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Disolved la Autoridad Palestina

Fuentes: The Palestine Chronicle

Traducido del inglés para Rebelión por Beatriz Morales Bastos

El 9 de septiembre de 1993 Yasser Arafat, el jefe de la OLP, firmó una carta dirigida a Yitzhak Rabin aceptando las Resoluciones 242 y 338 del Consejo de Seguridad de la ONU, y reconociendo el derecho de Israel a existir en paz y seguridad. Prometía asumir la responsabilidad sobre todos los elementos y personal de la OLP para garantizar que acataban los Acuerdos de Oslo, impedir que se violaran esos acuerdos y sancionar a los infractores, y declaró inoperantes todos los artículos de la Carta Nacional Palestina que negaban el derecho de Israel a existir. La Resolución 242 del Consejo de Seguridad de la ONU, que fue redactada por el embajador británico ante la ONU, pretendía que los Estados árabes reconocieran a Israel y no tenía nada que ver con los palestinos. Ignoraba que la Asamblea General de la ONU había aprobado el 29 de noviembre de 1947 la Resolución 181 para dividir Palestina y la Resolución 194 del 11 de diciembre de 1948 que pedía el retorno de los refugiados a sus hogares en lo que ahora es Israel. Los palestinos esperaban volver a la tierra de la que se había apoderado Israel en la guerra de 1967, pero Israel insiste en que la formulación de la Resolución 242 de la ONU le urge sólo a devolver parte de la tierra.

A cambio Rabin entregó una carta a Arafat, fechada también el 9 de septiembre, en la que afirmaba que Israel había decidido reconocer a la OLP como representante del pueblo palestino y comenzar las negociaciones con la OLP dentro de un vago «Proceso de Paz en Oriente Próximo». El reconocimiento por parte de Rabin de la OLP estaba supeditado a los compromisos de la carta de Arafat. La carta de éste a Rabin en nombre de los palestinos suponía el reconocimiento de la legitimidad de Israel por parte de sus víctimas, algo que Israel había estado buscando desde hacía medio siglo, pero la carta de Rabin a Arafat no contenía nada tangible para los palestinos. Rabin no aceptó la responsabilidad de Israel en la Nakba que padecieron los palestinos y por desgracia la carta de Arafat no contenía ninguna referencia al derecho de los refugiados a retornar o al derecho de los palestinos a la autodeterminación.

Los israelíes creía que una vez que los palestinos reconocieran a Israel ellos (los palestinos) insistirían menos en que se rectificaran las injusticias que se habían perpetrado contra ellos en 1947-1948 y posteriormente en 1967. La guerra de 1948 fue una fase del proyecto sionista diseñado y ejecutado por los sionistas para expulsar a los palestinos de Palestina y crear un Estado exclusivamente judío sin presencia de árabes originarios. Cientos de pueblos palestinos, Jerusalén Oriental y cinco de las once ciudades palestinas bajo control israelí, Beer-Saba’, Majdal, Safad, Tiberia y Beesan, fueron completamente despobladas.

El discurso sionista no reconoce la magnitud del sufrimiento de los palestinos que fueron arrancados de su patria ni las masacres que se cometieron contra ellos durante este proceso. Como parte de la política de deslegitimizar la historia y la cultura de los palestinos, los israelíes afirmaron que lo que decían los palestinos era propaganda y mantenían que los palestinos huyeron de sus casas en 1948. La mayoría de los mapas que hoy publica Israel dan nombres nuevos a los principales monumentos y pueblos palestinos anteriores a 1948 o no los señalan. Una vez que los dirigentes de la OLP reconocieron a Israel les resultó demasiado difícil pedir que se rectificaran las injusticias que se habían perpetrado contra su pueblo.

Los nuevos historiadores judíos trataron de sugerir recuerdos alternativos de la «Guerra de Independencia» y de reeducar a los israelíes acerca de la inmoralidad de colonizar las tierras ocupadas. Pero la mayoría de los intelectuales israelíes y gran parte del público israelí reaccionó con ira en contra de lo que contaban estos historiadores. Ilan Pappe, uno de los nuevos historiadores, escribe que «en realidad, en 1948 no hubo guerra sino operaciones de limpieza étnica a gran escala». En la década de 1990 el filósofo judío Yeshayahu Leibowitz predijo que los israelíes, motivados por la arrogancia de poder y la falta de consideración por los derechos de los palestinos originarios, «pronto empezarían a establecer campos de concentración para los palestinos». Sus predicciones resultaron verdaderas, Israel convirtió Gaza en el mayor campo de concentración del mundo sólo porque tenía poder para hacerlo. Se buscó el reconocimiento de Israel por parte de la OLP para legitimizar el proyecto sionista y validar su relato del conflicto israelí-palestino.

Hoy los israelíes están pidiendo a los dirigentes palestinos que revisen su reconocimiento de Israel para incluir «el derecho del pueblo judío a tener un Estado judío en Palestina» como condición para ampliar una en gran parte ficticia moratoria de la construcción de colonias en la ocupada Cisjordania por solo 60 días más. ¡Esto no debería sorprender! Crear un Estado exclusivamente para los judíos fue la premisa básica sobre la que se fundó Israel. Puesto que los israelíes están pidiendo cambiar el lenguaje y la esencia del anterior reconocimiento de Israel por parte de la OLP, es el momento de que los palestinos de las tierras ocupadas, de los campos de refugiados y de la diáspora revoquen totalmente el reconocimiento de Israel por parte de la OLP. Puede que negar el reconocimiento [de Israel] no sea la forma más eficaz de resistencia contra la cultura israelí de conquista, pero es un recordatorio de que Israel colonizó tierras que habían estado habitadas y que eran propiedad de otro pueblo.

Hamás asusta a Israel porque no lo reconoce, no por sus primitivos cohetes lanzados al sur de Israel y que raramente alcanzan más de tres millas. Hamás no disparó cohetes a Israel cuando ganó por una aplastante mayoría las elecciones al Consejo Legislativo en 2006, sino que Hamás causó temor y pánico entre los israelíes y quienes les apoyan porque no reconocía a Israel. Israel pisoteó el derecho del gobierno elegido democráticamente por los palestino a gobernar porque no lo reconocía. Este año Hamás ha disparado muy pocos cohetes desde Gaza, pero Israel sigue manteniendo un férreo bloqueo sobre la Franja desde mediados de junio de 2007 que está matando de hambre a un millón y medio de palestinos, y diariamente lleva a cabo ataques aéreos, por mar y con tanques contra objetivos civiles.

Los israelíes consideran a los palestinos supervivientes de la limpieza étnica la quinta columna porque no pueden reconocer al Estado que los ha sometido a leyes y reglas que los priva de sus tierras y los relega a ciudadanos de segunda clase. Cuando algunos palestinos israelíes protestaron por la visita de Ariel Sharon a la mezquita al-Haram al-Sharif en octubre de 2000 la policía israelí los trató como a enemigos, disparó fuego real para aplastar a manifestantes desarmados y mató a doce de ellos.

El dirigente islámico palestino Sheikh Raed Salah pasó cinco meses entre rejas por «insultar a un soldado israelí» cuando se manifestaba contra las obras de restauración que pueden dañar la estructura de la mezquita de al-Aqsa en Jerusalén Oriental, una acusación que él niega. Azmi Bishara, miembro palestino del Knesset israelí fue acusado de traición y espionaje por simpatizar con las víctimas libanesas de la guerra israelí contra Líbano de 2006. Nadim Rouhana, director del Centro Árabe de Investigaciones Sociales Aplicadas de Haifa, argumenta que la necesidad de reconocimiento explica por qué las manifestaciones pacíficas de ciudadanos palestinos de Israel por cualquier agravio suscitan el temor entre los judíos israelíes de que los ciudadanos palestinos «no acepten la legitimidad del Estado y deben ser recibidas con una letal violencia policial».

El presidente de la Autoridad Palestina (AP) Mahmoud Abbas se ha dado cuenta finalmente de que todo el mundo sabe que el gobierno estadounidense no va a utilizar su influencia sobre Israel para que acate el derecho internacional y de que los israelíes son muy claros en sus posturas en la negociación. Israel no aceptará nada más que un Estado palestino simbólico consistente en una serie de bantustanes desconectados y no aceptará la vuelta a las fronteras de 1967 ni suprimir las colonias ni el derecho de los refugiados palestinos al retorno.

Es el momento de considerar el llamamiento hecho por muchos palestinos muy respetados a que la Autoridad Palestina «se disuelva a sí misma», a lo que añado: que revoque el reconocimiento de Israel por parte de la OLP y vuelva a las claves de la ONU. Los palestinos no deberían reconocer a Israel si Israel no reconoce su derecho a la autodeterminación, algo por lo que han estado luchando y muriendo desde 1917 cuando ellos constituían el 95% de la población palestina.

Hasan Afif El-Hasan es analista político. Su último libro es Is The Two-State Solution Already Dead? (Algora Publishing, New York), a la venta en Amazon.com y Barnes & Noble. Contribuyó con este artículo a PalestineChronicle.com.

Fuente: http://www.palestinechronicle.com/view_article_details.php?id=16481

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