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Cultura y nación

Fuentes: La Jiribilla

Si a alguien se le ocurriera comparar cómo se han desarrollado el arte y la cultura en Cuba en los recién cumplidos 50 años de Revolución, con respecto al primer medio siglo de independencia del colonialismo español, período identificado como pseudorrepública, le bastaría enumerar cuántas instituciones culturales cumplieron 50 años de fundadas en el período […]

Si a alguien se le ocurriera comparar cómo se han desarrollado el arte y la cultura en Cuba en los recién cumplidos 50 años de Revolución, con respecto al primer medio siglo de independencia del colonialismo español, período identificado como pseudorrepública, le bastaría enumerar cuántas instituciones culturales cumplieron 50 años de fundadas en el período revolucionario y cuántas en el primer medio siglo de república. Habría que agregar -en proporción con el número de habitantes en uno u otro momento- cuántas personas en todo el país han podido y pueden acceder a todas las manifestaciones de arte y cultura en general en la segunda etapa cubana, con respecto a la primera.

Solamente el 2009, o sea entre 1959 y 2009, cumplieron medio siglo de fundados el Instituto Cubano del Arte e Industria Cinematográficos (ICAIC), la Casa de las Américas, el Conjunto Folclórico Nacional, y el de la antigua provincia de Oriente, el Ballet Nacional de Cuba, la Imprenta Nacional, luego Editorial Nacional y su despliegue de editoriales que conforman el Instituto Cubano del Libro, aunque no son las únicas. Otras cumplieron 40 ó 30 años de fundadas que como aquellas se han desarrollado espléndidamente. Por el contrario, a excepción del Archivo Nacional, y la también colonial y elitista Sociedad Económica de Amigos del País, y el importante y popular Museo Bacardí de Santiago de Cuba, muy pocas instituciones alcanzaron más 30 años de vidas, y solo por excepción alguna fue de acceso gratuito y público, ni estuvieron dotadas de un presupuesto estatal para que existieran, enriquecieran sus fondos y crearan especialistas.

Pero, si importante es haber alcanzado su larga vida institucional – en cuanto a las creadas en la etapa presente, lo es tanto o más la apropiación gratuita de la cultura que ofrecen, o por ínfima cuota o pago para acceder o disfrutar de los que ella ofrecen.

Sin embargo, lo más importante ha sido la ganancia espiritual de millones de personas que a lo largo y ancho del país, incluyendo las comunidades más distantes de los centros urbanos, con esa y una cadena de instituciones afines o excepcionales que tejen la malla cultural y artística creada, mantenida y promovida en estos 50 años.

El otro elemento que, a mi juicio, no se podrá pasar por alto de ninguna manera, ni para la ciencia ni para el arte, fue la impresionante Campaña de Alfabetización, llevada a cabo en el temprano año de 1961, con el consiguiente seguimiento sistemático que evitó un retroceso a la ignorancia.

Por cierto que la Campaña de la Alfabetización se desarrolló durante un año atípico, año de invasión militar organizada y pagada por el gobierno de los EE.UU., que previamente atentó contra los primeros pasos que dio la Revolución en esa materia. Atentados físicos a maestros voluntarios, de ahí que la gran campaña tomara el nombre de Conrado Benítez, maestro voluntario asesinado en los albores de la cruzada contra la ignorancia.

Hoy, y desde hace muchos años, se multiplican las instituciones científicas y académicas humanistas en Cuba, lo cual no hubiera sido posible sin aquella campaña colosal. Tampoco lo serían las contribuciones de Cuba a países emergentes y nacientes revoluciones preocupadas por la educación de sus pueblos en América Latina, África y hasta en una entre grupos analfabetos de una región de Andalucía, España, la metrópoli que conquistó a sangre y fuego a Nuestra América, perteneciente a la culta y vieja Europa.

Esto es solo una pincelada de qué ha significado para la cultura y el arte, que contó desde los albores de la Revolución con un sistema de escuelas, que incluso por las características constructivas fueron arte en sí mismas.

Con esos antecedentes vale la pena venir al presente y conectar otro hecho muy significativo: como ya está dicho, la Campaña de Alfabetización, piedra angular del edificio de la cultura revolucionaria, se desarrolló en un año aciago, de guerra criminal, de escasez; año duro. Y precisamente el año que terminaba ha sido de los más duros de la Revolución, aún cuando su fortaleza la mantenga fuerte. A la crisis económica mundial, se agregó la secuela destructiva de varios huracanes (2008) que afectaron a todo el país en miles de millones de pesos en pérdidas materiales. Sin embargo, el proyecto cultural brilló. Y empezando por las escuelas, muchas familias ofrecieron su hogar para que siguieran funcionando las aulas devastadas por el fenómeno.

En cuanto a la cultura y el arte, el 2009 desarrolló un programa intenso en todas las manifestaciones, desde la música popular hasta la llamada clásica, desde el Festival del Ballet hasta el de Cine, y en los primeros meses, cuando aún caminos y edificios estaban destruidos se desarrolló a fuerza de empeño institucional y fuerza de voluntad de los organizadores, la tradicional Feria Internacional del Libro. Cuba recibió a grupos e individualidades artísticas del mundo entero, además de los nacionales que actuaron en todo el país. Se mantuvo en alza el Festival del Caribe y los tradicionales carnavales de Santiago. La Plaza de la Revolución se vio desbordada por un Concierto por La Paz, que duélale al quien le duela, ha pasado a la historia por su valor artístico, participación y disfrute de todo el país.

Dejo a otros la relación pormenorizada, si se quiere, de todos los eventos de 2009 en las artes plásticas, la música, el teatro, la danza, las ciencias sociales, la literatura y la lectura; la artesanía artística, el homenaje a grandes creadores y las labores de académicos. ¿Qué nos dejaron de inmediato los huracanes en forma objetiva para la cultura? Un nombre surge de inmediato a la mente: La brigada artística Martha Machado que surgió cuando aún azotaban vientos en la Isla de la Juventud y hace solo unos días en recordación de la cena navideña de Fidel con los carboneros de la Ciénaga de Zapata (1959), esta brigada compartió, junto con el escritor y etnólogo Miguel Barnet, como presidente de la UNEAC, con los cenagueros y dejó instalada una biblioteca en el que fuera territorio más preterido de Cuba antes de la Revolución.

Fuente: http://www.lajiribilla.cu/2009/n452_12/452_10.html