Julio Rodríguez Bueno, representante de IU y presidente de Paz ahora, miembro de la delegación española que ha participado en la misión «Bienvenidos a Palestina», no sólo le han impedido ser recibido de manera adecuada por las asociaciones palestinas organizadoras del evento, para literalmente darle la BIENVENIDA. La situación ha sido justamente al revés. Tras […]
Julio Rodríguez Bueno, representante de IU y presidente de Paz ahora, miembro de la delegación española que ha participado en la misión «Bienvenidos a Palestina», no sólo le han impedido ser recibido de manera adecuada por las asociaciones palestinas organizadoras del evento, para literalmente darle la BIENVENIDA. La situación ha sido justamente al revés.
Tras llegar el 15 de Abril al aeropuerto de Tel Aviv (Israel) a las 12:00 (hora española) le fue confiscado el pasaporte, recibe empujones para hacerle entrar en un furgón, después en otro, siempre escoltado con varios uniformados, que de manera absolutamente agresiva conseguían que sus órdenes se cumplieran. En este sin fin de furgones y escoltas Julio Rodríguez Bueno está aún con Teresa Salas, delegada de Barcelona. Durante todo este tiempo de tres o cuatro horas sus pasaportes, móviles, objetos personales fueron confiscados, siendo tratados más como animales que como personas, sin acceso a comunicación, ni a contactar con el consulado español, ni tan siquiera derecho a beber agua. El motivo les fue especificado a ambos, si los palestinos son terroristas, quien venga a visitarles también lo son, y este es el trato que se merecen.
Teresa Salas es enviada directamente a un vuelo de Air Berlin, donde literalmente es introducida en el avión en «volandas», contra su voluntad, con empujones, y con la colaboración y complicidad de la tripulación, que no solo retienen su pasaporte sino que además la instan a requisarle su móvil, una vez que por fin lo había conseguido. El trato en el avión, igualmente fue deplorable.
Julio sigue su propio proceso con interrogatorios, sin objetos personales y sometido a la violencia que las fuerzas de seguridad israelíes consideraron oportunas. Los golpes han dejado su secuela, y ahora mismo tiene moratones, heridas externas e internas, que a pesar de que fueron verificadas por la Cónsul de Jerusalén, una vez que muchas horas después tuvo acceso a poder verlo, nunca han sido denunciadas, sino todo lo contrario, han sido silenciadas.
Ahora mismo, lunes 16 de abril a las 21:00 hora española, Julio Rodríguez ha sido deportado, nuevamente golpeado e igualmente puesto en un avión en contra de su voluntad con destino Alemania, concretamente Dusserldorf. Su pasaporte fue confiscado por la tripulación, y una vez en el aeropuerto alemán fue llevado a la policía de inmigración que aún lo tiene detenido a la espera de recibir una carta que confirme que vuelve a recuperar sus derechos de poder viajar por Europa, y entonces poder tomar un vuelo de regreso a España.
La situación es más que dramática, no solo por el sufrimiento de Julio y de Teresa, sino por la complicidad que nuevamente todas las instituciones tienen con el estado de Israel. Desde las compañías aéreas, la tripulación, la policía europea (en este caso alemana), y los representantes consulares que se suponen deben garantizar los derechos de las personas con nacionalidad española en el país donde se dan estos tratos.
Esta complicidad con el estado de Israel toma tintes denunciables, pues recordemos que toda esta pesadilla se produce por decir abiertamente que quieren visitar Palestina, algo que como vemos se convierte en un verdadero delito considerado por Israel de «terrorismo», y parece ser que compartido con todas las instituciones cómplices.
Equipo Bienvenido a Palestina del estado español
Mas informacion en: http://bienvenidosa