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Eduardo Alberto y Carlos, dos Príncipes de Gales, en un lapso de 150 años de la historia de Cuba

Fuentes: Rebelión

«Señora: Las dolorísimas impresiones que durante la grave y larga enfermedad de vuestro muy amado hijo, el Príncipe de Gales, experimentó vuestro maternal corazón, hallaron profundo eco en el pueblo cubano». [Carta del primer Presidente de Cuba, Carlos Manuel de Céspedes a la Reina Victoria de Inglaterra, el 15 de enero de 1872]   El […]

«Señora: Las dolorísimas impresiones que durante la grave y larga enfermedad de vuestro muy amado hijo, el Príncipe de Gales, experimentó vuestro maternal corazón, hallaron profundo eco en el pueblo cubano».
[Carta del primer Presidente de Cuba, Carlos Manuel de Céspedes a la Reina Victoria de Inglaterra, el 15 de enero de 1872]

 

El primer Príncipe de Gales fue Eduardo Alberto, hijo primogénito de la Reina Victoria, nacido el 9 de noviembre de 1841. Tuvo que esperar 59 años, dos meses y trece días para ascender al trono el 22 de enero de 1901, después de la muerte de su madre, con el nombre de Eduardo VII del Reino Unido. Murió el 6 de mayo de 1910.

En 1871 enfermó gravemente a consecuencia de fiebre tifoidea. Su recuperación tuvo repercusión mundial en su época. A eso se refiere el Presidente cubano Céspedes en su carta a la Reina.

Estas son las dos cartas redactadas por Carlos Manuel de Céspedes, primer Presidente de la República de Cuba desde abril de 1969. En la primer carta a la Reina Victoria su propósito es fundamentalmente obtener la beligerancia de la nación europea, y le expresa: «Nada puede ser mas lisonjero a esta naciente República como merecer las generosas simpatías de V.M. y del pueblo clásico a cuyo frente os ha colocado la Divina Providencia. La Libertad, símbolo de vuestro gobierno y el de Cuba, y por otra parte, las grandes relaciones mercantiles, que los dos países están llamados a estrechar, son lazos que deben unir a la poderosa Albión y a la Perla de las Antillas. No dudo por tanto invocar estos vínculos a vuestra alta consideración, para atreverme a enviar un Agente Diplomáti­co cerca del gabinete de V.M. no sólo con objeto de que promueva y gestione el reconocimiento de la Independencia de Cuba, sino cuanto concierna a los grandes intereses recíprocos de ambas naciones. Tengo pues el honor de acreditar a V.M. al ciudadano Juan Manuel Macías, en calidad de Comisionado Especial y Ministro Plenipotenciario de esta República con la fe, que me inspira la genial magnanimidad de V.M., de que se dignará recibirlo en su corte con el carácter oficial que representa, y bajo la seguridad de que sólo se consagrará en ese Reino Unido a los objetos de su misión y al bien de los dos países. Me es satisfactorio aprovechar la presente ocasión para ofrecerme a V.M. con la más alta consideración. Patria y Libertad.» [Carta a la Reina de Gran Bretaña, Sabanicú, 17 de junio de 1869, CMC, E, II, 57‑58]

En la segunda carta del año 1872, se refiere al Príncipe de Gales, y expresa asuntos concernientes a la lucha en Cuba, Este es su contenido: «Señora: Las dolorísimas impresiones que durante la grave y larga enfermedad de vuestro muy amado hijo, el Príncipe de Gales, experimentó vuestro maternal corazón, hallaron profundo eco en el pueblo cubano. Grato me es hoy, cumplir para con Vuestra Majestad con dos sagrados deberes, enviándoos la más sincera y respetuosa felicitación por el restablecimiento de la salud del Príncipe, y el mayor agradecimiento por las deferencias y cariñoso trato de que, por parte de vuestras dignísimas autoridades de Jamaica, han sido objeto las familias cubanas que allí se han acogido. Obligadas a emigrar, unas huyendo de la barbarie de la guerra, expulsadas otras voluntariamente, y por ello impelidas a demandar la caridad pública, no han podido esas escenas modificar en nada las crueldades que caracterizan nuestra lucha a pesar de todos mis esfuerzos. Últimamente y con ese fin expedí un indulto y di instrucciones adecuadas a mis jefes militares, de las que no me atrevo a esperar mejores resultados. La triste necesidad en que me colocara una guerra sin cuartel, de recurrir al derecho de represalias, siempre por nosotros con lenidad ejercido, hace indescriptible sus horrores. ¡Cuántas madres, tanto cubanas como españolas, lloran hoy la muerte de sus hijos escapados de los azares del combate para ser luego inmolados a sangre fría! ¡Cuántas mujeres, niños y ancianos han sido asesinados sin piedad, sacrifica­dos sin razón, mutilados horrendamente! Dispensad (Vuestra Majestad) Señora, que hoy, y en ocasión de dirigirme a vos para daros mis plácemes, asalte a mi mente la consideración de que tan crueles excesos, de que tan sangrientos cuadros pudieran cesar, si las poderosas naciones europeas y americanas reconocieran nuestra justa beligerancia. Con la mas alta consideración y el mayor respeto, soy de Vuestra Majestad, Señora. El Presidente de la República de Cuba, Carlos Manuel de Céspedes. Residencia del Ejecutivo, Enero 15, 1872, 5 to de la Independencia.». [Carta a la Reina Victoria de Gran Bretaña, de 15 de enero de 1872, CMC‑E, II, 360‑361]

Como así son las circunstancias de la historia, 150 años después arribará a la Ciudad de La Habana, Cuba, el Príncipe de Gales Carlos, nacido el 14 de noviembre de 1948, e hijo de la reina Isabel II del Reino Unido. Esta vez este Príncipe entrará en contacto con instituciones, autoridades del gobierno cubano y el pueblo cubano. Por lo tanto, es una visita de hondo simbolismo histórico, que esperamos trascienda por su significación práctica y sentimental, y que sirva, la presencia de este alto representante del Reinado, como una especie de respuesta real y la vez simbólica a la primera carta que remitiera el primer Presidente de Cuba al Reino Unido en el siglo XIX. Los misterios de la historia merecen ser descifrados y valorados en el sentido de que quizás lo imposible antes o mucho antes, puede ser posible y alcanzable en los tiempos presentes o futuros.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.