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Día Internacional de solidaridad con el pueblo palestino

Fuentes: Rebelión

Mediante su resolución 32/40 B, de 2 de diciembre del año 1.977, Naciones Unidas estableció el día 29 de noviembre de cada año como el Día Internacional de solidaridad con el pueblo palestino. Si repasamos un poco la historia de Palestina encontramos infinidad de condenas a las acciones ilegales y genocidas que el gobierno de […]

Mediante su resolución 32/40 B, de 2 de diciembre del año 1.977, Naciones Unidas estableció el día 29 de noviembre de cada año como el Día Internacional de solidaridad con el pueblo palestino.

Si repasamos un poco la historia de Palestina encontramos infinidad de condenas a las acciones ilegales y genocidas que el gobierno de Israel ha llevado sistemáticamente a cabo contra el pueblo palestino. Expropiaciones, destrucción de hogares, separación de familias, detenciones ilegales… Como muestra aquí van unos pocos ejemplos.

Según un documento de Naciones Unidas titulado «La cuestión de Palestina y las Naciones Unidas«, en el apartado titulado «los asentamientos israelíes en el territorio palestino ocupado» se deja claro que Naciones Unidas se opone a la política israelí de asentamientos desde que tuvo lugar el primero de ellos. Es más, no solo se opone a ellos sino que los califica de «ilegales«, además de atribuirles la condición de «serio obstáculo para el logro de una paz completa, justa y duradera en el Oriente Medio«. Una comisión compuesta por Bolivia, Portugal y  Zambia para examinar la situación de los asentamientos ilegales no obtuvo la colaboración del Gobierno israelí, lo cual era de esperar. En su informe de 12 de julio de 1.979, esto es, doce años después del primer asentamiento ilegal, la comisión determinó que la política israelí en los asentamientos tenía como objetivos: «el desplazamiento de la población árabe, el apoderamiento de la tierra y el control de los recursos de agua, la destrucción de casas y el extrañamiento de las personas…/…y otros cambios profundos…/…que violaban el Cuarto Convenio de Ginebra.«

Con fecha 10 de febrero de 1.999, Naciones Unidas califica de «inadmisible la adquisición de territorio por la fuerza [llevada a cabo por el gobierno israelí mediante los asentamientos ilegales en los territorios ocupados]». En esa resolución se le pide al Secretario General (Koffi Annan, en aquel momento) «que siga de cerca la situación y presente un informe sobre la aplicación de la resolución». El informe del Secretario General, fechado el 26 de junio de 1.997, asegura que «a 20 de junio, el Gobierno de Israel no había abandonado la construcción del asentamiento«

Un informe del año 2.000 del Relator Especial de la Comisión de Derechos Humanos, indica que «desde 1.967 y con distintos grados de intensidad, Israel ha expropiado cerca del 60% de la Ribera Occidental, el 33% de la Faja de Gaza y aproximadamente el 33% de la tierra palestina en Jerusalén, con la finalidad de crear zonas militares israelíes, asentamientos, zonas industriales, construir carreteras de circunvalación y canteras y mantener «tierras del Estado» para uso exclusivo israelí.«

El mismo informe ofrece más datos del exterminio planificado de la identidad palestina por parte del Gobierno de Israel. Por ejemplo: «Las fuerzas de ocupación israelíes hacían con frecuencia demoliciones punitivas y violentas de hogares palestinos por carecer de permiso de construcción, así como desalojos forzosos de aldeas enteras. Desde 1987, 16.700 palestinos (incluidos 7.300 niños) habían perdido sus hogares de esta forma.» O este otro: «Las prácticas israelíes de ocupación afectaban también el medio natural de los territorios palestinos ocupados, en particular, la degradación de la infraestructura, la incautación de tierras, el agotamiento del agua, la destrucción de árboles, la descarga de desechos tóxicos y otros tipos de contaminación

También podemos encontrar diferentes resoluciones que exigían que «Israel detuviera y revirtiera la construcción del muro en el territorio palestino ocupado, incluida Jerusalén oriental y sus alrededores, que se apartaba de la línea de armisticio de 1949 y era incompatible con las disposiciones pertinentes del derecho internacional«, esta resolución (ES-10/13) al igual que otras muchas no han prosperado por el veto de Estados Unidos.

El 9 de julio de 2.004 y a petición de Naciones Unidas, la Corte Internacional de Justicia se pronunció sobre la construcción del muro que levantaba Israel en el territorio palestino diciendo que:

1.- El muro es contrario al derecho internacional

2.- Israel tiene la obligación de poner fin a sus violaciones del derecho internacional; tiene la obligación de detener de inmediato las obras de construcción del muro que está elevando en el territorio palestino ocupado

3.- Israel tiene la obligación de reparar todos los daños y perjuicios causados por la construcción del muro en el territorio palestino ocupado, incluida Jerusalén oriental y sus alrededores

4.- las Naciones Unidas, y en especial la Asamblea General y el Consejo de Seguridad, deberían considerar qué medidas adicionales son necesarias para poner fin a la situación ilegal resultante de la construcción del muro y el régimen conexo, teniendo debidamente en cuenta la presente Opinión Consultiva.

Como era de esperar el gobierno de Israel rechazó el dictamen acusando a la ONU de prejuzgar a Israel políticamente en defensa de los intereses árabes.

La Oficina para la Coordinación de la Ayuda Humanitaria de la ONU en los Territorios Ocupados Palestinos (OCHAOPT), estima que miles de palestinos quedarán aislados y controlados por varios tramos de la barrera de 707 Km de los que a julio de 2.010 se han construido más del 61%. Se puede interpretar que uno de los objetivos más claros que persigue el gobierno israelí con el levantamiento del ignominioso muro es la atomización de la población y los territorios palestinos, lo que virtualmente haría imposible la formación de un estado palestino.

Según el Comité Internacional de la Cruz Roja, la barrera supone «una violación flagrante del derecho humanitario internacional«.

Según Amnistía Internacional, la barrera: «está causando enormes perjuicios a la vida palestina, cuyos efectos se harán sentir durante mucho tiempo, y está socavando la capacidad de las personas que viven en decenas de localidades y comunidades de hacer efectivos muchos de sus derechos humanos«

Incluso dentro de Israel, hay voces críticas, como Peace Now y B’Tselem, que ven en el muro una fuente permanente de conflicto entre los pueblos.

Por otra parte tenemos las estúpidas tibiezas a las que nos tiene acostumbrados la Unión Europea, que dicen que cuentan que una vez se limitó a criticar la construcción de la barrera. Del único foro donde Estados Unidos no puede vetar con su voto directo y solo le queda la opción de hacerlo mediante presiones indecentes, cabría esperar otra postura más enfrentada al genocidio contra el pueblo palestino, porque de otra manera la UE puede pasar a la historia como cómplice del genocida estado de Israel.

El colmo de la desvergüenza lo marca, como no podía ser de otra manera, Estados Unidos, quien denomina la barrera como «problema» que dificulta el entendimiento entre israelíes y palestinos. Aunque para los Estados Unidos no representa precisamente ningún problema, vetar cada resolución condenatoria que la comunidad internacional pretende emitir contra las acciones genocidas llevadas a cabo por Israel. Lo que le convierte en cómplice de ese «problema».

Entre otros nombres, los israelíes han bautizado el vergonzante muro con el de «Cerca antiterrorista». Dice muy poco de la Humanidad en su conjunto que el muro lo esté levantando el propio terrorista, y las únicas reacciones internacionales que consiguen una aprobación general, se limiten a declarar un Día Internacional de solidaridad con el pueblo palestino.

Con todo, más allá de este muro de la vergüenza físico, hay otros muros por derribar en Oriente Medio. Israel desde su creación ha erigido un muro mucho más difícil de tirar abajo que es el que le permitió concretar la limpieza étnica de Palestina con total impunidad. El muro que divide a Israel del derecho internacional, que divide a Israel del resto de la humanidad, es un muro simbólico que le hace creer a sus habitantes que son el pueblo elegido. Israel desde sus orígenes ha sido pensado por sus «padres fundadores» como el país exclusivo de los judíos, país que étnicamente debía ser «limpiado» de población aborigen, originaria. Es así como el Plan Dalet, perfectamente explicado por el historiador israelí Ilán Pappé, continúa hasta nuestros días. A las barreras simbólicas que contribuyeron a formar un Estado con pretensiones de pureza étnica, se añadió el levantamiento de este muro tangible y visible que viola absolutamente todas las leyes internacionales, pero que sobre todo viola de manera sistemática los derechos fundamentales de la existencia del pueblo palestino.

Sin embargo hoy podemos afirmar que parte del muro simbólico ha comenzado a resquebrajarse, al menos en las comunidades judías del mundo. Grupos de judíos claramente identificados con el internacionalismo no solo expresan su repudio y rechazo al sionismo, sino que se comprometen con la lucha del pueblo palestino, entendiendo que la liberación del pueblo oprimido, traerá verdaderamente la paz no solo al Medio Oriente, sino a parte del mundo occidental, hoy desgraciadamente en guerra, con el mundo islámico. La consigna de «en nuestro nombre no» va haciéndose cada vez más eco en aquellos países donde una comunidad judía tiene presencia, comunidades que por lo general, rinden culto y pleitesía a Israel. Esas grietas que van profundizándose con cada operación militar del Estado sionista, deben ser las que permitan comenzar a derribar el muro construido por Israel desde los años de su creación. Solo cuando ese muro simbólico, pero no menos poderoso que los muros visibles que van barriendo Palestina, caiga, será posible pensar que el muro de la vergüenza sea derribado, como fue derribado una vez el muro que separaba a Berlín este de Berlín oeste.

Pero la tarea no es sencilla. Se requiere de gran valor y mucho coraje y de una estrategia global que permita transformar un estado de cosas. El papel del BDS (Boicot – Desinversiones – Sanciones) es fundamental para provocar el cisma, dentro y fuera de las fronteras de Israel. En este sentido no debemos esperar absolutamente nada de la comunidad internacional, que ya hemos visto como, ante las distintas masacres de Israel contra Palestina, contra Líbano y otras, no solo no ha hecho nada por sancionar y obligar al Estado Sionista a cumplir la ley, sino que le ha premiado constantemente haciéndole un guiño al terrorismo de Estado que su ejército practica.

Entonces, derribar el muro simbólico será condición sine qua non para poder contribuir un día al derribo del muro que hoy devora las aspiraciones del pueblo palestino de vivir en paz y seguridad en su histórica tierra.

A la espera de que llegue ese día, hoy 29 de noviembre, otro 29 de noviembre más, el estado israelí continúa, sin el menor atisbo de cordura o humanidad en sus acciones,  el levantamiento del muro. Gracias al gobiernos como el de Israel, el mundo no ha conseguido zafarse totalmente del nazismo.

Fuentes:

http://www.deigualaigual.net/es/actualidad/canaan/4892-29-de-noviembre-dia-internacional-de-solidaridad-con-el-pueblo-palestino