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Lo que quieren las mujeres iraníes

Derechos, empleo y un asiento a la mesa

Fuentes: Asia Times

Traducido del inglés para Rebelión por J. M.

A pesar de la reelección del presidente moderado Hassan Rouhani la situación de las mujeres en Irán sigue estancada

 

 Los partidarios del presidente iraní Hassan Rouhani celebran su victoria en las elecciones presidenciales en Teherán, Irán, 20 de mayo de 2017. Foto: Reuters / TIMA

 

Los problemas que afectan a las mujeres estaban ausentes de las elecciones presidenciales de Irán de 2017. Eso es a menos que uno encuentre útil el comentario conservador de Hojjat al-Islam Ebrahim Raisi acerca de que su Gobierno elevaría la dignidad de las mujeres dentro de la familia, porque deben ser «buenas madres y esposas».  

La ausencia era un despegue de la campaña presidencial de junio de 2009, cuando dos candidatos reformistas respaldaron los derechos de la mujer.  

Ahora que el Presidente Hassan Rouhani ha sido reelegido por un amplio margen para un nuevo mandato de cuatro años, es crucial reflexionar sobre lo que significa su victoria para las mujeres iraníes. Rouhani tiene un amplio apoyo entre la población urbana iraní, la clase media, los jóvenes y las mujeres.  

Los activistas iraníes trataron de plantear la cuestión durante la campaña electoral. El 6 de mayo, varias semanas antes de las elecciones, unas 180 mujeres, incluyendo periodistas, intelectuales y activistas veteranas como Noushin Ahmadi Khorasani , Minoo Mortazi, Fatemeh Sadeghi y Fatemeh Govarayee, emitieron una declaración detallando sus demandas al próximo presidente de Irán.  

Entre ellas había mayor inclusión de las mujeres en la actividad económica del país, derogación de leyes discriminatorias, aumento de los deportes femeninos y una cuota de reserva al menos del 30 % de los cargos ministeriales para las mujeres.  

La declaración apenas se conoció, en parte porque en los meses anteriores a la elección hubo una represión contra el activismo, con el aumento de las detenciones, arrestos, juicios y penas de cárcel.  

No hay espacio para las mujeres  

Los seis candidatos hicieron promesas de creación de empleos y reducción de la pobreza durante sus campañas, pero la situación social, económica y política de las mujeres apenas se planteó.  

Según un análisis realizado por la Red Internacional de Acción de la Sociedad Civil del 11 de Mayo del primer debate electoral televisado, sólo había una pregunta acerca de las mujeres, con un tiempo de respuesta asignado de dos minutos. Y esa pregunta se centró en el papel de la mujer en la familia.  

En otro debate Sardar Ghalibaf, alcalde de Teherán y excandidato, aliado de Raisi, discutió acerca de las madres solteras y los retos de criar niños con discapacidades. Pero se centró en el apoyo a los niños sin destacar que sus madres necesitan ayuda económica para hacerlo.  

Reaccionando en una entrevista con el diario Shahrvand Parvaneh Salahshouri, una mujer parlamentaria de Teherán, preguntó: «¿Cómo es que los problemas sociales se aborden, pero las exigencias de la mitad de la sociedad no se tengan en cuenta?»  

Salahshouri criticó a la agencia estatal de radiodifusión, pero sus palabras también señalaron a los candidatos, lo que sugiere que, al limitar su discusión de las cuestiones de género a la familia, los hombres muestran un desprecio por los problemas reales que enfrentan las mujeres.  

Discriminación de las mujeres  

La discriminación de las mujeres prevalece en Irán. Las mujeres iraníes no tienen la custodia de sus hijos, se está forzando el uso obligatorio del velo y la violencia doméstica no está suficientemente condenada por la ley. En las herencias un hombre tiene derecho al doble que una mujer.  

Las mujeres iraníes ostentan una educación muy calificada. En 2013 representaban más del 60 % de los solicitantes universitarios del país, pero no tienen acceso a los puestos de trabajo.  

Aunque las cifras oficiales de desempleo se mantienen en torno al 12 %, el número podría ser tan alto como el 20 % para las mujeres.  

Las trabajadoras también reciben menos paga que sus compañeros varones, especialmente en las fábricas, y muchas mujeres tienen que trabajar en dos empleos para llegar a fin de mes.  

Un número creciente de mujeres de niveles socioeconómicos bajos ha vuelto al trabajo sexual para ganar salarios más altos, tanto por internet como en las calles.  

Actividades normales en muchas partes del mundo, como participar en deportes, siguen siendo un desafío en Irán. Las mujeres no pueden entrar en los estadios con los hombres, a pesar de que las mujeres atletas iraníes han logrado importantes éxitos en las competiciones deportivas internacionales.  

Éxitos pequeños pero constantes 

 

 Las mujeres iraníes muestran sus dedos manchados de tinta después de emitir su voto durante la elección presidencial en Teherán, Irán, 19 de mayo de 2017. Foto: Reuters / TIMA

 

Hay algunos destellos. Algunas empresarias iraníes han prosperado en los últimos años, destacándose en diversos sectores como los servicios corporativos de reciclaje basados en el conocimiento de la cría de animales.  

También en el frente político las mujeres están emergiendo victoriosas. En las elecciones parlamentarias de mayo de 2016, 17 mujeres fueron elegidas para formar parte del cuerpo de 290 diputados, un récord histórico en la República Islámica.  

Las elecciones del consejo de la ciudad de este año, que tuvo lugar el mismo día de la elección presidencial, vieron la fuerte participación de las mujeres como votantes y en la papeleta, con un aumento de las candidatas de casi el 6 % respecto al año anterior.  

Las mujeres compitieron incluso en pequeñas ciudades y las imágenes de las candidatas circularon ampliamente en las redes sociales iraníes. Los ayuntamientos son importantes en la planificación de las ciudades de Irán y en la vida urbana y muchos activistas animan a las mujeres a participar.  

La alta participación femenina y el volumen de mujeres cualificadas en los ayuntamientos podrían otorgarles más libertad para cambiar realmente su vida cotidiana. Sin embargo necesitan el apoyo de las autoridades superiores para hacerlo.  

Los esfuerzos fallidos de Rouhani  

¿Rouhani es su representante? El presidente está considerado un religioso moderado y en 2013 afirmó que abriría las esferas sociales y políticas a las mujeres. En 2014 llegó tan lejos como criticar la discriminación de género y fomentar la igualdad.  

Tales declaraciones chocan con las del líder supremo, Ali Jamenei, que cree que las mujeres deben estar principalmente dedicadas a las actividades del hogar y que Irán no debe adoptar puntos de vista occidentales sobre el género.  

En su primer mandato Rouhani nombró a mujeres para puestos en el gabinete y en los ministerios. El vicepresidente para asuntos de las mujeres y familiares, Shahindokht Molaverdi, ha utilizado este espacio para contribuir al debate nacional de género y condenó a los partidarios de la línea dura que amenazaron a las espectadoras del partido de voleibol masculino.  

El 7 de febrero, en una conferencia nacional sobre mujer y desarrollo, el presidente Rouhani dijo: «Debemos creer en la presencia y las capacidades de las mujeres y saber que las mujeres de nuestro país pueden tener un papel en la ciencia, el conocimiento, la economía, la política y las artes igual que los hombres».  

Sin embargo muchas mujeres iraníes sienten que Rouhani les ha fallado. La segregación en los espacios públicos, la discriminación de género y toda la policía de la moral persisten. Y el presidente se mantuvo en silencio cuando las activistas fueron detenidas durante la campaña electoral.  

Es cierto que Rouhani tiene un margen de maniobra limitado. Una fuerte línea dura controla las estructuras políticas claves de Irán, entre ellas el Consejo de Guardianes, que tiene la última palabra en la interpretación de los valores y las leyes islámicas, incluyendo el poder de veto. Una mayoría conservadora en el Parlamento también evita que se aprueben las reformas importantes.  

La pregunta ahora es si Rouhani usará su segundo mandato para encontrar nuevas oportunidades que estén a la altura de las esperanzas de las mujeres iraníes.  

Azadeh Davachi es investigadora en la Universidad de Deakin.  

Este artículo fue publicado originalmente en The Conversation. Leer el artículo original.  

Fuente: http://www.atimes.com/article/iranian-women-want-rights-jobs-seat-table/

Esta traducción se puede reproducir libremente a condición de respetar su integridad y mencionar a la autora, a la traductora y Rebelión.org como fuente de la traducción.