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Derribando las paredes del patriarcado

Fuentes: Rebelión

«…Y con la aparición de los rebaños y la demás riquezas nuevas, se produjo una revolución en la familia. La industria había sido siempre asunto del hombre; los medios necesarios para ella eran producidos por él y propiedad suya. Los rebaños constituían la nueva industria; su domesticación al principio y cuidado después, eran obra del […]

«…Y con la aparición de los rebaños y la demás riquezas nuevas, se produjo una revolución en la familia. La industria había sido siempre asunto del hombre; los medios necesarios para ella eran producidos por él y propiedad suya. Los rebaños constituían la nueva industria; su domesticación al principio y cuidado después, eran obra del hombre. Por eso el ganado le pertenecía, así como las mercancías y los esclavos que obtenía a cambio de él. Todo el excedente que dejaba ahora la producción pertenecía al hombre; la mujer participaba en su consumo, pero no tenía ninguna participación en su propiedad. El «salvaje», guerrero y cazador, se había conformado con ocupar en la casa el segundo lugar, después de la mujer; el pastor, «más dulce», engreído de su riqueza, se puso en el primer lugar y relegó al segundo a la mujer. Y ella no podía quejarse. La división del trabajo en la familia había sido la base para distribuir la propiedad entre el hombre y la mujer.»
F. Engels 2

En ese momento, 10.000 años atrás, estaba naciendo el patriarcado. El más cruel fundamentalismo y la mayor «fábrica de esclavas/os» de todas las épocas. Serviría como caldo de cultivo para terribles opresiones de las diferentes iglesias, regímenes económicos y diferentes pueblos sobre las mujeres. No se acabó como muchos dicen, lo padecemos hasta la actualidad.

Por poner un ejemplo, cuando decimos que Bush es un fundamentalista, él representa solo la puntita del iceberg del cuerpo de hielo que es el propio patriarcado, o sea el hábitat de la lógica de dominio3.

Con esa «nueva división del trabajo en la familia», los hombres se atribuyeron la propiedad privada de los bienes, siguieron con el excedente de mercadería y la compra de esclavos -así comenzaban las diferencias de clases y más adelante el racismo-. Todo esto venía aparejado con el casamiento monogámico, que consiste en un contrato firmado ante el Estado, por el cual una mujer puede estar únicamente con un hombre, a diferencia del amor libre y de las propiedades colectivas que eran lo instituido socialmente hasta el momento. Siguieron pensando y muy astutos, resignificaron los cuentos orales. Empezarían a ser cuentos de hadas con imágenes de mujeres románticas para invertir los valores de sufrimiento por «amor» y responsabilidad de mujer. Todo parte de una ideología construida en base de una opresión carcelaria en papel de regalo. Como si no fuera suficiente horror con esto, continuaron por prohibir el aborto, -apropiándose del cuerpo de las mujeres- y se arrogaron el control sobre la ciencia y los anticonceptivos.

En el momento que instituían el casamiento monogámico, estaban creando también dos nuevas sorpresas para la sociedad:

la prostitución. Para garantizar el placer masculinista.

la heterosexualidad obligatoria para poder esclavizar a la mujer dentro del matrimonio y garantizar la reproducción de la especie humana y la herencia -continuidad de la propiedad privada, preceptos y mandatos-.

Quiero caminar por las paredes del patriarcado, dejando las huellas de la existencia lesbiana.

«El feminismo de los inicios de los ochenta contaba con genealogía conocida, con saberes teóricos y prácticos orientados a la destrucción del patriarcado y a la reconstrucción de otro orden. La autonomía, la autoconciencia y lo personal como político vertían luces para la revolución de la vida cotidiana. Y con matices en sus expresiones, el carácter transgresor caracterizaba la epopeya de las mujeres. Eran aún tiempos de esperanza y de certidumbres que se traducían en el hacer» (1996) Elizabeth Alvarez

«Las mujeres representamos la posibilidad de otro orden pero no porque tengamos vagina, ovarios y clítoris, no por esencia, sino por nuestra posición social de otredad, por la posibilidad de alter-ar, alter, hacer salir a otro, otro modo de pensar y pensarse, otro modo de hacer y hacerse, otra civilización, otra macro cultura. Por eso el feminismo que yo aprendí, el que me da sentido, en el que me leo más entera no es el que busca espacios dentro de los mismos significantes y de los mismos significados, sino el que busca resignificar todo y resignificarnos en todo lo que toquemos; no es el de las reivindicaciones de derechos y espacios en este sistema…» (1996) Ximena Bedregal

Quise hacer algunas introducciones para dejar claro el lugar desde el cual pienso y actúo.

Ahora, me gustaría hacer algunas reflexiones:

-¿Porqué el «movimiento» LGBT lucha por la ley de matrimonio, el casamiento?

El llamado «movimiento» cada vez radicaliza más su lugar en el sistema patriarcal y neoliberal, es común leer que gays y lesbianas piden aceptación. Desde ahí construyen y modifican leyes.

Para pedir aceptación, están reconociendo una superioridad en la sociedad heterosexual con lo cual habría, inevitablemente, una inferioridad en el hecho de ser gay o lesbiana. Desde ese lugar, no se están proponiendo transformar la sociedad, sino fusionarse en la ya existente. Podríamos concluir que en ese movimiento no hay feministas ya que el principio ideológico-filosófico de este pensamiento es la subversión del orden patriarcal.

-¿Puede un grupo que se considera feminista luchar por la ley del matrimonio?

Sabiendo que en muchas ciudades como es el caso de Brasil y en muchos países del mundo, ya hay sentada jurisprudencia, ¿es necesario crear una nueva ley que reproduzca las características y valores arriba mencionadas/os?

Las lesbianas y mujeres4 que realizan una «lucha» continuista de la opresiva sociedad heterosexual, siguen cuidando los intereses del patrón – sistema pater – patriarcado. El contrato de casamiento, es un papel firmado ante el estado de propiedad privada. Siguen siendo/teniendo esposas en las manos y en la libertad.

¿No es mejor poner las energías en desarmar este sistema que no es nuestro, no nos pertenece ni nunca nos perteneció, que cuidarle las propiedades al amo y seguir alimentando su ganado?

Combatiendo el capital

Si no tomamos nuestra lucha como política, el sistema se ríe de nosotras y nos coopta con buenos dineros. De esta manera sigue la premisa de «divide y reinarás».

Si no somos claras y radicales al hablar de rebeldía, se transforma en una Rebeldía Controlada5 por el sistema que soluciona buena parte del cambio ONGuinificando el movimiento social, controlándolo, poniéndole «número de expediente» y dándole dinero a lxs buenxs alumnxs.

Hay una frase muy escuchada que dice: merecemos derechos porque pagamos nuestros impuestos. Esta frase me preocupa mucho. Esto es como entregarle nuestro cuerpo al capitalismo y ponernos a su servicio. Como si esto no bastara, nos arrodillamos y le pedimos aceptación. Inclusión en su perverso sistema6.

¿Porque un/a ciudadano/a paga impuestos es que puede tener derechos? ¿Y no por el simple hecho de existir? ¿Y si no los paga? ¿Vamos a mezclar, a generar elites, gays, buenos pagantes y lesbianas malas clientas, o viceversa? ¿Y quién los va a juzgar? ¿El Movimiento Social o el presidente? ¿Quién va a separar a las personas para otorgarle derechos, se inventarán nuevas categorías? ¿La de clientes y la de deudoras?

¿Le daremos más trabajo a la policía para que nos separe entre buenxs y malxs o empezaremos a pensar que estamos totalmente tomados por el sistema imperante?

O tal vez sea el mejor momento de tomar conciencia que este sistema no lo creamos, no nos pertenece, ¡y no lo queremos!

Ser lesbiana es una reivindicación política y de lucha, no es igual decir mujer gay que lesbiana y tener orgullo de serlo. La palabra nos pertenece y la rebeldía que le ponemos dentro, también.

Quiero caminar por las paredes del patriarcado, dejando las huellas de la existencia lesbiana.

A partir de ese momento, nosotras no seremos las mismas, nacerá el nos-otras las que luchemos por otra realidad, la nuestra, la soñada.

La lucha consiste en abandonar la resistencia pasiva, para llegar a la resistencia activa y finalmente a la acción.

¿Qué es el patriarcado? Sintetizando lo expuesto anteriormente, es una lógica de dominación y de exclusión. Para decirlo de una manera coloquial, es quien te cuenta la historia y desde dónde lo hace, quien impone las imágenes del hombre todopoderoso y de la mujer sumisa, servicial y sexual, quien se arroga el derecho de la voz y del vocabulario inventando la trampa del «género», el cual invisibiliza y excluye a las mujeres de las palabras, de los verbos, de las acciones. Hombre es sinónimo de humanidad, ¡¡¡cuánta soberbia!!!

¿Qué entiendo por resistencia pasiva? Cuando una mujer nace, desde el primer momento va sufriendo las consecuencias de la dictadura patriarcal. Para ello, va resistiendo pasivamente, silenciosamente. Algunas de ellas van a tomar conciencia de esa opresión y van a pasar a la resistencia activa, otras, quedarán para siempre sumergidas en la catacumbas de la pasividad.

¿Qué entiendo por resistencia activa? Es el momento en que la mujer toma conciencia del acto de resistir, de aguantar la opresión patriarcal. Ahora ella es conciente de la resistencia que ejerce a un sistema opresor. Algunas mujeres pasarán a la acción, otras estarán apenas asomando la cabeza.

¿Qué entiendo por acción? Es el acto de subvertir los valores impuestos, dejando de acatar las órdenes masculinistas y generando nuevas relaciones sin la lógica del dominio patriarcal. La acción envuelve muchos desafíos como: pensar, crear, inventar nuevas lógicas no opresoras ni dominadoras sino de construcción colectiva. La acción es el opuesto de la sumisión, es inteligencia en libertad.

Radicalizar el lenguaje, para radicalizar la acción:

Utilizar el lenguaje como herramienta de visibilidad y empoderarnos con/y a través de ella, es una de nuestras luchas cotidianas.

Si las mujeres empezamos a hablar siempre en femenino, vamos a estar subvirtiendo una de las primeras leyes del patriarcado, la de exclusión e invisibilidad y vamos a estar actuando a favor de nuestra existencia mujeril y lesbiana.

¿Por qué en una reunión en la que hay tres mujeres y un varón, se habla en masculino? Porque el género inventado por ellos ¿así lo decide? ¿Le debemos lealtad y sumisión al pater? ¿Vale más un hombre que tres mujeres; que dos, que una?

Si acatamos y continuamos esa decisión masculinista del lenguaje, estaremos aceptando la lógica de superioridad entablada por los hombres, en la que un sexo es superior al otro y le debemos respeto, sumisión y visibilidad.

La Acción debe consistir en cambios cotidianos y visibles, es una tarea lenta, ardua y muy profunda. Como dice Victoria Sendón de Leon, «a mí me interesa más ir a las entrañas de la bestia que a limarle las garras».

Creo que la mujeres tenemos que hablar siempre en femenino y en algunos casos, puede ser el femenino y masculino. Pero nunca una mujer activa, puede hablar únicamente en masculino, estaría volviendo al lugar de la resistencia.

Las palabras tienen que ser nuestras, debemos inventar un nuevo vocabulario en un acto necesario y urgente para nos-otras, al mismo tiempo que radicalizar el lenguaje. No podemos hablar de patriarcado, debemos explicitar que las mujeres vivimos bajo la dictadura patriarcal, desde el momento que nos apropiemos de nuestro lenguaje, nuestra inteligencia activa, va a ser visible todo el tiempo.

Si nosotras no nos concientizamos de la urgencia del cambio, quedaremos en la resistencia pasiva y en el mejor de los casos en la activa.

La idea es no negociar con el patriarcado, es trabajar para desconstruirlo y construir otras realidades. «La propuesta de desmontar el patriarcado tiene, en primer lugar, una afirmación: que el patriarcado existe, que está vivo y coleando, que hay que conocerlo y reconocerlo muy bien para poder desmontarlo, y que es posible otra cultura. Si declaramos que para nosotras esta cultura es inaceptable, nuestro objetivo será lograr un cambio civilizatorio cultural y estructural». Margarita Pisano (1996)

De esta forma estamos creando una nueva sociedad con relaciones humanas igualitarias, también estamos ayudando a los hombres que no tienen esa lógica de dominio, a que se den cuenta cada vez que son opresores inconscientes, o sea, que no es su deseo conciente la opresión a la mujeres y puedan cambiar y construir en conjunto esta nueva sociedad que queremos y soñamos.

¿Qué lugar ocupa el ser lesbiana?

Desde el lugar en el que me posiciono, ser lesbiana no es solamente elegir una mujer a quien amar, es también una lucha y una práctica política. Comienza con la resistencia activa de no acatar la heterosexualidad obligatoria y pasa rápidamente a la acción desde el momento que se transforma en una causa política, en conciencia y necesidad de cambio de las relaciones humanas.

Las lesbianas particularmente molestamos al patriarcado porque dejamos el falo fuera de casa y hacemos el amor por placer y no para reproducir. Creamos un hábitat en el cual las relaciones no son parte del poder y dominio de un sexo por sobre el otro. Generamos las condiciones básicas para crear nuevas lógicas de relaciones.

Voy a citar aquí una parte del texto de Adrienne Rich, «La heterosexualidad obligatoria y la existencia lesbiana», en forma de homenaje y reconocimiento por sus ideas libertarias. «He escogido usar las expresiones de existencia lesbiana y continuo lesbiano porque la palabra lesbianismo tiene resonancias clínicas y limitantes. La expresión existencia lesbiana sugiere tanto el hecho de la presencia histórica de las lesbianas como de la creación continua del significado de esa existencia. Con el término de continuo lesbiano me propongo incluir una gama de experiencias identificadas con la mujer a través de la vida de cada mujer y a través de la historia y no simplemente el hecho de que una mujer haya tenido o deseado conscientemente experiencia sexual genital con otra mujer. Si lo expandimos para que incluya muchas más formas de intensidad primaria entre mujeres, como el compartir una vida interna rica, la asociación contra la tiranía masculina, el dar y recibir apoyo práctico y políticos y también podemos detectarlo en tales asociaciones como resistencia al matrimonio (…) empezamos a captar dimensiones de la historia y la psicología femeninas que han quedado fuera de nuestra comprensión como consecuencia de definiciones limitadas, casi todas clínicas del lesbianismo.

La existencia lesbiana comprende tanto la ruptura de un tabú como el rechazo de un modo de vida obligatorio. También es un ataque directo e indirecto al derecho masculino de acceso a las mujeres

Podemos decir que hay un contenido político naciente en el acto de elegir a una amante o a una compañera de vida mujer frente a la heterosexualidad institucionalizada. Pero para que la existencia lesbiana consume este contenido político en una forma liberadora hasta las últimas consecuencias, la decisión erótica debe profundizarse y expandirse en una identificación femenina consciente: en un feminismo lesbiano. La obra que queda por delante, la de desenterrar y describir lo que aquí llamo «existencia lesbiana» es potencialmente liberadora para todas las mujeres. (…)»

Quiero caminar por las paredes del patriarcado, dejando las huellas de la existencia lesbiana. Después, nada será igual.

Quiero que los tambores de la rebeldía despierten nuestras danzas y juntas bailemos al son de nuestros conocimientos ancestrales que los patriarcas han intentado aplastar, dominar, matar y vencer, pero que solamente han podido adormecer.

Mientras estén vivos nuestros tambores de rebeldía, las danzas ancestrales de la libertad del pensamiento bailarán al ritmo de nuestra autonomía. Veremos claramente qué queremos y qué deseamos, ser las rebeldes de este sistema y las constructoras, arquitectas, ingenieras, actoras y pensadoras de otro sistema de vida y de relaciones humanas, uno que sea nuestro, que hable de y con nos-otras.

El 29 e Agosto, en Brasil es el Día Nacional de la Visibilidad Lesbiana, quiero en este día, celebrar nuestra existencia lesbiana y continuar dejando nuestras huellas por las paredes patriarcales que están cambiando de color y dejando de tener dueños, para pertenecer a la humanidad.

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Bibliografía consultada

1-Engels, Friederich. «El origen de la familia, la propiedad privada y el Estado».

Editorial Progreso, Moscú.

2-Pisano, Margarita. «El Triunfo de la Masculinidad», www.mpisano.cl/tmasc/tcap3.htm

3-Alvarez, Elizabeth. (1997) Conversando entre nosotras. «Permanencia voluntaria en la utopía», Colección Feminismos Cómplices. Ediciones del Taller Editorial La Correa Feminista.

4-Bedregal, Ximena. Pensar de un modo nuevo. Idem nota 3.

5-Pessah, Mariana. Algunas reflexiones sobre el movimiento LGBT. http://www.creatividadfeminista.org/articulos/2005/lesb_05_mariana.htm

5-Pisano, Margarita. Desde mi otra esquina. Idem nota 3.

6-Rich, Adrianne http://www.rebelion.org/mujer/030524rich.htm

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Notas

1 Mariana Pessah. Fotógrafa y aktuante lesbiana-feminista autónoma. Integra el grupo «Mulheres Rebeldes» en Porto Alegre – Brasil. [email protected]

2 F. Engels El origen de la familia, la propiedad privada y el estado.

3 «Lo que el patriarcado trajo como esencia desde su lógica de dominación -la conquista, la lucha, el sometimiento por la fuerza-, hoy se ha modernizado en una masculinidad neoliberal y globalizada que controla, vigila y sanciona igual que siempre. Pero esta vez a través de un discurso retorcido, menos desentrañable y en aparente diálogo con la sociedad en su conjunto, donde va recuperando, funcionalizando, fraccionando, absorbiendo e invisibilizando a sus oponentes y que trae consigo una misoginia más profunda, escondida y devastadora que la del viejo sistema patriarcal». Margarita Pisano

4 Al hablar de las lesbianas y de las mujeres, estoy usando el concepto de Monique Witing que siempre que exista una clase hombre, existirá una clase mujer. De ahí que llega a su famosa frase de que «las lesbianas no son mujeres».

5 Concepto que he desarrollado ampliamente en «Algunas reflexiones sobre el movimiento LGBT» (2004)

6 El mismo que esclaviza a las mujeres en el casamiento bajo el nombre de «amas de casa». Las hace lavar, limpiar, ordenar, procrear, fornicar, mantener gratuitamente el orden económico y ellas son vilmente explotadas. Recordemos también que en muchos casos que trabajan fuera del hogar, por igual trabajo, reciben menor salario.