Ciencias Sociales, La Habana, 2006.

 

[6] Ver: Aline Helg, «Lo que nos corresponde. La lucha de los negros y mulatos por la igualdad en Cuba, 1886-1912. Imagen Contemporánea, La Habana, 2000. pp. 3-4.

 

[7] Digamos, en permitir que el esclavo comprase su libertad, lo que apareció de manera muy temprana, y el ejercicio de sus mitos y creencias. Sin embargo, los negros norteamericanos no pudieron practicar sus cultos africanos, ni bailar su música o hablar sus lenguas autóctonas, tampoco participar en las contiendas bélicas. (N. del A.)

 

[8] Para ampliar ver: Eduardo Torres-Cuevas, «En busca de la cubanidad», revista Debates Americanos , no. 1, 1995, La Habana, Cuba, pp. 2-17.

 

[9] Respecto a este proceso existe aún una zona un poco oscura, que debe ser mucho más investigada. Se refiere al papel del indígena de la Isla dentro del proceso de la criollización. Dado que la tesis de su extinción, total y temprana, parece un tanto discutible. Se trata de un asunto muy polémico, respecto al cual sólo expresamos la duda curiosa. Pero asunto de gran importancia, porque entonces la criollización fue más compleja, que lo que por lo general se le reconoce. En cuanto a la criollización al negro, por supuesto que le fue más difícil que al español, que llegó por propia voluntad y buscando riquezas que no pocas veces encontró. Mientras que el negro vino cautivo y a trabajar como esclavo. (TV. del A.).

 

Ver: José García Molina, revista Temas , no. 7, julio- septiembre, La Habana, Cuba, 1996, pp. 28-36.

 

[10] Para ampliar, ver: Jesús Guanche, «Componentes étnicos de la nación cubana», Colección Fuente Viva, Ediciones Unión, La Habana, Cuba, pp.135-136.

 

[11] Para ampliar, Ob. Jesús Guanche…, pp. 118-130.

 

[12] Ob. Jesús Guanche…, p. 130.

 

[13] Particularmente importante en este proceso lo fue la inmigración caribeña, que procedente de todas las islas, venia a Cuba, como fuerza de trabajo, persiguiendo la zafra azucarera y cafetalera fundamentalmente y que se asentó en la Isla, dejando muchos hábitos alimentarios, danzarios y culturales en general, que hoy conforman una policromía integrada dentro de la cultura cubana, con independencia de colores y rasgos físicos.

 

[14] Ver: Femando Ortiz, «Los factores humanos de la cubanidad», en Estudios Etnosociológicos. Editorial Ciencias Sociales. La Habana, rra. 10-43.

 

[15] Estas tendencias integracionistas, hubieran podido tener un resultado más positivo, de no haberse mezclado ellas, durante los últimos cuarenta años, con una falta de continuidad en nuestro pensamiento socio-político sobre la raza, que se pone aún de manifiesto en la incomprensión de la dialéctica identidad racial-identidad nacional, haciendo del tema racial un tabú. La insuficiente comprensión de que asumirse como negro o mulato y fortalecer esa identidad, no está en contradicción con ser cubano, con asumir fuertemente una identidad nacional, una sola cultura, todo lo contrario, pues ello resulta un arma ineludible para conjurar las actitudes y acciones que aún atentan contra el desarrollo de la integración racial dentro de! proyecto nacional.

 

A principios del siglo xx, y durante toda la república, hubo un grupo importante de intelectuales! negros y mulatos, que tenían un pensamiento muy claro, respecto a que la patria y la nación estaban primeros. Pero que también se debía luchar por una nación, que como había dicho José Martí debía ser «con todos y para el bien de todos», la discriminación racial tenía que desaparecer. Pero un negro o mulato sin conciencia de «raza», no puede luchar contra la discriminación racial, pues en lo único que puede terminar su falta de conciencia, dentro una sociedad como en la que aún vivimos, es queriendo ser blanco. Fortaleciéndose así la tesis del «Blanqueamiento», que tanto daño ha causado y aún nos está causando. (N. del A.)

 

[16] Paradójicamente, esa burguesía, bajo la dominación norteamericana, tuvo que soportar la humillación y el castigo de saber, que ella tampoco era blanca, por ser hispana. Por lo cual su actitud racista como clase, era aún más vergonzante que la del colonialista español. (N. del A.)

 

[17] En ensayos posteriores utilizamos el término mestizo, por considerar que en el caso de Cuba, connota mejor esa múltiple coloridad, que va del negro al considerado blanco.Diferenciandolo del mestizo en Suramérica que es otra cosa.Pues incluye al indígena o llamados pueblos originarios.

 

[18] Durante la Guerra de Independencia de 1868-1878, el gesto de Céspedes no fue general. Tuvo que atemperar e incluso retroceder. Se consideraba por algunos al negro como un arma de «doble filo». (N. del A.) De todos modos la tendencia abolicionista avanzó tanto, que después de la llamada Paz del Zanjón España se vio obligada a conceder la libertad a los negros y mulatos que habían luchado en la guerra de independencia, tanto de su lado como del lado cubano.

 

[19] «A diferencia de lo que ocurría con otras potencias europeas, la colonización española permitía al esclavo comprar su libertad. También esto hace que vaya apareciendo una población no blanca libre, que según va creciendo resulta mayoritaria, por encima de la población esclava. Pero también el cimarronaje, como forma ilegal de obtener la libertad…hace aparecer asentamientos de negros libres…de los cuales, muchos pasaban a engrosar los ejércitos libertadores…ello explica el adelanto de los negros en Cuba en su participación en las guerras de independencia, a diferencia de lo que ocurrió con los negros norteamericanos…».Para ampliar ver: revista Catauro, no. 3, 2001, pp.38-39.

 

[20] Autonomismo e independentismo, las corrientes más fuertes y abarcadoras, que habían sido
debatidas dentro de la sociedad cubana, hasta que los Estados Unidos en 1898 tronchó todo debate,
e impuso su «solución» neocolonial. Circunstancias dentro de las cuales, no pocos autonomistas y los partidarios de la anexión, quienes a veces coincidían, fueron los aliados de la nación del Norte en la
reestructuración nacional que tuvo lugar, con posterioridad a la expulsión de España. (N. del A.).

 

[21] José Martí, había logrado unir a sectores muy diferentes de la sociedad cubana de finales del siglo XIX, en un proyecto nacional-liberador, para obtener la independencia de España, objetivo con el que todos estaban de acuerdo. Pero cuando ese proyecto fracasó, cada sector social-clasista tomó su
camino. Entonces los negros y mulatos, sin fortuna, partido u organizaciones que los representaran
quedaron como al pairo de los vaivenes políticos del país, controlado por los Estados Unidos y-
bajo la hegemonía blanca. Todos los partidos políticos querían hacerse de sus votos electorales»
pero en realidad nadie tenía nada concreto que ofrecerles. A excepción del esfuerzo realizado por
Juan Gualberto Gómez con el denominado Directorio Central de las Sociedades de la Raza de Color
y sus seguidores y más tarde, los intentos hechos por el Partido Independiente de Color. (N. del A.).Para ser considerados como cubanos, los negros tendrían que esperar aun por la Constitución de 1940.

 

[22] «Se le llamó Guerrita del 1912 a la masacre de negros y mulatos realizada bajo las órdenes de José Miguel Gómez, entonces presidente, apoyándose en el ejército nacional y con el apoyo norteamericano, en contra del levantamiento armado de los miembros del llamado Partido Independiente de Color. (N. del A.). Fue este un acontecimiento muy complejo sobre el cual hay que continuar investigando; sobre todo en o que a las relaciones que se desplegaron por la Directiva del PIC, José Miguel Gómez y la Adiminsitracion norteamericana de la época.

 

[23] Hoy ya no es nada fácil, como si lo fue siempre, acusar de racista a un negro o mulato, sumiéndolo
en la confusión, el desconcierto o el miedo, cuando saca a relucir el tema racial. (N. del A.)

 

[24] Los negros y mulatos cubanos, siempre vieron sus reivindicaciones como parte de las luchas
políticas y sociales dentro del país. Nunca se generó una corriente importante que los separara de
ello. (N. del A.)

 

[25] Para ampliar Ver: María del Carmen Barcia, «Un modelo de emigración favorecida. Traslado
masivo de españoles a Cuba (1880-1830).» Revista Catauro, no. 4, La Habana, 2001, pp. 36-59.

 

[26] Martín Morua Delgado, senador de la república, mulato, presenta la enmienda, el 11 de febrero de 1910, para eliminar de la vida política al Partido Independiente de Color (fundado el 7 de agosto de 1908). Considerando como ilegal cualquier agrupación o partido político constituido exclusivamente por individuos de una misma raza. Ver de Silvio Castro Fernández: La masacre de los Independientes de Color (inédito), Dossier «La Jiribilla», p. 10. Excepto en el caso de Brasil o Uruguay, que tuvieron partidos similares, para el resto de América Latina, la tendencia de los negros y mulatos fue a integrarse a los sistemas multipartidistas controlados por los blancos. Ver Aline Helg…, Ob., p.6.

 

[27] Tomado de Tomas Fernández Robaina. «Cuba: personalidades en el debate racial.Editorial Ciencias Sociales, La Habana, 2007, p. 129.

 

[28] Los negros y mulatos hacia los primeros años del siglo XX lograron alcanzar un alto nivel de movilización, sin importantes divisiones entre ellos, pues así juntos habían integrado en masa el Ejército Libertador. Pero todos los intentos de forjar una alternativa propia habían fracasado (N. del A.)

 

[29] Para ampliar ver: Alejandro de la Fuente «Una Nación para Todos: raza, desigualdad y política en Cuba .1900-2000, Editorial colibrí, .capitulo 7, pp.356-385

 

[30] Este asunto es largamente explicado en el artículo publicado por la revista Catauro, no. 6: «Un modelo para el análisis de la problemática racial cubana contemporánea», del autor de este ensayo.

 

[31] Esta ignorancia de la importancia de la variable «color de la piel» como una variable de diferenciación social, aun nos persigue trayendo muchos dificultades en la comprensión del fenómeno de la pobreza .Aun nuestros Censos (el mas reciente del 2002) debe mejorar, produciendo separatas, donde la consideración del color de la piel nos ayude en la apreciación mas refinada de las diferencias aun existentes entre los grupos raciales.

 

[32] El tema racial aparece continuamente en el arte, la música, dentro de esta el Rap que lo presenta con una gran dosis de agudeza crítica (N. del A.)

 

[33] Pienso que debe quedar claro a que nos referimos, cuando hablamos de grupo racial. No es que reivindiquemos el concepto de raza, sino me refiero a la construcción sociocultural, dentro de la cual aún estamos obligados a vivir y que debe ser deconstruida por la sociedad, vista de conjunto, no sólo por negros y mulatos. (N. del A.)

 

[34] «Ser cubano, significa entre otros aspectos, tener plena conciencia de las raíces étnicas y de la heterogeneidad racial de nuestro pueblo, conocer el basamento histórico que subyace en el ejercicio de la discriminación y el prejuicio racial…». Ver Ana Cairo, Revista Cubana de Ciencias, no. 30, La Habana, 1995, p. 130

 

[35] No se vive en un mundo perfecto y del mismo modo que la mujer no puede diluir su conciencia de género dentro de la conciencia nacional, tampoco negros y mulatos pueden diluir su identidad racial dentro de la identidad nacional. Porque tanto el machismo como el racismo existen, nos perseguirán aun por mucho tiempo, y tienen que ser combatidos, desde identidades individuales que ayuden en esa batalla. (N. del A.)

 

[36] Para algunas posiciones personales, que sobreviven aún en Cuba, esto no tiene sentido, porque se parte de que no existe discriminación racial, sino sólo algunos lastres de prejuicios subyacentes en la familia. Todo ello a pesar de que el debate sobre el tema crece paulatinamente dentro de la sociedad cubana de hoy. Pero si con una dificultad importante hoy se enfrenta el tema, es con la ignorancia, voluntaria o no, que tanto negros, como blancos y mulatos tienen del mismo. (N. del A.)

 

[37] Ver: Ana Vera Estrada. Cuba Cuadernos de familia, Editorial Ciencias Sociales, La Habana, Cuba, 1997, p.29

 

[38] Ver: Ana Vera Estrada. Cuba Cuadernos de familia, Editorial Ciencias Sociales, La Habana, Cuba, 1997, p.29

 

[39]   Ver: del autor, «Un modelo para el análisis de la problemática racial cubana contemporánea», revista Catauro, no. 6. Trabajo donde brindamos una explicación amplia sobre las condiciones que generaron la situación aquí esbozada.

 

[40] Es ciertamente lamentable, como esta variable apenas aparece en nustras estadísticas, tanto internas como las que envía Cuba a Naciones Unidas.

 

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.