Los bandos enfrentados en Siria han usado armas y han cometido atrocidades horribles. Es una constatación básica en un escenario endiablado, en un infierno donde la tragedia no conoce límites. A ello se suma ahora la posibilidad de una intervención militar en aquel país sin el aval de la ONU. La retórica guerrera se impone: […]
Los bandos enfrentados en Siria han usado armas y han cometido atrocidades horribles. Es una constatación básica en un escenario endiablado, en un infierno donde la tragedia no conoce límites. A ello se suma ahora la posibilidad de una intervención militar en aquel país sin el aval de la ONU. La retórica guerrera se impone: líneas rojas traspasadas sin vuelta atrás e investigaciones «que llegan demasiado tarde» sobre ataques con armas químicas. Las voces que defienden el error que sería atacar a Siria, la ilegalidad, la inmoralidad y la estupidez que ello supondría van dejando paso a un coro de países y líderes que azuzan el ataque militar no ya como una opción hipotética de guerra psicológica sino como un hecho que con toda seguridad está al caer.
Sobran las razones para oponerse a un ataque militar contra Siria. Una guerra no se convierte en legal con excusas. Los mismos países que ahora están dispuestos a matar a ciudadanos sirios para prevenir que sean matados con «armas de la peor clase» poseen y usan armas prohibidas internacionalmente, como el fósforo, el napalm, las bombas de racimo o el uranio enriquecido. Crear una zona de exclusión aérea no es hacer un anuncio, es bombardear zonas urbanas y matar a mucha gente. Y es, además, prender la mecha de una guerra que puede convertirse en regional o global, con consecuencias incontrolables. Y establece un ejemplo peligroso que quienes tienen Irán en el punto de mira, como el próximo en la lista, no van a desaprovechar.
A diferencia de lo que ocurrió en Irak, Siria nunca ha negado que posee arsenales de gases neurotóxicos y capacidad para desplegarlos en el campo de batalla. Su utilización a escala masiva e indiscriminada, sin embargo, es una cuestión aún no confirmada y verificada. En estas circunstancias, quienes apuestan por la guerra contra Siria no aprenden la lección de la mentira de las armas de destrucción masiva de Irak o de «armar a los enemigos de mis enemigos». No se defiende a los sirios bombardeando Siria y empeorando su situación.
Fuente original: http://gara.naiz.info/paperezkoa/20130827/419493/es/Defender-sirios-bombardeando-Siria