A: Las autoridades israelíes y palestinas El periodista palestino Khalid Amayreh, que vive en Cisjordania, ha sido invitado a asistir a una conferencia de medios en Alemania. Según la reglamentación, se le solicitaron todos los documentos necesarios, incluyendo una visa que necesita le sea concedida por la oficina de la representación alemana en Ramallah. Después […]
A: Las autoridades israelíes y palestinas
El periodista palestino Khalid Amayreh, que vive en Cisjordania, ha sido invitado a asistir a una conferencia de medios en Alemania. Según la reglamentación, se le solicitaron todos los documentos necesarios, incluyendo una visa que necesita le sea concedida por la oficina de la representación alemana en Ramallah. Después de un interrogatorio rutinario relacionado con su filiación política, no solamente se determinó que no era miembro de partidos políticos, ni que estaba asociado formalmente a alguna organización, sino que fue evidente que nunca había sido arrestado ni detenido por las autoridades israelíes. Se le concedió al Sr. Amayreh una visa de ingreso a Alemania. Sin embargo, las autoridades militares israelíes se han opuesto a concederle un permiso para salir de Cisjordania. Ningún palestino puede viajar al extranjero sin recibir tal permiso con antelación, de otra manera sería devuelto una vez que llegue a la terminal de frontera controlada por los israelíes en el Puente Allenby.
Después, el Sr. Amayreh fue a su Oficina de Coordinación de Distrito local en Dura, donde fue informado que sus datos personales habían sido enviados a la Shin Bet (Servicios de Seguridad General o GSS por sus siglas en inglés) del gobierno israelí. Luego de dos días, los GSS le informaron a la oficina palestina que Amayreh tenía «prohibido salir de Cisjordania por razones de seguridad.» No le dieron detalles adicionales.
Su suerte para obtener el permiso de viaje requerido no cambió cuando solicitó el permiso en las Oficinas Centrales de la Administración Civil en Hebrón, un corral metálico para detener a las personas que buscan el permiso para ir a Jerusalén Este por tratamiento médico, donde no es raro encontrarlos amontonados y esperando su turno durante diez horas o más, bajo la mirada observadora de las torres de vigilancia militares israelíes.
La Oficina de Coordinación de Asuntos Civiles palestinos en Cisjordania tampoco pudo mediar en su representación, dado que son totalmente dependientes de las decisiones, sin aclaraciones, evidencias o justificaciones, realizadas por la división de seguridad israelí.
De hecho, no existe justificación para la violación de los derechos civiles y humanos de este hombre, y junto con él, de los derechos de las demás personas a quienes les es negada su libertad de tránsito sin ninguna justificación en absoluto. Aunque las autoridades de ocupación no tienen soberanía sobre los ciudadanos de la Autoridad Palestina, dictan qué debe hacerse con esos ciudadanos y el mundo parece considerar que la violación de sus derechos es una práctica aceptable y normal. Estas personas no son peones en un tablero de ajedrez, sino individuos que luchan por sus libertades básicas, mismas que toda democracia está obligada a garantizarle a su pueblo. La Autoridad Palestina no ejerce su deber de garantizar libertades civiles a sus propios ciudadanos, y los trata como si estuviesen sujetos a los caprichos del ocupante.
Solicitamos la inmediata revisión de la decisión relacionada con el Sr. Amayreh, de manera que le sean concedidos los documentos necesarios para que ejerza su libertad de tránsito y pueda continuar desempeñando su trabajo para abastecerse él mismo y su familia, así como también que la Autoridad Palestina asuma una posición que le brinde la libertad a sus ciudadanos como una prioridad mayor a los riesgos de «seguridad» percibidos y declarados por la agencia del estado de Israel.
Afectuosamente,