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Fallo del Tribunal Supremo sobre el caso de los cinco cubanos

Declaración de varias organizaciones de la emigración cubana en Miami

Fuentes:

Miami, 16 de junio de 2009 Presentes estamos las organizaciones de la emigración cubana que en Miami integramos la Alianza Martiana: la Alianza Martiana (como organización individual), la Brigada Antonio Maceo, la Alianza de Trabajadores de la Comunidad Cubana (ATC), la Asociación José Martí y el Círculo Bolivariano de Miami, la membresía de este último […]

Miami, 16 de junio de 2009

Presentes estamos las organizaciones de la emigración cubana que en Miami integramos la Alianza Martiana: la Alianza Martiana (como organización individual), la Brigada Antonio Maceo, la Alianza de Trabajadores de la Comunidad Cubana (ATC), la Asociación José Martí y el Círculo Bolivariano de Miami, la membresía de este último también compuesta por otros latinoamericanos residentes en nuestra ciudad.

Entendemos que estos son momentos de mucha tristeza para aquellos que confían en la justicia. Ésta ha sufrido un duro revés debido a la negativa de la Corte Suprema federal, hecha pública ayer lunes, 15 de junio, de considerar la apelación sobre aspectos de sus veredictos de culpabilidad y sus condenas presentados ante ese alto tribunal por los abogados de nuestros cinco compatriotas: Gerardo Hernández, Ramón Labañino, Antonio Guerrero, René González y Fernando González.

Entendemos que con esta negativa la Corte Suprema federal ratifica lo que a millones de personas en el mundo les ha sido evidente desde que conocieron de los pormenores de su juicio celebrado aquí en Miami: que este es un caso que nada tiene que ver con la justicia.

Este es, y siempre ha sido, un caso político.

Los gobiernos de Estados Unidos desde el triunfo de la Revolución cubana en 1959 han mantenido contra el pueblo de Cuba una política de agresión permanente. Parte fundamental de esa política de agresión permanente ha sido el uso de la violencia en contra del pueblo cubano. El gobiernos de Estados Unidos han estado durante estas décadas involucrados directamente o indirectamente – a través de organizaciones terroristas de la extrema derecha cubanoamericana en Estados Unidos- en innumerables acciones terroristas en contra del pueblo cubano, que han trágicamente afectado la paz, la seguridad y el bienestar de ese pueblo.

En un acto de autodefensa de su pueblo el gobierno de Cuba, como haría cualquier otro gobierno responsable, asignó a estos Cinco la tarea de infiltrar las organizaciones terroristas de la extrema derecha cubanoamericana que en Miami durante décadas -como todos en esta ciudad plenamente sabemos- han impunemente llevado a cabo campañas de muerte y terror en contra del pueblo de Cuba. Esa y no otra era la tarea de estos Cinco.

En vez de arrestar a los terroristas y llevarlos ante los tribunales por sus crímenes, el gobierno federal, partícipe de esas nefastas campañas de muerte y terror, arrestó a los Cinco, va a ser 11 años el próximo mes de septiembre, y a tres de ellos: Gerardo, Ramón y Antonio falsamente les presentó cargos por conspirar para cometer espionaje en contra del gobierno de Estados Unidos; y a uno de ellos, a quien el gobierno federal considera ser el jefe del grupo, Gerardo Hernández, también falsamente le presentó el cargo adicional de conspirar para cometer asesinato, en el caso del derribo por aviones de la fuerza aérea cubana, en espacio aéreo cubano, de tres avionetas pertenecientes a la organización Hermanos al Rescate, el 24 de febrero de 1996.

Los méritos de derecho, los méritos jurídicos, que asisten a los Cinco en las apelaciones de sus veredictos de culpabilidad y sus condenas, han sido ampliamente demostrados en los alegatos presentados por su ilustre equipo de abogados. Méritos que claramente quedaron en evidencia, en uno de sus argumentos -el del cambio de sede- cuando en agosto de 2005. un tribunal de tres jueces del Tribunal de Apelaciones del Onceno Circuito, nulificó el juicio de los Cinco en Miami, y por lo tanto sus veredictos y condenas, y ordenó la celebración de un nuevo juicio, en otra sede que no fuera Miami.

La apelación de los Cinco ante la Corte Suprema federal se basó en tres cuestiones: el cambio de sede; la de discriminación en el proceso de la selección del jurado; y en el cargo contra Gerardo Hernández de conspiración para cometer asesinato, por las faltas de pruebas requeridas para haberle encontrado culpable por ese delito.

Ahora a los abogados de la defensa les asiste el derecho de apelar ante el Supremo para que reconsidere su decisión de ayer, como también tienen el derecho a presentar una apelación de Habeas Corpus ante ese mismo tribunal en base a nueva información pertipente al caso.

Pendiente está que se cumpla la orden del Pleno de Tribunal de Apelaciones del Onceno Circuito al tribunal de distrito que en Miami los juzgó para que las condenas perpetuas de Ramón Labañino y Antonio Guerrero les sean reducidas por no existir las pruebas que las sustenten. Asimismo ese Tribunal ordenó al mismo tribunal de distrito a reducir la pena de 19 años impuesta a Fernando González por las mismas razones.

Más allá de estas últimas opciones jurídicas, el caso de los Cinco se presenta ahora para todos ver en su verdadera dimensión política.

A nuestro entender ahora la única solución posible, que es la libertad inmediata de los Cinco, es a través de una orden presidencial que es derecho constitucional del Presidente de Estados Unidos.

Por lo tanto corresponde a todos aquellos en Estados Unidos y en el resto del mundo que entienden que los Cinco por razones políticas han sido falsamente acusados, injustamente procesados y por casi once años sufrido terrible encarcelamiento, redoblar nuestros esfuerzos para obtener su inmediata libertad a través de múltiples, mayores y más efectivas campañas a nivel nacional y mundial.

En septiembre pasado, a propósito de conmemorarse el décimo aniversario del encierro de los Cinco, Gerardo Hernández escribió:

«Alguien mencionaba recientemente que ahora la última palabra la tiene la Corte Suprema. Yo diría que es, en todo caso, la penúltima.

La última palabra en el caso de los Cinco la tienen ustedes, nuestras hermanas y hermanos de Cuba, de los Estados Unidos y de todo el mundo, que a lo largo de estos años han sido nuestra principal fuente de aliento.

Nuestras esperanzas no están depositadas en ninguna Corte. Diez años son más que suficientes para habernos curado de cualquier ingenuidad. Nuestra esperanza son ustedes, quienes a base de sacrificios y nadando contra la corriente, han logrado que hoy en todos los continentes se conozca la injusticia cometida contra los Cinco.

Sabemos que la razón está de nuestra parte, pero para que se haga verdadera justicia necesitamos un jurado de millones de personas en todo el mundo, y los necesitamos a ustedes, defensores de las causas justas, para dar a conocer nuestra verdad».

Nosotros, representantes de las organizaciones de la emigración cubana en Miami anteriormentemencionadas, así nos mantenemos comprometidos.