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Las muestras de la Diputación de Valencia pueden visitarse hasta abril de 2024

Dos exposiciones rinden homenaje a los 2.237 ejecutados por la dictadura en Paterna

Fuentes: Rebelión

El Mapa de Fosas del País Valenciano, accesible en la página Web de la Consellería de Participación y Calidad Democrática, permite obtener información sobre 529 enterramientos colectivos; en la categoría de represión franquista durante la guerra civil y la dictadura se detalla información, por ejemplo, sobre la fosa Sueca III, ubicada en el cementerio de este municipio de la provincia de Valencia (27.700 habitantes).

En la fosa, excavada al inicio de la Transición, se identificaron 31 restos mortales (las víctimas tenían entre la veintena y los 53 años); todos los fusilamientos se produjeron poco después de iniciarse la guerra, el 20 de julio de 1936, y 13 de las víctimas eran labradores.

Una comparativa de interés es la explicitada por el profesor de la Universitat de València (UV), Ismael Saz, en la obra colectiva Temps de por al País Valencià (1938-1975). Estudis sobre la represssió franquista (Ed. Universitat Jaume I, 2012); “el número de ejecuciones políticas en el primer franquismo multiplica por más de diez las de la represión política nazi y por más de 5.000 las de la Italia fascista”.

Y añade Saz, en el libro coordinado por los historiadores de la UV Xavier Navarro y Ricard Camil Torres: “La cifra de 43.812 presos en la España de 1945, seis años después del final de la guerra, cuadruplica las cifras de la Alemania nazi en 1937, cuatro años después del acceso de Hitler al poder”.

A otra escala, el doctor en Historia por la UV, Vicent Gabarda Cebellán, afirma que -cuando finalizó la guerra española- en 42 municipios del País Valenciano se ejecutarán las condenas a pena de muerte contra los presos, dictadas meses o años atrás por tribunales militares; a menudo estas se llevarán a término en los muros de los cementerios (El cost humà de la repressió al País Valencià -1936-1956- Ed UV, 2020).

“Con una población, según el censo de 1930, de 1.896.738 habitantes, la media de ejecuciones alcanzada después de la guerra civil llegó al 2,34 por mil”, calcula el también autor de Els afussellaments al País Valencià (1938-1956); en muchos casos se trataba de hombres jóvenes, dedicados a los trabajos agrícolas; fueron asimismo frecuentes las víctimas que habían ejercido cargos en los ayuntamientos y comités, durante el trienio 1936-1939; o integrantes de las colectividades (de la CNT o socialistas) y dirigentes de organizaciones del Frente Popular, añade Gabarda.

El Centro Cultural La Beneficencia de la Diputación de Valencia acoge, hasta abril de 2024, las exposiciones Arqueología de la memoria. Las fosas de Paterna y 2.238 Paterna. Lugar de perpetración y memoria, dentro del proyecto Las Fosas del Franquismo; la iniciativa se plantea como una contribución a la Verdad, Justicia y Reparación de la memoria de las personas fusiladas (víctimas y familiares) entre 1939 y 1956 en Paterna.

Arqueología de la Memoria informa que en el camposanto municipal hay documentadas más de 150 fosas y un mínimo de 2.237 personas asesinadas por la dictadura franquista, en el periodo 1939-1956 (son casi la mitad de las personas represaliadas en el País Valenciano, se detalla en la sala Memòria i Perpetració); en 2016 comenzaron los procesos de exhumación de modo sistemático, con financiación pública y a partir de protocolos científicos y forenses.

En el recorrido de la muestra puede consultarse un libro -y una proyección, sobre una de las paredes- con los datos de las personas fusiladas. Entre los objetos y prendas exhumados, figura el ropaje de siete personas de las fosas 111 y 128; fotografías del proceso de desenterramiento de la fosa número 128 (Asociación ArqueoAntro); gafas; postales remitidas desde la cárcel; y también prendas de punto, pipas de fumar, un lápiz o sellos que se hallaban debajo de tierra.

La lista de ejecutados en Paterna empieza con los datos de Enrique Abad Lahoz, electricista de 33 años, afiliado a la CNT y procedente del municipio de Enguera (Valencia); la fecha de su fusilamiento es el 7 de septiembre de 1939 (fue trasladado al cementerio de Enguera en los años 60); también se cita a mujeres militantes, como Águeda Campos Barrachina, de 30 años, miembro del Partido Obrero de Unificación Marxista (POUM), fusilada el 5 de abril de 1941 y localizada en la fosa 135.

El registro de más de 2.200 ajusticiados termina con un caso del 3 de agosto de 1944; cuando se dio muerte a Atanasio Zuriaga Oliver, fundidor de 36 años, miembro de UGT y procedente del municipio de Tavernes Blanques (Valencia).

La exposición temporal no sólo hace referencia a la represión y al control impuestos por la dictadura, al estado de hambre y precariedad; revela, también, las muestras de compañerismo y solidaridad en la prisión: “Compartir el tabaco, ayudar a leer el periódico y las cartas familiares, dividir un peine en dos partes o escribir una dirección en un papel para pedir ayuda o dar referencias (…)”.

Hubo mujeres a quienes el franquismo señaló como “rojas irrecuperables”: una veintena fueron fusiladas en Paterna; los carteles informan del caso de Rosario Migoya Espinilla, de 37 años, procedente de Asturias, madre de seis hijos y afiliada al Partido Comunista; el fusilamiento data del 27 de agosto de 1940, se le lanzó después a la fosa número 126.

El municipio de Paterna (71.900 habitantes en la comarca de L’Horta) está emplazado a menos de 10 kilómetros de Valencia; el denominado muro del Terrer y el cementerio viejo municipal (“gran fosa común”, con cavidades que pueden alcanzar hasta los seis metros de profundidad), dan cuenta de las más de 2.000 ejecuciones, la mayor parte durante los cinco primeros años de la dictadura; la represión obedecía a una “política premeditada de eliminación” contra las personas desafectas.

Como Bautista Vañó Sirera, quien estuvo encerrado en la prisión Modelo de Valencia y comunicó -en una carta de despedida- las siguientes palabras (15 de julio de 1939): “Con pulso sereno y la conciencia muy tranquila, escribo mis últimas letras porque dentro de unas horas habré dejado de existir . Me van a ejecutar”.

O el maqui Basiliso Patrocinio Serrano Valero (el manco de la pesquera), última persona asesinada en Paterna, en 1955. Las botas del guerrillero se muestran en una vitrina de la zona exterior del museo, entre las pequeñas placas de cerámica que rinden homenaje a las víctimas.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.