Traducido del inglés para Rebelión por Sinfo Fernández
Campo de Shatila (Líbano)
En EEUU, sería incluso una tarea dificultosa encontrar unos «medio-hombres» más arrastrados y repugnantes a nivel intelectual, por tomar una frase del cercado presidente sirio Bashar al Asad, que Mitt Romney y Newt Gingrich durante el reciente «debate» celebrado en Jacksonville, Florida.
Aunque un alto porcentaje de electores judíos republicanos acudirá a las urnas para votar en estas primarias al ganador que se lo lleve todo , Mitt y Newt están también cavilando respecto a sus redes nacionales de financiación a la vez que falsean la historia y traicionan sus supuestas creencias morales y religiosas.
Romney repitió su diatriba de que el presidente Obama «le había dado la espalda a Israel» por tener en cuenta el derecho internacional, las siete resoluciones del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas y la opinión mundial al señalar las fronteras anteriores a 1967 como punto de partida para las conversaciones de paz. También se quejó de que el presidente de EEUU «hubiera ofendido» al primer ministro de Israel cuando Obama habló hace poco en las Naciones Unidas y mencionó de pasada la ilegal construcción de asentamientos israelíes sin hacer mención a los cohetes lanzados en represalia desde Gaza hacia los territorios palestinos ocupados.
Doblando asimismo obsequiosamente las rodillas ante el lobby sionista, Gingrich insistió una vez más ante los votantes de Florida que los «palestinos son un ‘pueblo inventado’ que en sus orígenes históricos eran considerados jordanos y sirios». Nadie en la audiencia fue tan maleducado como para recordarle al autoproclamado estudiante de historia que Jordania ni siquiera existía hasta que fue creada, bien entrado el siglo XX, por los ocupantes británicos pro-sionistas de Palestina, mientras que los palestinos llevan viviendo en Palestina más de 3.000 años. Aunque más del 95% de los colonialistas sionistas tienen cero vínculos históricos con Palestina y sus raíces genealógicas están en Europa, Rusia y otros lugares, a pesar del hecho de que millones de ellos invadieron Palestina buscando tierra gratis y el gobierno estadounidense les financió con dinero y ayudas para viviendas. A nivel moral y legal, esos colonialistas no tienen siquiera derecho a un grano de arena de Palestina.
Newt prometió de nuevo a su audiencia que , en su primer día como presidente, emitiría una orden ejecutiva para trasladar la Embajada de EEUU de Tel Aviv a Jerusalén, otra violación del derecho internacional.
Los casi 640.000 judíos de Florida son solo el 3,4% de la población de ese estado. Pero debido a que suelen acudir a votar en grandes porcentajes, constituyen entre el 6 y el 8% de los resultados generales de las elecciones de Florida, aunque no sucede lo mismo en lo que se refiere a las primarias republicanas. Sin embargo, una reciente encuesta estima que el 52% de los votantes judíos registrados en el estado apoyarían una opción presidencial republicana, tal es la desconfianza que tienen en Obama y en lo que podría hacer en un segundo mandato respecto a la ocupada Palestina.
Al igual que su rival Mitt, el primer viaje al extranjero de un posible presidente Newt será a Israel. Con esta última promesa, Newt se incorpora a los 19 principales aspirantes presidenciales que, desde 1967, han hecho promesas similares. Afortunadamente para lo que aún queda de valores humanitarios en EEUU, ninguno de ellos fue elegido presidente.
El discurso político anti-palestino de estilo libanés es más sofisticado y sutil, como el mismo pueblo libanés, y se centra casi siempre en una instintiva advertencia visceral, pronunciada a cara de perro, en el sentido de que «si permitimos que los refugiados palestinos tengan derecho a trabajar o a tener la propiedad de una casa (como exige el derecho internacional y en la actualidad disfrutan los refugiados en otros 192 países), podría incitárseles a volverse perezosos y sentirse muy cómodos en el Líbano y se les podía ocurrir, Dios nos guarde a todos, pedir su naturalización . Y tal opción podría interferir con el garantizado internacionalmente derecho de los palestinos a retornar a sus hogares en la ocupada Palestina, derecho firmemente apoyado por los libaneses para sus fraternales, hermanos y hermanas, huéspedes».
Todos l os políticos libaneses, incluyendo todas las agrupaciones religiosas y partidistas, excepto los drusos y el partido socialista nacional sirio, utilizan el temor de los votantes hacia la naturalización (en EEUU se llama inmigración) para recortar las crecientes presiones de los grupos por los derechos humanos en el Líbano para que se conceda a los palestinos los más elementales de esos derechos.
Hubo u na rara excepción en un político libanés, que impactó a muchos aquí, cuando a primeros del pasado mes, para su eterno mérito y honor, el ministro de asuntos sociales Wael Abu Faour se convirtió en el primer ministro del gabinete libanés que en seis años hacía una visita oficial a un campo de refugiados palestinos al presentarse en el campo de Burj al-Barajneh, ubicado al sur de Beirut, antes de firmar un memorando de entendimiento con la Agencia de las Naciones Unidas para los Refugiados Palestinos (UNRWA, por sus siglas en inglés). El acuerdo posibilitará que, por vez primera, la UNRWA trabaje de forma coordinada con el ministerio de asuntos sociales para proporcionar algunos servicios a algunas de las personas en situación más vulnerable en los campos.
La carencia de oportunidades de empleo para los refugiados palestinos prolonga e intensifica la dureza y la pobreza de su situación. En los cinco campos de refugiados que hay en el sur del Líbano , según un reciente estudio de la Agencia Suiza para el Desarrollo y la Cooperación (SDC) y la Organización Internacional del Trabajo de la ONU, más del 81% de todos los refugiados están viviendo en la más abyecta pobreza. Especialmente afectados están los jóvenes, con un desempleo en la franja de edad de 15 a 24 años que alcanza el 60%. Las cifras de empleo no son mucho mejores en los campos situados al norte.
Al referirse a la ocasión, Faour pidió a sus compañeros de política que siguieran su ejemplo y conocieran de primera mano las condiciones en que se encuentran los doce campos de refugiados palestinos en el Líbano. «Quienquiera volver a descubrir su humanidad tiene que ver las condiciones de vida en los campos palestinos en el Líbano», dijo el ministro Faour en el parlamento libanés. «Solíamos llevar a los palestinos a hoteles lujosos para celebrar conversaciones y luego los devolvíamos a la miseria de sus campos. Hemos decidido invertir esas costumbres yendo nosotros a los campos».
Lamentablemente, el ministro Abu Faour rebajó algo la positiva contribución de su visita al subrayar ante los medios «la difícil relación entre el Líbano y la población palestina. El gobierno libanés se ha negado sistemáticamente a conceder derechos a los refugiados palestinos ante el temor de que eso pudiera preparar el camino para la naturalización, lo cual podría reducir su derecho al retorno a Palestina».
Sería difícil encontrar un palestino en el Líbano, o cualquier defensor de los derechos humanos, que crea realmente que las expresiones de preocupación de los políticos libaneses por la santidad del Derecho al Retorno de los palestinos justifican que se mantenga a un cuarto de millón de seres humanos en la más degradante sordidez mientras les prohíben incluso el derecho a trabajar o a tener la propiedad de una casa.
Muchos palestinos de los campos del Líbano refieren la aparición de una nueva energía entre sus compañeros refugiados como consecuencia de la continuación, ampliación y profundización del Despertar Árabe e Islámico que brotó hace un año en Túnez y que sigue extendiéndose.
También aquí los extranjeros están observando ese florecer de la Intifada y , mientras, los habitantes del campo palestino han invitado al Papa Benedicto a visitar sus campos en la primavera, momento en el que, según se ha informado, piensa visitar el Líbano. La idea, que ha surgido de los niños de la escuela Ramala en el campo de refugiados de Shatila, es que el vicario de Cristo celebre una misa para decenas de miles personas en la nueva Ciudad Deportiva, situada en un extremo del campo. Porque en ese centro deportivo fue donde hace treinta años se perpetró la segunda parte de la Masacre de Sabra y Shatila, auspiciada por las tropas israelíes y ejecutada por las Falanges Libanesas el 18 de septiembre, y de la cual, al igual que de las otras 43 horas de carnicería ininterrumpida, no se ha hecho a nadie responsable.
Sería un hecho histórico enormemente poderoso que el Papa Benedicto llenara la Ciudad Deportiva con gentes de buena voluntad, y hay mucha gente aquí con el mismo talante del ministro Faour, de todas las confesiones y partidos políticos, a los que se unirían todos los dirigentes religiosos y de la sociedad civil en Líbano, y con la bendición y admonición de todos nosotros siguiendo la senda de Mahoma y de Jesús y sus discípulos, que a los refugiados palestinos en el Líbano se les pueda por fin conceder los más elementales derechos humanos.
Franklin Lamb es autor de «The Price We Pay: A Quarter Century of Israel ‘s use of American Weapon’s against Lebanon» (1978-2006), disponible en Amazon.com.uk, y de «Hizbollah: A Brief Guide for Beginners». Ha participado en las investigaciones de la Comisión Kahan sobre la masacre de Sabra y Shatila. Es miembro de la Fundación de ese mismo nombre y de la Campaña por los Derechos Civiles de Palestina. Puede contactarse con él en: [email protected].
Fuente: http://www.counterpunch.org/2012/01/31/grandstanding-and-betrayal/