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Diabólico asesinato del estudiante italiano Giulio Regeni a manos de los servicios secretos egipcios

Fuentes: Rebelión

El día 25 de enero del 2016 Giulio Regeni tomó el metro en la estación de Bohooth del barrio Dokki para dirigirse al mercado de Bab al-Louk con la intención de encontrarse allí con un amigo. Pero nunca llegó a su destino. En esos momentos la capital estaba bajo estado de sitio en previsión de […]

El día 25 de enero del 2016 Giulio Regeni tomó el metro en la estación de Bohooth del barrio Dokki para dirigirse al mercado de Bab al-Louk con la intención de encontrarse allí con un amigo. Pero nunca llegó a su destino. En esos momentos la capital estaba bajo estado de sitio en previsión de altercados pues se cumplía el V aniversario de la intifada que provocó la caída de Mubarak. El gobierno había prohibido las manifestaciones amenazando con detener y encarcelar a cualquiera osara trasgredir las órdenes. De esta forma se ha desmovilizado cualquier protesta contra el régimen. Sólo los incondicionales del presidente Al Sisi se hicieron presentes en la plaza del Tahrir para demostrar su adhesión incondicional al «salvador de Egipto».

Como Giulio Regeni no regresó a su casa al día siguiente los familiares y amigos denunciaron a la policía su desaparición. También a través de Internet y Twitter lanzaron una campaña para intentar localizarlo. Pero todo fue en vano. La policía se desentendió del caso y no hizo mayores pesquisas hasta que el embajador italiano en el Cairo llamó al dictador Al Sisi para interesarse por el paradero de su conciudadano. Entonces, ante las presiones del gobierno italiano, no les quedó más remedio que mover fichas.

Se sospecha que Giulio Regeni fue detenido por agentes del Ministerio del Interior o la baltaguiya, o sea, matones a sueldo encargados de hacer el trabajo sucio. Estos criminales al servicio del régimen dictatorial tienen la misión de castigar a los opositores o «terroristas» y los indeseables periodistas extranjeros. Existe un vídeo que confirma dicha versión.

Este crimen nos remite a otro muy similar ocurrido en 1986 en Santiago de Chile durante la dictadura pinochetista. Rodrigo Rojas, un fotógrafo chileno de 19 años -con pasaporte norteamericano- fue quemado vivo por una patrulla militar tras participar en una protesta del paro nacional. Según archivos desclasificados del gobierno de los EE.UU el dictador Augusto Pinochet trató de ocultar los informes que imputaban a los militares de quemar y torturar al fotógrafo chileno residente en los EE.UU. En el conocido caso «quemados» también resultó gravemente herida la estudiante Carmen Gloria Quintana. Los cuerpos de ambos activistas envueltos en mantas fueron lanzados a un pantano en la zona de Quilicura en las afueras de Santiago. Rodrigo Rojas, tras cuatro días de agonía en un hospital, falleció a causa de las espantosas quemaduras.

El gobierno de Pinochet mientras tanto acusó a los dos jóvenes de organizar acciones terroristas aduciendo que ellos mismos se habían quemado al manipular las bombas molotov que portaban en una mochila. El aparato represivo de la dictadura formado básicamente por los carabineros, la policía, el ejército y la DINA fueron los responsables de más de 3.000 muertos, otros tantos miles de desaparecidos, torturados o encarcelados.

Estas historias paralelas de Rodrigo Rojas y Giulio Regeni, aunque separadas por 30 años en el tiempo, coinciden en el modus operandi.

Giulio Regeni, estudiante de doctorado en la universidad de Cambridge, especialista en Oriente Medio y que hablaba con fluidez el árabe, realizaba una investigación en la Universidad Americana del Cairo sobre la economía egipcia y los sindicatos independientes. Un asunto bastante polémico pues la lucha sindical fue uno de los factores que desencadenó el estallido revolucionario del 25 de enero de 2011.

Al final, los malos augurios se hicieron realidad pues el día 3 de febrero el cuerpo de Giulio Regeni fue encontrado semidesnudo en una cuneta de la carretera que une el Cairo con Alejandría a la altura de la ciudadela 6 de octubre. Según testimonios extraoficiales recibió una brutal paliza y presentaba signos de haber padecido horribles torturas. No obstante las autoridades afirmaron que su fallecimiento se produjo a causa de un accidente de tránsito. En la autopsia consta que sufrió mutilaciones en la nariz y orejas, siete costillas rotas, hemorragia cerebral, los genitales electrocutados (práctica común entre por los organismos de seguridad -según las denuncias de las asociaciones de derechos humanos) le arrancaron las uñas de las manos y los pies y lo quemaron sistemáticamente con cigarrillos. Se calcula que estuvo agonizando durante cuatro días. No hay duda que sus verdugos son unos psicópatas ya que se ensañaron con sadismo y alevosía. Un ritual macabro de tal magnitud es obra de profesionales y no de una banda de delincuentes comunes como insinúa el gobierno. Han actuado al mejor estilo de la DINA pinochetista que, al mando del general Manuel Contreras, perfeccionó los bárbaros métodos de la Gestapo nazi.

El gobierno italiano ha reclamado al egipcio una investigación veraz e imparcial que aclare el asesinato de Giulio Regeni lo más rápidamente posible.
No hay que hacer mayores elucubraciones para deducir que los autores del rapto del estudiante italiano están relacionados con las fuerzas de seguridad del estado. Este es un claro mensaje de advertencia para todos aquellos que osen desafiar el poder omnímodo del dictador Al Sisi. Desde el golpe de estado de julio de 2013 la situación de los derechos humanos en Egipto se ha deteriorado considerablemente.

El gobierno egipcio sostiene que la Fiscalía del Estado se encargará del resolver este caso y analizar si el crimen se cometió por motivos políticos o delincuenciales (se dan diez días de plazo para sacar conclusiones). Desde ahora vamos a asistir como de costumbre a una absurda comedia donde prevalecerán las mentiras y falsedades. Actuarán con astucia para quitarse el muerto de encima y eximirse de responsabilidades. Egipto es un país víctima de los ataques terroristas y su única preocupación es combatir dicha amenaza.

El gobierno italiano exige la inmediata detención de los culpables y su puesta a disposición judicial. Mientras, la opinión pública italiana se encuentra conmocionada por este demencial y diabólico asesinato. Es algo inaudito que un ciudadano italiano, un ciudadano europeo haya sido ejecutado de una forma tan deleznable. Y encima teniendo en cuenta que Italia es un país que mantiene muy buenas relaciones con Egipto y desarrolla proyectos de cooperación de vital importancia para la economía del país. Pero lo cierto es que él no es el primer extranjero en morir de forma tan trágica pues en el pasado se han producido otro casos similares.

Si hubiera sido un ciudadano egipcio no habría ningún problema en acusar a la víctima de conexiones con el terrorismo y punto. ¿Quién va a reclamar por un «perro islamista»?, como los llaman en el argot de la baltaguiya. Pero con el italiano todo este tipo de patrañas son más difíciles de acreditar. Las cárceles egipcias se encuentran atiborradas de presos, muchos de ellos condenados a cadena perpetua o penas de muerte. El gobierno egipcio, sin consideración alguna, utiliza la tortura, desapariciones y ejecuciones extrajudiciales para reprimir a la oposición. Según Amnistía Internacional y la CFR en los últimos 18 meses se han detenido a más de 20.000 personas acusadas de terrorismo.

Al fin y al cabo el ejército o la policía desarrollan diariamente operaciones antiterroristas para localizar a miembros del Estado Islámico, Al Qaeda y los Hermanos Musulmanes. Campaña que cuentan con el respaldo irrestricto de EEUU y la Unión Europea. El Mariscal Al Sisi -autor del golpe de estado del 2013- se ha legitimado democráticamente en las urnas, y todas las medidas que tomen para preservar la paz y el orden están justificadas.

Las feroces bandas de matones bajo el amparo del Ministerio del Interior egipcio siembran el terror en las calles para impedir cualquier conato de protesta. Giulio Regine, estudiante de doctorado en la Universidad de Cambridge e investigador en la American University del Cairo, hablaba fluidamente el árabe y era un especialista de la historia de Oriente Medio. En sus artículos publicados bajo seudónimo en algunos diarios italianos se mostraba solidario con la revolución del Tahrir y criticaba con dureza la política represiva del dictador Al Sisi. ¿Quién dio la orden de ejecutarlo, entonces?

No lo tiraron al fondo del Nilo ni lo enterraron en un lugar ignoto para que nadie lo descubriera sino que querían que lo encontraran a modo de escarmiento.

El caso de Rodrigo Rojas, capturado por una patrulla militar junto con Carmen Gloria Quintana, confirma la crueldad con que trataba el régimen de Pinochet a los opositores o «peligrosos comunistas». El dictador Al Sisi, el mariscal de campo ha aprendido muy bien la lección en las escuelas militares norteamericanas donde asistió como alumno: «hay que imponer a sangre y fuego la paz y la libertad» «en toda democracia debe prevalecer el estado de derecho. ¡Las armas os darán la victoria!»

Pinochet y Al Sisi se parecen como dos gotas de sangre; uno por su exacerbado anticomunismo y el otro por el anti-islamismo radical.

El gobierno egipcio argumenta en su defensa que Giulio Regine fue raptado por delincuentes comunes o quizás terroristas islámicos que cometieron el crimen con el propósito de desacreditar el buen nombre de Egipto. Porque la finalidad de este crimen es boicotear el turismo y hundir más en la bancarrota el país.

Es parte de la táctica de los servicios secretos lanzar especulaciones, inventar patrañas y rumores para ocultar la verdad y manipular a la opinión pública. Por los escritos que publicaba en su blog y su postura beligerante con la dictadura de Al Sisi tal vez lo acusen de tener nexos con los Hermanos Musulmanes o el EI. Para enredar aún más el asunto se ha llegado a insinuar que se trata de un crimen pasional propio de homosexuales.

Lo cierto es que al occiso desde hacía semanas era seguido de cerca por los agentes de la seguridad del estado. Lo más seguro es que controlaban sus llamadas telefónicas, sus mensajes en internet o los artículos que publicaba en su página web. Ahora, la misión de las autoridades egipcias es armar una historia creíble para salir de este embrollo. Aunque no estaría mal dejar que pase el tiempo y esperar a que las aguas vuelvan a su cauce y se olvide este «desagradable asunto».

En todo caso las autoridades egipcias tienen que hacer algo para calmar la ira del gobierno italiano. Así que no sería del todo descabellado que preparen un espectacular montaje policiaco. Es decir, una operación cinematográfica en la que se allana un piso y matan a sus ocupantes a los que posteriormente acusan de ser los autores del atroz asesinato del estudiante italiano. Desde luego que la perversión marca el carácter y la forma de ser de estas hienas sedientas de sangre.

En el Egipto de Al Sisi, como un día lo fue en el Chile de Pinochet, el terrorismo de estado es la columna vertebral de la política de gobierno.

Recordemos que Al Sisi realizó el año 2015 una gira por distintos países europeos: España, Grecia, Alemania, Francia, Chipre, Inglaterra o Italia. En todos fue recibido con grandes honores por presidentes, reyes y primeros ministros. Venía a pedir ayuda urgente para consolidar la lucha antiterrorista y levantar la maltrecha economía egipcia.

Cuando estuvo de visita en Italia firmó proyectos de cooperación en tecnología punta, telefonía móvil, industria textil, procesadoras de algodón y proyectos de energía eléctrica. El presidente Napolitano lo homenajeó con una cena de gala y Matteo Renzi lo definió como «un hombre justo y honesto que trabaja para elevar la calidad de vida de su pueblo», «un gran líder», «la única esperanza de Egipto». También el Papa Francisco lo bendijo por su invaluable labor a favor del diálogo interreligioso y la paz en Oriente Medio. Al Sisi ha afirmado que piensa reformar el islam para convertirlo en una religión de amor y fraternidad. Pero no nos puede sorprender todo este circo de hipocresía y cinismo pues cuando Berlusconi detentaba el cargo de primer ministro reunió en Roma a 500 mujeres (la mayoría bellas adolescentes) para que el dictador libio Gadafi las adoctrinara y convirtiera al Islam. Todo es válido a cambio de obtener sustanciosos contratos de explotación de pozos petrolíferos o las reservas de gas.

Al Sisi no debe preocuparse pues Occidente lo respalda ya que se le considera uno de los máximos caudillos en la lucha antiterrorista mundial. Está en juego la estabilidad de Oriente Medio y todo lo que significa en una época marcada por la crisis y las guerras. Por eso Europa le hace la corte, EEUU lo protege y le entrega armas, pertrechos y ayuda financiera. Israel se muestra inmensamente agradecido con el dictador pues ejerce un férreo bloqueo sobre Gaza y le sigue suministrando el gas que tanto necesita.

Italia tiene muchos intereses económicos en Egipto y ahora veremos si priman más los negocios que la defensa de la dignidad humana. Este es el dilema que deben resolver los responsables políticos y no sólo los italianos sino también los de la Unión Europea. Porque han torturado de la manera más espantosa a una persona cuyo único delito que cometió fue el solidarizarse con la causa del pueblo egipcio y las revoluciones árabes. El monstruoso crimen del estudiante italiano de 28 años Giulio Regeni es algo que no admite perdón y que merece una firme condena empezando por el aislamiento de la dictadura egipcia a nivel internacional. ¿Cómo el llamado mundo democrático y defensor de los derechos humanos puede consentir semejante agravio, provocación y ultraje?

El primer ministro italiano Matteo Renzi dijo que «este asunto Giulio Regeni tiene que resolverse por los conductos regulares de amistad y cooperación con Egipto». (!!!!)

Al final y como suele suceder en estos casos al dictador Al Sisi se le perdonará este «lamentable affaire» según la terminología diplomática. Así lo exige el guion pues él es una pieza clave en la guerra mundial contra el terrorismo y eso vale más que cualquier muerto por importante que sea. Eso sí, por favor, que no se vuelva a repetir estos «incidentes tan desagradables», no se metan con los ciudadanos occidentales que en Egipto les sobra carne de cañón para sus rituales diabólicos.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.