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Dámaso José Lescaille Tabares, Ulises Estrada: Un revolucionario fiel y consecuente

Fuentes: Rebelión

En Cuba la epopeya contra la dictadura de Batista concitó el apoyo de disímiles segmentos de la sociedad, y la construcción de la nueva sociedad –como el rabo de nube de Silvio Rodríguez– provocó una aguda lucha de clases; las mayorías se unieron en torno a la Revolución encabezada por Fidel, y gran parte de […]

En Cuba la epopeya contra la dictadura de Batista concitó el apoyo de disímiles segmentos de la sociedad, y la construcción de la nueva sociedad –como el rabo de nube de Silvio Rodríguez– provocó una aguda lucha de clases; las mayorías se unieron en torno a la Revolución encabezada por Fidel, y gran parte de los que se opusieron escogieron el camino del exilio; donde poco después serían utilizados en todo tipo de intento por tratar de derrocar el poder revolucionario. Ulises Estrada [1] fue, desde 1955, un militante revolucionario del Movimiento 26 de Julio, en el sector de la enseñanza secundaria, cuando el joven sueña con la vida. En esa organización realizó varias acciones en la indómita Santiago de Cuba y después en La Habana. Su nombre se inscribe en la larga lista de los héroes anónimos, de aquellos hombres que contribuyeron en el desarrollo del proceso socio-político cubano, que por su labor no fue posible en su momento revelar su identidad.

Nace en la cuna de las gestas libertarias cubanas, Santiago de Cuba, el 11 de diciembre de 1934. Aquí cursa sus estudios primarios y se forja su amor a la patria, tanto en la escuela como en el hogar; sus padres y la familia eran amantes de aquellos que pelearon en la manigua redentora por la independencia de Cuba. La abuela de Ulises, dominicana de nacimiento, prima de los Maceo y su padre descendiente de haitianos. Allí permaneció estudiando bachillerato. El golpe de estado del 10 de marzo de 1952 lo sorprende en las aulas de la enseñanza secundaria y como muchos jóvenes santiagueros, se rebela contra los golpistas y la ruptura del orden constitucional. Es comisionado por el Movimiento 26 de Julio para acompañar a la ciudad de La Habana al compañero Pepín Lupiáñez, en la búsqueda de armas que serían empleadas en las operaciones del 30 de noviembre de 1956; pero el traslado de estas se dilata, y al producirse la insurrección, encabezada por Frank País, se encuentran en la capital habanera; Ulises se integra aquí al Movimiento, permaneciendo en esta ciudad el resto del tiempo de la lucha contra la dictadura.

Hombre de carácter firme, carismático, chistoso e ingenioso, de convicciones revolucionarias profundas, apasionado en la defensa de la Revolución y de sus dirigentes históricos; al mismo tiempo sencillo, afable, estudioso, valiente y desprendido de los objetos materiales. Polémico, competente para enfrentarse a cualquier compañero, sin importarle el rango, mientras considere que es el detentor de la verdad. Persistente a la hora de hacer prevalecer sus ideas. Hombre amante de la música y capaz de cantar, muy bien, en determinadas ocasiones. Fiel a la palabra empeñada, conoció de muchos secretos, de opiniones expresadas por el Che, cuando estuvieron juntos en Praga, en una casa sin poder salir, donde pasaron horas y horas conversando, jamás hizo mención del contenido de las opiniones expresadas por el Guerrillero Heroico. Capacitado para establecer relaciones, manteniendo sus principios y sus criterios.

Sobre esa etapa nos ha contado:

» Pasábamos el tiempo jugando ajedrez, o bien él leía, siempre con un tabaco entre sus labios. Yo escuchaba música de los únicos dos discos que teníamos: uno de Miriam Makeba , que le gustaba mucho, y otro de los Beatles , que al principio le disgustaban, pero luego de oírlos varias veces llegaron a gustarle tanto que me pedía se los pusiera.

«Conversábamos de muchos temas: la guerra en la Sierra Maestra, el papel de Fidel, que fue quien maduró en él las ideas socialistas; la victoria, la etapa del sectarismo, las perspectivas del Ejército Rebelde… La discriminación y la auto discriminación racial en Cuba, la necesidad del desarrollo industrial como forma única de consolidar la revolución».

Sencillo en el vestir, pero al mismo tiempo cuidadoso en el porte. Sin estridencias, siempre hizo gala de un estudiado descuido en la elegancia. Desde los años sesenta decidió raparse la cabeza, adquiriendo un estilo semejante al del actor norteamericano, Yul Brynner, con su nariz aria. Era de piel tersa, casta y pura, como diría Nicolás Guillén. Anteriormente usaba el specdrum parecido al de los luchadores civiles norteamericanos, como Ángela Davis.

En enero de 1959, con el triunfo de la Revolución Cubana se inicia una de las etapas más cruciales de la lucha liberadora de América Latina, y Ulises cumplió diversas tareas vinculadas a la Dirección de Inspección y la Dirección de Inteligencia, G-2 del Estado Mayor General del Ejército Rebelde, entre ellas, la jefatura de la Sección de Operaciones del mencionado departamento en la zona del Escambray, ubicada en la antigua provincia de Las Villas, cuando se desarrollaba una cruenta lucha contra las bandas contrarrevolucionarias, uno de los más grandes planes de la CIA, para destruir a la Revolución. Fue una etapa muy difícil y en ella, Ulises se creció como cuadro. Su accionar se hizo sentir en las diferentes movilizaciones ante la eventualidad de un ataque imperialista, o cuando el desembarco de los mercenarios en Playa Girón o durante la Crisis de Octubre. En esa etapa aprendió que cada acción debía realizarse en el momento preciso y que la disciplina era una premisa indispensable en este trabajo.

Durante la agresión de los mercenarios en Playa Girón, estuvo trabajando con el capitán Luis Pérez, en la operación de neutralización de la quinta columna enemiga, integrada por personas desafectas a la Revolución, susceptibles de realizar actividades de apoyo a la invasión. Al juzgar de sus compañeros, Ulises realizó una ingente actividad, convencido de la importancia de la labor encomendada, en el Departamento de Seguridad, en 5ta y 14, a las órdenes del compañero Irving Ruiz. Era un momento estelar del proceso, la Revolución se jugaba su propia existencia y por tanto, sus hijos no podían titubear, tenían que hacer cuerpo de realidad el lema de Patria o Muerte, Venceremos. Alrededor de 500 personas fueron arrestadas en dicha operación. Durante la Crisis de Octubre integra un comando de francotiradores encabezado por el capitán Orlando Olo Pantoja [2] , además prepara a elementos extranjeros que se entrenaban en nuestro país, para participar en los combates contra los yanquis.

En 1961 se incorporó al entonces naciente Ministerio de Interior, integrando el llamado Vice-ministerio Técnico (inteligencia política), encabezado por el comandante Manuel Piñeiro Losada, más conocido por Barba Roja. En 1970, bajo las órdenes de Piñeiro participa en la fundación de la Dirección General de Liberación Nacional.

El triunfo revolucionario en Cuba, abre una etapa de lucha de la izquierda en nuestro continente y se desarrollan numerosos movimientos revolucionarios; Ulises participa en actividades muy sensibles, vinculadas a esos menesteres, como lo indica la siguiente información brindada por él sobre la Operación Sombra [3] :

 

» Yo estuve en Bolivia en el año 1963 preparando la guerrilla de Jorge Ricardo Masseti para la Argentina y la guerrilla del Ejército de Liberación Nacional (ELN) de Perú de Héctor Béjar. En eso estuve allí con el capitán Orlando Pantoja, entregándole las armas, recibiendo a los hombres, ubicando a los hombres, hicimos todo un trabajo de apoyo a la guerrilla peruana que se frustró, prácticamente, en su primer combate».

Sobre la guerrilla de Ricardo Masseti, más conocido como Comandante Segundo, Ulises explica:

«¡Sí, cómo no!… Hermes Peña fue uno de los cubanos que cayó en una emboscada en la guerrilla de Masseti. Prácticamente fueron masacrados. El Ejército los cercó. Fueron masacrados. Masseti logró escapar con cinco o seis compañeros de la guerrilla hacia la montaña y nunca supimos de Masseti otra vez [4] «.

Estando en la Paz, Bolivia, en el aeropuerto, es conminado a ser cacheado por las autoridades policíacas y Ulises extrae su pistola, con lo que se crea un incidente; al llegar a La Habana es arrestado por órdenes del comandante Piñeiro y conducido a una casa, donde se le retiene por unos días, hasta que se decide reincorporarlo a sus actividades.  

Ulises fue testigo y/o participó en muchas de las entrevistas que el Che concedía a dirigentes latino-americanos, en las que se abordaba la situación económico-social y política de los países de la región, así como las estrategias de lucha en los distintos países. Creció en él la importancia de la lucha en América Latina contra la burguesía, el enfrentamiento al rapaz imperialismo norteamericano y por el establecimiento de un orden social que estuviera regido por lo mejor de la condición humana. De esas luchas nace un huracán de violencia, pues la burguesía y el imperialismo, aunaron esfuerzos para destruir a sangre y fuego las ansias de justicia social de los pueblos.

Yo lo conocí en el despacho del comandante Manuel Piñeiro Losada [5] , durante los preparativos de la conferencia Tricontinental, que se celebró en La Habana, en 1965. Cuando llegué al despacho de Barba Roja, en el edificio del llamado Retiro Odontológico, después de saludar con mucho respeto al jefe de la Inteligencia, me di cuenta que mi nombre estaba en una lista escrita en un pizarrón, como aquellos de las aulas del bachillerato, que estaba situado detrás del buró atestado de files. Piñeiro, con una sonrisa en los labios me explicó que yo formaría parte de la delegación cubana al evento y que tendría que laborar con Ulises Estrada [6] , rápidamente se estableció una empatía entre nosotros, por lo que trabajamos con placer y de manera intensa durante aquellos largos días, en que apenas podíamos dormir. Lo veía con frecuencia conversar a solas con el Jefe de la Revolución, Fidel Castro, ocasiones en las que se apreciaba tranquilo, todo indicaba un gran respeto por el líder.

En esos menesteres, de gran trascendencia para la vida posterior de la revolución, Ulises siempre tomaba nota de todo. Constantemente era llamado por Piñeiro o procurado por sus subordinados para una consulta o para darle una información; todo lo procesaba con rapidez, pero sin precipitación. Así, me pidió que introdujera a Amílcar Cabral en las oficinas del Comandante en Jefe. Esa entrevista fue seguida de un viaje por las montañas del Escambray y Ulises me instruyó que yo tomara debida nota de las conversaciones y acuerdos a que llegaran el Comandante y Amílcar. Bajo la impresión que me produjo estar en un mismo recinto con el Jefe de la Revolución, fui tomando nota de todo, como si fuera uno más en aquel cónclave; es decir, era el estilo de trabajo, a los jefes les complacía formar compañeros.

Ulises, de alma noble y fuerte, era un jefe que infundía confianza en sus subordinados, quienes no estaban exentos de una llamada de atención de su parte o hasta de una severa reprimenda. Para él, en esa etapa épica del proceso revolucionario, no había descanso y cotidianamente trabajaba hasta altas horas de la noche, era la entrega total a la causa. Algunas veces llegaba a la casa del capitán Luis Pérez, donde compartía unos tragos, para luego volver a la faena.

Concluido el evento y después de haber sido yo designado embajador en la República de Guinea, para apoyar a la guerrilla del PAIGC [7] , Ulises me invita a tomar unos tragos en el bar Las Cañitas, en el hotel Habana Libre, en el que escuchamos al cuarteto de Meme Solís, y descubrí sus dotes de cantante y de hombre de mundo. ¿Quién dijo que para ser revolucionario hay que ser adusto? Ser revolucionario es «tener sentido del momento histórico», como dijera el Comandante en Jefe Fidel Castro, y en muchas ocasiones Ulises Estrada mantuvo esa percepción de su deber. En esa ocasión me dio múltiples consejos e indicaciones sobre mi nueva tarea, expresándome su gran admiración por Amílcar Cabral, secretario general del PAIGC.

Después de la magna reunión en la capital cubana, que confirmaba una etapa de nuestra política exterior, cuando Cuba estaba aislada en América Latina y el Caribe, la Revolución, consecuente con sus postulados de ayuda a los movimientos de Liberación Nacional, organizó el encuentro de los representantes de nuestra región y así surgió la Organización Latino Americana de Solidaridad (OLAS), en 1966, con la presencia de importantes líderes de los movimientos revolucionarios, como el comandante Turcios Lima, jefe de las Fuerzas Armadas de Guatemala y otros connotados dirigentes latinoamericanos. Allí estuve junto a Ulises, quien conocía y trabajaba con todos esos hombres que han escrito páginas de gloria en el proceso emancipador de América Latina.

A Ulises se le asignan importantes tareas y sobre ellas expresa: » a mí, como oficial de la Inteligencia cubana vinculado al apoyo a movimientos de liberación nacional, el comandante Manuel Piñeiro me asignó la misión de llevar en abril de 1966, en la motonave cubana Uvero, la ayuda solicitada por Amílcar y otras prometidas por el Che a diferentes movimientos de liberación nacional».

Paralelamente se unen al PAIGC los primeros tres médicos y asesores militares cubanos, quienes participan en el primer combate contra el ejército portugués, el primero de mayo de ese año.

Una vez concluida la misión en el Uvero, en noviembre de 1966, a pesar de la preocupación de Amílcar –que no se encontraba en el país–, por temor a la muerte o captura de uno de nosotros en los frentes de batalla, Ulises Estrada se une a las guerrillas comandadas por Domingo Ramos, comisario político del PAIGC, en la primera operación militar de envergadura en la que participan los instructores militares cubanos, bajo el principio de convertir el combate en una escuela.

Así, en el Frente Este, atacan el cuartel de Madina Boé, una fortaleza muy bien protegida por los tugas (portugueses) con el apoyo de miembros de la tribu fula, que eran los que estaban en la superficie, ya que los soldados estaban en trincheras bien cubiertas o bajo tierra.

Ulises se encontraba al lado de Domingo Ramos, quien con la mitad de su cuerpo cubría el suyo para protegerlo, cosa que no pudo evitar, y abrieron fuego con un cañón B-10 desde una pequeña elevación situada a unos 600 metros del cuartel. Los portugueses tenían colimada la zona y respondieron con certeros disparos de mortero, mientras guineanos y cubanos continuaban haciendo fuego con el cañón sin retroceso, ametralladoras y fusiles.

Un rato después de iniciado el combate, Domingo Ramos, sangraba copiosamente y al percatarse del hecho, Ulises tom ó su cuerpo y en unión de otro compañero y lo condujeron al puesto médico, situado a unos cien metros de la zona de combate. El médico cubano señal ó que había fallecido. Ulises decidió trasladar el cuerpo del comandante fallecido para la zona de Bok é , en la República de Guinea Conakry y entregan los restos mortales al compañero Arístides Pereira [8] , para que pudieran darle sepultura y rendirle los honores que merecía este luchador, que fue uno de los primeros altos jefes del PAIGC en caer en combate.

El Che se encuentra en el Congo Leopolville y Ulises tiene la responsabilidad de apoyarlo, desde todos los puntos de vista. En esas tareas viaja al Congo, vía Tanzania con relativa frecuencia. He aquí, algunas informaciones brindadas por él, sobre esa etapa:

«Conocí al comandante Ernesto Guevara a finales de 1961, cuando me desempeñaba como segundo jefe del Departamento (MOE), del Vice-ministerio Técnico del Interior (Inteligencia), dirigido por el comandante Manuel Piñeiro Losada, conocido como Barba Roja. Mis relaciones con el Che fueron circunscriptas al apoyo al movimiento de liberación nacional de América Latina. Posteriormente participé con él en la lucha guerrillera en el Congo a la cual me incorporé durante un tiempo luego de hacer un recorrido de casi cinco meses en un barco [se trata del barco El Uvero, el más grande de la marina mercante cubana. Nota de N.K. (1)] cumpliendo todos los compromisos que el Che había hecho con los movimientos revolucionarios africanos llevándoles armas, ropa, implementos agrícolas, medicina. En fin… todo lo que necesitaban los movimientos. El Che se los había prometido. Yo tuve la responsabilidad de llevárselos. Al final de este viaje crucé al Congo, me incorporé a la guerrilla, estuve en la guerrilla del Congo más de un mes. La situación ya era muy difícil. Todo vislumbraba que aquella guerra iba a terminar por parte de los congoleses. Regresé a Cuba a informar de la situación y a organizar el operativo que en definitiva sacó a todos los cubanos del Congo. Después, estando en Cuba, se me dio la orientación de viajar a Tanzania, donde estaba el Che, con el doctor Luis García Gutiérrez que iba a hacer el enmascaramiento del Che para que pudiera viajar. Así lo hizo. Sí, entonces regresé a Cuba con las fotos, Fidel aprobó el enmascaramiento. De ahí salí clandestino con el Che, con la misión del comandante en jefe [se trata de Fidel Castro. N.K.] de defender la vida del Che con mi propia vida, cosa que así hice. Viajamos desde Dar-es-Salaam hasta Praga. Estuve con él allí, en Praga, más o menos dos meses y luego regresé a Cuba porque en Praga yo era muy «llamativo». Nosotros vivíamos en un apartamento en la azotea de un edificio. Tenía un solo cuarto, una cocina y un baño. Allí nos distribuíamos las tareas. Un día yo cocinaba y limpiaba, al otro día le tocaba al Che y él cocinaba y limpiaba. Sí, nosotros dos solos, apoyados por el compañero José Luis Ojalvo, que era el compañero de la inteligencia que dirigía nuestro trabajo en Praga, sobre todo en la ayuda a los movimientos de liberación. Debo decir que en el trabajo que yo realizaba en aquel momento en el Departamento MOE (M era la sigla de inteligencia, y OE era Operaciones Especiales), nosotros estábamos exclusivamente dedicados a tareas de apoyo al movimiento revolucionario. O sea que no hacíamos tareas de inteligencia política sino tareas dedicadas al apoyo al movimiento revolucionario. Luego, al terminar esta misión con el Che… él me pidió que regresara para Cuba porque el físico mío era muy llamativo cuando salíamos tarde en la noche a comer en restaurantes fuera de la ciudad de Praga y él pensaba que por culpa mía podían descubrirnos. Regresé a Cuba y al regresar organicé la DGI (Dirección General de Inteligencia) de África, Asia y América Latina. Le pusimos como nombre Dirección 5 (cinco). Ahí nos dedicábamos al trabajo con los movimientos revolucionarios africanos y asiáticos. Participé en la guerrilla de Guinea portuguesa y estuve con los palestinos en la guerrilla en las márgenes del río Jordán en un pueblo que se llama Chunya. Esa es la historia. Le pedí al Che ir con él para Bolivia, yo en Praga ya sabía que él iba para Bolivia… [9] »

En esa época Ulises veía con frecuencia al Comandante en Jefe y a otros dirigentes de la Revolución; pero jamás lo escuché hablar de dichos encuentros, más bien, siempre hacía gala de una discreción que siempre lo acompañó, pues nunca hablaba de conversaciones que sostuvo o cosas que escuchó. Es la educación que debe tener un revolucionario verdadero y máxime cuando se cumplen las sensibles tareas encargadas al compañero Ulises. El deber se cumple no se pregona, ese fue un principio ético que siempre cumplió. Dispuesto a sacrificarse por la causa que había abrazado, siempre estuvo convencido de los ideales que profesaba. Hizo gala de talento a la hora de adoptar decisiones complejas. Está presente el factor humano.

Cuando la dirección de la revolución decide, respondiendo a cambios en la coyuntura internacional, crear el Departamento de Liberación Nacional, Ulises Estrada es uno de los responsables del mismo.

En el año 2007 hacemos un viaje juntos a Guinea Bissau, para participar en un seminario sobre el patriota africano, Amílcar Cabral. Ulises estaba feliz, pues tendría la oportunidad de encontrar a viejos amigos, con quienes compartió durante una etapa de la lucha de liberación, en 1966. Luchaba constantemente contra la diabetes; pero mantenía un buen talante, conversaba con guineanos, caboverdianos y portugueses acerca de la significación de aquella guerra y tomaba notas, para después escribir para la revista Bohemia. No obstante, lo cargado del programa de actividades, siempre estaba activo, fumando y conversando. Su discurso en el seminario impactó y se conmovió, cuando el Presidente de la República, Bernardo Jo ã o Viera [10] , rompiendo el protocolo, llegó hasta nuestros asientos para saludarnos efusivamente, durante el acto inaugural del evento.

En 1975 fue nombrado Vice-jefe primero del Departamento América del PCC, donde cumplimentó importantes tareas en el exterior. Sobre el jefe de dicho Departamento, el comandante Piñeiro, Ulises ha dicho: » De Piñeiro tengo un gran recuerdo. ¡El recuerdo de un gran maestro revolucionario! Yo trabajé con Fidel y trabajé con el Che porque trabajé con Piñeiro. Es así. Piñeiro era un hombre que, a quienes trabajábamos con él, nos llevaba a las reuniones con Fidel, a las reuniones con el Che. De la guerra revolucionaria (previa a 1959) yo no conocí ni al Che ni a Fidel. Los conocí gracias a Piñeiro, como también conocí a Raúl Castro, a Celia Sánchez. A los principales cuadros que trabajábamos con él en las tareas operativas Piñeiro nos daba la posibilidad de vincularnos con la máxima dirección de nuestra revolución. Aprendí mucho de él. Yo creo que Piñeiro fue mi gran maestro revolucionario en los trajines de la lucha clandestina, en la lucha operativa, en la lucha de liberación nacional y social de los pueblos de América Latina y de África. Estoy muy agradecido a Piñeiro. Si no fuera por él, yo no sería hoy el revolucionario que creo ser».

Cuando Salvador Allende y su gobierno de Unidad Popular alcanzan la victoria electoral en Chile, en 1970, la dirección cubana considera que debía enviar a la embajada en Santiago de Chile, sus más experimentados cuadros, entre ellos va Ulises Estrada, como jefe del aparato político, a cargo de la atención de los partidos de izquierda y las organizaciones democráticas. Allí vivió días difíciles y complejos, pues ayudar a las distintas fuerzas que apoyaban al Presidente, prepararlos para los embates previstos y posteriormente acaecidos, comportaba tensiones, contención, cálculos delicados, paciente y decidido trabajo y especialmente, calibrar cada decisión política del gobierno, jugadas de la oposición, estados de opinión de la población, en fin, mantener al día desde el punto de vista informativo a la dirección cubana.

Compañeros nuestros fueron tiroteados por carabineros, en julio de 1972, las instrucciones de La Habana eran firmes, en el sentido de evitar una provocación. Vive las tratativas políticas, los deseos del Jefe del Ejército General Carlos Prats González [11] , de licenciar al general Augusto Pinochet; pero se angustia, pues los chilenos son muy apegados a procedimientos jurídicos establecidos. Conoce algunos movimientos de las Fuerzas Armadas chilenas y el control y vigilancia que comienzan a ejercer sobre algunos funcionarios del gobierno y hasta de algunos funcionarios cubanos. Vive el asedio a nuestra embajada, el 11 de septiembre de 1973 y con firmeza prepara a todos los hombres para el combate y así impedir que el suelo patrio fuera hollado. Chile es una historia larga, suele decir, después que estalla ese volcán en erupción.

La caída de Salvador Allende, aunque heroica fue un duro revés para las fuerzas revolucionarias y progresistas en América Latina y el Caribe. Es el inicio de una etapa de reflujo del movimiento revolucionario en la región. Fue un golpe largamente planeado por el imperio y tuvo un efecto dominó tremendo, pues dio paso al surgimiento de la noche oscura de las dictaduras militares y de la más feroz represión en la región. Ulises estaba consciente de ese efecto y así lo hizo saber desde antes de ir a Chile. A partir, de ese mes de septiembre de 1973, la represión se ensaña contra los revolucionarios en América Latina y el cerco en torno a Cuba se estrecha. Comienza la llamada Operación Cóndor, es decir la red de inteligencia, terror, muerte y tortura de los tiranos de América Latina, en la que se mancomunaron esfuerzos y recursos, para exterminar a los luchadores por la democracia y ello se hizo, siguiendo una matriz CIA. Es la época en que vuelve a la palestra la llamada doctrina estadounidense, del Destino Manifiesto o Doctrina de Seguridad Nacional.

Yo creo que Ulises es una persona que aprendió de los hechos y de las realidades, pues no estuvo en ninguna escuela de inteligencia, lo que supo lo adquirió en la lucha cotidiana. Trabajó intensamente durante muchos años en una esfera, en la que no copiamos de nadie y libres como las palmas, apoyamos al movimiento revolucionario o nacional liberador, en muchos lugares del planeta, teniendo en mente una única recompensa, el triunfo de nuestros amigos. Quehacer anónimo, en el que se podía perecer, sin otra gloria que el deber cumplido. No hay dudas de que trabajó con todo el vigor de su raciocinio, su vida y la historia están en conjunción. Su capacidad de imaginación, en esos trabajos, fue proverbial. Se hace evidente que en la fermentación del nacimiento de la actual época del ALBA [12] , de integración y de reafirmación de las independencias de los pueblos de América y el Caribe, Ulises Estrada puso lo mejor de su inteligencia y dedicación. Él contribuyó al futuro que vislumbró y por el que luchó, Fidel Castro.

Ya en esa fecha, Ulises Estrada, ha cumplido numerosas misiones de apoyo al movimiento revolucionario latino-americano y es detectado por el enemigo, por lo que la máxima dirección de la revolución decide trasladarlo a otra esfera de acción. Había trabajado con las diferentes organizaciones y dirigentes nicaragüenses en la creación del frente unitario, por los años 1976 y 1977, que después se convierte en el Frente Sandinista de Liberación, que llega al poder mediante una victoriosa revolución armada, en 1979. A partir de ese momento se impulsa el desarrollo de la lucha armada en el Salvador y Guatemala. Frente a las amenazas que se cernían sobre el gobierno encabezado por Maurice Bishop y el Movimiento de la Nueva Joya en Granada, la dirección cubana estaba decidida a enviar un cuadro de primera línea, para dirigir al grupo se asesores cubanos allí, en 1983. El candidato seleccionado fue Ulises Estrada; pero finalmente no fue enviado al país hermano, porque según el Comandante en Jefe, Fidel Castro: «Estaba pagando el precio de la fama». Quiere ello decir que era un compañero bien conocido por el enemigo. Es lo que los franceses llaman con tino la raison d´etat, pues se estaba produciendo un cambio en el enfoque estratégico de nuestro quehacer en la región.

Lo que evidencia la vida y ejecutoria de Ulises Estrada, son abnegadas páginas de un internacionalista consecuente, dispuesto a dar la vida por la liberación de otros pueblos, ya sea en África o en América Latina. Así aconteció en Guinea Bissau y en Chile, por solo citar algunos ejemplos. A esos escenarios de luchas, no fue a dar clases, sino a compartir experiencias con otros revolucionarios y también a conocer muchas formas de luchas, que se han ido desarrollando y perfeccionando a lo largo de medio siglo. Mostró la percepción de que nadie tiene el monopolio de la verdad teórica y que, por tanto, cada contexto histórico, segrega sus particularidades.

Posteriormente es enviado como embajador a Jamaica, en julio de 1978, durante el mandato del viejo amigo de Cuba, Michael Manley. Fueron momentos políticos difíciles de nuestras relaciones con ese importante país caribeño y Ulises desarrolló relaciones muy estrechas con el líder jamaicano y con importantes figuras políticas de toda la región. A los dos años de estar Ulises en Jamaica, en medio de una campaña publicitaria en su contra, se desarrolla un proceso electoral y gana el partido [13] opositor de Edward Seaga, quien deviene Primer Ministro, tomando como su primera decisión, la de declarar persona non-grata, al embajador Estrada y darle 48 horas para abandonar el territorio jamaicano. La CIA le hace saber que lo responsabiliza con una campaña muy fuerte contra todos sus oficiales en ese país, lo que los obliga a abandonar Jamaica. En medio de esa tensión, Ulises recibe instrucciones de esperar la llegada de un avión cubano, el que aterriza en el aeropuerto de Kingstown 96 horas después. Rodeado de policías y enardecidos partidarios del nuevo Primer Ministro, Ulises y su familia, abordan el avión militar cubano. El embajador había sido acusado de injerencia en los asuntos internos de Jamaica y aún, en esas circunstancias dio asilo a la esposa e hija del Premier Manley. La campaña mediática contra el embajador cubano fue enorme, acusándolo de murder (asesino). Debido a la mencionada acción enemiga se decide que permanezca un año sin ocupar ninguna función y posteriormente se le designa embajador en la República Democrática de Yemen, en 1980, donde Cuba tiene una importante misión de colaboración, entre ella una brigada médica encargada de impartir clases y forjar así, la primera facultad de medicina de dicho país.

La derrota electoral de Manley es un nuevo golpe para las fuerzas progresistas en el Caribe y el hemisferio occidental. La CIA y los enemigos de Cuba dentro de los Estados Unidos, no cesan de presentar batalla, para tratar de aislarnos y la derrota de Manley, es un duro revés que afecta los lazos de Cuba con el resto de los países de la sub-región.

Debido a la situación interna en Yemen, se decide que vaya a ocupar su cargo, aún sin concluir la etapa de preparación. Llega a la capital, Aden, sin las correspondientes Cartas Credenciales, aún pendientes de la firma. El presidente Ali Nasser, le pide presentar credenciales y cuando se apresta a hacerlo, llegan los mencionados documentos procedentes de La Habana. Son momentos complejos, como consecuencia de las contradicciones internas en la dirección yemenita. El embajador cubano media en algunas ocasiones y la autoridad de Cuba, ayuda a la solución de determinados problemas. Tres años después, al concluir la misión, el presidente Nasser lo condecora con la más alta distinción del país. Grato recuerdo para Ulises, quien a lo largo de su vida de revolucionario ha recibido decenas de condecoraciones, por servicios prestados dentro y fuera de Cuba. Es en Yemen, donde establece sólidos lazos de trabajo con los dirigentes del Frente de Liberación de Palestina.

De regreso a Cuba es designado director de los No-alineados de la Cancillería, en momentos en que Cuba juega un papel de primordial importancia en dicho Movimiento. Participa en la conferencia cumbre del Movimiento en Zimbabwe y anteriormente en una reunión ministerial en la India, logrando que se apruebe una decisión favorable a la causa Palestina, que fuera muy considerada por la delegación de la Organización de Palestina. Viaja a Angola, junto al compañero José Raúl Viera Linares [14] , para preparar una conferencia ministerial de los NOAL, de singular importancia, en el fortalecimiento de la presencia internacional de la joven república africana. Posteriormente es designado director de África del Norte y Medio Oriente de la Cancillería.

En 1988 fue designado embajador de Cuba en Argelia. Cumplió la tarea de ir desarrollando las relaciones con un país que ha significado mucho para la liberación de África y el Tercer Mundo. En esa etapa nos representa en Mauritania y ante la República Árabe Saharaui Democrática, desarrollando lazos muy fraternales con los máximos dirigentes del Frente Polisario.

Al concluir su misión en Argelia pasa a laborar como Jefe de Información de Granma internacional, después hace las mismas funciones en el semanario El Habanero. En el 2000 deviene director de la revista Tricontinental de la OSPAAAL. En todas esas tareas, despliega el mismo entusiasmo y dedicación.

Soy testigo de recursos financieros manejados por él, sin el menor asomo de dudas, sobre la más cuidadosa utilización y eso, cuando no teníamos auditorías, ni existía la Contraloría General de la República. El uso más sobrio y meticuloso de los recursos era parte de nuestras más profundas convicciones políticas y, en eso, no se podía fallar. Ulises manejó recursos de operaciones secretas y siempre lo hizo, imbuido de la extrema confianza que la dirección de la Revolución había depositado en él y por lo tanto, un solo centavo no podía, ni debía ser usado en otros menesteres, por justificados que fueran. Fue consecuente con la época que le tocó vivir. Y este compañero de luchas siempre que se entrevistó con un periodista o con un dirigente extranjero puntualizó: «Nosotros nunca exportamos la revolución, ella es el fruto de las condiciones históricas de cada pueblo».

Tenía un acendrado concepto de la amistad y nunca abandonó a un amigo con dificultades, de lo cual hay múltiples ejemplos. Era el amigo seguro de las horas inciertas, como dice la canción. Polémico y persona de criterios defendía sus puntos de vista con pasión y en muchas ocasiones, se sentaba a escribir sus argumentos y los hacía llegar a los más altos niveles. Al preguntarle a Osvaldo Cárdenas [15] , por Ulises, me respondió: » Ulises es un verdadero héroe y una figura clave de nuestro país que ha jugado un papel trascendental en la solidaridad de la Revolución cubana con el movimiento revolucionario, antiimperialista y anticolonialista a escala mundial, pero además es un ser humano increíble, de una lealtad ilimitada a la causa, de una lucidez increíble, siempre superándose».

Tengo presente su fraternal amistad con Gustavo Caballero, quien fuera su subordinado desde la época de la guerrilla del Congo, cuando siendo un jovencito, ya era el operador de radio de la guerrilla del Che. Ulises siempre trató de ayudar al amigo, de carácter impulsivo y llevarlo a razonar adecuadamente. Juntos estuvimos el día que le dio el infarto a Gustavo, después en las visitas al hospital y posteriormente, cuando su organismo no pudo rebasar la dolencia. Sintió la pérdida del amigo y de manera recurrente hablaba de ello, en los días posteriores del hecho.

Le gustaba la cocina y se deleitaba haciendo garbanzos o un chilindrón de chivo. Realmente lo vi solazarse haciendo unos espaguetis, con condimentos variados. Cuando cocinaba, hacía unas pausas y se iba a fumar un cigarro, y también a absorber un whisky o un ron. En esas circunstancias se siente relajado y brotan los chascarrillos. Sus ojos se pierden ante la belleza femenina y con rapidez elabora la fórmula de acercarse y tratar de entablar una conversación, para lo cual lo mismo canta una canción que se expresa en versos y la galantería lo envuelve.

En momentos otoñales de su existencia, la diabetes, el asma, fueron minando su espigado cuerpo. Avatares de la vida lo llevaron a mudarse para la casa de su hermana enferma, donde debía dormir en un sofá, en medio de aguzadas estrecheces. La existencia se le hace difícil; pero con altos y bajos mantiene ese ánimo altivo, mordaz y risueño que lo caracteriza. Su acendrado amor por la familia lo lleva a brindarle una atención muy particular a su hermana Helena y de manera recurrente habla de sus hijos. Su prole no gozó de la atención que hubiera querido darle, porque siempre estuvo concentrado en las delicadas misiones asignadas.

Presentó ponencias sobre el Guerrillero Heroico, entre ellas «Más pluma que fusil», en la Fundación Guillermo Torroella, que le fuera premiada por un jurado presidido por Fernando Martínez Heredia. Es co-autor, junto conmigo, de un libro sobre Amilcar Cabral. En la mente tiene otros proyectos por elaborar; pero el factor tiempo y las necesarias condiciones para ello, se vuelven un obstáculo coyuntural. Es evidente que lleva muchas cosas por dentro y la ingratitud de algunos lo ha afectado, pues es tema que, en confianza, aborda.

Allí en la nueva morada, su alargado cuerpo, tiene espacio para colocar algunos de los últimos recuerdos que conserva. Contempla los mismos, con un cigarro en la boca, ya no para aliviar tensiones, como otrora hacía, sino para recordar con más nitidez detalles, que ya se escapan de la mente, como las volutas de un delicioso habano. El buró, donde dio clases a Tania La Guerrillera [16] durante la etapa de preparación para acompañar al Comandante Che, en Bolivia, es la pieza mayor de su hogareña oficina, así como la taza de café, en la que ambos bebían el aromático líquido, es otra de las cosas preciosas que atesora. Tania, la guerrillera inolvidable [17] , es la obra escrita por Ulises, en la cual esboza la vida de una de las grandes heroínas del proceso latino-americano. Siempre la sencillez lo arropa. Allí está también el cuadro que le regalara el pintor Patricio la Guardia [18] , Los elefantes solitarios. Además, hay otras obras del ecuatoriano Guayasamín, regalo del Presidente de la Fundación [19] que lleva el nombre del pintor, así como también un cuadro de Martí, del pintor y escultor santiaguero Delarra, autor del complejo escultórico al Che, edificado en Santa Clara. ¿Quiénes le colocan los cuadros en las paredes?, sus amigos de siempre. Continúa escribiendo artículos sobre África y el Caribe para la revista Bohemia o se solaza conversando con los amigos. Sufre por no poder arreglar su pequeña oficina, como él quisiera, es decir ordenar adecuadamente sus libros, para los que le falta espacio, así como algunos documentos y fotos conservados a lo largo de los años, y estos son sus tesoros.

El 26 de enero de 2104 falleció Ulises Estrada y sus restos mortales reposan en el panteón del Ministerio de Interior. Las notas del himno nacional fueron escuchadas, cuando familiares y compañeros de luchas, decíamos: «hasta siempre Ulises»

OSCAR ORAMAS OLIVA

BIBLIOGRAFIA.

Tania, la guerrillera inolvidable.

Revista Bohemia. Articulo, «Vocación internacionalista del Che». Ulises Estrada. 28 de mayo de 2007.

Periódico electrónico de la Organización de periodistas «Pinar». Ulises Estrada. «El Che que conocí»

Conversación con Osvaldo Cardenas.

Conversación con el Dr. Luis Salomón, profesor de Filosofía.

Conversación con Heriberto Feraudy, exembajador y escritor.

Amílcar Cabral: Sus ideas y su ejemplo perdurarán. Ulises Estrada Lescaille. Revista Tricontinental – Nº 155. Julio 2003.

Conversación con Javier Pérez el 10 de septiembre de 2009.



[1] Ulises Estrada fue el nombre de guerra de Dámaso José Lescaille Tabares.

[2] Uno de los guerrilleros del Che en Bolivia, quien muriera en combate en esa campaña.

[3] Tomada del personaje de la literatura, Don Segundo Sombra, novela del escritor argentino Ricardo Güiraldes.

[4] Información brindada por Ulises Estrada.

[5] Jefe de la Dirección General de Inteligencia. En ese entonces Ulises Estrada era el responsable de la sección de África.

[6] Jefe de la sección de África de la DGI.

[7] Partido africano para la independencia de Guinea Bissau y Cabo Verde.

[8] Secretario General Adjunto del PAIGC.

[9] Entrevista concedida por Ulises Estrada a Néstor Kohan, para Rebelión, el 16 de agosto de 2005.

[10] En 1966 y con el sobrenombre de Nino, el comandante guerrillero era uno de los pilares de la lucha del PAIGC contra el ejército colonial portugués.

[11] Asesinado por una bomba el 30 de septiembre de 1974 junto a su esposa Sofia Cuthbert por orden de Augusto Pinochet.

[12] Alianza Bolivariana de los Pueblos de Nuestra América.

[13] Jamaica Labor Party.

[14] En ese entonces experimentado Vice-ministro primero del MINREX, a cargo de los No-alineados.

[15] Oficial retirado de la Inteligencia cubana y también del Departamento América del Comité Central. Durante muchos años estuvo trabajando con Ulises Estrada.

[16] Tamara Bunker, de origen germano-argentino y quien fue entrenada por Ulises para jugar un papel muy importante en la guerrilla del Che, en Bolivia. Detectada por el enemigo, producto de una emboscada, cae en agosto de 1967.

[17] Tania, la guerrillera inolvidable, publicado por Ocean Press, en el 2005, en Australia y escrito por Ulises Estrada.

[18] Ex general del Ministerio de Interior, quien había participado junto a Ulises en varias misiones internacionalistas y quienes estaban unidos por una amistad.

[19] La Fundación Guayasamín radica en Quito, Ecuador.

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