Desde tiempos de John F. Kennedy hasta Bill Clinton, los presidentes de Estados Unidos exploraron secretamente la posibilidad de normalizar las relaciones bilaterales con Cuba, según documentos oficiales recién desclasificados y presentados por primera vez. La organización independiente National Security Archive, en Washington, presentó hoy una serie de documentos oficiales del gobierno estadunidense, hasta ahora […]
Desde tiempos de John F. Kennedy hasta Bill Clinton, los presidentes de Estados Unidos exploraron secretamente la posibilidad de normalizar las relaciones bilaterales con Cuba, según documentos oficiales recién desclasificados y presentados por primera vez.
La organización independiente National Security Archive, en Washington, presentó hoy una serie de documentos oficiales del gobierno estadunidense, hasta ahora secretos, que revelan desde una entrevista secreta entre un asesor de Kennedy con el Che Guevara, hasta los intentos de Kissinger por abrir un diálogo sobre la normalización de relaciones con representantes de Fidel Castro.
Estos documentos, argumenta el director del proyecto sobre Cuba del Archive, Peter Kornbluh, podrían servir de guía para el gobierno de Barack Obama. «La historia demuestra que presidentes desde Kennedy hasta Clinton consideraron el diálogo tanto posible como preferible a una continuación de la hostilidad y agresión en la política estadunidense hacia Cuba. Este rico historial desclasificado del pasado ofrece un mapa a seguir en el futuro para el nuevo gobierno estadunidense», declaró hoy.
De hecho, una directiva secreta emitida en marzo de 1977 poco después de que Jimmy Carter asumió la presidencia, marca la primera y única vez en que un presidente ordenó la normalización de las relaciones con el gobierno de Castro. «He concluido que deberíamos lograr la normalización de nuestras relaciones con Cuba», afirma la directiva presidencial NSC-6.
Encuentro con Castro
Carter dio instrucciones para impulsar «un proceso que llevará a restablecer las relaciones diplomáticas entre Estados Unidos y Cuba». Las negociaciones brindaron resultados como el establecimiento de las secciones de interés diplomáticas en Washington y La Habana, y hubo hasta un diálogo secreto con Castro, pero el esfuerzo se descarriló por la demanda estadunidense del retiro de tropas cubanas de África antes de que Carter estuviera dispuesto a considerar suspender el bloqueo económico de la isla.
Un par de años antes, en 1975, un asesor de alto nivel del entonces secretario de Estado Henry Kissinger elaboró un informe secreto titulado «Normalizando relaciones con Cuba», que afirmaba que «nuestro interés es lograr poner el asunto de Cuba detrás, y no prolongarlo de manera indefinida». Agrega que «si hay un beneficio para nosotros en un fin del estado del ‘antagonismo perpetuo’, reside en sacar a Cuba de la agenda doméstica e interamericana, en sacar el simbolismo de un tema intrínsicamente trivial».
Al inicio de ese mismo año, el 11 de enero de 1975, el secretario asistente de Estado, William Rogers, y representantes del gobierno cubano se reúnen en secreto por primera vez en una cafetería pública en el aeropuerto LaGuardia en Nueva York, donde el estadunidense entregan un documento aprobado por Kissinger a Ramón Sánchez Parodi, representante de Castro. «Estamos reuniéndonos aquí para explorar las posibilidades de una relación más normal entre nuestros dos países», y agrega que «Estados Unidos puede y está dispuesto a progresar sobre tales temas, aun con naciones socialistas con las que tenemos un desacuerdo ideológico fundamental», dice el documento sin título ni firma.
Pero estos intentos comenzaron desde casi el principio. Entre los documentos revelados hoy, hay un informe de una reunión con el Che Guevara en agosto de 1961. El asesor presidencial de Kennedy, Richard Goodwin, cuenta de su conversación informal con Guevara en Montevideo, Uruguay, donde dice que se tocaron, entre otros puntos, el deseo de Cuba de establecer un modus vivendi con Estados Unidos, Guevara también informó que aunque Castro estaba dispuesto a hacer algunas concesiones para lograr ese objetivo, era innegociable el sistema político cubano.
Guevara también sugirió que una negociación podría arrancar sobre temas secundarios para encubrir una conversación sobre los asuntos principales. Esta reunión, según el Archive, marcó el primer diálogo de alto nivel entre representantes de ambos países desde que se rompieron las relaciones diplomáticas el 3 de enero de 1961.
«Es un hecho poco conocido que desde cuando el gobierno de Eisenhower rompió relaciones con Cuba, el 3 de enero de 1961, cada presidente ha participado en alguna forma de diálogo con Fidel Castro, a excepción de George W. Bush», escribe Kornbluh con William LeoGrande, en el amplio artículo Hablando con Castro, en el numero más reciente (febrero) de la revista Cigar Aficionado.
El artículo está basado en esta documentación hasta hoy secreta y un proyecto de investigación del Archive sobre los diálogos secretos entre ambos países a lo largo de los últimos 50 años, desde Kennedy, pasando por Carter, Kissinger durante el gobierno de Gerald Ford, y Bill Clinton, donde está, entre otros, el esfuerzo ya conocido de Gabriel García Márquez de promover un diálogo hacia la normalización de relaciones.
El artículo ofrece la historia de negociaciones tanto abiertas, sobre temas como migración, a los intentos secretos, frecuentemente a través de intermediarios, de buscar alguna manera de proceder hacia una mayor normalización. De hecho, cuenta que al mismo tiempo que Kennedy autorizaba actividades hostiles, también daba luz verde a la exploración de una reacomodación diplomática. Los principales intentos hacia ese objetivo fueron promovidos primero por asesores de Kennedy, y se repitieron en tiempos de Carter, Ford y Clinton.
Aunque todos fracasaron, Kornbluh y LeoGrande argumentan que esta historia cobra nueva relevancia en esta coyuntura, ya que el ahora presidente Barack Obama afirmó durante su campaña que estaba dispuesto a reunirse con Raúl Castro «sin precondiciones».
Lo repitió en un debate contra su ahora secretaria de Estado, Hillary Clinton, quien criticó esa postura, y en el cual Obama dijo que con preparación previa, era factible, ya que «es importante para Estados Unidos no sólo hablar con sus amigos, sino también con sus enemigos. De hecho, ahí es donde la diplomacia hace la mayor diferencia».
Los autores señalan que Carter fue el más parecido a Obama en su visión diplomática de buscar una solución pacífica a los asuntos internacionales, incluida Cuba. «Sentía entonces, igual que hoy, que la mejor manera de promover un cambio en el régimen comunista de Cuba era abrir el comercio, las visitas y las relaciones diplomáticas», comenta a los autores en una entrevista. Carter indicó que viendo hacia atrás, «ya sabiendo lo que sé desde que dejé la Casa Blanca, yo debí haber procedido y debí haber sido más flexible en el manejo con Cuba y en el establecimiento de relaciones diplomáticas plenas».
Los autores indican que esta historia de intentos y diálogos entre Washington y La Habana, muchos de ellos secretos hasta ahora, son una guía para el nuevo gobierno en una coyuntura que tal vez es la más prometedora en estos últimos 50 años para dejar atrás una política fracasada y repudiada por la comunidad internacional y voltear esta página de la historia.
Para revisar los documentos originales, ver la página del National Security Archive en:
www.gwu.edu/~nsarchiv/NSAEBB/NSAEBB269/index.htm
http://www.jornada.unam.mx/2009/01/23/index.php?section=mundo&article=027n1mun