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La Brigada Médica Cubana en Guatemala

Doctores del fin del mundo

Fuentes: CubaDebate

La Brigada Médica Cubana la conforman 531 cooperantes, 497 de los cuales son licenciados en Medicina. La principal misión de estos galenos, según dicen ellos mismos, es «llevar la salud a los más pobres de la Tierra». Mientras la mayoría de los médicos guatemaltecos ejerce su profesión para las clases medias de la ciudad capital, […]

La Brigada Médica Cubana la conforman 531 cooperantes, 497 de los cuales son licenciados en Medicina. La principal misión de estos galenos, según dicen ellos mismos, es «llevar la salud a los más pobres de la Tierra».

Mientras la mayoría de los médicos guatemaltecos ejerce su profesión para las clases medias de la ciudad capital, los casi 500 galenos que forman parte de la Brigada Médica Cubana atienden a las comunidades más apartadas del país, donde está la población más necesitada.

Uno de estos lugares es la comunidad de Lote Tres, en la Zona Reina del departamento de Quiché.

Según los habitantes de este poblado, aquí jamás llegan los médicos del Ministerio de Salud, y no es extraño. Lote Tres es, literalmente, un pueblo perdido en la selva, donde el tiempo parece haberse detenido poco después de la Conquista.

El trayecto desde Uspantán, el punto más cercano de la «civilización», hasta esta aldea es de cinco horas de lodo, piedras y tensión. Mientras el 4×4 persigue a la inclemente lluvia con sus faros, se ve, a un lado del angosto camino, la verde verticalidad de la montaña; al otro, la niebla. Detrás de la niebla, la nada. Después (mucho después), cuando sus tripulantes han dejado de sudar miedo, el todoterreno se encuentra con un valle en el que sólo se ve selva y casas. Eso es Lote Tres.

«No, aquí no llega ningún médico», confirma el galeno cubano Ramón Palencia.

Al inicio del camino pasamos por la comunidad de Monte María. Palencia apunta hacia una casa y dice: «Allí mismo se murieron dos niños por desnutrición hace algunos meses… tenían dos y cuatro años… cuando los encontramos les dimos tratamiento antianémico y vitamínico, pero era demasiado tarde».

Si con esto no queda clara la necesidad imperante que estas comunidades tienen de atención médica, Palencia añade que en esta área las mujeres todavía dan a luz de pie, atadas por la cintura a un poste. «Paren como cualquier otro animal», se lamenta.

José Víctor Caal, un campesino de Lote Tres, confirma que los doctores cubanos son los únicos que llegan a esta comunidad de 446 habitantes, y que se les tiene mucha confianza.

«Mire, yo lo conozco por su nombre, Ramón», cuenta Víctor mientras golpea amistosamente la espalda del médico cubano que viene a dar consulta a su esposa en gestación.

En el interior de la choza de madera de menos de cuatro metros cuadrados, donde duerme toda su familia, José Víctor, de 32 años, confiesa que ya tiene siete hijos, y mientras intercambia una mirada pícara con Palencia añade: «pero… como hemos platicado aquí con el doctor, yo voy a hacer planificación familiar».

Además de enseñarle sobre la necesidad de controlar la natalidad, a este hombre, a quien obligaron a servir en el Ejército cuando sólo tenía 13 años, lo han capacitado para que sea lo que ellos denominan un «facilitador comunitario». Gracias a esta preparación, José Víctor puede poner inyecciones, organizar las capacitaciones para las comadronas, hacer traducciones en cualesquiera de los tres idiomas mayas que domina, e incluso llevar a cabo pruebas de paludismo a los pobladores.

Aunque es remoto, el poblado de Lote Tres (sin agua corriente, sin electricidad, sin teléfonos…) no es el lugar más inaccesible que atienden algunos de los 89 facultativos cubanos trabajando en Quiché.

A una hora en carro de Lote Tres está la Parroquia; a algo menos de una hora de allí se encuentra Río Azul, y a unas dos horas a pie de Río Azul está la comunidad de San Marcos.

«Allí tengo un muchacho que está en el fin del mundo», dice Marcos Donet García, el coordinador de la Brigada en este departamento del noroccidente.

Seis años de logros

La Brigada Médica Cubana arribó a Guatemala el 5 de noviembre de 1998, con 17 galenos. Se trataba de un contingente de emergencia para ayudar tras los desastres causados por el huracán Mitch. Cuba decidió que la cooperación médica seguiría indefinidamente.

Seis años después las cifras de la Brigada son contundentes. Gioandra Muro, la coordinadora de la Brigada Médica Cubana en Guatemala, estima que desde 1998 los más de 2 mil doctores cubanos que han pasado por Guatemala han salvado alrededor de 175 mil vidas. «El concepto de vida salvada no es ‘puse una vacuna y ya he salvado una vida’; no, una ‘vida salvada’ significa que de no haber recibido atención médica en ese momento, esa persona se muere», explica la doctora.

Otro de los logros de los que están más orgullosos es el de la reducción de la mortalidad infantil. Cuando la Brigada llegó a Guatemala, hace seis años, el país tenía un índice de mortalidad infantil de 40 por 1,000 nacidos vivos, que según cifras de la Organización Panamericana de Salud, todavía se mantiene. Hoy, en los lugares donde están los médicos cubanos esa cifra ha descendido a 17.3.

Pero los éxitos de la Brigada también son, hasta cierto punto, los logros del Ministerio de Salud Pública y Asistencia Social, ya que la planificación estratégica se hace juntamente con el gobierno. «Las decisiones de la BMC se toman en conjunto con el Ministerio de Salud Pública… Aunque en la mayoría de sitios que atendemos sólo estamos nosotros, los médicos cubanos», dice Muro.

Carlos Escobar, director de estudios de posgrado de Salud de la Facultad de Ciencias Médicas de la Universidad de San Carlos, reconoce que existe un déficit de galenos guatemaltecos en las áreas rurales. Según el experto, el 55% de los colegiados en medicina laboran en la ciudad capital, donde las condiciones de trabajo y los salarios son mejores, pero donde tan sólo residen 2.5 millones de personas. Por tanto, en el área metropolitana hay aproximadamente un médico por cada mil habitantes, mientras que en los departamentos, donde residen alrededor de 9.5 millones de personas, hay un doctor por cada 5 mil pobladores, muy por debajo de la media de países europeos como Italia o Grecia, que cuentan con cuatro facultativos por cada mil habitantes.

Todo por casi nada

Durante los dos años que llevan trabajando en Guatemala, los galenos cubanos lo dan todo por casi nada. Reciben un estipendio para cubrir sus necesidades básicas, el cual proviene del Gobierno de Guatemala, pero no cobran por sus servicios. «Yo operé gratis a una niñita la semana pasada de una hernia inguinal, a quien pedían Q4 mil por la operación», dice el cirujano cubano Ramón Ramírez Pérez, quien trabaja en el hospital de Uspantán, donde opera «con material inadecuado, sin sala de recuperación, sin sala de terapia, sin equipo de ultrasonido, sin Rayos X».

«No estamos interesados en el dinero… y tampoco queremos reconocimiento; nuestro trabajo es exclusivamente humanitario», comenta Donet.

No pueden, sin embargo, evitar recibir elogios, muchos de los cuales vienen de sus propios colegas. El doctor guatemalteco Erik Roberto López, compañero de Ramírez en el hospital de Uspantán, es claro: «Si no fuera por ellos estaríamos en peores circunstancias».

Carlos Escobar opina que los doctores cubanos tienen un fundamento clínico diferente, ya que su planteamiento es más preventivo, y además «ellos trabajan en equipo, y eso contribuye a resolver problemas».

Los pacientes chapines tampoco se quedan cortos a la hora de elogiar la labor de estos galenos. «Los médicos cubanos le explican a uno lo que tiene, con respeto y sin prisa», dice Antonio, un vecino de Uspantán, quien ha recibido atención médica por parte de la Brigada en dos ocasiones.

Lo que cuenta Antonio no suena extraño, teniendo en cuenta la dimensión humana de la capacitación que estos doctores reciben en su país natal. «A nosotros nos han enseñado en Cuba que uno tiene que luchar hasta el final por un enfermo… Cuando a mí me llega un paciente le doy consulta gratuita hasta que esté sano», dice Lirina Perpiñán, especialista en Medicina General Integral, desde una de las bases de la Brigada, en Santa Cruz del Quiché.

Según esta doctora, siempre es un reto ganarse la confianza de un paciente. «Al principio las personas desconfiaban, pero ahora nos tratan como magos, llegan al hospital y dicen: ‘Yo con el médico cubano; yo quiero con el médico cubano'».

Este cariño hace que a veces sea difícil dejar el país. «Primero, se enamoran mucho del trabajo; segundo, aprenden a querer al pueblo guatemalteco; y tercero, se sienten necesarios en el lugar donde están», explica Muro. A su vuelta a la isla, después de dos años, regresan con un arsenal de recuerdos, pero también con bicicletas, equipos de música, refrigeradoras, computadoras, y otros objetos que debido al bloqueo son casi imposibles de adquirir en Cuba.

Educación para la salud, la mejor medicina

«La actividad principal de la Brigada en cualquier país es la educación sanitaria», enfatiza Ramírez. El año pasado, los 25 médicos trabajando en Uspantán realizaron 59,884 actividades de promoción de salud, incluyendo conversaciones cara a cara, charlas y audiencias, y, en total, todos los médicos de la Brigada efectuaron más de 1.800 millones de actividades de promoción de salud en 2004. «Lo primero que hay que hacer es enseñar al paciente a entender la enfermedad», subraya la doctora Perpiñán.

Sin embargo, la educación no es sólo para los pacientes, sino para los profesionales de la salud y la población en general. La Brigada está preparando técnicos de salud rural, además de especialistas en Rayos X y técnicos de laboratorio clínico, en un proyecto junto con el Ministerio de Salud. Aparte de eso, continuamente están capacitando a comadronas, a los facilitadores comunitarios, a grupos de ancianos y a adolescentes, embarazadas, etc.

«El legado que tenemos que dar a este pueblo son las enseñanzas que puedan obtener… si mañana tenemos que irnos de Guatemala, que no nos vayamos y digamos: ‘estuvimos seis años y tuvimos tantos logros’, sino ‘estuvimos seis años pero le dejamos a Guatemala una herencia'», concluye Muro.

Pero para la Brigada la educación no es sólo de puertas afuera. Todos los sábados los doctores prueban su propia medicina y se convierten en alumnos. Reciben clases de medicina tradicional y natural, enfermedades tropicales, inglés y computación, entre otras materias. «El inglés no les gusta mucho; en las clases son como niños chiquitos; cuesta un poco juntarlos… la computación sí les gusta, porque es más práctica y la única forma de comunicarse con sus familias», dice la Coordinadora Nacional.

POR UNA ETERNA PRIMAVERA

El proyecto que la Brigada denomina «Por una Eterna Primavera» consiste en capacitar a estudiantes guatemaltecos en Cuba. Actualmente hay más de 1,100 chapines estudiando medicina en la isla, gracias a este programa coordinado conjuntamente entre los gobiernos de Cuba y Guatemala. El 13 de agosto de este año se graduará la primera promoción, y poco después, cerca de 200 nuevos médicos regresarán a Guatemala para empezar a ejercer.

Este programa, que se empezó a engendrar en 1998 con la llegada de la Brigada, ha despertado muchas ilusiones, en especial porque en Cuba se graduarán 210 médicos guatemaltecos, casi tantos como egresaron de las universidades del país en 2004. «Su incorporación va a ser muy valiosa», opina Escobar.

La idea es que los doctores guatemaltecos sustituyan gradualmente a los cubanos. Sin embargo, existen algunas dudas respecto a si los médicos chapines aceptarán trabajar en comunidades remotas como están haciendo los miembros de la Brigada.

Muro se muestra positiva a este respecto. «Cuando estos muchachos vienen de vacaciones aquí les invitamos a trabajar con nosotros para que les sirva de entrenamiento, para que se acerquen a la comunidad, y es increíble cómo muchos han redescubierto sus raíces».

Controversia ¿ILEGALES?

Benjamín Jacobs, presidente del Colegio de Médicos y Cirujanos de Guatemala, opina que los doctores cubanos están prestando un buen servicio. «Son muy buenos para trabajar, muy serviciales; trabajan de sol a sol», comenta. Sin embargo, respecto a su estatus laboral, Jacobs argumenta que «en cierta forma están ejerciendo la medicina ilegalmente», porque la ley exige a los médicos extranjeros que quieran trabajar en el país obtener la colegiación personal transitoria, por medio de la cual el Colegio controla que los galenos cumplan con los requisitos pertinentes.

«Solicitamos que el Ministerio regularice la situación de los médicos cubanos en Guatemala», indica Jacobs.

En cuanto a la relación entre los facultativos cubanos y los chapines, el presidente del Colegio de Médicos dice que «sí hay algunas quejas, pero no contra la Brigada, sino contra quienes salen de la Brigada y empiezan a ejercer sin estar colegiados».

Jacobs dice conocer de al menos 30 casos de médicos cubanos que han abandonado la Brigada, algunos de los cuales, reconoce, sí se han colegiado y realizado el Ejercicio Profesional Supervisado durante un año para convalidar su título.

Uno de estos casos es el de Juan (nombre ficticio), quien optó por abandonar la Brigada el año pasado y quedarse indefinidamente en Guatemala. La decisión, dice Juan, «fue dura», porque le costó dejar atrás a sus padres y a su hija, a quienes no sabe cuándo podrá volver a ver.

Este doctor, que está a punto de terminar su Ejercicio Profesional Supervisado, para poder ejercer legalmente en el país, explica que no decidió quedarse por razones políticas, sino más bien económicas; «para poder disfrutar del sudor de mi trabajo», ya que en Cuba, un médico gana alrededor de $20 al mes y no puede aspirar a un mejor sueldo.

Aunque subraya que la labor de la Brigada merece ser elogiada, Juan dice que antes de dejar el grupo sus superiores en el departamento de Alta Verapaz estaban poniendo demasiadas limitaciones a la vida social de los doctores, a raíz de que entre 20 y 30 galenos habían abandonado la Brigada. «Querían parar el éxodo», concluye.

LA RADIO, ARMA DE PREVENCIÓN

La radio es el principal instrumento de prevención de los galenos cubanos. En 2004 los miembros de la Brigada transmitieron 11 mil programas y 38 mil cuñas radiales de educación para la salud, a través de 57 emisoras de radio en todos los departamentos en los que trabajan.

Durante los programas, que se desarrollaron en cinco idiomas, los médicos recibieron cerca de 7 mil consultas telefónicas sobre diferentes enfermedades: de la anemia al sida, pasando por el cáncer, la desnutrición, la hepatitis, la neumonía, el paludismo, etc.

«Con los mensajes estamos llegando a más de 4 millones de personas; y en más del 50% de ellas hemos tenido una influencia positiva», explica Gioandra Muro, al describir los resultados de un estudio sobre la efectividad de estos programas.

LA BRIGADA EN NÚMEROS

Las Brigadas Médicas Cubanas están presentes en 64 países

Llevan 6 años en Guatemala

La Brigada la integran 531 cooperantes, 497 de los cuales son médicos

En Guatemala han realizado más de 13.200 millones de consultas médicas desde 1998 hasta 2005

Más de 1.800 millones de actividades de educación para la salud realizadas en 2004

Desde 1998 los médicos cubanos han atendido los partos de más de 28,700 nuevos guatemaltecos